Solas tu y yo (6)

...cuando nos besamos, intento mantenerme relajada, tranquila… no puedo decir mentiras, tengo un deseo tremendo por ella, una pasión que se desborda con cualquier cosa, una lujuria que me esta carcomiendo por dentro

MARIANA

Los días pasaron entre besos, mimos, fiesta con sus primos, en fin… hemos tenido momentos a solas, pero… no se… ¿Por qué cuando llegamos al punto de no retorno siempre me freno?, no me ha puesto mala cara ni nada, pero me da cierto susto, nunca he estado sexualmente con otra mujer… ¿Y si me equivoco?... ella esta acostumbrada a estar con mujeres que saben, ha estado con tantas… me siento como una estudiante a punto de tener su examen mas difícil y sin haber estudiado… jajajaja… se que me preocupo mucho pero ¿Quién no?, dar una mala impresión… sería terrible… no todo es amor y ternura, pasión… deseo… esos temas también pesan… ¿y si no lleno sus expectativas?...

  • Mi vida ¿Qué piensas? – Me preguntó, mientras me daba un pico.
  • Nada… esperando a ver si se terminan de arreglar para irnos
  • Cierto, voy a apurar a mis primos, para que llamen a sus "amigas" y vengan rápido
  • Debemos estar en el muelle a las 8:00am
  • Falta media hora, deja el afán Mariana

Con la misma se fue a buscar a sus primos, increíble pero cierto, llegamos faltando 5 minutos para las ocho. Les tenía una sorpresa preparada, pensaban que iríamos a las Islas del Rosario, pero nop… alquile un súper yate para pasar 7 días en altamar, éramos los tres primos de Claudia, sus amigas, ella y yo

  • ¿Dónde es que tenemos que hacer la fila prima? – Preguntó Armando
  • No, ni idea… - Mariana me miro y con una seña me preguntó
  • Es el yate que esta al fondo del muelle, el blanco con negro – Les dije señalando hasta el final.
  • ¿QUEEEEEEE? – Corearon en unísono los primos
  • ¡Uy! Mariana… pero esto es el megayate. El Alfa Nero… no, no, no… no me lo creo, tiene 82 metros de largo, piscina, helipuerto, tres comedores, 5 suites de lujo, lo último en tecnología de navegación
  • ¡Aja! Mauro deja el show… que seas el único que entienda de estas cosas… porque las estudias… no significa que seamos ignorantes – Gritó Gabriel
  • Mariana… no tenías que hacer esto… - Me dijo Claudia, vi esa sorpresa en sus ojos y un poco de pena, le di un beso – Si puedo hacerlo lo haré, amor.

Subimos al yate, cada quién empezó a ubicarse, mientras los primos corrían a escoger habitación. Claudia y yo nos quedamos en la popa, al lado de la piscina, me levanté para ver como el agua dejaba una estela blanca en el mar y Claudia me abrazó por la cintura, al cabo que yo tomaba sus manos entres las mías, colocó su rostro en mi hombro y empezó a darme besitos tiernos en el brazo, la oreja, la mejilla, sentía su cabeza en mi cabello y un sin fin de sensaciones en mi espalda y abdomen me nublaban los sentidos.

  • Mariana, esto parece un sueño, si es así… no me despiertes – Me abrazó con mas fuerza, me giré de frente a ella y tomé su rostro en mis manos, le di besitos en los ojos, en la comisura de los labios – Clau, esto no es un sueño – Nos fundimos en un beso profundo, sus labios, su respiración entrecortada… mi corazón desbocado como un caballo salvaje buscando donde descansar, sus manos suaves pero a la vez firmes, apretándome por la cintura… me estoy excitando.
  • ¡Señoritas!, suponemos que la alcoba de arriba será la de ustedes… - Dijeron entre risas. Claudia me miró y yo asentí.

La mañana pasó entre risas, cócteles, pasabocas, relajados los chicos y Claudia en la piscina, jugando su versión del polo acuático. El resto de nosotras estábamos en las sillas-cama tomando el sol. El capitán apareció y nos dijo que en una hora nos encontraríamos en un sitio perfecto para nadar y ver la fauna marina, que sería bueno que comiéramos de una vez.

Todos salieron de la piscina y pasaron a la parte superior del yate, donde estaba servida la comida, Claudia me pidió ayuda para salir de la piscina, pero me jaló fuertemente y terminé con ella en el agua.

  • ¿A dónde crees que vas? – Me preguntó, arrinconándome contra el borde de la piscina
  • Yo pensé que a comer – Le dije con voz traviesa
  • Mmm… no, todavía no quiero… - Me abrazó por debajo del agua y se acercó a mí, con una mirada… es que solo esa mirada hacía que me bajara algo por dentro. Coloqué mis brazos en su cuello.
  • Entonces… ¿Qué es lo que quieres? – Le pregunté, mientras colocaba mis piernas alrededor de su cintura
  • ¡Uy!, pues
  • No me digas que te arrugaste, ¿Te asusté? ¿Yo a ti?
  • No, para nada… sino… que el que juega con fuego… se puede quemar… - Le di un beso, al principio tierno, pero en menos de un pestañeo, sentía ese fuego quemándome, deseando sus manos en mi piel, tocarla… que me tocara, sus manos rozaban mi espalda, subían y bajaban hasta el límite de la parte inferior del bikini, sentía su lucha… su duda… seguir o no seguir… Yo por lo pronto, pasaba mis uñas por su cuello, sus hombros, su piel erizada y un gemido que se escapó de su boca, me indicaban que iba bien, no podía… no quería despegarme de sus labios, sus dientes apretaron mi labio inferior, suavemente… como me excitaba… un beso me estaba enloqueciendo, sus labios comenzaron a bajar por mi mejilla y llegaron hasta la parte de atrás de mi oreja, besó mi cuello y un suspiro salió dentro de mi… sentí la humedad de su lengua… mis manos en su cabello
  • ¡Bueno prima!... No… v… vas… - Nos separamos
  • ¡Primo!... Parece que te gusta interrumpir… - Claudia, lo miró con cara de pocos amigos, luego me sonrió… -¡Vamos, mi vida!

CLAUDIA

La sorpresa que nos dio Mariana fue perfecta, mis primos están matados con ella, les parece, según ellos, apareció quien me domara… jajajajaja… una de las cosas que más me gusta es su piel, suave, tersa… me arrastra a caer en malos pensamientos

Últimamente cuando nos besamos, intento mantenerme relajada, tranquila… no puedo decir mentiras, tengo un deseo tremendo por ella, una pasión que se desborda con cualquier cosa, una lujuria que me esta carcomiendo por dentro… pero quiero que cuando suceda, sea porque esta preparada, sin presiones, no soy un tipo cachondo esperando como un perro para comer… jajajaja ó ¿si?...

Hace un rato estábamos en la piscina y la temperatura entre nosotras subió demasiado, por lo menos mi primo, como siempre de metido nos interrumpió… Ahora estamos comiendo, en la cubierta de este lujoso yate… una de las chicas propuso que jugáramos a "Pregunta imprudente", el que no quisiera contestar tenía que quitarse una prenda de vestir… jajajaja, de donde sacaran estas amigas mis primos

  • Te toca Mariana… - ¿Con cuantas mujeres haz estado? – Preguntó Armando
  • Con ninguna
  • Mauro… ¿Cuánto te haz demorado para tener sexo ó hacerle el amor a una chica?
  • Mmmm, pues… lo máximo ha sido como dos meses
  • Yo también quiero saber eso… Claudia contesta tú también… - Me señaló Lucía.
  • Bueno – Mire a Mariana – Actualmente serían dos semanas
  • No, no, no puedes contar tu relación actual – Increparon Lucía y Verónica
  • Entonces, serían como 3 días… ¡jum!... sip tres días. – La mirada de todos me hizo sentir como bicho raro. Mariana me miró con una sonrisa desdibujada. Para mi fortuna apareció el Capitán, informándonos que habíamos llegado al punto de anclaje.

El resto de la tarde, Mariana estuvo bastante rara, buceamos por espacio de dos horas, fabuloso el lugar, el agua cristalina, se veían unos corales gigantescos y toda una inmensidad de peces de colores, amarillos, azules, con rayas… hermoso… el sol comenzó a caer por el firmamento, mis primos se alejaron cada quien con su pareja y no volvimos a saber de ellos. Mariana guardaba un silencio incomodo, nos sentamos en la proa, cerca al jacuzzi, mientras veíamos caer la noche y aparecer las primeras estrellas en el cielo.

  • Claudia… ¿Tres días? – Me preguntó con voz triste
  • Tres días… ¿De qué?
  • No te hagas la tonta, tres días para tener sexo con una mujer, ¿Eso es lo máximo que haz durado?, ¿Es decir que estas dos semanas conmigo han sido un infierno para ti?... Tú que estas acostumbrada a acostarte con mujeres
  • ¡WOOAA! ¡Espera!... Es cierto… antes… tres días – Le hice un tres con la mano, le tomé una mano y le sonreí – Si… es lo máximo en tiempo… hasta que te conocí, hasta que nos besamos y descubrí este sentimiento tan maravilloso que esta en mi corazón y cuya dueña eres tú… Mariana Castilla
  • Si… pe… pero
  • ¡Pero nada!, este par de semanas, junto a ti, han sido perfectas… no le agregaría, ni le quitaría nada, no vivo un infierno como piensas… ¡Me gustas muchísimo!, te quiero aquí – Señale mi cabeza - ¡Te quiero aquí! – Señale mi corazón. -¡Este señor que esta en mi pecho, no había latido así por nadie… suena a cliché, suena a cuento repetido, lo sé… pero es cierto… ¡Te a…! – Guardé silencio
  • ¿Me qué?...
  • Nada
  • ¡Vamos dilo por favor! – Mariana se levantó, me agarró por la mano y caminamos hasta el borde del barco, apoyándonos en la baranda. La noche nos arropaba con su silencio, las estrellas brillaban para nosotras, sé lo que siento… pero también tengo miedo… el amor es para valientes… soy valiente o ¿No?...
  • ¡Te amo Mariana! – Apreté su mano.
  • ¡Yo también te amo Claudia!

Una canción para mis oídos, nos recostamos en un sofá que estaba allí, me abrazó y la abrace, el silencio nos arrulló, se quedó dormida en mis brazos y yo cuidaba su sueño, la amo… ¡Dios! La amo, se infla mi corazón solo de pensarlo, yo… enamorada… yo… fría y distante con todos… enamorada… profundamente… ¿Qué me hiciste Mariana?, me siento indefensa, tranquila, en paz, en equilibrio junto a ti, eres mi amiga, mi confidente, mi compañera, la musa de mi inspiración… que hermosa criatura ha venido a cautivar mi corazón… pensar que me burlaba de mis amigos con sus canciones románticas, pero tu motivas esas cosas... como diría una canción… "conocerte fue mi suerte, pero amarte es un placer".

.

Siento el resplandor de la mañana golpeándome el rostro, tus manos aferradas a mi, ¿En qué momento me quedé dormida?, comienzo a darte muchos besos, a decir tu nombre en voz baja, entre abres los ojos y me sonríes.

  • Ummm... ¿Dormimos aquí? – Asiento, sin dejar de mirarte y sonreírte
  • Ya esta amaneciendo – Vuelvo a asentir
  • Este silencio es espectacular – Continuo asintiendo.
  • Bueno Claudia… ¡Háblame!, me miras con esa cara
  • Te miro con esta cara, porque es la primera vez que dormimos juntas, y sentir tu cuerpo al lado mío toda la noche y que seas lo primero que veo al despertarme es simplemente… - Le di un beso – Espectacular.

Nos levantamos a buscar el desayuno, los chicos querían llegar a alguna isla cercana, sé que el Capitán dijo el nombre pero ni idea, alrededor de las 3pm arribamos al muelle, Mariana tenía un hermoso vestido playero color marrón, su cabello suelto, accesorios que hacían juego con su vestimenta y unas sandalias estilo romano. Yo por mi parte, nada que ver con los vestidos, tenía un pantalón blanco a media pierna, sandalias blancas, una camisilla verde manzana y el cabello suelto. Dimos un paseo por la isla, compramos cosas y a la mitad del paseo me les perdí a todos, le dije a mi primo que les avisara a todos que me sentía súper mal, que tenía ganas de vomitar y pues que me devolví al yate.

Sabía que no tendría mucho tiempo, para hacer lo que planeaba

MARIANA

Esta isla es hermosa, la gente, la brisa… hace media hora que no veo a Claudia ¿Dónde se metió?, Armando me dijo que se sentía mal y que se había devuelto, los chicos hablaron conmigo y me dijeron que se querían quedarse esa noche en la isla, para la fiesta que los habían invitado, no vi problemas, pero no podía dejar a Clau solita, no pude librarme de ellos hasta caída la noche, en un descuido salí corriendo del lugar donde estábamos y me puse en marcha hasta el yate.

Voy caminando por el muelle y en la entrada aparece uno de los tripulantes, me entrega una nota y se va: "Hola, llega hasta el piano, en el salón 2". Mi corazón dio un vuelco, -¿Qué estas tramando Claudia? – Pregunté para mis adentros. Tomé el camino lateral derecho y en el suelo habían pétalos de rosas blancas, dispersos a cada paso que daba, entre por el comedor 1 y subí las pequeñas escaleras del frente, llegué al salón 2, todo estaba iluminado tenuemente y se escuchaba una suave música… Juan Luis Guerra, "Ay Mujer". Me detuve en el centro del salón y llegué hasta el piano de cola que estaba en un extremo, arriba había una botella de champagne insertada en un cubo lleno de hielo, dos copas al lado y una nota. "¡DEBERIAS VOLTEAR AHORA!". Giré lentamente y la vi detrás de mí.

  • ¿No que estabas enferma? – Pregunté abrazándola
  • Nop, no estoy enferma, quería escaparme un rato para prepararte una pequeña sorpresa.
  • Mmmm
  • ¿Te gustaría bailar? – Miré sus ojos y asentí a su pedido.

Nunca habíamos bailado antes, comenzó a sonar "Te regalo una rosa", me tendió una mano, yo coloqué una sobre sus hombros y empezamos a girar al son de la música, ella tarareaba pedazos de la canción y nos acercábamos más "Ay, ay, ay amor, eres la rosa que me da calor, eres el sueño de mi soledad… yo soy satélite y tu eres mi sol… un espacio de luz que solo llenas tu" . Nos separamos extasiadas, un brillo en su mirada nunca antes visto, sentía correr infinidad de emociones en mis venas, la observo destapar la botella y servir las copas, el silencio no es incomodo, pero las palabras sobran, bailamos dos o tres canciones más, con mayor intensidad que la primera.

  • Ven, vamos a cenar, preparé algo con el chef
  • ¿En serio? – Le pregunté y la agarré por el brazo. Llegamos al comedor contiguo, una mesa circular con dos sillas, madera clásica y una rosa blanca en el centro.

Cenamos salmón en salsa de camarones, un puré de papas y ensalada de lechugas, conversamos amenamente, deleitándonos una a la otra, sus manos tomaron las mías, su sonrisa… sus labios… - Me vuelves loca Claudia – Le dije, se sonrojó. Nos acercamos para darnos un beso, la suavidad de su labios, el dulce placer embriagador de su lengua recorriendo mi boca, sus manos cobrando vida y estrechándome a su cuerpo lenta y pausadamente… no se cuanto tiempo pasó… pero definitivamente quería entregarme en cuerpo y alma a Claudia.

CLAUDIA

Bailamos, cenamos… nos besamos, pierdo el horizonte de todo con un beso. Me separo por un instante para verla mejor, separar el cabello que le ha caído en el rostro, te sonrío… tomas mi mano y me llevas hasta la habitación, la había decorado para la ocasión, velas alrededor de todo el cuarto… veo tu sorpresa… te sientas en la cama y quedo estática en el borde de la puerta, observando la delicadeza con la que te quitas las sandalias, me haces una seña para acercarme

  • ¡Ven!... – Me acerco a ti, te levantas de la cama y me abrazas.
  • ¡Te amo!, no tienes idea cuanto, no solo cuanto… sino un amor de calidad… - Rodeas mi cuello con tus brazos.
  • ¡Yo también te amo! – Me besas la mejilla, tiemblo con el contacto de tus labios en mi piel, pensar que antes era capaz de besar en otros puntos sin sentir el mas mínimo temblor y ahora solo con un pequeño beso me siento desfallecer.

Las palabras sobran en este momento, se que estamos listas, ni un paso atrás, te beso y un suave manjar llega a mis labios, siento florecer un jardín en mi pecho, un gemido sale de tu voz, mis manos se aferran a tu cintura, tus manos bajan por mi espalda… siento calor, llevo mis dedos hasta el cierre de tu espalda… lo bajo suavemente, tocando tu piel con la yema de mis dedos, un ligero temblor en tu espalda, me ayudas a quitarte el vestido… - ¡Divina! Eres divina – Pienso para mis adentros, mientras te veo en una ropa interior negra, muy sexy.

Me miras con picardía y me dices que tengo mucha ropa encima, tus manos en el borde de mi camisa y de un tirón la sacas, toco tu piel sin cansarme, ese color dorado que me invita a beber hasta la última gota del elixir de tu cuerpo, un beso apasionado, seguido de dos… tres… ya no se cuantos, tus manos desabrochan mi brasier, algo torpes… pero encantador, a diferencia de mí… con una mano logro retirar esa prenda… miles de sensaciones recorren mis venas… quiero hacerlo lento, muy lento, disfrutar de esta primera vez… regocijarme en tu cuerpo, hacerte sentir… así sea un poco todo lo que me haces sentir

Me separo un poco para verte, quedó sin aliento ante tanta belleza, noto tu pena… tus senos perfectamente entallados, como si el mismo Dios hubiera dado figura a tu cuerpo, tus piernas tonificadas… -Me haré fan del tenis- Te dije, me jalaste por el pantalón, mientras lo desabrochabas, subiste a la cama y te seguí, estabas boca arriba, me arrodillé enfrente de ti. Comencé a tocar tus pies, acaricié tus mulos y tu expresión de satisfacción era de tal magnitud que me excitó… mi corazón retumbaba en mi oídos, una mano en tu pantorrilla, baje mi cabeza para besarte, tocar cada centímetro de piel, dejar mi huella… te beso y utilizó mi lengua para acariciarte… llego a tus muslos, te mueves involuntariamente y suspiras… me acomodo nuevamente y retiro la última vestimenta… desnuda enfrente, mientras tu cuerpo indefenso se encuentra ante mi sin nada mas que tu piel ajustada… esta noche entregarás tu cuerpo, pero yo te daré mi alma

Te encuentras perfectamente depilada, bajo mi rostro y llego al monte de Venus, para cruzar la colina y llegar al centro de tu placer, rozo con mis labios tu clítoris, siento tu temblor, gimes de placer, -¿Cuántas veces hice esto antes? Pero la dimensión que adquiere ahora es… indescriptible – Masajeo profundamente tu punto de placer, hago círculos, zig-zag, subo y bajo la intensidad, intento jalarlo con mis labios… -¡Dios Claudia! – Te escucho decir, estas totalmente excitada, tus manos en mi cabeza, realizas un movimiento pélvico acompasado con mi lengua, con la punta de ella hago movimiento rápidos, estas a punto de tener un orgasmo, tu transpiración, tus movimientos, tus gemidos me lo indican, presiono un poco y te escucho exhalar un grito, tiemblas, te arqueas y cierras tus piernas aprisionando mi cabeza, luego de unos segundos, aflojas la presión

  • Claudia… esto es… ha… debí… - Me acercó a ella, nos metemos debajo de las sabanas y la abrazo.
  • ¿Me decías? – Le pregunté, mientras rozaba con mis manos su abdomen.
  • Esto ha sido espectacular, no tengo palabras… subí al cielo… - Le coloco un dedo en los labios… - Shhhh – La beso, me abraza con fuerza

Estoy sobre ella, besándola con pasión, nada tan dulce y exquisito como su boca, su saliva, su lengua, un beso desbordado de excitación… muerdo, jalo, lamo sus labios, su respiración entrecortada, la transpiración incipiente en su piel, me enloquezco… bajo por su oído. – Te deseo Mariana – Sus uñas en mi espalda suben y bajan, siento una mano apretar mi cola, coloco mi brazo bajo su cabeza, nuestras caderas inician un movimiento suave, pero rítmico – ¡Estoy sintiendo! – Me dice, - ¡Yo también – Le susurro. Bajo hasta su cuello y chupo su piel, debajo de la oreja, recorro con mi lengua, pequeños círculos, presiono con fuerza y siento sus venas latir, gime de placer, encorva su espalda, continuo moviéndome, esta vez intento llevar su ritmo… siento arder mi ser, su humedad la siento en mi pierna, yo también estoy mojada, sentirla por completo… me embriaga su sensualidad y su soltura, me detengo un segundo

Regreso a sus labios, dulce manantial de donde bebo el agua de vida, estamos temblando, me enloquece pensar que eres mía y yo soy tuya, con facilidad bajo mi mano derecha y alcanzo a subirte la pierna, rodeo tu muslo y lo apreso con fuerza, amago para bajar y tu excitación sube al máximo, en un segundo bajo mi mano completamente, estas mojada, tus gemidos en mi oído me vuelven loca, toco tu clítoris, hinchado por el momento, me pides que lo haga ya, que te toque… te hago esperar y me muerdes el hombro, un grito de dolor y placer se escapa de mi

Presiono tu punto de placer con fuerza, me gritas -¡Ya no puedo mas! Hazlo ya- Introduzco un dedo en tu vagina, hay mas espacio así que coloco otro. -¡Claudia! Ahhh – Tus gemidos me excitan, empiezo a meter y a sacar, primero suavemente, pero luego lo hago mas y mas duro, tu vagina aprisiona mis dedos, estas totalmente mojada… -¡Claudia, claudia! – repites una y otra vez, sigo besándote el cuello, te muerdo, me apretas en la espalda y con la otra mano me presionas las nalgas. El vaivén de tus caderas, esta danza que hacemos, deliciosa, frenética… combustible quemándose en nuestros cuerpos, me pierdo en tu ser… suspiras, gimes, me muerdes, me arañas, siento mis sentidos desfallecer, mis dedos dentro de ti, nos conectamos, nos fusionamos, somos una y nada más.

Unos minutos más tarde siento tu vagina ensancharse, momento presiagado y anhelado, tus gemidos son ensordecedores, siento tu cuerpo tensarse bajo de mi, tus uñas marcan mi espalda, me haces gritar, una descarga se apodera de mi, tu vagina me apreta los dedos, se estrecha, la fricción siguiente te hace desfallecer, continuas convulsionando dos o tres veces más, me liberas, con ambas manos tomas mi rostro, no puedes hablar, estas sin aliento, mi respiración intenta volver a la normalidad, estoy cansada… me miras… te beso

La luz de las velas se extinguen, la pasión desbordada esta noche solo es el inicio de muchas otras que vendrán, perfecto… no hay más que hacer… -Soy tuya Mariana- Le dije en el oído, mientras me colocaba al lado de ella, me abraza entre las sabanas y busca mis labios – Yo también soy tuya Claudia – Comienzo a respirar tranquilamente, su cabeza en mi hombro y sus brazos alrededor de mi cuello… empecé a reírme.

  • ¿De que te ríes mi vida?
  • Casi me da un infarto… cuanto te vi desnuda… ¡Eres súper hermosa Marianita!
  • ¿Sabes algo? – Me preguntó, mientras me tocaba el cabello. -¡Ajam!
  • Ya veo, porque se encaprichan contigo "tus amigas" – Hizo énfasis en la última palabra. -¡Hasta yo podría volverme ninfómana!

MARIANA

Despierto entre las sabanas, buscando con mi mano el cuerpo de Claudia, no encuentro nada, me levanto de repente… ¿Fue un sueño?, no puede ser… hacer el amor con Clau, son de esas cosas que hay que repetir, repetir y repetir… el solo pensarlo me excita… ¿Dónde estará?, me dirijo al baño y escucho la ducha encendida

Me quito la poca ropa que tengo puesta y entro a la ducha con ella, su cara es de sorpresa y de malicia, me tiende una mano para ayudarme a entrar y la observo, desnuda… su piel blanca, sus senos pequeños, abdomen plano, piernas largas, un tatuaje en la espalda

  • ¿Pensabas bañarte sola? – Le pregunté, mientras me colocaba bajo la regadera.
  • Estabas algo cansada, después de lo de ayer… jajajaja.
  • ¿Te estas riendo de mi?, ya vas a ver

Me abalancé sobre ella, nos besamos con fuerza, coloqué sus brazos contra la pared, ella intentaba tocarme, -¡NO!, tu quieta… es una orden – Se dejo hacer de mi lo que quise, la mordí en el cuello, bueno realmente le hice un chupón, gemía de placer… el agua caía sobre nosotras, llegue a su boca y la bese fuertemente, baje por su cuello… mis manos tocaban su entrepierna y sentía su calor brotar dentro de su ser, llegué a sus senos y aunque no tenía idea de que hacer, empecé a succionar su pezón y a presionarlos con la punta de mi lengua, su cuerpo temblaba de placer y solo escuchaba sus gemidos.

Continué lamiendo y mordiendo sus senos, una mano en su cintura, decidí bajar hasta su zona erógena. - ¿Alguna recomendación? – Me miró fijamente con su respiración entrecortada y con una sonrisa, - Aparte de que estés segura, pues… respirar por la boca y no uses los dientes – Bajé hasta su clítoris, erecto e hinchado lo acariciaba con mis labios y lentamente con mi lengua, no estaba segura de lo que hacía pero sus gemidos me indicaban que camino seguir, yo me sentía excitada, cada movimiento de Claudia me provocaba los deseos mas calientes y perversos dentro de mi ser, sentir esa humedad recorriendo mi entrepierna, esta tormenta de sensaciones bajas y sublimes, de esas que nadie habla pero que todos desean

Seguía besando y masajeando con mis labios su punto de placer, que delicia… tener a Claudia bajo mi merced, sus manos en mis hombros, apretándome con fuerza - ¡Aaaa! Así – Su excitación estaba al borde, presioné su clítoris con mi lengua y lo moví de un lado a otro, ella contuvo la respiración, sus piernas flaquearon y su cuerpo dejó de moverse. Me detuve instintivamente y subí nuevamente hasta la altura de su rostro, su mirada desenfocada y perdida.

  • ¿Realmente nunca habías hecho esto? – Me preguntó
  • No, solo me deje llevar… esto es muy enviciante
  • ¡Dios!, he creado a una sexo maniática… jajájajá. Pero no te me escapas

Me hizo el amor dos, tres veces más, sentir su lengua dentro de mí, sus dientes mordiéndome, sus manos poseyéndome y tocándome con ternura, con pasión, con fuerza, con lujuria y deseo, pasamos horas juntas, conociéndonos, descubriendo nuestros puntos de placer y de locura… satisfaciendo nuestros bajos instintos