Solas tu y yo (10)

Lo mas rico de una pelea es la reconciliación...

MARIANA

He salido del edificio de Claudia, tengo un nudo en la garganta, mis manos tiemblan, siento que pierdo el sentido - ¿Por qué tuvo que suceder todo esto? – Era tan sencillo, simplemente tenía que decirle la verdad, tenía que hablar con ella cuando todo ocurrió, pero bueno, ella también tiene culpa… una relación tiene que tener confianza y pues tolerancia, es cierto, me equivoqué pero no soy la única, un beso jamás se puede comparar con tener sexo con otra… óigase bien… -¡JAMAS VOLVERÉ CON CLAUDIA! – Estas lágrimas serán las últimas que derramaré por ella

Apenas es Lunes tengo que ir otra vez a la universidad… llego, la misma clase de siempre, un tema en que el profesor habla y habla, pero en mi cabeza solo pienso en las palabras de Luisa, tantas preguntas… -¿La habrá tocado como a mí? ¿Será mejor que yo?– Un mensaje en mi celular interrumpe mis ideas.

  • "Quiero verte, ese beso fue lo mejor que he tenido en la vida" – Venía de Eduardo, no tenía ánimos de nada, pero por otra parte… necesitaba salir, distraerme de estas cosas tan asfixiantes que estaba pensando
  • "Llégate a la Universidad" – Bastante frívolo el mensaje pero ya lo mandé así.

Luego de las dos horas de clase, me dirijo a la otra cafetería de la universidad, no donde siempre me encontraba con Claudia, sino la que quedaba al otro extremo, Eduardo llegó y nos sentamos a hablar, intenta conversar sobre el amor y todas esas cosas que dice sentir por mí, pero lo corto antes que diga cualquier cosa.

  • ¡No!... te dije que no Eduardo, no me interesa, no estoy buscando, realmente lo único que me interesa es una buena amistad… tómalo o déjalo. – En el momento que veo su expresión decaída y triste, decido abrazarlo para que no se sintiera incomodo, pero como siempre, la ley de Murphy, las cosas pasan cuando menos lo piensas… por encima del hombro de Eduardo veo a Luisa acercarse.
  • ¡Vaya, vaya!... No demoraste mucho para el reemplazo… me alegra mucho… - Siguió caminando y se perdió en la esquina de la cafetería.

Por un momento pensé en decirle a Claudia lo que había pasado, pero ¿para qué?, que le dieran… por el %&$#... que le diga lo que quiera… no me importa… no me importa… - ¿Si no te importa, por qué sientes que vas a llorar y que tu corazón quiere salir corriendo? – Eduardo se fue y quedé sentada en una banca, sola y sin saber qué hacer. Una sola pregunta tengo que hacerle a la vida… ¿Te estás muriendo amor? Ó ¿Es mi orgullo el que te está matando?

CLAUDIA

Regreso a la universidad, para la última clase del día… no tengo ganas de hablar de nada, Luisa estuvo en mi casa… y mientras pensaba… aparece Fonchy.

  • ¡Si vienes a hablar de Mariana!... sigue de largo – Le dije viéndolo a los ojos
  • ¡Bueno amiga!... tranquila que el rollo no es conmigo… ¿Quieres hablar de eso?
  • ¡No!... Mariana no confió en mí ¿Para qué una novia si no hay confianza?
  • ¡Pues si amiga!... ¿Para qué?... aunque también ella podría decir ¿Para qué una novia si no me deja hablar y explicarme? – Lo miro por el rabillo del ojo
  • ¡Umm...! ¿De lado de quien estas?
  • De lado de la justicia, además tu eres una pólvora, no mas una chispita y te incendias completa – Me sacó una sonrisa, pero ya me estaba haciendo dudar, a lo lejos vemos aparecer a Luisa.
  • ¡Hola amor! – Me da dos besos, uno en cada mejilla. -¡Adivina!... ¿A quién acabo de ver con su nuevo novio? – Fonchy y yo nos miramos
  • ¡Cuenta pues! – Le dijo mi amigazo
  • A tu ex… Marianita… con el galán de la foto… están en la cafetería 2. – Otra vez la misma rabia quemándome por dentro, que ganas de patear a ese tipo tengo, aunque más bien me patearían a mí.
  • ¡Si, Fonchy! Debería dejarla hablar para que se explique – La ironía salía escupida de mis labios como un veneno. – Dejarla hablar para que me diga que prefiere a un hombre que a mí, hermano por eso digo yo… NO A LAS PRIMIPARAS… ¿No ves?, ni siquiera ha intentado venir a hablar conmigo, mejor así… sin tanto drama
  • ¡Amiga!... si no te conociera diría que tienes ganas de llorar… - Me miró a los ojos, sentir la ausencia de Mariana… una cosa es disfrutar de las mieles del sexo desenfrenado, de deleitarte en muchos cuerpos femeninos, gorditos, flacos, negros, trigueños, blancos, con muchos senos o no, con muchas piernas o no, pero sentir como dentro de ti, ese pequeño órgano que llamamos corazón y que asumimos guarda el sentimiento del amor, se conecta con otra persona y te hace experimentar las mismas caricias con otras, como algo único y sublime con ella… no tiene precio, no tiene descripción, simplemente es ¿Mágico?, ¿Espectacular?... sublime… esa me gusta para definirlo… sublime… pero también es sublime el bajonazo que te da cuando descubres que a quien amas y con quien sientes esa conexión te ha mentido como un marica
  • ¡Tierra llamando a Claudia!... aquí… cambio… - Salí de mi momento de inspiración.
  • ¡No puedo, ni quiero estar aquí!...

Luisa se quedó llamándome pero seguí de largo, no me interesaba hablar con ella… giré en el pasillo que conectaba unos bloques con otros, alguien me saludó y al voltear y seguir caminando, de frente me choco con una chica, se cae un celular, una agenda, me agacho sin ver quién es, - Que piernas tan lindas – Pensé. Recojo todo lo que se cayó, ella se agacha y la miro a los ojos, siento flaquear mis piernas, mis pensamientos son abordados por una tormenta que no deja conectar ninguna idea cuerda, esbozo una sonrisa, pero luego todo vuelve a mí, bajo la mirada y me pongo seria otra vez.

  • ¡Lo siento no te vi! – Le dije
  • ¡Yo tampoco te vi! – Me respondió. Nuestras miradas se encontraron nuevamente, mi corazón quería salirse del pecho, mis manos transpiraban
  • ¡Claudia yo…! – Intento hablar, meneaba mi cabeza negativamente.
  • ¡No Mariana!... ya lo sé… solo estabas experimentando conmigo, tranquila
  • ¿Qué estaba experimentado? ¿Ahora crees que ando probando todo lo que se me antoja? – Me cuestionó y alzó la voz, el momento en que mis defensas bajaron se había ido.
  • ¡Pues!... Es la única explicación… porque es imposible que digas que me amas una y otra vez y salgas en una revista de mierda besándote con ese tipo.
  • ¡Claudia solo fue un beso! No como tu
  • ¿Como yo que?...
  • ¡Ay no!... no tengo nada que hablar contigo… no me interesas y ya… piensa lo que te dé la gana, que jugué contigo, que fui lo peor de tu vida, me tiene sin cuidado
  • ¿Qué tu jugaste conmigo?... tienes que ser bien ilusa Mariana, dicen por ahí que los mejores manjares de la vida son los difíciles, tú fuiste difícil pero caíste como todas… - ¡Uy eso fue duro! – Pensé
  • ¿Qué me estás diciendo Claudia?, sus ojos se aguaron y se quebró su voz
  • Lo que estas entendiendo niñita… - Levantó la mano para pegarme otra cachetada pero retiré la cara para atrás.
  • ¡Ni se te ocurra pegarme otra vez! Porque la decencia se va a ir al demonio y te la voy a devolver, ¿Crees que por ser hijita de papi y mami puedes tomar lo que quieras y ya?... pues bájate de esa nube.
  • ¡Claudia esa aptitud de sobrada no te queda! Te enamoraste de mí y ahora te quieres hacer la orgullosa, pero bueno ve y se libre
  • ¡Siempre he sido libre!...
  • Claro se nota…No pasaron ni dos horas para que usaras tu libertad otra vez – Su tono sarcástico me causo risa pero intriga.
  • ¿Usarla otra vez?...
  • ¡No te hagas la tonta!
  • ¡Ahora soy tonta! Cuando estabas en mi cama no decías eso ¿Cierto?... la tomé por ambas manos y la acerqué a mí, su respiración estaba entrecortada, tan descontrolada que me causó mucha gracia, pero bueno, yo tampoco estaba tranquila sentía ese sube y baja en la boca de mi estomago
  • ¡Suéltame ahora! No soy la puta de Luisa que tomas cuando quieres
  • ¿Entonces que eres? – Le pregunte acercando su rostro al mío
  • ¡No soy nada! ¿Se te olvidó que terminamos hoy? – Mariana me tiró la verdad a la cara, la solté y sin mas se fue… un vacío enorme en mi pecho, verla caminar… al final quien quedó mal por este encuentro fui yo

.

Han transcurrido tres días… siento como si hubieran pasado tres meses, el tiempo va a paso de tortuga, todo me recuerda a Mariana, cada parte de mi casa, los ratos libres en la universidad, hasta montarme en el bus… que sentimiento tan arrollador esto de estar sola, estoy tan enamorada de esa hijuemadre niña… pero… ¡Maldición!, no se ni que pensar, ni que sentir, son tantas emociones juntas, nunca había vivido esto… cuando la recuerdo me rió como una tonta, pero luego siento su ausencia, mi pecho se detiene por un segundo y todo lo demás se derrumba como en un terremoto.

  • ¡Estoy amargada! – Le dije a Andrea.
  • No se nota amiguis… - Empezó a reírse -¡No digas cosas evidentes!-
  • Bueno sigamos estudiando, que el parcial esta duro. Mi mamá llega en una hora.

Intenté concentrarme en el tema del parcial pero era inútil, Andrea entendió que no iba a dar más, así que a la media hora se fue de mi casa. En el momento que apareció mi madre, estaba con las piernas arriba en el sofá y la cabeza colgando en el borde del asiento.

  • ¡Claudia! Se te va a ir la sangre a la cabeza
  • ¡Mamá! Si con eso puedo dejar de pensar, bienvenido sea
  • ¿Peleaste con Mariana?, tengo días que no la veo
  • ¡Yes!...
  • Mmmmm – Caminó hasta la cocina y comenzó a sacar las cosas que traía, su silencio me estorbaba.
  • ¡Aja! ¿No me vas a decir nada?
  • ¿Qué te puedo decir que no sepas?... Busca a Mariana y habla con ella.
  • ¿No me vas a preguntar ni que pasó? ¿De una me mandas a hablar con esa?
  • Claudia, ¿Cuántas veces te lo he dicho? Deja el orgullo, no importa si fue ella o fuiste tu, siempre se deben aclarar las cosas y dialogar… es sencillo, solo hablar… no gritar, ni juzgar, ni buscar quien tiene o no la razón, hablar desde el corazón, el amor tiene su idioma particular solo déjalo fluir

Mi madre me tira esa bomba y sigue como si nada, me levanto del sofá, camino por la casa de un lado a otro, orgullo… amor… orgullo… amor… si la busco soy una idiota, ella se equivocó, por otro lado quiero saber que pasó, una imagen sin explicación… solo vi una foto no la historia de ella, me paro en seco en mi caminata por la casa, miro a mi madre, le sonrío… siento una paz, un renacer, como esa bocanada de aire en las mañanas cuando te levantas de la cama… - ¡GRACIAS! – Le exclamé con emoción.

Salí directo para la casa de Mariana, algo nerviosa… no sabía que le diría… mucho menos como reaccionaría cuando me viera, pero tomé mi decisión, primero el amor, luego lo demás… el tiempo pasó en un abrir y cerrar de ojos, me bajé en la parada del autobús, colina arriba hasta la entrada de su casa… llego hasta el video portero.

  • ¡Buenas tardes! ¿En que puedo ayudarla? – La voz familiar de Carmenza me recibió.
  • Carme, estoy buscando a Mariana… ¿Se encuentra?
  • Srta. Claudia, la niña no se encuentra, ¿Quiere dejarle algún recado? – Todas las ganas con la que venía se desinflaron. Decidí ir al parque que estaba cerca y esperar un rato.

MARIANA

La odio, la odio… como me habló, lo que me dijo… y más estúpida yo sintiendo deseos de besarla, ¿Por qué piensa que he jugado con ella? ¿Por qué cree que es un tonto experimento?, ni que no supiera lo que quiero. Estos días la he visto con la tonta de Luisa, pero es que no se le despega ni un segundo, que rabia tengo… -Pero cual rabia Mariana, si no te importa… recuérdalo no te importa con quien ande Claudia- Intentaba repetirlo una y otra vez, haber si así me lo creía… llegué al baño a retocarme el maquillaje, habían dos muchachas hablando, una estaba en el interior de uno de los compartimientos y la otra afuera.

  • Amiga cuéntamelo todo, ¿Ya estas saliendo con el bombón de Claudia? – No podía ser tan de malas que entro a un baño y estoy escuchando que hablen de Claudia… pero el chisme podía más, me quedé en la esquina, como quien no quiere la cosa y seguí escuchando.
  • De salir como tal, no… pero pronto caerá
  • Pero si todo el mundo sabe que tuvieron sexo hace unos días – No puedo creerlo -¿Acaso todos saben lo que hace o no Claudia? – Pensé
  • La verdad, la verdad… no pasó nada… me le insinué y todo… hasta me quedé en ropa interior, intenté besarla pero me rechazó, a mí… ¿Tu puedes creer eso? – Decía, evidentemente Luisa, en tono arrogante.
  • Claro, ¿Cómo se le ocurre? Pero ¿Por qué te rechazo?
  • Por la tonta de su exnovia, me dijo que estaba enamorada, cuando intenté besarla me apartó y me pidió que me fuera y la dejara sola… pero la muy boba de la exnovia, creyó que tuvimos sexo porque me encontró cuando salí de su apartamento… por eso el rumor… - Al terminar la frase salió y nos encontramos de frente.
  • ¡Con que te rechazo… Luisita! – Una gran sonrisa inundaba mi rostro, una satisfacción total, no podía evitar restregárselo en la cara a la muy zorra.
  • Pues no será por mucho Mariana
  • ¿No puedes tener dignidad por lo menos? Estar de ofrecida no te queda bien… para nada bien, las regaladas no las quiere nadie
  • ¡NO SOY NINGUNA REGALADA!
  • ¡No…! Para nada, solo vas a donde una mujer comprometida, que se acaba de pelear con la mujer que ama, te le desnudas, te dice que no y sigues buscándola… busca el diccionario… ó ¿El cerebro no te da para más?

Ambas salieron berreando y soltando malas palabras, todo cambió… que mal había sido al juzgar a Claudia, fui a su casa queriendo explicarle lo que pasó con Eduardo y no fui capaz de dar lo mismo que fui a buscar… muchas cosas para mejorar si quiero tener una relación duradera con ella, pero basta de lamentaciones

En menos de 15 minutos ya me encontraba al frente de su casa, no me iría de allí… solo teníamos que hablar, algo tan sencillo como articular palabras, se nos ha hecho tan difícil… presiono el interruptor del timbre, un hormigueo recorre mis manos, mientras toco el timbre y me abren, siento como si estuviera en cámara lenta.

  • ¡Hola Mariana! – Me saluda la Sra. Irian – La saludo cordialmente y con desespero le pregunto sobre el paradero de Claudia
  • ¡Ella salió a tu casa hace unos 15 minutos! – No ha terminado de hablar cuando salgo disparada por las escaleras, prendo el carro y voy a mil hasta mi casa, trancones, semáforos, las mil y una detenciones hizo de mi viaje un infierno. Decido llamar a Carmenza, pero me dice que Mariana se acaba de ir.

Avanzo por las cuadras, paso por el parque y dando un vistazo al retrovisor la veo caminar hacia el interior, doy un frenazo que hace chillar las llantas contra el pavimento, el vehiculo se gira un poco y por el vidrio lateral, observo a Claudia acercarse.

  • ¡Mariana! ¿Estás loca? ¿Cómo frenas así? – Que manera de llamar la atención, la tengo en frente, con su rostro preocupado, esos ojos color miel que me enloquecen… las palabras no salen de mi boca, pero… mi cuerpo reacciona, sostengo su rostro con mis manos, nuestras respiraciones agitadas, algunas personas acercándose para enterarse de lo sucedido, no me importa nada sino ella, con todos mis sentimientos al tope me acerco y la beso, al principio nos tensamos, el saber que nos observaban, pero luego… nuestras bocas entraban en una sinfonía conocida, el dulce sabor de sus labios, la pasión de su lengua acariciando la mía, mi cuerpo pidiendo desenfrenadamente caricias más y más profundas, un beso pasional, largo, sin miedos, pidiendo y dando perdón, un beso para alentarnos a seguir y dar lo mejor de las dos, un beso de borrón y cuenta nueva, un beso que encendió cada parte de mi ser, con gran dificultad nos separamos. Su nerviosismo me excitaba, sus labios se tornaron color carmesí intenso, una sonrisa.
  • ¡Vamos a otra parte! Muchos chismosos, ni que esto fuera un cine.
  • ¡Súbete! – Giro con habilidad sobre el capo del carro y entró al carro.

Las mismas fuerzas que me impulsaron a besarla, hicieron que manejara a 100 por las calles, tomó una de mis manos y sentía sus caricias en la palma de mi mano, muchos besos, su dedo escribía te amo en mis manos, subió rápidamente hasta mi cuello, no podía más.

  • Claudia estoy manejando, hay tiempo
  • ¡Yo se que hay tiempo! Pero hemos perdido mucho peleando como unas bobas – Miró al frente y siguió hablando. - ¡No me preguntes como… pero por aquí hay un motelillo! – Empezó a indicarme el camino, era bastante discreto y tenían para guardar autos.

Entramos, pedimos una habitación por el resto de la tarde, tomé por la cintura a Claudia y entramos, una cama grandísima, con un tremendo espejo sobre ella. Sus manos buscaron mi cuerpo, sentía su presión en mi cintura, sus labios recorrían por encima mi cuello, mis brazos, la parte alta de la espalda, una de sus manos subió y la otra bajo, la que estaba arriba se introdujo hábilmente en mi blusa y llegó hasta mi seno derecho, buscó mi pezón y sentía como bajaba la excitación por mis piernas, la otra en cambió entro bajo mi pantalón, sobre mi pantys y con un suave roce a mis labios mayores, me producía oleadas de placer, mi mente se nublaba y solo quería sentirla. Con rapidez le quite ambas manos y me voltee frente a ella, con ambas manos tome el borde de su camisa y salieron los botones volando… sin más estaba en brasier frente de mí, su tez súper blanca, el roce de mis manos en su abdomen la hicieron gemir.

  • ¡No tienes idea lo que te deseo! – Le dije, mientras me arrodillaba, le besaba el abdomen y le quitaba la correa.
  • ¡No creo que sean más de lo que yo te deseo! – Se colocó a la misma altura que yo tenía, me sacó la blusa de un tirón y buscó mis labios, su lengua entraba dentro de mí, con tanta perfección, con tanta dulzura y pasión, con suavidad pero con fuerza, no tan tierno, no tan violento, todo en su justa medida, sus manos bajaron a mis caderas y apretó su cuerpo contra el mío, el frío de su piel contrastaba con el calor que emanaba dentro de mí.
  • ¡Estas helada!
  • ¡Pensé que tú me ibas a calentar! – Nos volvimos a fundir en un beso que me llevó a las estrellas, esta vez yo empecé a jugar con ella, cuando intentaba besarme me alejaba y con la punta de mi lengua rozaba sus labios, este juego del gato y el ratón, lo único que hacía era excitarme, que digo excitarme estaba totalmente hot-hot.

No se como lo hizo, pero desde el suelo me levantó por la cintura y me llevó hasta la cama, terminó de quitarse su jeans y yo hacía lo propio con el mío. Sentir su cuerpo sobre mí, estar debajo de las sabanas, es que si existiera una manera de describirlo lo haría, pero es imposible expresar tanto sentimiento hecho sexo….

Comenzamos a besarnos con desesperación, deseo, lujuria y locura, su rostro bajó por la comisura de mis labios y llegó al lóbulo de mi oído derecho, lo chupaba, le daba ligeros mordiscos, su lengua entraba y salía… yo solo podía gemir de placer, decía su nombre… podía gritar todo lo que quisiera no estábamos en su casa, mis manos buscaron sus hombros y con la uñas acariciaba su piel, más de una vez se detuvo para solo dejarse llevar, la temperatura seguía subiendo… llegó a uno de mis senos y con su lengua acariciaba uno de mis pezones con magistral técnica, los presionaba contra mi pecho, luego los liberaba, hacía círculos, en un punto no llegué a saber que hacía solo sentía una corriente dentro de mí que me producía ligeros temblores en todo el cuerpo, mis caderas empezaban a hacer un subibaja pausado pero rítmico.

  • ¿Quieres que baje ya? – Me susurró al oído con tono perverso.
  • ¡MmMmMmMmM! Claudia haz lo que sea pero hazlo ya… - Entre abrí los ojos y la noté observándome, tenía el entrecejo fruncido y los labios hacia adelante.
  • ¡Pues!... – Un pico en mis labios – Si no – Otro beso – Me lo pides – con ambas manos tomó mi rostro – Un beso en la nariz – No lo hago… jijijiji.

Mis manos llegaron a su rostro y con fuerza la besé, agarré una de sus manos y la dirigí tocando mi cuerpo, mis senos, mi cintura, las caderas y la conduje hasta el centro de mi entrepierna. Sus manos temblaban, su respiración entrecortada y la fuerza de su aliento, me hacían sentir deseada y amada, que loca adicción tengo de su piel y sus caricias.

  • ¿Ves? No tuve que pedirte nada – Le sonreí y busque su cuello para morderlo.
  • ¡Mariana!.... ufffff…. Me tienes mal, muy mal

Busqué sus labios nuevamente y realizó el primer contacto en punto de placer, tocó una, dos veces, sin mas dejo de besarme y se metió bajo las sabanas, su lengua recorría el camino a lo prohibido, bajaba entre mordiscos y pequeños besos, su primer contacto con el monte de Venus, fue electrizante, una pequeña capa de transpiración cubría mi cuerpo, el calor que emanaba dentro de mí, sus manos haciéndome suya, sentir toda la entrega completa de su ser con mi ser, me llevaron a un viaje sin igual.

Al fin, después de tanto suplicio, su boca llegó a mi clítoris, lo masajeaba suave y profundamente, una mano tocaba mis senos y la otra tocaba la entrada de mi vagina, miles de sensaciones recorrían mi cuerpo, apretaba los labios, intentaba pensar en otras cosas, pero no podía detener la cascada de emociones que brotaban del centro de mi ser, todas las caricias juntas que recibía de Claudia, mi piel erizada, el vaivén de mis caderas acompasadazo con un mete y saca de sus dedos dentro de mi, me hicieron llegar a un orgasmo nunca antes vivido. Mi cuerpo se tensó y se relajó, Claudia se acercó a mi lado, nuestras miradas decían todo, su sonrisa, sus labios, el brillo y la intensidad de su mirada embriagaban mi corazón de amor.

  • El sexo después de una pelea es una bomba. – Me dijo entre risas
  • Es decir, que deberíamos pelear mas seguido. – Entrecerró los ojos y arrugó las cejas.
  • ¡No me gustan las peleas!
  • Yo me equivoqué, debí decirte lo de Eduardo
  • Yo también la embarré, no te dejé ni hablar y con las palabras que usé, te hice sentir como una $#%#.

Nos abrazamos y caí rendida en sus brazos….