Solas tu y yo (5)

... despues de todo con un beso, sabremos todo lo que han callado...

MARIANA

  • Niña… Mariana… señorita, tiene que levantarse, su mamá me va a matar como no la encuentre lista en una hora, por favor despierte…- Escuché a lo lejos
  • ¡Ahmm!... mmm… no quiero levantarme. – Dije entre dientes y dándole la espalda a la voz que me quería sacar del sueño. ¡AUCH! Que dolor tengo… mi cabeza da vueltas… siento que corrí un maratón… Entreabro los ojos y veo a Carmenza caminando por toda la habitación. Alcanzo a sentarme en la cama e intento verla.
  • Hasta que se levanto niña, venga… por favor

Me dio un vaso con agua y dos pastillas para la jaqueca, prácticamente me empujó hasta al baño… En la ducha, intenté pensar en lo ocurrido el día anterior, ¿Cómo llegue a mi casa?, ¿Qué pasó, luego que salí de la casa de Claudia?... si… llegó una muchacha… hablamos… y… mm... laguna mental, no recuerdo nada.

Salgo y me cambio de ropas para la ocasión. Sigo pensando en el día anterior, ¿POR QUÉ?... – que rabia tengo, ni que yo fuera fea – pensé una y otra vez, ¿Cuál fue el motivo?...

El almuerzo fue un total fastidio, la hija de la Sra. Pizarro, solo hablaba de Europa, de la vida, de los incultos que somos los latinos, bla bla bla… - ¡Dios!, desde que tengo amigos de verdad esta vida es demasiado superficial, me siento como mosca en leche – Esas frases son de Claudia… ¿Qué estará haciendo ahora?, debe estar descansando del día anterior… Las imágenes del día anterior pasaron como un video rápido en mi cabeza, yo estaba en el bar donde trabaja Claudia, estaba muy ebria… flashes… Catalina me besó… yo la besé -¡POR TODOS LOS CIELOS!, ¿Claudia nos vio? – salí del bar en brazos de Catalina, la veo tirada en el piso, alguien me abraza… aparezco en mi cama… ¿Quién me trajo?...

Muchas preguntas, pocas respuestas, me disculpe con los invitados y me dirigí a la cocina, hablé con los trabajadores

  • ¿Dónde esta Carmenza?... búscala Luis por favor, es urgente… - Me senté en la isla de la cocina, mientras tomaba un té de limón
  • Dígame mi niña… - Apareció agitada.
  • Carme… ¿Cómo… no, más bien, quién me trajo ayer?...
  • Su amiga… la niña Claudia, la trajo entre brazos, usted estaba bastante tomada
  • ¿Claudia?...
  • Si, mi niña, ella la llevó hasta su cuarto – Continuó contándome todo lo que hicieron para que mi madre no se diera cuenta. No pude aguantar la sonrisa y la alegría que me dio, me trajo hasta mi casa, me cuidó y evitó que pasara a mayores las cosas con Catalina… Que espectáculo de mujer… eres increíble Clau

Le dije a Carmenza que me iría, estaba segura que mi madre no se daría cuenta, llegué hasta mi cuarto, me coloqué una ropa más cómoda y caminé sigilosamente hasta la camioneta, luego de unos 20 minutos manejando, arribé al bar

  • Buenas, estoy buscando a Claudia.
  • ¡Hola! Marianita… ¿Cómo estas?, se abalanzó sobre mi para darme un beso. – Instintivamente la rechace.
  • ¿Qué te pasa?... Si crees que por lo sucedido ayer, me interesas en algo, estas equivocada, solo fueron los tragos… locuras de ebria… - En su cara apareció una mueca de molestia.
  • Dicen… que mientras más bravo el toro mejor la corrida, ya vendrás a buscarme. – Se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la barra.
  • Dime… ¿Dónde esta Claudia?... – Giró nuevamente hacia mí y con una gran sonrisa me dijo, que Claudia renunció y se fue con una antigua novia de viaje
  • ¿Cuál novia? ¿Andrea?... ¿Me estas hablando de Andrea?
  • Si, esa misma, se fueron juntas… esta mañana vinieron, se veían muy lindas
  • No puedo creerlo – La sonrisa que tenía en mi rostro se borró, se había ido con otra, por eso no me besó, esta con Andrea… con la tal Andrea esa… por eso se comportó tan raro todo este tiempo, guardándose para esa
  • Hazme un favorcito cuando veas a Claudia, le dices que estamos a mano

No aguante más y me fui de allí, lo que hizo fue por pura amistad, no pude evitar que unas lagrimas corrieran por mis mejillas, ¿Pero… que esperaba?, ó mas bien ¿Qué es lo que quiero?… no podía seguir manejando en este estado, aparqué el auto cerca de un parque y caminé hasta una banca solitaria.

Me senté y las lágrimas corrían por mis ojos, no lograba contenerlas… pero… ¿Por qué sentía este dolor?... recordaba su sonrisa, cerré mis ojos y recordé el sentir de sus labios, ese beso que le dí - ¿Quién te entiende Mariana?, ¿No que solo querías un beso y ya?, tuviste tu beso ¿NO?... eso era todo…. – Pensar que no había más, me partía el corazón, todas las vacaciones sin saber de ella… un minuto de silencio

Organiza las ideas Mariana… te la haz pasado divagando todo este tiempo, ahora si a pensar bien que quieres y para donde vas… ¿Qué siento cuando la veo? – pues me pongo nerviosa, torpe… pero sumamente feliz, con los pies en el cielo y no en la tierra… - Bueno… ¿Cómo te sientes ahora sin ella?... – siento que me falta algo, tengo un hueco… en mi corazón… la extraño… hablar con ella, sentir ese cosquilleo… - ¿Será que estoy enamorada de ella?... – jajajaja, mmm… ujmm… ¿Es posible que me haya enamorado de una mujer?, yo soy mujer… no puede ser… Ahora que lo pienso esto tiene más sentido que cualquier excusa que quiera inventarme - ¡jajajaja! Ella esta con otra y ahora tu estas enamorada – Que tontería, pensé.

Vi una pareja de chicas sentada bajo un árbol, una le leía a la otra, se ve hermoso, que envidia, estar así con Claudia, leerle algo, su cabeza en mis piernas… ¡ahh!... una angustia es reemplazada por otra, ya se que estoy enamorada… pero es de una mujer… de mi mejor amiga, que no me ve como una mujer sino como una amiga… que enredo tengo… ni siquiera lo puedo decir sin enredarme.

UNA SEMANA DESPUES

He pasado una semana sin saber de ella, aunque he vuelto a mi rutina normal, práctica de tenis, clases de piano, eventos sociales, no puedo dejar de pensar en ella… Claudia te extraño… tus comentarios sarcásticos, tus pensamientos filosóficos sobre los problemas de la vida, las películas en tu casa, pasar una tarde con tu mamá, comer ese helado casero que solo en tu casa he visto… ¡No puedo más!...

Llego hasta tu edificio, se que no estas ahí, pero cualquier excusa por saber algo de ti, no importa si es tan tonta, como venir a devolverte el libro de Estructuras.

  • ¡Hola! Mariana, pasa adelante
  • Buenas, Sra. Irian
  • Claudia esta de viaje… pero pasa, esta casa es demasiado grande sin ella aquí
  • Si, muchas cosas son grandes sin ella aquí – Murmuré
  • ¿Dijiste algo? – Me preguntó, señalándome la silla
  • No, nada, vine a traerle este libro – Me senté y recordé la última vez que estuve aquí, el juego que hicimos
  • Te veo muy triste Mariana, pero llegaste a muy buena hora, tengo un poco de helado, de ese que les encanta a ustedes.
  • ¡Gracias señora!... – comenzamos a hablar, de todo un poco, pero no tocamos ningún tema referente a Claudia, me dijo que me había visto en una foto en el periódico y le conté lo aburridor que eran esas fiestas. En un momento de silencio abrupto, le comenté.
  • Debe estar acostumbrada a que Claudia viaje con sus novias ¿no? – La Sra. Irian me miró extrañadísima y me di cuenta de lo imprudente de mi comentario.
  • ¿Cuál novia Mariana? – Me preguntó dubitativa – Hasta donde se, Claudia jamás ha tenido una novia, amigas "especiales" como ella las llama, las que quieras, mira que las he visto desfilar, pero una novia no y menos que se haya ido de viaje con alguna.
  • Pero… pe… me dijeron que se fue con Andrea
  • No, Marianita… se fue a la costa, a Cartagena a visitar a sus primos, hace años que la están invitando y ella no quería ir. – Con razón… Catalina me dijo que cuando viera a Claudia, le dijera "ya estamos a mano"… me mintió… la muy descarada… y yo mas tonta de creerle a cualquiera… en vez de venir y averiguar.
  • Sra. Irian, ¿Usted podría darme la dirección? – Le pregunté con pena, me sonrió.
  • Solo si prometes una cosa
  • Lo que usted diga – Tomó un memo y empezó a anotar, cuando terminó me miró a los ojos y con una sonrisa me dijo - ¡Dile que cuando manda el corazón, el peor enemigo al amor verdadero, es el orgullo!
  • No entendí bien, pero me grabé cada palabra.

Salí de allí, revitalizada, esta sola en Cartagena, no se había ido con nadie, tenía que intentarlo por lo menos… hablarle… decirle… explicarle… no se que haría, pero lo único seguro, era que viajaría hasta Cartagena.

CLAUDIA

Despierto, un nuevo día, que hermoso esto… Sol, brisa, mar… bikinis, mujeres… jajajajajaja, hace una semana que llegué a Cartagena y todos los días han sido de fiesta, rumba, salidas… mis primos son unos locos, cinco niños y yo

Aunque he tratado de mil formas en no pensar sobre Mariana, no lo he podido lograr ¿Qué estará haciendo?, debería estar en su crucero, supongo que hará lo que no hizo conmigo, salir con alguna mujer, para salir de su duda… mi primo aparece y me dice que mi madre está al teléfono.

  • Hola madre – Me saluda, me cuenta que todo esta bien por la casa, le digo que Cartagena con su calor me tiene un poco loca, pero riquísimo ver playa.
  • ¿Cómo vas con tu asunto? – Me pregunta
  • Bueno, no se nada de ella… tampoco quiero llamarla
  • Deja el orgullo
  • No, no quiero… ella esta con otra ó con otras, no quiero saber nada de ella… - Hablamos un rato más y me recalcó eso, ¡DEJA EL ORGULLO!

Me senté en el patio de la casa, en una silla parcialmente inclinada, mientras bebía una limonada bien fría. Cerré los ojos y recordé… luego de dejar a Mariana en su casa, llegué a la mía, no pude evitar llorar, parecía una niña chiquilla, me tumbé en el sofá y lloré, como nunca lo había hecho, sollozaba una y otra vez, hasta que mi mamá apareció.

  • ¿Por qué lloras hija? – Me preguntó mi mamá, mientras se sentaba conmigo y yo colocaba mi cabeza en sus piernas, me acarició el cabello, lentamente deje de llorar y pude articular palabras.
  • ¡Estoy enamorada!... y si sé que debería sufrir… estoy pagando mi karma.
  • No digas esas cosas Claudia, es Mariana ¿Verdad?
  • Co… tu… ¿Cómo lo sabes?...
  • Por tus miradas, tu seriedad, al final terminaste cumpliendo lo que me dijiste, ¿Te acuerdas?, esa mañana después que la conociste… que querías cambiar.
  • ¡Si!... pero era más fácil antes, sin involucrarme
  • Puede ser, pero ¿No te sientes viva?...
  • Viva me sentiría si ella estuviera conmigo… Está con otra, más bien no quiere nada serio, creo que se hizo mi amiga porque pensó que yo podría darle la experiencia que buscaba, como no lo hice se buscó a otra.
  • ¡Eso no suena a la Mariana que haz traído a esta casa!...
  • Si, lo sé, pero es cierto yo lo vi.
  • Si es así, colocar tierra siempre es bueno… - Me levanté de golpe y la miré - ¡Tienes toda la razón! – Le di un beso en la frente – Madre inteligente que tengo yo, me voy para Cartagena mañana mismo… si estoy en otra parte no la veo, no pienso en ella
  • Llámala hija, habla con ella
  • No… no y no… me voy y no le digo nada – Esa mirada que me lanzaba – ¡MAMA! Soy terca y orgullosa… lo sé, pero no la voy a buscar y tampoco le voy a decir nada, cambia esa carita

Y así, me embarqué en un bus y vine hasta acá, ha sido diferente, pero en el fondo se que quiero verla. Mis primos aparecieron, salimos un rato por el centro histórico, fotos iban y venían, en una de las plazas queríamos salir todos así que me acerqué a una joven y le pedí el favor que nos tomara una foto, luego de tomarla busqué la cámara y ella me la devolvió junto con su número

Regresamos a la casa después de medio día y me entregaron un sobre. Lo abrí y había una carta que decía: "Hola, quería saber si pudiéramos encontrarnos en la Torre del Reloj, a las 5:30pm, por favor ve…" Revisé por todas partes y no decía quien era, me extrañó mucho… bueno pero que tenía que perder.

5:30PM

Estoy esperando en la Torre de Reloj, al frente esta el camellón de los mártires, a la derecha el centro de convenciones, el muelle, un barco negro precioso, las luces encendiéndose, cada vez que miraba un taxi y se bajaba una persona creía que era la autora ó autor de la nota, pero nada. Aumenta mi nerviosismo, ¿Quién será?, miro para todas partes y nada. ¿Y si es un hombre?... - ¡Salgo corriendo! – Camino de un lado a otro, no soy una persona paciente, pasan 2, 3, 5 minutos. ¿Y si era una broma?

  • Disculpe ¿Srta. Claudia? – Me pregunta un hombre vestido completamente de blanco. - ¡Cielos! Es un tipo… y ¿Ahora que hago?...
  • Si, soy yo, dígame
  • Vengo a buscarla para llevarla al sitio donde se encontrará con la persona que la citó aquí. – Asentí con la cabeza y lo seguí.

Cruzamos las murallas y llegamos hasta uno de los carruajes, habituales para transportar a los turistas para recorrer el centro histórico, me tendieron la mano para subir y yo no paraba de sonreír… - ¡Bueno… tanto misterio… es escalofriante pero divertido! – pensé

Dimos algunas vueltas más y llegamos hasta el Hotel Santa Clara, me bajé del carruaje y estaba estupefacta de lo que veía, esto es más hermoso de noche… Entré al lobby precioso, bañado de un color rojo ladrillo y al final la recepcionista detrás de un mueble en madera tallada y un mesón en mármol verde oscuro. El señor que me acompañaba le susurró algo y seguimos nuestro camino, atravesamos el jardín Colonial y luego de unas puertas y pasillos llegamos hasta la piscina, continuamos caminando, subimos unas escaleras y al final se encontraba una terraza apartada y solitaria, las luces tenues del piso daban un aire íntimo pero a la vez acogedor del lugar, a lo lejos vislumbré una figura femenina, que se encontraba de espaldas sujetando una copa, sentada en una silla blanca

  • Buenas casi noches – Atiné a decir, mientras intentaba ver quien era, la silla era alta así que no me dejaba ver sino sus manos.
  • ¡Gracias por haber venido! – Me quedé pensando en ese tono de voz. Colocó la copa de vino que tenía en la mano sobre la mesa y se levantó
  • ¡Eres tú!... – No podía creerlo… se ve hermosa… un vestido blanco vaporoso, que dejaba su espalda descubierta, su fino color de piel resaltado con un elegante collar de piedras brillantes, su cabello recogido y unos flecos cayendo sobre su rostro.
  • ¡Si Claudia! Soy yo… - Me miró de arriba abajo, sentí ese escalofrío que ella solo podía provocar
  • ¿Qué haces aquí? – Le pregunté, mientras que con un gesto me pedía que me sentara.
  • Vine a hablar contigo – Me reí, el sentimiento inicial de volver a verla, fue claudicando lentamente, mientras que en mi memoria renacían los recuerdos de su beso con Catalina, de lo estúpida que me había sentido, no podía ser una imbécil… contrólate Claudia de una buena vez, respire hondo mire la mesa y regresé mi mirada hacia ella...
  • Te ves hermosa Mariana. - ¡Aja que fue lo que dijiste… no caer como una estúpida! Y precisamente le dices eso… - Ella me sonrió, siento que me derrito, bajó sus ojos, sus mejillas se sonrojaron, era la primera vez que le hacía un cumplido. - ¿Estaría igual de nerviosa como yo?...
  • ¡Gracias! – Tomó aire y trató de hablar pero no pudo
  • Vienes hasta acá para hablar, realizas todo este misterioso plan para encontrarnos y ¿No puedes hablar Mariana? – Le dije entre risas. Se puso seria y arrugó la frente. – No hables – Le pedí.
  • ¡Mira Mariana! Lo que pasó entre tu y Catalina es entendible, después de conocerme… es evidente que quizás… querías tener una experiencia con una mujer y yo… pues… te vi como una amiga y no te induje, lo que pasó en mi casa… - No puedo creer que estuviera dando tantas vueltas para hablar, que nervios.
  • ¡Cállate tonta! – Me sorprendió… esta molesta… - ¿Eres tan ciega Claudia ó tan tontita? – Me preguntó con una sonrisa. Entrecerré los ojos y me levante
  • ¿Seré ciega?... yo te vi… la besaste… el mismo día que me besaste a mi, no creo que eso sea ser ciega… ¡Adiós! – Comencé a caminar por donde vine - ¿Qué se ha creído esta niña?, soy un juguete pues…- Me dije, luego de dos o tres pasos escuché su voz
  • ¡Te quiero!... ¡Ya deja el orgullo!... tu mamá te manda a decir lo siguiente: "El mayor enemigo, del amor verdadero, es el orgullo" – Apreté la mandíbula de la rabia que tenía, pero tenía razón lo que decía… mi madre como siempre… pero no podía seguir en este dilema, así que le pregunté. – ¿Me quieres? ¿Qué es lo que me quieres?, ¿Quieres un beso? ¿Quieres una amiga que sea más que amiga, amigas especiales? ¿Qué es lo que quieres?... – Se acercó, sus ojos me mostraban seguridad, nunca la había visto así, me miró fijamente.
  • ¡Te quiero a Ti Claudia!, eres ciega… porque no te haz dado cuenta que me gustas, eres ciega porque hay que ser ciego o tonto, para no ver que vine hasta Cartagena solo por ti, por ti… estoy aquí en frente tuyo, soy una mujer, que te conoce, que te ha visto llorar, estresada, desesperada, de mal humor, feliz y triste… y tu… tus palabras, tus gestos, tu persona… las fabulosas cualidades que tienes… tus hermosos ojos, tus labios… toda tu Claudia, lo quiero para mi… no solo por hoy, no solo por un momento…!Estoy enamorada de ti!... – Una lágrima salió de sus ojos y comenzó a caer por su mejilla, me acerqué, -mucha tonta yo… esta enamorada de mí, jajajaja, estas conmigo- … sostuve su rostro entre mis manos, un beso en la lágrima que caía, un beso en su otra mejilla, sentía su nerviosismo, su temblor, yo también temblaba… la miré, susurrándole - ¡Yo también estoy enamorada de ti!

Lentamente me acerqué hasta sus labios, nos fusionamos en un beso, suave, tranquilo, sintiendo su afecto, jugando con su lengua, colocó sus brazos en mi cuello, mientras que una mano mía pasaba de su rostro a su espalda suavemente, con la mano libre tocaba su rostro y su cuello, la abrace más, su cuerpo se tensó, yo estaba erizada… perdí el conocimiento de mí, sus labios, su sabor, su lengua entrelazada con la mía… un gemido tímido salió de ella, nuevamente su boca buscó la mía, sentía como un río me recorría las venas, sus manos me tocaban con miedo, su piel contra la mía, era comparable al suave despertar de las flores cuando llega el alba y los primeros rayos de sol permiten que florezcan. Con los minutos la intensidad del beso se fue dando de forma natural, baje mis dos manos hasta su cintura, un fuerte estremecimiento recorrió mi espalda, su boca se abría más, mordió mi labio inferior y su respiración se hizo intensa… colocó ambas manos sobre mi pecho y se retiró.

  • ¿Hice algo malo?... – Le pregunté, sin soltarla
  • NO…. ¿Cómo se te ocurre?, es que… yo… estaba… - Bajo su rostro y cada vez hablaba más bajo, entendía lo que quería decir
  • ¡Relájate!, entiendo… - Regresaron sus ojos a los míos. - ¡Vamos despacio!, de la prisa solo queda el cansancio, paso a paso, además esto es nuevo para ti
  • ¡Te quiero mucho Clau! – Me abrazó y colocó su cabeza en mi hombro
  • Yo también te quiero Mariana, mi ponquecito de limón… - Me sentía feliz, estaba con ella, vino por mí… así se siente el amor… mágico, simplemente eso, mágico… ahora si estoy viva… estás conmigo

MARIANA

Luego de una cena sublime con Claudia, cada una partió a su casa, ella donde sus primos y yo a la habitación del hotel, también esta enamorada de mí, que emoción, que alegría… simplemente tenía que estar con ella, decirle lo que sentía, que enredo tan tonto nos dimos, hace meses ambas hemos sentido lo mismo y por pena no nos habíamos dicho nada que bobada

Estoy entre la sábanas y no puedo dormir, cierro mis ojos y recuerdo ese beso perfecto que nos dimos… ¿Quién no ha soñado con un beso perfecto?... suspiro y lo recuerdo otra vez, sus manos en mi rostro, un beso en mi mejilla, ahora en la otra, el contacto inicial de sus labios con los míos, sin prisa, despacio… nuestros alientos se mezclan para producir un sabor nuevo jamás degustado, siento como una sinfonía de ruiseñores cantan para las dos, rodeo su cuello, me aferra a su cuerpo, acaricio su lengua y bebo del elixir de su boca, sus labios, nuestras lenguas se conocen, coquetean entre sí… siento un fuego quemar mi piel, empieza a arder el deseo dentro de mí, como un leño en una hoguera, subimos la intensidad de esta unión entre las dos, me complazco explorándola, dejándome llevar… si sigo no tendré fuerzas para detenerme… me echo para atrás… estoy en el cielo, miles de mariposas multicolores a mi alrededor, en ese momento solo existió este beso, esta erizada… es la prueba… ambas estamos enamoradas, yo de ella, ella de mí… una sensación de paz, no quiero que termine… pero no esta terminando, apenas estamos comenzando… y al final un suspiro… después de un beso perfecto… un suspiro también perfecto