Sol, Playa, Arena, Sudor y Sexo (03)

Steve, Rafa y yo cogemos como locos aquella mañana, antes de que los rayos del sol nos calentaran más de lo que ya estábamos.

Sol, Playa, Arena, Sudor y Sexo 03

Despertamos justo al amanecer, Steve estaba en mis brazos, echados de costado sobre la cama, yo lo abrazaba desde atrás. Dormimos desnudos y descubiertos, la noche era tibia, así que no necesitamos de frazada alguna. No me di cuenta de a qué horas regresó Rafa, pero el fuerte tufo a alcohol que sentí al despertar era prueba inequívoca de que ya estaba en la habitación.

Steve abrió los ojos, quedándose mirando fijamente a los míos, verdes claros. No lo había notado, pero tenía unos ojos muy hermosos, de color avellana que, dada la oscuridad de su piel, brillaban muchísimo y se veían muy claros. Sus facciones finas eran muy bonitas y lo convertían en alguien sumamente atractivo, aunque debo agregar que bien podía parecer una muchacha hermosa.

Buenos días machote… ¿durmió bien? – me preguntó, dándose la vuelta y abrazándome de frente.

¿Y cómo iba a dormir mal en tus brazos Steve?

Pero en ese caso yo dormí mejor. – me dijo de nuevo, esta vez empezando a besarme.

¿Y querés amanecer igual de bien? – le pregunté, agarrándolo de sus impresionantes y carnosas nalgas azabaches.

¡Definitivamente se la pasó muy bien anoche Tito! – dijo Rafael, sorprendiéndonos y acabando con la magia de la noche, Steve se sobresaltó y se cubrió con una frazada, no sabía que alguien más estaba dentro de la habitación.

Rafa, le presento a Steve… Steve, el es mi amigo Rafael. – el negrito solo lo saludó y le sonrió, pero continuó escondido junto a mi.

Muchacho, ¿a qué hora se consigue el mejor pescado?

Pues… ahorita, en la mañana, cuando los pescadores regresan de su primera pesca.

Pues vayámonos ahorita y comamos algo bien rico.

Bueno, ¿para qué decir que Rafael acabó con el romántico momento que Steve y yo estábamos construyendo en esa mañana? Le dije a Steve que si quería podía usar la ducha el primero, luego entraríamos los otros 2. Quedándome solo con Rafa, nos pusimos a hablar.

¡Qué bueno está ese negrito!

Si, es muy guapo

¡Y qué culo! Me imagino que ya se lo sabe de memoria, no Gato, je, je, je.

Un caballero no tiene memoria respond텴

Lástima que se cortara tan fácil cuando hablé… me habría gustado hacer un trío con el.

Si, ¿a quién no? Pero el jodido soy yo, mire como me quedó la verga… ¡y usted sabe que esa mierda no se me baja con nada! – Rafa solo se rió de mi.

En cuando salió Steve entramos Rafa y yo por turnos y nos fuimos a desayunar. Pasamos toda la mañana navegando, fuimos a Siete Altares y luego a la Capitanía, almorzamos un pescado delicioso y seguimos con la diversión, Steve hacía de nuestro guía.

Steve había resultado ser un muchacho por demás agradable, era dulce y tierno, incluso algo amanerado, lo que le traía enormes problemas con sus amigos, han de saber que los negros son un poco homofóbicos por aquí. Nos contó que tenía 17 años y que Luis, que tenía 23, era su "amigo con derecho" y su administrador, por no decirle padrote. Sentía rabia al darme cuenta de que Steve estaba siendo explotado por el otro, que aprovechaba que el muchacho estaba loco por el.

Cenamos luego, pescado, ¿cómo no?, y regresamos a nuestro hotel. Allí, muy apenado y avergonzado, Steve me pidió que le pagara.

De verdad Tito, yo a ti no te habría cobrado nada… pero es que si no Luis se enoja mucho conmigo

No te preocupés Steve, no te preocupés… ¡deberías de dejar a ese hijo de puta, la verdad, no te va a traer nada bueno!

El no es tan malo Tito, de verdad

Lo que no implica que no sea malo del todo. – intervino Rafael – Mucho lo podés creer, pero si no te hace bien, no sirve y punto Steve. – el muchacho bajó la mirada y se quedó callado, Rafa y yo preferimos no seguir criticándole a su novio hijo de puta – Estuvo bueno el fin de semana ¿ah? – comentó Rafa.

Si, muy bueno, con un guía de lujo

Lástima que yo no lo pude conocer tan bien como usted Gato. – Steve se sonrojó.

Ni modo Rafa, así es la vida

Puedo quedarme esta noche si ustedes quieren. – dijo coquetamente el negrito.

¡Oh si! – dijo Rafa emocionado - ¡Me quiero comer ese culito gordo!

¡Momento! – protesté – Usted me debe algo desde ayer… me debe una buena cogida Rafa. – le dije, recordándole la tremenda chimada que me metió el día anterior, por la noche.

No crea que esas cosas se me olvidan Tito… usted me dirá cuando quiere que se la pague

¡Ahora mismo! – le dije, agarrándolo con fuerza de las caderas y atrayéndolo hacia mi.

Entramos a la habitación y cerramos la puerta, apagamos las luces y nos entregamos al amor. Tiré a Rafael sobre la cama y lo desnudé casi por al fuerza, sabía que aquello le excitaba, Steve solo nos veía a un costado de la puerta. A mi vez me fui desnudando también hasta quedar los 2 en pelotas, momento en que Rafa se dispuso a darle toda la atención que mi pene se merecía. Sobre la cama, se puso a mi lado y se inclinó sobre mi enhiesto aparato de 30 cm. de longitud, duro y pidiéndome guerra. Se lo metió a la boca, haciéndome un poco de cosquillas con su bigote y barba, y se puso a darme una mamada deliciosa.

El cuarto estaba apenas iluminado por una suave luz, el estaba en semi penumbras, por lo que aun podía apreciar su maravillosos cuerpo de macho trabajador, de 1.80. Es delgado pero bien marcado, se hallaba agazapado a mi lado, dejándome ver bien su trasero redondo, aunque algo pequeño. Me excité más pensando lo que había del otro lado, esa gruesa pelambrera que cubría su cuerpo, esa barba y ese bigote que cubrían una cara hermosa, agraciada y muy masculina; y ese falo poderoso, de 22 cm., grueso, por encima de de un par de gordos huevos.

Con brusquedad lo puse boca arriba, con las piernas abiertas y en el aire. Tomé el pomo de gel lubricante de mi mesa de noche y le eché un poco en el ano, apresuradamente me puse a dilatárselo con los dedos, Rafa solo me veía excitado, también le gusta ser dominado.

Así me gustan los machos… ¡duros, bruscos y que siempre vayan por lo que quiere! – me dijo, mientras continuaba mirándome y frotándose la verga, que descansaba parada al máximo sobre su vientre.

Yo ya tenía como 3 dedos dentro de su interior, se los metí sin mucha delicadeza y tuvo que haberle dolido, pero no, lo calentó más. Algunos de ustedes me comprenderán, otros no, pero esa mezcla entre dolor y placer, hacer las cosas por voluntad y ser forzado, funciona como un auténtico afrodisíaco.

En menos de un santiamén ya me había colocado un condón y estaba comenzando a clavar a mi amigo. Este elevó más las caderas, agarrándose las nalgas y separándoselas, dejando que el tremendo ariete se adentrara cada vez más dentro de su ser. Sentía como su ano se abría a marchas forzadas, como mi gordo príapo entraba y lo separaba todo a su paso.

¡¡¡AAAGGGGHHHH!!! – gemía Rafa, con el rostro compungido pero feliz - ¡¡¡ASSSSIIIIGGGHH!!! ¡¡¡ASI ME GUSTA TITOOOOGGGHHHH!!! ¡¡¡AAAGGGGHHHH!!!

Excitado por sus gemidos, Steve comenzó a despojarse de su ropa mientras veía con atención como terminaba de empalar sin compasión a Rafa hasta los huevos, para comenzar a moverme luego.

Negrito… Steve, venite, unite a la fiesta… – le dijo Rafa a Steve.

Tímidamente, Steve se acercó, y yo, al imaginarme un trío con Rafa y el me calenté más todavía, al imaginar ese cuerpo del más puro ébano brillando cubierto de sudor, con esa larga y hermosa verga dormida colgando sobre un par grandísimo de huevos. Me vio como pidiéndome aprobación y se acercó a mi amigo sin saber bien qué hacer, yo seguía dándole verga a Rafa.

¡¡AAH, AAH, AAH!! ¡Vení, vení Steve! – le dijo - ¡En mi caraaaaaggg! ¡¡AAH, AAH, AAH!! ¡¡Ponémela en la cara, AAH, AAH, AAH!!

Steve le hizo caso y colocó su largo y poderoso aparato en su boca, dándosela para que se la chupara como mejor podía. Rafa la chupaba y se la metía hasta donde le entraba, lamiendo y besando todo cuanto podía. En cierto momento sujeté con fuerza a Rafa de las muñecas y lo dejé inmovilizado, mientras mantenía sus piernas sobre mi hombro.

¡Cogételo por la boca Steve! – le dije.

¡Si! ¡Duro, como hombr… – la verga de mi joven amigo interrumpió a mi viejo amigo, que vio como esa larguísima viga negra desaparecía dentro de su cavidad oral.

Steve lo sujetaba firmemente del cuello, acomodándole la cabeza, que colgaba del borde de la cama, para su mejor conveniencia. Estábamos cogiéndonos a Rafael de una forma salvaje, 2 machos poderosos por ambos lados, Steve ahogándolo con su falo y yo rompiéndole las entrañas con el mío.

¡¡¡¡¡MMMMMMMMGGGGGHHHHH!!!!! ¡¡¡¡¡MMMMMMMMGGGGGHHHHH!!!!! – gemía guturalmente Rafael, que sentía como el glande de Steve se masturbaba en su garganta, este solo se lo sacaba por breves segundos para permitirle respirar.

Quiero que me cojan… – dijo Steve, bajándose de la cama y tirándose boca arriba en el suelo, poniéndose con el culo en el aire y las puntas de los pies apoyadas en el frío piso.

El muchacho quiere verga Tito… – me dijo un jadeante y empapado en sudor Rafael.

Agarré a Rafa de uno de sus tobillos y le di la vuelta, como atornillándolo en mi pene, hasta que quedó boca abajo y en 4. Así lo bajé de la cama, sin sacarle mi arma nunca, y coloqué su pene justo sobre el oscuro ano del muchacho, que se veía ansioso por ser apaleado.

¡Si, dale Tito, que me coja, que me coja ya!

Tus deseos son órdenes mijo… – y empujé con fuerza hasta que el falo de Rafael se hubiera enterrado dentro del culito de mi negrito.

¡¡¡AAAAAAYYYYYYGGGGGHHHHH!!! – gritó Steve, pero sin quitarse, gozando de esa salvaje enculada, noté que la presión sobre su cuerpo hizo descender un poco más sus caderas y que su pene estaba pegado a sus labios.

Steve, ¿te podés mamar la verga vos mismo? – le pregunté, y el me respondió tragándose su glande.

Y así, durante aquel increíble trío interracial practiqué la pose más extraña de mi vida: Steve tirado de espaldas en el suelo, con el culo en el aire y apoyado de las puntas de los pies a ambos lados de su cara, se mamaba la verga a sí mismo al mismo tiempo que un enardecido Rafael le hincaba la talega hasta los huevos, echado por completo sobre su cuerpo y dibujando un arco, apoyado sobre sus pies y manos; y desde atrás, sujetando firmemente a Rafa de las caderas, barrenaba su caliente ano con mis 30 cm. de hombría, horadándolo sin piedad y haciendo que el hiciera lo mismo con su pene dentro de Steve y con la propia verga de este última dentro de su boca. Era increíble.

¡¡¡¡AAAHHH!!!! ¡¡¡¡AAAHHH!!!! ¡¡¡¡AAAHHH!!!! ¡¡¡¡AAAHHH!!!! – gemía Rafael.

¡¡¡¡OOOOUUUUMMMHHHH!!!! ¡¡¡¡OOOOUUUUMMMHHHH!!!! ¡¡¡¡OOOOUUUUMMMHHHH!!!! – gemía Steve con la boca llena de su propia verga.

¡¡¡¡SSIIIHHHH!!!! ¡¡¡¡QUE RICO, QUE RICOOOOOOGGGGHHHHH!!!! – gemía yo con fuerza, extasiado ante una de las mejores cogidas que he tenido en mi vida.

Estiré una mano y tomé el pene de Steve y, sin sacárselo de la boca, comencé a masajeárselo por todo lo largo, Steve no tardó mucho en acabar dentro de su propia boca.

¡¡¡¡OOOOUUUUMMMHHHH!!!! ¡¡¡¡OOOOUUUUMMMHHHH!!!!… ¡¡¡¡SI TITO, ASIIIIIIIIII!!!! ¡¡¡¡OOOOUUUUGGGGGGGMMMHHHH!!!! – los chorros de su semen salían a borbotones inundándole la boca y el dejando escapar bastante.

Unos minutos después el turno le llegó a Rafa, que de tanto sentir un vigoroso masaje sobre su próstata acabó a borbotones dentro de su condón, y segundos después acabé yo. Los 3 quedamos exhaustos, empapados de sudor, vaya con el viajecito, estaba resultando mucho mejor de lo que pensé.

Los rayos del sol de ese día se habían quedado en el pasado, la noche había aparecido y el calor del día comenzaba a desaparecer. Decidimos dormir los 3 juntos, abrazados y arropados. Yo me quedé en medio, con Rafa recostado en mi pecho a mi derecha, y Steve igual a mi izquierda, estaba mucho más que satisfecho, aquel fin de semana había sido lo máximo, no me podía quejar ni podía pedir más. Bueno, en realidad si… ¡que todos fueran siempre igual!

Fin.

Tito (Garganta de Cuero).