Solas tu y yo (17)

Jovenes... este no es el ultimo... es la antesala para el final.... ojala y les guste... un abrazo...

Holas!!!!

Antes que nada este no es el último capitulo, me he demorado y mucho, porque realmente fue difícil escribir este episodio, a nivel emotivo de sentimientos… pero lo termine, a algunos les gustará pues a otros nop… Jajajaja… disfrútenlo y repito Este NO ES EL ULTIMO

Dedicado a varias personas en especial a mis lectoras de Mexico… Marty y compañía, Fran por insistir pero nop Fran… a Lore… que no me acuerdo del Nick aquí asi que ops… hay una parte que fue recomendada expresamente por ti… asi que espero te guste

A todos los que me leen y esperan con ansias pues… un abrazo y disculpen la demora, pero cuando monto un capitulo lo releeoooo mil veces… y claro esta mi correctora principal… mi novia… Julipao… te amo mi cosa mosa,….

P.D. Nikab no me dejaba escribir porque nos la pasamos en rumba jajajajaj… asi regáñenla!!! Y ESCRIBE NIÑA….

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TRES AÑOS DESPUES……………….

CLAUDIA

Estos años han sido mágicos… pobres económicamente, eso sí, pero mágicos… contar lo que ha ocurrido en este tiempo no es tarea fácil, pero lo que se ha mantenido constante es nuestro gran amor, ese amor por Mariana… aún después de los años y de recorrer su cuerpo de mil maneras, siento el deseo quemarme por dentro con cada caricia que recibo y doy… nunca creí que fuera posible, es más, muchas veces pensé que con el tiempo esa llama se extinguía y quedaba la costumbre, pero no con ella… levantarme todas las mañanas y tenerla junto a mí, ha sido lo más grande y lo mejor de mi existencia en este mundo… ambas, más maduras con los años y los miles de problemas que nos cubrieron, estamos hoy en día, en la plenitud de nuestra juventud y de nuestra relación.

  • ¡Buenos días amor! – La desperté dándole picos (besitos) en el hombro, la espalda, el brazo, llegué hasta su rostro y le di muchos picos seguidos en toda su carita. Cuando se movió, le di más besitos en sus labios y mejillas.
  • Todos los días me levantas así… ¿Nunca te vas a aburrir? – Me preguntó abrazándome.
  • ¡Claro que nop!... 3 años y casi 8 meses… aún quiero… y me encanta despertarte con miles de besitos. – Seguí con mi cariños matutinos, me tomó del rostro y me observó fijo a los ojos… - ¡Ya cumplimos mañana todo ese tiempo juntas! – Asentí, una sonrisa se dibuja en nuestros rostros y esa mirada de paz que siempre me llena el alma, me embrujó esa mañana.

Era sábado, 9 de Octubre, ambas teníamos que trabajar, pero ese día yo lo había solicitado libre por "motivos personales", preparé el desayuno, pancakes con tocineta y huevito revuelto, unas fresitas cortadas y jugo de naranja. La cara de sorpresa de Mariana, me emocionó, había estado pensando en darle un pequeño detalle, algo que la sorprendiera y pues creo que lo había logrado. Desayunamos en silencio, yo feliz por lo que pensaba hacer en la noche, ella… pues supongo que preocupada por los proyectos pendientes en los que estaba trabajando.

Salimos juntas, caminamos algunas cuadras y llegamos hasta la parada del alimentador de Transmilenio, hablamos de encontrarnos a las 8:00pm en el restaurante para la cena, como siempre el bus lleno hasta el techo, parecíamos sardinas en lata en ese transporte.

  • ¡Pronto amor!... tendremos para el carrito – Decía Mariana, viendo mi molestia por el viaje.
  • ¡Yo sé Mariana!, pero no dejo de odiar esta cosa
  • Tres años y más viajando en esto y todavía no te gusta
  • Prefiero mil veces el transporte normal, pero esta vaina… - Llegamos a la estación y realizamos el transbordo para la troncal, ella se bajaba una estación antes, nos despedimos y seguí de largo. - Ahora si estoy sola - Mi entusiasmo era grandísimo, tomé un taxi y fui directo a la joyería.

  • ¡Srta Claudia! Muy buenos días, su pedido está listo – Me entregó una pequeña cajita negra.

  • ¿Hicieron el grabado que pedí? – Pregunté con amabilidad
  • Claro, revíselo y cualquier inconformidad, tenemos aquí a la persona encargada.

Abrí la caja, una sonrisa de oreja a oreja, solo imaginaba la expresión de Mariana cuando al fin le diera esto… cuando al fin le pidiera formalmente ser parte de mi vida, bueno… pues, para toda mi vida… hasta que el fin de nuestros días llegue y cerremos nuestros ojos para no despertar jamás… Miré el anillo de oro blanco 18kts y un diamante de 30 puntos, había ahorrado desde hace bastante tiempo para esto y al fin lo tenía. Lo observé y el grabado no estaba, hable con el encargado y le anoté nuevamente en un pequeño papel lo que quería que escribieran, en una hora lo tenían listo, por lo que decidí esperar en la cafetería del frente.

Tomé asiento, con un capuchino bien caliente, mi mirada a través del vidrio y empecé a recodar como habíamos llegado hasta el día de hoy………..

..

Desde que salió de su casa, ha estado en la mía, dormimos en la misma cama, convivimos, estamos juntas… lo primero que hizo mi madre al verla, fue darle un abrazo y decirnos que no nos preocupáramos, que saldríamos adelante, que no tuviéramos miedo… pensar que cuando partió fue cuando más miedo sentimos

Buscamos trabajo incesantemente, llegó el día de la graduación y el salario de mi mamá no daba abasto para tantas cosas, el grado fue el cartón y una cena muy intima con los amigos más cercanos y pues el fabuloso postre de mi señora madre. Recuerdo ese día con tanta ternura, no fue nada pomposo, ni siquiera lo normal de una salida a la calle a festejar, fue ahí en nuestro apartamento, juntos… en familia

..

El café que estoy bebiendo llega a su fin, pero aún falta tiempo para que me entreguen el anillo, decido dar una vuelta por las calles del lugar, mientras avanzo por la vía, llego a la primera tienda de ropas donde Mariana consiguió un medio trabajo… Habían pasado tres meses después de la graduación y ninguna de las dos teníamos una propuesta seria de trabajo, creo que empapelamos toda la ciudad, yo caminaba para no gastarme lo del bus, todas las noches nos abrazábamos… nos mirábamos, pero sin miedo, convencidas que las oportunidades llegarían, es que es imposible que el puto de su padre fuera dueño de toda Colombia… ¿O sí?...

Trabajaba en ese local de sol a sol y le pagaban una miserableza, pero la necesidad era más grande, en cambió a mi… llegó a tal punto que ni de la portería pasaba, al parecer el viejo pelón, había montando toda la logística para que en ninguna empresa en donde necesitaran a un Ing. Civil me dejarán entrar… no pasaba de la entrada, buscaban mi nombre en la lista y textualmente decían -¡Disculpe! Pero aquí dice que usted no es la persona con el perfil para el cargo -

Harta de todo eso, busqué el único trabajo que siempre estaba allí, en el bar de antes… con la vieja loca, me tocó hasta rogarle, pero al mal tiempo, buena cara y después de usar toda mi manipulación a flote, me dio el trabajo

Continuo caminando por las calles, sintiéndome… no se… nostálgica por el pasado, valiente para el futuro y ansiosa por el presente, no todos los días se le pide a la mujer que uno ama, pues que nos casemos o ¿Si?... La sonrisa de tonta no se me quitaba para nada, tanto, que alguna que otra chica me lanzaba esas miradas que uno conoce… jajaja

Me detuve en un local de chaquetas… otro recuerdo

  • Mi amor, no podemos hacer esa compra, me gusta mucho pero todavía me sirven mis chaquetas viejas – Me decía Mariana jalándome del brazo.
  • Vas a ver amor, uno de estos días… vamos a salir y te voy a poder regalar una chaqueta de esas… sin pensar en la plata que cueste – Apreté su mano con fuerza
  • ¡Lo sé amor!... pero aún no estamos en esos tiempos – Tomó mi rostro y me dio un ligero beso.
  • ¡Bueno!... entonces tocará el chocolate que tanto te gusta – Me acerqué y compré una barra a un señor que estaba vendiendo. - ¡Feliz cumpleaños amor! – Se lo entregué con una nota.
  • ¡Gracias amor! – Su entusiasmo me inundaba el corazón, me sentía grande… me sentía llena… a pesar de nuestra situación, aprendimos que en las cosas pequeñas es que esta lo bello de la vida… La abracé con fuerza… -¡Te prometo que tú tercer cumpleaños conmigo va a ser diferente!
  • Si no fuera por mi papá… tú… - La interrumpí
  • ¡No!... si no fuera por tu papá no hubieras nacido, a pesar de que es un tipo repugnante, lo único bueno que hizo fue dar la mitad de tu vida… - Le sonreí… - Nunca más… Mariana, nunca creas que prefiero otra cosa, a estar contigo… ¡Te amo!... y el dinero… pues el dinero se busca, no somos ni tuertas, ni mancas, ni cojas… y si lo fuéramos también podemos buscar el dinero… pero el amor… el amor… solo contigo
  • ¡Tienes razón!... tu como siempre subiéndome la moral… - La abracé
  • ¿Solo la moral, amor?...
  • ¡Mmm! Esa sonrisa tuya… levanta lo que sea… Jajajaja – Me abrazó por el cuello y hundió su rostro en mi pecho

Una vendedora me saca del trance en que estoy, niego con la cabeza, lo que sea que haya ofrecido y regreso a la joyería, 10:00am

  • ¿Listo?...
  • Espérenos 15 minutos, estamos puliendo la joya… - Tomo asiento de mala gana… -Por eso no avanzamos en este país… ¡Que jartera ya! – Mi celular suena… ¡Uy mi jefe!...
  • ¡Buenos días ingeniero!
  • Claudia… tanta formalidad asusta… - Reímos
  • ¿Cómo va con su vuelta personal?... – Preguntó… era el único que sabía lo que estaba haciendo, aunque él era mi jefe… se convirtió en un casi hermano mayor… personalmente me trajo a esta joyería, había comprado el anillo de su esposa aquí y todo lo relacionado con oro, plata o metales preciosos, se lo manejaban allí, asiduo comprador, me logró un descuento gigantesco.
  • ¡Pues bien! Aunque demorados
  • ¡Pero si tú no tienes afán! Te dije que no te iba a molestar por trabajo hoy, es un día muy… pero muy importante
  • ¡Si señor!... – Lo dije seriamente y no aguantamos la risa.
  • ¿Recuerdas el proyecto de la costa? – Me quedé pensando… la verdad ni idea, tantas cosas que licitamos, que pues la verdad
  • ¡No inge!... no me acuerdo, la costa es bastante grande.
  • Bueno, el de la carretera nueva de Santa Marta – Ya me acordaba, lo licité yo solita, porque la empresa jamás se había metido en cosas de la costa y pues tenía la facilidad de haber conocido Santa Marta.
  • ¡Claro ya se!...
  • Pues, nos lo ganamos… la comisión es tuya… y te vas… para que atiendas ese negocio personalmente
  • Pe… pero
  • Tranquila… que yo hablo con el jefe de Mariana, tenemos unas obras residenciales en Santa Marta, que estoy seguro necesitan a una Arquitecta como ella… Tenemos apartamento amoblado y viáticos por todo lo que vayan a estar allá… - El silencio se apoderó de mi - Un día te dije que te iba a pagar el favor que tu tuviste conmigo y pues… este es el adelanto

Nos despedimos, un nudo en la garganta, mis ojos se aguaron en lagrimas de felicidad y emoción, tantas cosas buenas… al fin, y mi memoria retiene un nuevo flashback del pasado

Ese día, ella al fin había conseguido un trabajo, como residente de arquitectura en una pequeña obra en el centro, pagaban más o menos, pero llegó feliz a la casa, luego de dos años de egresada, yo por mi parte, lo único que hacía era limpiar vasos y baños sucios… estaba bastante deprimida, decepcionada, imaginaba el resto de mi vida así… la tristeza inundó mi corazón y con las mismas salí al bar como todos los días. Alrededor de las 8pm entra un tipo en corbata, con varios papeles en la mano, se sienta en la barra y pide un whisky seco, el señor estaba tan absorto en sus documentos, que no notó que yo veía lo que hacía, era un puente, no podía ver bien, pero las cimentaciones no cuadraban, otro documento con un grafico del terreno, indicaba que era una locura plantear eso que estaban haciendo, era más fácil y barato uno colgante que eso que proyectaban.

Sin miedo lo interrumpí, le hablé por 30 minutos de los pros, contras y desaciertos de su idea y otros 30 minutos con la solución, proyección de tiempo y costo estimado… Me observó, como quien mira a un pequeño insecto, me había apasionado tanto con lo que le contaba que no le había prestado atención hasta el final de mi "breve" explicación. Se levantó, no me dijo nada y se marchó del lugar, pero que rabia me dio, ni un "gracias"… o que dijera que no es así, lo que fuera… pero simplemente salió como si nada.

A la hora volvió, yo atendía a otros clientes, por lo que lo ignoré, se acercó bruscamente, me agarró de la mano, fue claro y directo.

  • ¿Cómo una cantinera sabe de puentes? – Preguntó con una mueca
  • ¡Pues!... porque la cantinera es ingeniera civil… - Me entregó una tarjeta - ¡Mañana a las 7:30 en esta dirección! – Lo miré sorprendida y hasta dudosa de su propuesta. - ¿A no ser que te guste servir tragos?...

Desde ese día estoy trabajando codo a codo con él, Ing. Mario Bernal, hijo del dueño de ConstruColombia, más tarde me confesó, que su padre le había entregado ese proyecto, para que demostrara que podía ser el jefe, que ese día en el bar entró desesperado porque no había encontrado la solución… y pues desde ese día, siempre me recuerda, del aprieto en que lo saqué… Hace 11 meses de aquello, Mariana entró a trabajar en la división de construcciones residenciales… la vida se nos compuso bastante, empezamos a pagar deuda, tras deuda… pero

Mi meditación fue interrumpida por el joyero. Me entregó… por fin, el anillo, lo revisé, exactamente lo que quería que dijera, cancelé el saldo restante y guarde la pequeña cajita en el bolsillo interno de mi chaqueta. Las nubes se agolpaban nuevamente, presagio de lluvia… unas cuantas gotas cayeron sobre mi cabeza, agarré el primer taxi… al cementerio… le pedí

No sé por qué, pero durante el día he estado rememorando los acontecimientos de estos últimos años, camino al cementerio… flashes… muchos recuerdos de mi madre… como se enfermó, como no nos dijo nada para no preocuparnos, el día que la encontré desmayada en la sala y salimos corriendo a la clínica… cáncer… fase terminal… metástasis… 3 meses de vida… muerte… ausencia… dolor… pena

Mi madre había fallecido hace 5 meses, nos duró la vieja para vernos acomodadas, pero eso sí, desde que supimos que estaba enferma, empeñamos los sueldos, hipotecamos la casa, creo que me faltó venderle el alma al diablo, pero al final de cuentas, pudo más el asesino silencioso, la enfermedad mortal, seis letras que de solo pronunciarlas le eriza la piel al más duro, una pequeña célula defectuosa… se multiplica, se reproduce y ataca al mismo cuerpo… no importa si eres rico o pobre, blanco o negro, educado o ignorante, no distingue… llega y arrasa con todo.

Me acerco a su tumba, en el camino había comprado unas flores, unas lágrimas se escapan tímidamente por mis ojos, su ausencia me dolía, tantas preguntas… tanto que enseñarme todavía… sonrío y le cuento… hablo con una lápida, pero siento su presencia, una ligera brisa me acaricia el rostro, pienso que es ella, le explico todo lo que pienso hacer, de mis miedos… de las nuevas buenas… - Si estuvieras aquí, mamá… - Me arrodillo – Tu hija es lo que siempre dijiste, tengo a Mariana, tengo trabajo… pero me haces falta mi viejita… Te quiero –

El celular suena intensamente

  • ¡Mi vida!... ¿Dónde andas?...
  • Estoy en una obra amor
  • ¡Cierto!... se me había olvidado que me dijiste ayer… El señor del baño va para la casa, tu sabes el que tiene la fuga… ¿Será que lo puedes atender?
  • ¡Mmm!... ¿Qué vas a hacer en la tarde?...
  • Una vueltica mi vida, en la noche te cuento bien… es una sorpresita
  • ¡Listo, yo atiendo al tipo!... Te amo amor
  • Y yo a ti mi Claudia… a las 8pm nos vemos… - Se despide con un beso.

Me levanto de la grama, una despedida y me devuelvo hasta la casa, el Sr. Jiménez llega alrededor de las 2pm, empieza a hacer su trabajo, la visión de su pantalón a media nalga… fue asqueroso… me voy a la sala y lo dejo trabajar… empiezo a reírme… recordando el primer día de Mariana en las labores domesticas.

Era domingo temprano, me levanté a arreglar la casa, pero me dijo - ¡Hoy no amor! Ayer viniste supertarde, descansa… duerme otro rato – Para que fue eso, le di un beso y continué durmiendo plácidamente. Alrededor de 2 horas, un fuerte olor me despierta, entreabro los ojos y abro la puerta de mi habitación, una humarada cubre todo el apartamento, me acerco al baño y esta todo regado en el piso, agua por todas partes, camino lentamente y encuentro a Mariana con un teléfono en la mano, la olla de presión desparramada en el piso, frijoles en el techo y el reguero del año de comida en el mesón

  • ¿Qué pasó aquí? – Pregunté seria.
  • ¡Mi amor!... yo… este
  • ¡Mariana!... pero… ¿Cómo se te ocurre? ¿Acaso no sabes usar una olla de presión?... ¡Mira eso!… - Señalé un fogón prendido, un trapo estaba empezando a quemarse… - ¿Pero qué carajo estas pensando?
  • ¡Claudia!...
  • ¿Qué Claudia ni que nada? Una olla de presión se cierra, es de lógica… - Le grité con rabia, ahora me iba a tocar más trabajo
  • No, no tenía ni idea, jamás he hecho una cosa de estas… - Me respondió alterada, agarré el trapo y lo metí en el lavaplatos, seguido apagué todos los fogones.
  • ¡Claro, porque la niña rica no sabe para qué sirve una puta olla!
  • No me hables así… - Se acercó y su mirada desafiante… me excito
  • ¡Te hablo como sea!... ó ¿Te aplaudo por este desastre? – Me di la vuelta
  • ¡Lo siento pues!... tú que nunca haces nada malo, ni te equivocas, la perfección en pasta. Como tu naciste con el manual aprendido ¿No?… - Empezó a caminar hacia la sala, la jale con fuerza por el antebrazo
  • ¿Acaso piensas dejar esto así?... límpialo – Le ordené
  • ¡No voy a limpiar nada!... hazlo tú… sensei de la limpieza… - Su tono irónico me sacó de casillas.
  • ¡Mira!... que me guste vivir en la limpieza y tú en el desorden… es tu problema… aquí no hay Carmencita que te limpie el reguero… - Mariana estaba roja de la ira
  • ¡Eres una odiosa!
  • Y tu una sucia
  • ¡Eres una grosera, patana, energúmena, santa perfecta, miss limpieza!
  • Y tu… - Le apuntaba el dedo anular al rostro - Una niñita bobita… que no sabe poner una olla… - Se acercó 5cm de mi rostro y siguió gritando
  • ¡Te odio!...
  • Ambas sabemos que no es cierto – Le sonreí pícaramente. A continuación agarré su rostro entre mis manos y la besé con fuerza, fue tan duro el beso que la llevé hasta la puerta de la nevera, escuché un gemido, pero no me importó, continué apretándola con fuerza, sus manos adquirieron autonomía y se clavaron en mi espalda, mientras que las mías buscaron su cintura, la levanté con fuerza hasta el mesón, el beso seguía bestial, fuerte, duro, brutal… todo lo que había allí lo barrí con una mano.

Nuestra lenguas jugaban deseosas y apasionadas con cada contacto, sentía el calor de mi cuerpo salir a cantaros por cada poro de mi piel, el deseo por su cuerpo, por sus besos, por hacerla mía, aquí y ahora, me enloquecieron… arranqué su ropa en un dos por tres, la camiseta de mi pijama, salió volando por los aires, su boca aterrizó en mi cuello, sentí como me chupaba, mordía, lamía, su lengua contra mi piel, - Ufffff - Me provocaban pequeños espasmos, pronunciados en mi abdomen y mis piernas, se bajó del mesón violentamente y con su rostro incendiado en lujuria, me desnudó por completo, sus manos recorrían mi piel con fiereza, intenté tocarla… pero subió rápidamente hasta mi altura… con voz autoritaria y de mando dijo - ¡Hoy no me tocas! – Siguió acariciándome hasta volverme loca, sus labios en mi piel, sus dientes dejando marcas tras su paso, sus manos en mis caderas, el movimiento de su cuerpo sobre el mío, el frio de la pared en mi espalda y sus dedos abriendo paso a la gloria

Sus labios buscaron mi sexo, hinchado y deseoso de ser devorado por su dueña, el primer contacto me estremeció por completo, pero no se hizo esperar y oleadas de placer me cubrían, como la luz del sol cubre la tierra, su lengua ingresaba, salía y recorría cada centímetro de mi sexo, mi piel sudorosa de la pasión desbordada, mis gemidos se fueron transformando en pequeños gritos, mis manos en su cabeza… una fuerte contracción presagiaba lo obvio… sentía el mundo partirse en pedazos, mi ser quebrantarse por sus caricias, una oleada de calor y placer cubrían mi cuerpo… - ¡Mariana! – Grité en un gemido ahogado

  • Joven… Joven… - Como odié al tipo este por interrumpir mis recuerdos, revisé que todo estuviera listo y funcionando, pagué por el servicio… 6pm, me di un largo baño, al momento de salir un mensaje de voz de Mariana - ¡Amorcito! Nos vemos en dos horas, estoy re feliz… te tengo que contar… nos vemos… -

No puedo evitar sonreír, la ropa estaba lista, conjunto de pantalón y chaqueta de color gris oscuro de corte recto y chic, blusa corte en V negra y botas altas. Maquillaje suave, que resalte mis ojos, perfume y en el bolsillo interno de la chaqueta, el protagonista de la noche, el anillo

Parto al sitio de encuentro, con el nerviosismo a flor de piel, el corazón de por si acelerado y con hormigueo en las manos, imagino todas las distintas maneras de pedirle… de hacerle la pregunta, recreo en mi mente, durante todo el camino hasta el restaurante, las distintas posibilidades, pero ninguna me parece cool u original. Me doy por vencida - ¡Que salga como tiene que salir! –

Faltan 10 minutos para las 8, estoy sentada en la mesa, un sitio romántico, luz tenue, servicio de etiqueta, el lugar asignado está bastante alejado de todos pero con vista perfecta de la entrada, la luz de una vela ilumina el centro, mis manos empiezan a temblar, entrecierro los ojos… 8 en punto, miro el reloj… debe estar a punto de llegar, mi corazón da un vuelco cada vez que veo ingresar a una mujer, el segundero sigue avanzando… 8:15, nada que aparece, mis pies comienzan a moverse de un lado para otro, una muchacha entra… no… no es ella… - ¡Que mierda! ¿Desde cuándo es impuntual Mariana? – Llamo o no llamo… - Mientras mi mente decide que hacer, el tiempo sigue avanzando, bebo una copa de vino para intentar calmarme, saco el celular… 8:24pm, esto no es normal… agarro el celular y marco su número… - Su llamada está siendo transferida al Buzón de mensajes – Suena la vocecita… - ¿Por qué esta en buzón el celular de Mariana?

Intento nuevamente, dos, tres, cuatro veces… el mismo mensaje… - ¿Qué rayos? – 8:35pm, decido llamar a su jefe… - Hace horas salió de aquí – No es normal, Mariana nunca se ha perdido… llamo a Laura.

  • ¡Hola amiga!...
  • Hola Lau, ¿Has visto a Mariana?...
  • ¡Mmmm!... pues amiga la vi en la tarde, la acompañé a una vueltica… ¿Ya te dio la sorpresa?
  • Nada Laura, estoy preocupada, quedamos en encontrarnos aquí a las ocho en punto y no aparece… ¿Sabes algo que necesite saber?...
  • ¡No quiero dañar la sorpresa!...
  • HABLA YA… estoy desesperada aquí… - Dije visiblemente alterada, con la voz como un correcaminos
  • Bueno… pero hazte la sorprendida cuando ella te lo diga ¿Si?... – Lo prometí de mala gana y siguió hablando - ¡Se compró un carro!... es de segunda pero se veía en buen estado, un jeep color oliva… me dijo que estarías feliz porque al fin se acabará el Transmilenio
  • ¿Se compró un carro?... pero… ¿Cómo?... ¿Con qué dinero?... ¿Qué?...
  • Esa es la sorpresa que te tiene preparada… pero cálmate, tu sabes cómo son las vías en Bogotá, debe estar en un trancón
  • ¡Ummm!... no me convences… Si eso es cierto ¿Por qué tiene el celular en buzón?...
  • ¡Pues se quedó sin batería!... pareces boba y paranoica
  • ¡No!... no… no… no… algo está mal… ella no es así de descuidada. – El silencio por el celular de Laura me asustó, empecé a hablar y ella nada… - ¿Laura?... ¿Sigues allí?... ¿Hola?...
  • ¡Amiga!... prende el televisor ya… - Dijo con voz de ultratumba
  • Pero
  • ¡QUE PRENDAS EL MALDITO TELEVISOR! AHORA

Fui corriendo hasta la barra, le quité el control del televisor al mesero y busqué el canal Nacional… " Un accidente en la avenida Caracas, al parecer el vehículo de Placas QTW-352, jeep Willis tuvo problemas mecánicos, se maneja la teoría por parte de las autoridades que el coche quedó sin frenos. Luego de volarse un semáforo, se estrelló contra dos vehículos que pasaban por la intersección. El automóvil era conducido por una mujer, que fue trasladada al hospital Santa Clara......"

  • ¿Claudia?... ¡Aló!... – Mis ojos solo observaban el televisor, mi respiración cesó por un momento, mi cuerpo se paralizó y quedó inmóvil, mis funciones… ¿Cuáles funciones?... solo podía pensar en Mariana… mi corazón retumbaba de manera peculiar, un fuerte dolor punzante y en aumento se alojaba en mi cavidad torácica - ¡Dios que no fuera ella! –
  • ¿Sí?... dime que no era ese el puto carro… - Le exigí a Laura, la voz se me cortaba, sentía la adrenalina correr por todo mi cuerpo, el calor en la cara, era como una terrible pesadilla, de esas en las que quieren que te pellizquen para despertar… - ¡HABLA YA LAURA!... ¡Me estas volviendo loca con tu silencio! -
  • ¡Si… es… ese!... – Decía entre lagrimas. Un sordo pitido se adueño de mí, no podía sentir nada, actué por inercia, mi cuerpo se movía pero mi cerebro esta a miles de kilómetros.

Colgué la llamada, salí como alma que lleva el diablo, me detuve en plena vía a parar un taxi… - ¡Rápido al hospital Santa Clara…! - Mi vida junto a ella pasó por mis ojos… las sonrisas, las tristezas, todos nuestros sueños, acabados… ¿Por un accidente? Y yo que pensaba que su padre me iba a mandar a matar, pero no… un tonto accidente… ¿acaso este es el fin?... Toda la vía fue de trancón en trancón, el auto ni se movía… me estaba volviendo loca, llamé a mi jefe, a los amigos… a todo el que pude… - ¡Dios, señor apúrese! – El taxista se giró de mala gana… - ¿Les paso por encima? – Apreté mi mandíbula de la rabia, respiraba hondo para calmarme, intentaba relajarme pero nada lo lograba, al fin llegamos al hospital, salgo corriendo, le tiro un billete al tipo del taxi y subo las escaleras de a dos escalas.

Al llegar veo a Laura con lágrimas en sus ojos, aún guardo fuerzas para pensar con lógica

  • ¿Dónde está?... – Laura no podía hablar por las lágrimas que salían de ella, gemía del dolor… se desplomó en mis brazos… - Es hora de ser fuertes Laura… háblame… -
  • ¡Yo… yo la acompañe!... el auto se veía bien… ¡Lo siento Claudia!... – La abracé con fuerza, intenté calmarla
  • ¿Dónde está? ¿Qué han dicho?... – La llevé a una silla, Fonchy apareció y le dejé a Laura hecha pedazos, su mirada entendió lo que sentía, pero no dijo nada.

Me acerco hasta la recepción, pregunto por una paciente en tales condiciones, obviamente me preguntan que quién soy, le contesto cortésmente pero su cara de desaprobación, de juzgado en proceso y con la negativa en sus ojos, provocan en mi, que toda la rabia y sensaciones reprimidas hasta el momento revienten… la decencia se va a la mierda

  • ¡SOY SU NOVIA!... Esa mujer que tiene metida quien sabe dónde, es mi novia… ¿Entiende?... así que si me va a poner trabas de alguna manera por eso, busco a todos los putos periódicos y televisión de este país y los acuso de Homofobia, partida de payasos retrógrados – Todas las personas en la sala de espera me miraron como bicho raro, la recepcionista se quedó sin palabras, mis manos empuñadas en el mostrador no mejoraban la situación
  • ¡Señorita disculpe! – Me habló amablemente una enfermera, joven… bastante joven. - La paciente se encuentra en la sala de urgencias, está siendo estabilizada por nuestros médicos, le pido tenga paciencia, personalmente le informaré del estado de la paciente
  • ¡Mariana! – Dije cabizbaja
  • ¿Disculpe?... – Alcé la mirada para verla, sus ojos me dieron paz y un poco de tranquilidad… no sé porqué pero me dieron paz
  • ¡Mariana!... su nombre es Mariana… - Me quebré, la fortaleza que había mostrado hasta el momento, se partió en miles de pedazos, mi llanto y desesperación no se hizo esperar, las manos de Fonchy me atraparon antes de caer al suelo.

Me lleva hasta la sala de espera y el vacío que siento en mi interior, se incrementa con cada respiro, un frío me recorre por completo, mis pensamientos se agolpan una tras otro, ninguno con algo positivo que decir, al contrario… una cantidad de " y si "… "y si le hubiera contado del anillo", "y si esto es una pesadilla", "y si no le pasó nada sino que era otra que manejaba"

El dolor por no saber qué pasa, ¿Qué te están haciendo, amor?, ¿Como estas? - ¡Dios! Esta espera me está matando – La mirada de Fonchy de tranquilidad, me irrita… siento la necesidad de pelear con alguien, saca una cajetilla de cigarrillos y me la tira. - ¡Fúmate uno! –

Salgo del hospital y prendo un cigarro, hace dos años que no fumaba, pero la ocasión lo amerita ¿No?, guardo la cajetilla en mi bolsillo y encuentro el anillo, lo tomo entre mis manos y abro la cajita, observo su brillo e imagino tu rostro sonriente, el anillo colocado en tu mano… una vida feliz, simplemente las dos. Mi garganta con un nudo, lagrimas rebeldes saliendo por mis ojos, a lo lejos, veo tu silueta… -¡Estoy alucinando!- con cada aspiración veo tu mirada en el humo que expelo, tu figura… el dolor me consume, como se consume este cigarrillo, solo quedan cenizas, cenizas que son dispersas por el frío viento que sopla y me vuelve a la vida.

Sonrío como una tonta, aún tengo el anillo en la mano, por más que intento controlar mis emociones, para ser fuerte, para estar aquí cuando despiertes, no puedo… el vacío, el dolor, la angustia, la desesperación, tantas emociones… - Respira Claudia, ella va a estar bien, ¡Créelo! –

  • ¿Señorita? – Escuché una voz que me llamaba. Giré para verla
  • Claudia – Mi mano en mi pecho – Llámame Claudia. – Sus ojos se posaron en la caja que tenía en mis manos, sonreí… con la mirada perdida y sin saber por qué motivo le conté - ¡Hoy le iba a pedir matrimonio! Es irónico… hoy no era el día… no para que ella… - No pude seguir hablando, imaginarla en una fría cama de este hospital, con aparatos conectados… no quería ni pensarlo
  • ¡Lo siento! – Su voz, expresaba mucho, como si se condoliera realmente. – El doctor quiere hablar con usted

Camino hasta el consultorio del Doctor, en la puerta aparece en grande M.D. Mendoza. Empieza a explicarme que Mariana tiene un par de costillas rotas, luxación en el pie izquierdo y que la estaban preparando de urgencia para una cirugía, tenía un coagulo en su cabeza que necesitaban succionar, lo que dijo de allí en adelante sonó a bla, bla, bla… al final… concluyó con lo que no quería escuchar – Su pronóstico es reservado –

Esperé durante 9 horas, tiempo que pasó de una manera lenta, pausada y desgarradora, de ser tierra el suelo, hubiera encontrado petróleo de todas las vueltas que di, la cajetilla de cigarros se acabó, Andrea llegó con ropa para cambiarme, Laura se fue a su casa, porque la obligamos, estaba realmente destrozada, la enfermera aparece, una medio sonrisa en su rostro, me devuelve el aire a los pulmones. Me lleva hasta donde se encuentra

El pitido de la máquina que supervisa los latidos de su corazón, son los únicos sonidos que se emiten en la habitación, mi vista se empaña, apretó fuertemente mis ojos y los seco con la palma de mis manos, avanzo un poco más, la enfermera coloca una silla a su lado. Estas muy pálida, pero hermosa, siempre hermosa, tienes una venda en la cabeza, el respirador. Me desplomo sobre la silla.

  • Estoy aquí, amor… No tengo ni idea si me escuchas, pero me siento mejor al hablarte, verte, tocarte… vuelve conmigo… ¡Por favor! – Agarré una de sus manos, mi cabeza sobre el lateral del colchón y allí, entre lágrimas, quedé profundamente dormida

Al día siguiente, su familia aparece y me prohíben verla, al parecer… bueno no… al parecer no, aquí en Colombia las parejas homosexuales no tienen ningún derecho, hablé con algunos abogados a ver que se podía hacer, pero nada, no tengo ni un puto derecho, no existo legalmente, no puedo tomar ninguna decisión, es más… ni siquiera puedo exigir que me informen su estado… por lo tanto su familia puede hacer lo que quiera, no puedo entrar a su habitación, nadie puede informarme nada. Así que estoy a las afueras del hospital, esperando… que aparezca la enfermera… si esa misma… la que no le conozco el nombre, pero que espero pueda ayudarme.

La veo aparecer, intento convencerla, pero reaciamente se va y me deja hablando sola, devastada y con una impotencia más allá de lo inimaginable, doy la vuelta para marcharme, ¿Cómo es posible?... El amor es amor, no importa en qué envase lo pongas, todos tenemos derechos, negros, amarillos, gays, lesbianas, todos… ¿Acaso por ser minoría merecemos esto?, ¿A dónde van los años juntas, el apoyo que siempre tuvimos?, el puto gobierno ¿Quién es? Para decir que esto no cuenta. Intolerantes de mierda, payasos disfrazados de morales… Aggggggghhhh… tengo mucha rabia.

  • ¡Te… ayudaré! – Escucho decir tras de mí. Una sonrisa se dibuja en mi rostro y trato de abrazarla, pero me arrepiento a mitad de camino.

Avanzamos sigilosamente, me pasa una bata de doctor y me la coloco, saco unas gafas que estaban en el bolsillo, me recojo el cabello… hasta yo me lo creo. Llegamos a su habitación, un par de tipos en la puerta nos miran con cara de todo. Entramos… mientras la enfermera mira la planilla, yo no puedo evitar que mi corazón se arrugue en mil pedazos al verla en ese estado, me acerco a su oído y le cuento todo lo que está pasando, que necesito que se levante para mandar por una alcantarilla a sus padres - ¡MI AMOR! Sola no puedo, tienes que despertar, mi vida, mi cielo – Empiezo a darle muchos piquitos, ilusionada, como en los cuentos de Disney, que con el beso de su príncipe se despierta la princesa… pero nada, su estado es igual y permanece igual.

Salí a rastras con la enfermera, entramos a un cuarto de provisiones y en voz baja me habló.

  • Su estado es el mismo, lo importante es que despierte antes de 48 horas, ya que después las probabilidades son más bajas de que reaccione.
  • ¡Entiendo! Quiero pasar la noche con ella ¿Es posible?
  • No creo, siempre están los guardaespaldas en la puerta y no dejan quedarse a nadie.
  • ¡Vamos!... algo se puede hacer.
  • Lo dudo, dame tu número de celular y te estaré informando

Le entrego la bata y salgo hasta la recepción, sus padres vienen entrando

  • Nuevamente nos encontramos – Lanzó el padre de Mariana, el Mister Pelón
  • No te rebajes en hablar con esta – Apoyó la vieja verde.
  • ¡Cabrones de mierda! – Los miré fijo, con la rabia en cada vena y artería de mi cuerpo, empuñé mis puños y me acerqué hasta ellos… Sonreí en su cara… - ¡Tranquilos, pedazos de idiotas! Cuando Mariana despierte, lo primero que dirá será mi nombre
  • Estoy segura, que mi hija, entrará en razón, después de este lamentable accidente – Andrea se acercó y me tomó por el brazo, porque si no, le hubiera dado un golpe a la vieja esa.

Al salir por la puerta, la enfermera, llega con una bolsa y varias cosas dentro de ella. Me dice que son las pertenencias de Mariana, los padres nos ven, pero le quito importancia. Agarro la bolsa entre mis manos, una sonrisa de agradecimiento se dibuja en mi rostro y por fin, después de todo veo la escarapela que cuelga en su pecho, Beatriz

Me dirijo hasta el apartamento, cargando una valija de emociones y sentimientos a flor de piel, al entrar, todo me recuerda a ella, su olor aún se encuentra impregnado en el aire, aspiro fuertemente para sentir su presencia dentro de mí. Como en cámara lenta refleja mi mente su imagen en cada rincón de nuestro hogar, mi corazón oprimido late incomodo, sin su otra mitad, los latidos se han vuelto cada vez más difíciles, más dolientes. Quisiera que estuviera aquí, tomar su mano y verme en sus ojos, esos que me inundan de una paz sobrecogedora, arrucharme en sus brazos y perderme en su aroma. Que mis manos rocen su cabello y mi vida vuelva adquirir sentido… sin Mariana no tengo rumbo, no tengo ambición, no vale la pena nada, el norte está dando vueltas, porque mi brújula no se encuentra a mi lado.

El sonido de la bolsa, en mis manos, me saca de la hipnosis. Vació su contenido sobre la mesa de centro y veo… su labial, una peineta, las llaves de la casa, no puedo evitar sonreír, una libreta tipo bolsillo, de color marrón, llama poderosamente mi atención. En la parte exterior está grabado en bajo relieve su nombre. Dudo entre abrirlo o no, pero… mi curiosidad gana, abro las primeras páginas y su letra llena cada página, recuerdos de infancia, de sus padres… avanzo rápidamente y veo mi nombre… creo que esto es un diario… Jajajaja… y aparecen con cada hoja que leo, todo lo que sintió… cuando nos conocimos, el viaje a Cartagena, sus padres alejándonos, su lucha… todas sus emociones en una pequeña libreta… busco el final….

MARIANA

Estas dormida a mi lado, no puedes imaginarte, lo feliz que me has hecho en este tiempo, tan feliz que no creo que pueda ser realidad, mañana… mi vida… al fin tendremos un carro, no puedo alcanzar lo feliz que estarás de dejar ese Transmilenio

Claudia te amo como nunca creí hacerlo en la vida, eres mi luz, eres mi inspiración, hemos sufrido y hemos llorado, te he visto crecer y aguantar cada embate con fortaleza y alegría… claro… y con ese sentido del humor tan peculiar que posees

Te estás moviendo, mejor me acuesto ya a dormir… te amo… mi princesa

CLAUDIA

Toco la escritura, pensando que con eso, sentiré tus manos… que boba… que boba soy, pero el dolor… yo también te amo Mariana… - ¿Por qué?, esto no es justo… para nada justo –

Mi celular comienza a sonar incesantemente, un número desconocido, seco mis lagrimas y cierro la libreta

  • ¡Si diga! – Hable con voz ronca
  • ¿Claudia? – Preguntó una voz femenina
  • ¡Claro! ¿Quién más pues?
  • Soy yo la enfermera del Santa Clara… - Mis ojos se abrieron y me levanté del sofá
  • ¿Despertó Mariana?...
  • ¡No!... te llamaba para otra cosa… - Su silencio me incomodó y la adrenalina estalló
  • ¿Cuál es la otra cosa?...
  • Es sobre Mariana… ella… ella
  • ¿Ella qué?...
  • Mariana tuvo un paro respiratorio… y ella… esta… Mariana ha fallecido