Sol Naciente VIII: El Regreso

Hola! un saludo a mis queridos amigos lectores, aquí una nueva entrega que espero les guste! disculpen la tardanza es bueno no había tenido tiempo! :( un especial saludo a Roxanne: gracias por tu idea inconscientemente dada jajaja xfa comenten y valoren :) sus opiniones son realmente importantes :)

Christopher.

-          ¿Quién te dijo donde estaba?, ¿Cómo llegaste hasta aquí? –le pregunte intentando parecer lo más calmado posible, pero ciertamente me desconcertaba verlo ahí sentado regalándome una de sus más perfectas sonrisas.

-          ¿así es como recibes a tu novio? –dijo con tono irónico evitando responder mi pregunta.

-          Tu y yo no somos nada –dije lentamente intentando que le quedara claro.

-          Solo porque tú no quieres –dijo, mordiéndose el labio inferior y examinándome de pies a cabeza, haciendo que mis piernas temblaran.

-          Ya, ya, ya. ¿Cómo supiste que estaba aquí?

-          Me lo dijo esta muchacha que entro contigo, bueno a Samanta.

-          Isabela –dije en voz baja mientras comenzaba a caminar la dirección en la que se había ido esta.

-          ¿A dónde vas? No le digas nada, a la final sabes que le agradeces que este aquí. – me detuvo agarrándome del brazo.

-          ¡suéltame! – le grite FINGIENDO molestia. A lo que Santiago como toda respuesta: me beso… luego de forcejar, logre que me soltara y justo cuando nos estábamos separando:

-           Buenas tardes. – escuchamos al tiempo que volteamos y observamos a mi papá viéndonos desde la puerta.

-          Hola papá. –dije yo tremendamente cortado.

-          Hola hijo, ¿no me presentas a tu amigo? – dijo dirigiendo su mirada a Santiago quien estaba a mi lado más pálido de lo normal (y tenia porque: mi padre más que respeto podía llegar a provocar miedo).

-          Ah sí, Papá  – Santiago, Santiago- papá. –al terminar de decir esto le di un leve empujón a Santiago para que se acercara a mi padre que le extendía la mano.

-          Mucho Gusto señor, es un verdadero placer conocer al padre de Christo… Christopher –corrigió rápidamente causando unas pequeñas risas de mi parte.

-          El placer es todo mío. –dijo mi padre examinando a Santiago con la vista mientras estrechaba su mano como si fuera una simple pluma pero causando gran movimiento en el brazo de Santiago.

-           ¿ya la cena esta lista? –me pregunto a mí.

-          Eso creo, María estaba por terminarla cuando llegue.

-          Entonces, pasemos a la mesa. Imagino que tu amigo por la hora se quedara a dormir.

-          Me imagino porque ya es tarde para conseguir una habitación en el hotel. – dije con indiferencia, aunque en el fondo la idea me estaba comenzando a gustar.

-          Bueno, pasemos a la mesa. –dijo haciendo ademan que fuéramos nosotros primero. Justo antes de empezar a caminar, antes de dar completamente la espalda a papá pude ver como este me giñaba un ojo y me dedicaba una media sonrisa.

Ya en la mesa, donde estábamos de la siguiente manera: papá y Santiago uno en cada extremo, frente a frente. Mamá y yo a los lados de mi padre, Sam a la derecha de Santi e Isabela a su izquierda. Quedando María entre Samanta y mamá. La tensión en el ambiente era impresionante hasta que papá  decidió romper el silencio:

-          Y, dígame Santiago de donde vienen usted y su hermana?

-          Venimos de…. –comenzó a decir Sam al ver que su hermano no decía nada.

-          Deje que su hermano sea el que hable señorita, después de todo el es el hombre. –dijo mi padre interrumpiéndola.

-          Eh… vivimos cerca de Christopher, el y yo somos compañeros de universidad.

-          ¿compañeros? Lo que yo vi no es de “compañeros” – le contesto mi padre en tono cortante, causando risas entre Samanta e Isabela.

-          Bueno señor, vera…

-          Véame de frente cuando me habla, ¿acaso no le enseñaron modales en su casa? – ciertamente Santiago no había quitado la vista de su plato, el cual no había tocado siquiera.

-          Señor Simón –dijo tomando valor-  a mime gusta… su hijo – dijo bajando progresivamente el tono de voz.

-          Así que, esa es la razón de su visita. Sabe usted Santiago que estamos en un pueblo ¿verdad? Y al ser un pueblo es muy tradicional. Pues aquí primero acostumbramos conocer los provechos de la relación entre las familias, así como conocer  que benéficos tendría mi hijo con usted.

-          Este, bueno señor yo provengo de una familia muy conocida a nivel nacional, incluso internacional, mi padre es dueño de una de las cadena de televisión satelital, además posee también acciones en gran cantidad de empresas.

-          ¿y eso debería asombrarme por…? –le interrumpió mi padre en todo pedante.

-          No señor no es cuestión de impresionarlo…

-          ¡ya!, ya está bien Simón. Deja al pobre muchacho tranquilo. –intervino mi madre entre risas, salvando a Santi del interrogatorio de papá.

Gracias a la intervención de mamá, la tensión en el ambiente disminuyó tan solo un poco. María, aprovecho y se levanto a llevarse los platos para lavarlos, Isabela y Sam también se levantaron y se fueron juntas hacia la sala (estas dos en tan poco tiempo ya parecían uña y carne). Yo, por mi parte decidí levantarme también y seguir a las chicas, mi madre me hizo una seña con la mano para que me llevara a Santiago conmigo, quien me vio casi con lagrimas de agradecimiento en sus ojos.

Ya en la sala, con Santiago más calmado y de vuelta en sí, conversamos los cuatro de manera animada, Isabela le  soltó un comentario a Santi que lo volvió a poner pálido, haciendo que Sam y yo estalláramos en risas: “tranquilo Santiago, el Sr. Simón no muerde… pero, hace cosas mucho peores. Jajaja”. No podía creer como mi padre pudo jugar así con Santiago, mi padre a pesar de ser un hombre “serio” tenia momentos de buen humor (extraño la mayoría de las veces).

Dormiríamos Isa, Sam y yo en mi cuarto, en el ala izquierda de la casa, y Santiago en el ala derecha, en la habitación continua a la de mis padres (a petición de papá). Esa noche nos dormimos tarde –al menos las chicas y yo, claro- estuvimos hablando de cosas tribales hasta que llegamos a temas del corazón. Me entere que Isa estaba botando la baba por Augusto (un muchacho en el pueblo)  quien también gustaba de ella pero esta no le decía que si, porque según ella él  era un chico “llovizna” (le cae a todo el mundo). Samanta por su lado, buscaba a su enamorado misterioso (como ella lo llamaba), su salvador en la fiesta. Un chico al que aparentemente nadie vio. Que sin necesidad de cruzar palabra alguna la dejo cautivada.

A la mañana siguiente, mi padre me pidió que fuera con Santiago a recoger algunos huevos para el desayuno. Cuando llegamos al gallinero yo rezaba por encontrar algún nido vacío pero no, todos estaban llenos.  Extendí mi mano con temor (siempre le he tenido pavor a las gallinas cuando estas están incubando) y la retire rápidamente al primer intento de la gallina de picarme la mano.

-          Jajaja. –escuche a Santi detrás de mí.

-          ¿de qué te ríes?, ¿muy gracioso?- pregunte con una mala actuación de molestia.

-          La verdad sí, es muy gracioso. –dijo aun entre risas.

-          Ah sí, pues si tú sabes cómo hacerlo pues hazlo tú. – le espete, de verdad pensaba escuchar algo así como: “¿yo?, ¿tocar a ese animal? Estas como loco.” Pero no lo que escucho me dejo sorprendido.

-          Pues sí, lo hago yo -dijo quitándome la cesta de las manos- de pequeño me gustaba mucho ir a una finca que tienen mis padres y además esto no es tan difícil. –me dijo mostrándome su mano.- ven aquí y te enseño –me dijo con un gesto, cuando me acerque a el este se posiciono detrás de mí, acercando su cuerpo al mío, cada vez mas.

-          Santiago, no puedo creer que seas tan básico. –le dije haciendo que notara la posición en la que estábamos.

-           Jajaja disculpa fue sin intención.

-          Y.. ¿ese bulto que note en mi espalda? ¿también fue sin intención?- le pregunte con una media sonrisa.

-          Te juro que si –dijo riendo, mostrándome su perfecta dentadura- es que... bueno el pobre no ha tenido acción estos días, y yo no tengo la culpa jajaja- dijo mientras señalaba su entrepierna.

-          Te pasas de romántico sabes? –dije con aire divertido.

-          Si, lo sé. Me sale tan natural, a veces no logro controlarlo. – me contesto con tono de burla.

-          Ya, camina nos deben estar esperando por el desayuno –dije mientras señalaba la cesta nuevamente.

-          Ok, ok, vamos. Pero… -señalo su entrepierna- ¿lo vas a dejar así? – me dijo esto con una de esas miradas que te hacen agradecer no ser un helado porque de lo contrario te derritieras a sus pies.

-          Pues... el POBRE –hice énfasis en esta palabra- va a tener que aguantar unos días más.

-          Eso quiere decir que si nos vamos a divertir. –dijo esta vez dirigiéndole  las palabras a su entrepierna.

-          Ya Santiago, camina por favor. –le dije ya más serio.

-          Está bien, tu primero – dijo abriéndome la puerta como todo un caballero.

……………………………………….

-          ¿te divertiste con los huevos? O ¿Por qué tardaron tanto? Jajaja – me pregunto Isabela.

-          No, Santiago y yo no hicimos nada. –conteste serio.

-          Pero  como te pones, yo me refería a los huevos de la gallina jajaja. – dijo mientras se iba a sentar a la mesa.

Desayunamos de forma tranquila, esta vez no había tanta tensión pues papá no le hablo mucho a Santiago, aunque no le quito la vista de encima durante toda la comida. Después mi padre se fue a trabajar, mama se fue a la cocina, Isa se fue a su casa a cambiarse para ir al colegio.  Samanta me pidió que les hiciera un recorrido por los mejores sitios del pueblo. Estuvimos en las sitios de interés, Sam estaba como loca tomando fotos a la fachada del pueblo mientras Santi y yo entrabamos a la tienda del Sr. Ernesto donde vi una Guitarra que me fascino, pero que no pude comprar porque el dinero que llevaba en esos momentos era para algo mucho más importante, salimos de la tienda no sin antes preguntar el precio de la bella Guitarra para pasar a comprarla luego. Anduvimos por el pueblo gran parte del día, nuestro último paradero fue el pozo “el milagro” bautizado así por mi padre en honor a mi nacimiento (si, si naci ahí, Por las creencias de María. Y fue un milagro porque mi madre perdió dos embarazos anteriores a mí). Nos encontrábamos admirando la belleza de ese pozo, que básicamente es un pozo al final de una pequeña caída de agua.

-          No lo puedo resistir –dijo samanta comenzando a despojarse de  sus típicas Converse para luego proseguir con su falda y blusa- AQUÍ VOYYYYYY –grito al lanzarse al agua.- vamos entren- nos dijo a Santi a mí.

-          ¿te quieres bañar? –le pregunte a Santiago.

-          No pienso mojar esta ropa. –contesto el  levantando una ceja.

-          Daaa báñate en bóxers. –le dije yo divertido. A lo que me contesto moviendo la cabeza diciendo que no, dándome a entender que no traía ropa interior.

-          NOO! –grito Sam desde el agua- ni se te ocurra Santiago. –dijo, deteniendo a su hermano de cualquier intención de bañarse desnudo.

-          Jajaja bueno está bien yo me quedo aquí contigo –le dije a Santi. dejando a Sam bañándose sola hasta tener los dedos como ancianita.

De regreso les pedí por favor que me dejaran en el pueblo y ellos se adelantaran a la casa, aceptaron sin protestar y se fueron luego de que Santi intentara besarme. Camine  en dirección a la casa de la Familia Hernández. En el patio trasero se encontraba la señora Mariana sentada con su pequeña hija Alejandra dormida en su regazo. La verdad la señora mariana se encontraba bastante más demacrada a la última vez que la vi.

-          Christo. Pero que haces aquí muchacho, te hacía en la ciudad, estudiando. – me dijo Mariana haciendo ademan de levantarse.

-          Quédese sentada doña mariana, no hace falta que se levante. Dije acercándome para saludarla.

-          Pero responde a mi pregunta ¿qué haces aquí muchacho? – dijo como atemorizada.

-          Vengo a traerle algo, pero no sé cómo lo va a tomar.

-          ¿Qué es muchacho? –pregunto apresurada.

-          Vera Isabela ya me conto todo lo que le hizo mi padre a su familia, y pues es mi deber hacer algo, vine hasta aquí a traerle esto. –dije mientras extendía mi mano con una considerable cantidad de dinero.

-          Pero… no mi niño no hace falta. – me aparto la mano.

-          Tómelo, por favor. Sé que el dinero no va a solucionar nada pero no puedo dejar de sentirme culpable por todos los problemas que tiene su familia, además se que no están económicamente bien. Incluso le pido que me acepte este y el dinero que le traeré en otras oportunidades, al menos hasta que me valla del pueblo nuevamente. –le dije con sinceridad.

-          ¿está seguro muchacho? – y como toda respuesta tome su mano y deposite el dinero en ella, y separándome para marcharme.

-          Espera… la próxima vez que vengas… hazlo con mucho cuidado. No es conveniente que… Alex te vea por aquí.

-          ¿Alex? Y ¿Por qué el no puede verme? –pregunte con sorpresa.

-          Pues niño Christo. Mi hijo ya no es el mismo, tenga cuidado por favor, el ahora es una persona muy violenta. A intentado golpearme en varias ocasiones y creo que hasta está consumiendo drogas. –dijo comenzando a llorar.

-          No se preocupe Mariana tendré cuidado. -Dije ahora si despidiéndome.

Marcos.

-          ¿Estás seguro Manuel?

-          Que si hombre el jefe me dijo que  tienes permiso para faltar el viernes, lunes y el martes pero te quiere aquí el miércoles a primera hora.

-          ¡gracias Manuel por hacerme ese gran favor! Hoy mismo comienzo a hacer mis maletas jajaja.

-          De nada Marcos, sabes que en un futuro la pagaras caro jajaja.

Listo, el viernes a primera hora salgo en busca de Christopher. ¿Será que debo avisarle?, no, si él se fue de sorpresa de la misma forma llegare yo.

Christopher

Al llegar a casa lo primero que oí fue ese bello sonido emanado de las cuerdas de una guitarra, corrí hacia adentro y vi a Santiago con la guitarra y a Sam a su lado.

-          Santi.. ¿tu? – dije viendo la guitarra.

-          No!, la guitarra es mía. –dijo este sonriendo.

-          ¿de verdad? –dije fingiendo molestia.

-          Si, aunque bueno… tú sabes cómo ganártela –dijo con una media sonrisa señalando su pantalón.

-          Santiago! – le regaño Sam- deja de ser tal vulgar por dios.

-          Jajaja tranquila  herma….

-          ¿Qué hacen? –lo interrumpió isa.

-          Aquí tomando el té. – contesto Santiago en tono irónico.

-           Idiota, pensé que le estabas cantando algo a Chris.

-          No, Isabela –le contesto Sam- estábamos… bueno ahora que lo pienso no estaría mal ¿no hermano?

-          Ni lo piensen – le recrimine yo enseguida.

-          ¿Por qué no? –me replico Santiago.

-          Si hazlo –salto Isabela.

-          Bueno ahí voy. –contesto este mientras comenzaba a tocar algunas notas..

¯ “No sé porque te veo en sueños

En blanco y negro como los perros

Ni porque despierto temblando si es el medio del verano

Que me tiene dolidas las manos

En mi cama sudando por ti

Yo no pienso vivir…” ¯

-          Haaay ¡que romántico! – salto Isabela, haciéndonos reír a todos los presentes.

-          ¿Cómo que romántico isa? Estás loca definitivamente… - le dije aun riendo.

-          ¿Por qué? – pregunto incrédula.

-          Analiza bien la letra – le dijo Samanta, haciendo un movimiento indicando la Masturbación.

-          ¡Grosero! – le grito isa a Santiago. Causando que riéramos a carcajadas nuevamente.

Alex.

Si los rumores en el pueblo son ciertos… Christopher está de regreso, lo que significa que puedo poner mi plan en marcha. Le voy a demostrar a mi madre que está equivocada al igual que los dos Psicólogos que me vieron, les voy a demostrar que yo no tengo  ningún problema de conducta, violencia, ni nada de eso. Porque yo sé que cuando haga lo que estoy pensando mis problemas van a terminar. En el colegio desde niños siempre me enseñaron a compartir, pues bueno… llego la hora. Si gracias a Christopher: me dejo mi novia, el pueblo y parte de mi familia me rechazo, tuve que soportar las golpizas de mi padre por ser un “marica” antes de que este nos dejara a mi madre, mi hermana y a mí, tuve que salir a trabajar con unos tíos  para mantener a mi familia. Entonces lo más lógico es hacer que Christopher también sufra al menos un poco como agradecimiento,  porque de lo contrario… me convertiría en un completo  y absoluto egoísta, y ese no es el plan, el plan es devolverle el honor a mi familia pero sobre todo recobrar mi orgullo.