Sola en la oficina, otra vez
Aquí estoy sentada frente a la computadora y comienzo a pensar en ti. Pienso en ti, y en la forma en que me tocarías. Quiero ver esa mirada deseo que me desarma porque se que me harás tuya. Se como te acercaras a mi como animal que rodea a su presa. Se que disfrutaras haciéndome correr, para no dejarme escapar al final.
Hola, me llamo Raquel, y aquí estoy sentada en mi escritorio de trabajo. Fastidiada del día a día. Fastidiada de los jefes, los problemas, y las estupideces del mundo.
Aquí estoy sentada frente a la computadora y comienzo a pensar en ti. Pienso en ti, y en la forma en que me tocarías. Quiero ver esa mirada deseo que me desarma porque se que me harás tuya. Se como te acercaras a mi como animal que rodea a su presa. Se que disfrutaras haciéndome correr, para no dejarme escapar al final.
Luego te iras deshaciendo de mis prendas de ropas y aprovechas para admirar mi cuerpo. Tal vez me dejes un rato con ropa intima para disfrutarme así casi desnuda, alargando mas mi agonía de saber perdida ante tus deseos. De saber que pronto no sabré de mi perdida en tus brazos.
Luego terminaras de desnudarme y me tendrás entre tus brazos para no dejarme mover. Ahora tu lengua me saboreara recorriendo cada rincón de mi cuerpo. Primero el cuello que también morderás dejándome marcada. Marcada por ti y solo para ti. A la par mis senos serán masajeados exponiendo mis pezones duros ya. El resto de mi ropa caerá al piso y comenzaras a lamer mis pechos, dando pequeñas mordidas que me harán saltar de sorpresa.
Las lamidas bajaran mi vientre y subirán por los costados haciéndome gemir, mientras tus manos recorren mis muslos y mis caderas. Estoy mojada y lo sabes. Estoy excitada y mis gemidos me delatan cuando abres mis piernas para que tus dedos sientan mi calor. Uno de ellos se cuela entre mis labios sin resistencia, haciéndome gemir y sobresaltarme.
Estoy empapada y aun no has comenzado.
Me tomas del cabello y me llevas contra la pared. Solo ahora entiendo porque me dejaste los tacones puestos. Al estar de espalda a ti mis nalgas se levantan casi mostrándote mi huequito. Si, ese botón apretadito que tanto te gusta dilatar.
Besas mi espalda para que me encorve y luego me muerdes por los costados dándome nalgadas, para luego seguir con besos en mis nalgas, a la par que tus dedos ya comienzan a hurgar entre ellas. Has encontrado mi huequito, ese aro que tanto te excita y tus dedos empiezan a acariciarlo dando vueltas y masajeándolo. Rápidamente te reciben y se abre para recibir tus dedo, luego otro, hasta que esta listo para ti.
Sacas tu miembro que salta hacia afuera con furia, y se muestra altivo ante mi. Lo ve, y se que será la vara de mi castigo, se que estará dentro de mi y se que en ese momento no sabré mas de mi. Que solo será el llenándome por dentro hasta saciarme toda. Te veo y quieres que me arrodille ante ti. No es fácil con los tacones pero lo tomo entre mis manos mientras me agacho y siento el aire fresco secar mi vagina y mi ano dilatado.
Saco mi lengua y doy pequeñas lamidas en la punta, luego voy dando vueltas sobre la punta hasta que finalmente toda la cabeza ya esta en mi boca. Mis labios están apretados alrededor de la punta haciendo presión ahí donde tanto te gusta, y así comienza el lento batir de subir y bajar. Siento como entra hasta mi garganta y luego la vuelvo a sacar muy lentamente, casi no me muevo para que disfrutes cada centímetro. Una mano tuya te sostiene en la pared y la otra ha tomado mi cabeza guiándome, acelerando mi ritmo e introduciéndola cada vez mas.
Casi me dan nauseas pero se que no te importa, porque te gusta sentir el control, y yo soy tuya, solo tuya, para que hagas conmigo lo que quieras. Aumentas la velocidad, y luego lento, aun no quieres acabar y eso me excita aun mas, porque se que estarás pronto dentro de mi. Siento tu miembro palpitando y cada vez más caliente, el momento esta cerca, cuando la sacas de golpe y te separas de mí. Quieres darte un minuto.
Me tomas de las manos y me levantas. Aunque la posición era algo incomoda ya me estaba acostumbrando. Me guías de la mano hasta donde no hay muebles y metiendo tu mano detrás de mi rodilla me alzas para quedar sentada en tu cadera. Me abrazas fuerte para sostenerme mientras te balanceas para mantener el equilibrio estando de pie. Me bajas lentamente y ahí de pie me ensartas de un solo golpe. Un leve grito se escapa de mi boca a la par que me siento flotar.
Reboto sobre tu cadera sintiendo como me penetras mas y mas dentro, tus ojos se pierden en mi senos y tus fuertes brazos se tensan para mantener mi peso saltando sobre ti. Veo tu esfuerzo y eso me excita aun más. Estoy apunto y lo sabes pero una vez me la sacas y me dejas sentada en la mesa. Me tomas de las rodillas y me levantas haciendo que mis piernas se abran mostrándote todo mi ser. Mi vagina y mi ano abiertas a ti esperándote, deseándote, necesitándote.
Apoyas la cabeza de tu bestia entre tus manos en la entrada de mi ano y lentamente lo dejas colarse dentro de mí. Es una delicia sentir como tu bestia palpitante se abre paso en mis entrañas. Siento como me abro cada vez más a tu paso, hasta que comienzas con el lento y delicado bombeo. Me duele, pero es divino y siento las arcadas en mi espalda a la par de cada gemido que doy, a la par de cada grito. Trato de agarrarme, de sostenerme a punto de volverme loca, me sujetas fuerte por las piernas y bombeas más rápido y de pronto me la sacas de golpe.
En la confusión me volteas rápidamente poniéndome boca abajo y nuevamente separas mis nalgas. Siento algo húmedo entre ellas y luego tu vara entra fácilmente en mi ano. La has metido de golpe haciéndome gritar y has echado tu cuerpo sobre el mío inmovilizándome. Siento tu respiración en mis oídos, y se que te gusta verme así, a tu merced. Sin poder huir, sin poder moverme, solo tuya para que me la entierres hasta lo mas hondo de mi ser.
Tuya para que me llenes toda por dentro. Te pido a gemidos que me des suave, que me duele, pero eso solo te excita mas y me das mas dura, haciéndome gritar mas. Me tomas de los senos y me halas hacia atrás dándome con fuerza, y tengo la espalda tan sudada que siento tu piel resbalar cada vez que me tocas. Tus embestidas acompañadas de mis dedos acariciando mi clítoris me hacen llegar al orgasmo haciéndome temblar bajo tu cuerpo y segundos después siento mi ano palpitando con los bombeos de tu vara llenándome por dentro.
Caes exhausto sobre mi espalda y aun tu arma sigue llenándome. Siento como palpita, se dilata y se contrae dentro de mí. Un minuto o dos y sale por si sola dejándome aun abierta y como mantienes mis piernas abiertas con tu peso, siento como se escapa un poco de su semen por mi ano, pero estoy tan cansada y extasiada que no puedo y no quiero moverme.
Así finalmente nos levantamos para que cada uno continúe sus labores, teniendo el sabor de lo prohibido en nuestros corazones.
Lynn