Sola en la noche

Sola en la noche , invaden mi habitación

Sola en la noche.

Casada , cachonda y ...sola. 3. Continuación de La piscina y Dos caballeros.

Hacía calor, tenía el ventilador de techo encendido. Me había quedado dormida, desnuda, tras hacerme una paja. Me había masturbado imaginando que se la meneaba a un caballo , que le agarraba la tranca enorme y la sacudía arriba , abajo , a un lado y a otro , mientras diez hombres se la cascaban mirando. El semental estaba atado y los hombres también pero con las manos libres, era un banco de semen y yo la que tenía que llenar los frascos . Lo hacía desnuda, sudando, trajinando aquel pedazo de verga y los tipos diciéndome lindezas como guarra, puta, golfa mientras se corrían . Me vine en oleadas y sin quitarme los dedos del coñito me había llegado el sueño.

Me desperté de golpe, alguien me acababa de poner unas esposas. Chillé aun sabiendo que estaba sola. No había luz,no podía ver, pero me habían puesto una bolsa de plástico en la cabeza, asustada me di cuenta que me iba a faltar el aire. Intenté quitármela, me levanté e intenté correr hacia donde pensaba estaba la puerta, pero me empujó a la cama , me levantó las manos por encima de la cabeza y las ató al cabecero de la cama. Me estaba quedando sin aire, se sentó encima mío. Abrió un agujero en la bolsa a la altura de la boca, y me amordazó con lo que creí era un cinturón de albornoz Yo me retorcía y pataleaba , no podía chillar pero sí respirar. Seguí pateando hasta que me agarró un tobillo, le pasó un lazo y lo ató a la pata de la cama. Luego el otro.

Estaba aterrorizada e indefensa. Solo podía oír y no oía nada. El intruso se movía en el más absoluto de los silencios. Debía haber venido a robar pensando que no había nadie en el piso de mis suegros que estaban de viaje. Pero estaba yo, sola, y por eso me había atacado. Pensé en que no me iba a matar, lo hubiera hecho ya y que me impedía ver para que no le delatase. Respiré hondo haciendo ejercicios de relajación, el terror que tenía no valía para nada, aunque era inevitable.

De pronto sus manos apretaron mis senos, los sobaron, los estrujaron, pellizcaron con furia mis pezones, me dolió mucho, quería gritar pero no podía. Me di cuenta que iba a llorar, volvía respirar hondo para evitarlo, llorar no me iba a ayudar. Se quedó jugando y apretando mis pezones con una mano, mientras la otra comenzó a darme azotes en mi concha expuesta y desnuda. Sin darme cuenta me encontré contando...uno, dos y tres...era un manotazo cada 3 segundos. El descubrir el ritmo de los golpes me liberó la mente del terror, quedé solo con el dolor, intenso pero capaz de asimilarlo.

Sus dedos tantearon mi concha, la araron como rejas en la tierra, y me metió los dedos de golpe. Estaba fría y me dolió, fue una invasión de mi pequeña gruta. Los movía dentro fuera al tiempo que los abría y cerraba. Intenté seguir relajándome y distendí mi sexo para que no me hiciera daño. El cabrón volvió a jugar con mis pezones mientras invadía mi feminidad.

Se retiró, me quedé atada, amordazada, sin ver, abierta, y todo en el más absoluto silencio. Volví a entrar en terror. Mientras me usaba, el intentar controlar el dolor me había ayudado a evitar los ataques psíquicos.

Me puso dos almohadas bajo las nalgas, comprendía lo que me iba a hacer y lo hizo. Me la metió de un golpe, sin miramientos, descargando toda su fuerza en el ariete que perforó mis entrañas. Estaba encima mío, sentía su peso, me agarró de las caderas y empezó a bombear, era un mete y saca salvaje, como una bestia poseída. Yo estaba quieta, pensé que acabaría cuando se corriera, pero paró de pronto y sacó su polla de mi vagina.

Viví el silencio y el miedo a lo que iba a seguir. Volvió a sobarme los senos y de nuevo me apretó los pezones haciéndome daño. Me soltó el tobillo izquierdo, tiró y me hizo girar. Supe que iba a hacerme, me había dejado con el culo en pompa.

Fueron veinte palmadas, fuertes, que me dolieron e hicieron que mis nalgas ardieran. Escupió en la raja y me embadurnó el orto, respiré muy hondo, puse la mente en blanco, intenté relajarme, sobre todo los músculos del esfínter. Noté el cabezón de su cipote apoyado en mi puerta trasera y entonces empezó a empujar hasta que entró completa. Se quedó pegado a mi espalda empalándome. Una vez dentro sólo quedó la molestia de su polla en mi interior. Y me usó, se movía casi hasta sacarla, dejando que mi músculo estrecho agarrara su glande , se movía girando y luego volvía a clavarse hasta que sentía sus huevos contra mí. Puse mi mente en blanco, yo era solo un recipiente, un recipiente en el que descargó su leche.

Sacó su polla, volvió a darme unos azotes, cuatro, y le oí en el baño ,orinando y lavándose. Había acabado de usarme, me aterroricé de lo que iría a hacer luego.

Pero no hizo nada, solo recorrerme con un dedo la columna desde el cuelo hasta la raja trasera. Luego me puso la llave de las esposas en la mano derecha, se marchó cerrando la puerta del piso con un portazo.

Logré abrir las esposas, cuando me quité la bolsa y pude ver y respirar mientras me soltaba la mordaza, me recorrió un enorme escalofría , estaba dolorida , humillada, sucia pero había salvado la vida. Me solté el pie atado y corrí a cerrar la puerta de la calle con el cerrojo antiguo, sin llave, ahora nadie podía entrar.

Fui al baño, necesitaba lavarme, bañarme. Dejé que el agua me limpiara. Volví a la habitación, quité la sabana, quedaba restos de su semen , podía valer para la denuncia, aunque había que saber también lo que había robado y eso ,sin mis suegros, que tardarían todavía cuatro días en llegar, no me era posible.

Tenía que pensar, relajarme, descansar. Fui al cuarto de soltero de mi marido, y allí me acurruqué en la cama. Entonces sonó el celular, fui a buscarlo, estaba en la mesa de la biblioteca de mis suegros.

  • Gatita, tienes que ser buena para que no tener problemas, lo de hoy poniéndome nervioso con el día de piscina , se paga. Mira las fotos que te mando.

Me empezaron a entrar las fotos, eran ocho, en todas estaba desnuda , atada y con la cabeza cubierta, eran duras y lujuriosas.

  • ¡ HIJO DE PUTA! ¡ CABRÓN! Me has matado del susto y me has hecho daño.

  • Me he escapado del retiro del seminario de la empresa para que tuvieras tu pequeño castigo. Mañana vuelvo al medio día. Ya sabes que tienes que portarte bien.

Me relajé, si el cabronazo de mi marido me hubiera hecho ver que era él, habría podido ser hasta morboso y lascivo, un juego , pero no, había querido asustarme, hacer que me cagara de miedo y que pasara un mal rato.

Claro que yo le había mandado un par de historias de mi día en la pileta pública de modo que podía pensar que eran reales o fantasías mías. Lo había hecho para vengarme que me estaba dejando sola dos días , pero la venganza me había salido mal, de culo, nunca mejor dicho.

Pensar eso y empezar a reírme fue todo uno. ¡ Que pedazo de hijo de puta es mi marido!