Sola en casa

Una chica se queda sola unos dias y acaba siendo sumisa de su vecino.

SOLA EN CASA

Nuria se había quedado sola en casa, sus padres habían ido de viaje a pasar quince días a la costa y ella quería disfrutar de las fiestas de su pueblo después de haber aprobados todas en la Universidad. Pero lo que la esperaba no se lo podía imaginar. Un vecino suyo casualmente la había visto en un club liberal en una fiesta de temática sado. Ella había acudido por curiosidad con una amiga con collar de sumisa. Allí se había dejado azotar por el Amo de su amiga pero ella no tenía Amo.

Salió a buscar el pan y cuando volvía abrió el buzón para recoger la correspondencia. Encontró un sobre con su nombre en la parte delantera y bien cerrado. Subió a su casa y lo abrió. Dentro encontró la siguiente nota:

Hola zorra Nuria:

A partir de ahora vas a ser mi perra, por si no entiendes, mi sumisa, se que te gusta obedecer y que te gusta ser azotada por los Amos como hiciste en la fiesta que acudiste con tu amiga. Ahora cuando leas esto seguramente te entrará miedo, no soy ningún loco y pienso cuidarte pero tratandote como te mereces como mi sucia sumisa. Si aceptas dicho juego llama al número 6xxxxxxxx diciendo que eres mi puta y luego al de quince minutos bajarás a tu buzón meterás tus braguitas y cogerás unas rojas que he dejado.

Nuria sintió que le entraban ganas de vomitar, otra persona que no era su amiga sabía su secreto. La fiesta había sido en otra ciudad bastante alejada y pensaba que no había sido reconocida pero por otra parte sentía la excitación de la entrega y de lo desconocido. Al final se fió mas de la promesa de cuidarla y pulsó los números en su móvil y llamó. Sintió como descolgaban el teléfono y dijo las palabras mágicas. Nada más decirlas notó un clic metálico y como cerraban el teléfono. Ahora se bajó las braguitas. Iba con falda así que estaría completamente expuesta. Eso la excitó más. Espero los quince minutos de rigor y bajó al portal y echó las braguitas en su buzón y fue a coger el ascensor.

Cuando estaba esperando entró al portal su vecino, el padre de su mejor amiga, la madre y su amiga se habían ido al pueblo y le dejaban solo entre semana y el fin de semana él iba también al pueblo a reunirse con ellas. La saludó y esperaron juntos el ascensor hablando del tiempo como hablan quienes no tienen nada que decir. Entraron y pulsaron el numero 5, los dos vivían en la misma planta puerta con puerta. Cuando las puertas se hubieron cerrado y el ascensor inició la marcha el hombre de repente la agarró y la dio la vuelta poniéndola contra la pared. Le apretaba contra la pared y la dijo al oido al mismo tiempo que metía la mano bajo la falda de la chica que era una sucia perra y que se había alegrado cuando descubrió al mirar en el ordenador de su hija y ver que era sumisa.

Nuria sintió pánico pero una excitación que Fernando le afeó diciéndola que estaba mojada igual que una perra en celo. Las braguitas rojas cayeron al suelo y él la ordenó que las cogiera y se las pusiera. Llegaron al quinto piso pero no entraron en casa de Nuria, ahí solo entró ella para desviar las llamadas al teléfono del hombre. Ella viviría en su casa a partir de ahora mientras los padres de Nuria estuvieran fuera. Nuria entró en casa del hombre que la llevó a una habitación y la sentó en una silla, la ató y tapó sus ojos. Luego se cambió de ropa y fue a correr, a hacer footing. Al de una hora regresó y la chica seguía atada, la quitó la venda de los ojos y la enseñó sus braguitas blancas que acababa de recoger del buzón.

Luego la soltó y vió que ella tenía ganas de orinar, la hizo cambiarse de bragas, las bragas rojas siempre tenían que estar limpias y preparadas. La hizo ponerse unas grises de tela deportivas pequeñas y la llevó al baño. La hizo meterse en la ducha después de haberse desnudado. Allí hizo que ella orinase mojando todas sus bragas que a la altura de su coño cogió una tonalidad gris oscura. Luego entró él después de haberse quitado la ropa y se puso a orinar encima de la chica que se había arrodillado. Ahora la hizo levantarse, bajarse las bragas y dar la vuelta sujetándose a la pared. En esta postura empezó a mojarla con la ducha y luego cogiendo jabón la lavó entera, haciendo que ella hiciera lo mismo. Se aclararon y salieron de la ducha.

El se quedó observándola, ella hacía lo posible por taparse entera pero Fernando la hizo ponerse firme con las manos ligeramente separadas de las piernas y las piernas algo abiertas, la chica era rubia, estatura media, ojos marrones, pechos pequeños con pezones marrón claro, pubis recortado y culito duro y redondito por la natación. El hizo que le secase también pero que la polla para secarla primero la mamara. Ella se arrodilló y daba lametones como cuando de pequeña se comía los pirulis de caramelo pero en este caso al llegar a la punta se introducía el glande en la boca y jugaba con el frenillo y el agujerito de la punta.

El la hizo levantar y la llevó a la cocina, allí la indicó que hiciera la comida pero solo podía vestir un delantal. Ella obedeció, él estaba sentado observándola y de vez en cuando la daba algún azote con la fusta. Ella pensaba que porque no la usaba follandosela como hacían muchos Amos pero él tenía otros planes. Cuando la comida estuvo dispuesta la hizo llenar un cuenco con parte de la comida y poniéndolo Fernando en el suelo la puso un collar de perra tras quitarla el delantal y así desnuda y expuesta la hizo comer en el suelo.

El desde atrás la observaba viendo como su culo estaba bien rasuradito y su coño brillaba por la excitación. Ahora la levantó y la subió a la mesa boca arriba y abriéndola completamente las piernas la ató a la mesa inmovilizándola. La puso dos pinzas en los pezones y la dijo que si hablaba o se quejaba movería las pinzas causándola más dolor. Solo podía gemir. El entonces comió pero usando el abdomen y el coño de la chica de platos. Ella estaba sumamente caliente. Ahora la dijo él toca el postre. Entonces sin pensarlo dos veces la penetró de una sola vez en su coño y comenzó a follarla.

La quitó las pinzas a la vez que la jodía y apretando sus pechos la cabalgó. Al de un rato que ella disfrutó terriblemente soltó sus piernas y las levantó situándolas en sus hombros. La iba a follar el culo, por lo que había espiado las conversaciones de ella con su hija sabía que no era virgen analmente pero tampoco quería dañarla así que la fue penetrando poco a poco y sacándola cada vez que la tenía ya dentro hasta que el esfínter de la chica se acostumbró y entonces la penetró de una vez quejándose ella pero pasando de repente a no parar de jadear. La folló hasta que después de que ella tuviera varios orgasmos sacarle la polla. Ella se había dado cuenta que Fernando era un Amo experimentado porque las ligaduras eran un bondage bastante complejo. La ofreció la polla y Nuria la mamó recibiendo todo el semen en su boca que se le caía cuando la abría.

Durante toda la tarde fue usada sexualmente todo lo que el hombre quiso hasta que se cansó y se fue a dormir. Ella durmió desnuda sobre el suelo. A la mañana siguiente siguió su adiestramiento probando todo tipo de técnicas de dominación.

Este es un relato imaginario, si queréis podéis escribirme sobre todo mujeres a:

Picante100@hotmail.com