Sol Naciente VI: La Huida

- ¡Estaba medio Borracho, Maldito idiota! – grito molesto con las manos a ambos lados de su cabeza y a continuación me empujo. – y no es por defenderlo pero Santiago también había tomado en cambio tu no habías tomado ni una sola gola de alcohol.

espero me disculpen por la tardanza pero en estos momentos mi vida personal no esta muy bien ademas cada dia tengo mas evaluaciones en la universidad. aqui la sexta entrega espero les guste.

Christopher

Estando en la cama de Marcos pude escuchar como este discutía con alguien –en un tono de voz muy bajo-  apenas me asome un poco por la puerta de la habitación pude observar como Marcos y Santiago ¡Se daban la Mano! Pero sin ningún tipo de alegría, más bien como acordando algo que no es de nada agradable para ninguno, algo así como una alianza forzada. Seguido vi como los dos se acercaban caminando hacia la habitación donde corrí rápidamente a la cama para hacerme el dormido justo cuando se abrió la puerta.

¿Estás seguro? –pregunto marcos a Santiago.

Totalmente – contesto este en voz baja, acto seguido Marcos se sentó a mi lado para despertarme.

………..

Christopher… ¿sabes que te amo verdad, y que nunca haría nada para hacerte daño? – pregunto Marcos temeroso. A lo que yo respondí afirmativamente con solo un pequeño movimiento de cabeza.

A continuación marcos comenzó a besarme, al principio con ternura pero poco a poco fue aumentando el grado de pasión mientras este me desvestía y a un lado Santiago solo observando con expresión de rabia y furia, Pero en sus ojos había algo más: Tristeza, tal vez. Cuando ya me encontraba totalmente desnudo al igual que marcos este comenzó a mamarme, lamerme, succionarme el pene con bastante interés mientras me pellizcaba los pezones. Por su parte Santiago se desnudo pausadamente –como dudando- y se acostó a mi lado a besarme y a pasarme la lengua por el cuello y las orejas (cosa que me fascina). Las manos y lenguas de Santiago y Marcos recorrieron mi cuerpo un sinfín de veces, hasta que me colocaron de lado y levantaron una de mis piernas colocándose así Marcos a mamarme nuevamente el pene  en lo que Santiago se encargaba de mi culo.

Ahh… tres dedos de Santiago jugando en mi interior y la lengua de Marcos jugando con mi pene me estaban dando un placer indescriptible. No sabría decir cuál de los dos estaba haciendo mejor su tarea pues los dos estaban excelentes. Santiago dejo mi culo y se arrodillo frente a mi cara ofreciéndome sus deliciosos 21cm de carne pura que no dude ni un minuto en comenzar a degustar, marcos en cambio levanto mi otra pierna y coloco su  pene en la entrada de mi ano y empujo lentamente, -uff, exclame sacándome el pene de Santiago de la boca-.

Estaba totalmente ido, no cabía en mí de tanto placer: Santiago y yo haciendo un fantástico 69 y Marcos Penetrándome con una fuerza casi inhumana, hasta que Santiago se separo de mi y se coloco a un lado de Marcos intentando apartarlo para penetrarme el, cosa que Marcos no permitió, después de varios intentos Santiago se situó detrás de marcos mientras me giñaba un ojo y a Juzgar por el grito que dio Marcos antes de salirse de mí este le enterró su gigantesco amigo de una sola estocada, causando así que el Pene de Marcos se volviera flácido nuevamente. –este había sido el único contacto entre ellos hasta ahora, porque a pesar de estar los tres en la misma cama –que no era necesariamente muy grande- podría asegurar que ellos no se habían tocado entre sí para nada.

-Para que aprendas- le dijo Santiago a Marco entre risas mientas me clavaba entero,  Santiago me coloco de lado nuevamente cerrando mis piernas y me penetro lentamente mientras se situaba detrás de mí volteándonos de tal forma que yo quede sobre él, entendiendo así sus intenciones: quería que lo cabalgara. Esta nueva posición me éxito de sobre manera porque sentí que era yo quien llevaba el control esta  vez, podía sacarme centímetro a centímetro casi todo su falo para luego dejar caer mi cuerpo y así penetrarme fuertemente mientras gemía de placer, estuvimos así un buen rato hasta que mis piernas comenzaron a cansarse y Santiago comenzó a penetrarme a su propio ritmo –muy rápido, fuerte y placentero por cierto- al tiempo que marcos comenzaba a elevar mis piernas nuevamente pensando en lo que me temía: penetrarme al mismo tiempo que Santiago. Le suplique, le rogué que no lo hiciera, pero en los ojos de Marcos lo único que podía ver era Morbo, lujuria y excitación. A continuación sentí como las lágrimas salían de mis ojos a causa del dolor más grande que había sentido en toda mi vida cuando marcos me metió tan solo la punta.

No sé cuanto paso: segundos, minutos, horas o que se yo, pero al cabo de un tiempo ese dolor tan horrible fue disminuyendo dando paso a una extraña sensación de placer incontenible. Lo único que pude hacer fue gritar, gritar para suplicar más. Suplicas que fueran escuchadas cuando los dos comenzaron a penetrarme a ritmos diferentes, sentir dos falos tal magnitud entrando y saliendo de mi ano me estaba dando un inmenso placer, ocasionando así mi potente corrida (jamás pensé que pudiera acabar de esa manera tan abundante y con tanta fuerza pero bueno la situación no era para menos). En cuestión de minutos Santiago se salió rápidamente de mí y se sitúo de nuevo arrodillado frente a mí echándome todo su esperma en la cara y parte dentro de la boca (la cual trague gustosamente), mientras Marcos entre convulsiones y palabras que no pude entender  se vaciaba en mi interior. –tenia las paredes internas de mi ano tan sensibles que sentí como cada uno de sus 7 chorros de semen caían dentro de mi-.

Santiago comenzó a besarme salvajemente mientras recogía con sus dedos parte de su corrida y se la llevaba a la boca compartiéndola conmigo en cada beso, Marcos por su parte se quedo rendido entre mis piernas, yo tampoco pude aguantar mucho más y lentamente me fui quedando dormido.

……………………………………….

Me desperté abrumado, con un dolor de cabeza de los mil demonios, no tenía ni la más mínima idea de donde estaba, hasta que una punzada de dolor en mi culo me refresco un poco la memoria, rogaba que todo lo sucedido hubiese sido un simple sueño pero no, el cuerpo aun dormido de marcos entre mis piernas y el semen seco en mis mejillas, que imagino era de Santiago –ya que mi cabeza estaba reposando en su abdomen y su pene a pocos centímetros de mi-  me demostraron que todo fue real. ¡Rayos! –Pensé- ¿Qué he hecho? –Me pregunte a mi mismo en un tono de voz extremadamente bajo- Tengo que salir de aquí inmediatamente –dije un poco más alto-. No sé cómo pero logre salir de ese amasijo de brazos y piernas sin despertar a ninguno de los dos, mientras me vestía lo más rápido posible observe  la marca de una mordida en el hombro derecho de Santiago rodeada de un gran  hematoma. -¡Mierda!- Dije mientras salía de ahí rápidamente, no sin antes percatarme al pasar frente al espejo que yo también tenía una marca en el cuello la cual no era de un chupón sino de: “EL” chupón. – creo que ni con el mejor maquillaje del mundo podría ocultar o al menos disimular esto, juro que mas nunca vuelvo a tomar de esta forma- me dije entre a mi mismo en un tono algo divertido, ya que si bien no tome en exceso fue demasiado para ser mi segunda ver tomando.

Marcos

Me desperté molido, como si una aplanadora hubiese pasado sobre mí, nunca había sentido el cuerpo tan cansado, deduje por la decoración que estaba en mi cuarto lo que me extraño es que Christopher no estaba solo Santiago quien aún permanecía  dormido. Me tome unos minutos para mirar a mejor dicho para admirar  el físico de este chico, aunque a mí no me gustan para nada los cuerpos tan fabricados debo admitir que este tipo estaba realmente bueno y se gastaba una “herramienta” más que considerable. Me sorprendí a mi mismo excitado observando a Santiago  así que decidí ir a darme una buena ducha de agua fría. Al salir a vestirme Santiago ya estaba despertando.

-          ¿Dónde está Christopher? –pregunto entre bostezos.

-          No sé, se debe haber ido mientras estábamos dormidos- dije sinceramente.

-          Y pensar que fui yo quien desvirgo a ese culito anoche- dijo con una sínica sonrisa. Y era cierto había olvidado por completo que ese maldito me cogió anoche por sorpresa LITERALMENTE.

-          Si quieres salir de aquí caminando, mejor ni me lo recuerdes. –dije en tono amenazador.

-          Ya hombre, cálmate y discúlpame por no haberte hecho sentir especial. –dijo fingiendo arrepentimiento antes de estallar en risas.

-          ¡mejor  cierra ya tu maldita boca! –le grite claramente enfadado.

-          Ya, ya, ya. Tranquilo ya me voy. -dijo mientras comenzaba a vestirse.

-          Mas te vale que de verdad no sepas donde esta Christopher. –dijo mientras salía por la puerta.

Ese mismo día mas tarde a eso de las 3:00 PM fui al apartamento de Christopher para ver como estaba, lo encontré todo desarreglado, decaído y con los ojos hinchados producto de haber estado llorando.

  • Christopher.. ¿Qué tienes? ¿Qué te paso?. –pregunte preocupado.

-  ¿Qué me paso? –respondió el con la voz quebrada.

  • si estas así por lo que paso, discúlpame. Sé que no fue una de mis mejores ideas. –dije arrepentido.

  • ¿tu idea? –Pregunto sorprendido- ¿tu planeaste esto?

  • bueno solo yo no, Santiago y yo pensamos hacer esto para que así luego tú te decidieras por alguno de los dos.

  • Santiago y tú… esto ya no debería sorprenderme. ¿Estás satisfecho? Si antes estaba confundido ¿cómo crees que estoy ahora?, ¿Cómo pudiste TU hacerme esto? –pregunto molesto. Esto último me enfado seriamente porque al parecer para él, yo era el único culpable.

  • anoche no te veías tan molesto, o acaso ¿no lo disfrutaste? –dije esto mas llevado por la rabia que conscientemente.

  • ¡Estaba medio Borracho, Maldito idiota! – grito ahora si evidentemente molesto con las manos a ambos lados de su cabeza y a continuación me empujo o más bien me dio dos golpes en el pecho. – y no es por defenderlo pero Santiago también había tomado en cambio  tu no habías tomado ni una sola gola de alcohol- dijo empezando a llorar.

  • ¿sabes qué? –Le pregunte enfadado- olvídalo, me voy, cuando quieras me buscas y hablamos, digo cuando te “aclares”. Dije lleno de furia mientras salía del apartamento sin saber claramente porque le dije eso.

Christopher

Gracias a dios Santiago iba a estar todo el día ocupado escogiendo su nuevo auto, aunque no por eso dejo de llamarme en repetidas ocasiones, 19 veces para ser más exacto. Pero ese día tampoco quería hablar con él, es mas no quería hablar con nadie, a la única persona que le había contestado los mensajes de texto era a Sam A quien le conté todo,  bueno todo lo que recordé.

Al día siguiente tenia clases a primera hora, y como estaba haciendo bastante frio pude disimular mi cuello con una chaqueta y una bufanda. Cuando llegue a la universidad todas las personas volteaban a verme sin ni siquiera intentar disimular incluso algunos hasta me lanzaban besos en forma de burla. Algunos me miraban con desprecio, otros burlándose, y algunos con envidia estas ultima más que todo las chicas. Aun faltaban 10 minutos para comenzar la clase y me encontraba solo en el salón, solo a pesar de que habíamos más de 30 personas  pero estas se encontraban reunidas en grupos, podía escuchar el siseo de las palabras que utilizaban para referirse a mí, las risitas despectivas pero lo más desesperante eran sus miradas. ¡Al fin! –Pensé cuando entro el profesor-

-buenos días alumnos- dijo este- según escuche hay un nuevo rompecorazones en el salón-prosiguió y las risas no se hicieron esperar-. Sinceramente esa fue la gota que derramo el vaso, si esas risas hubiesen sido cuchillos o por lo menos dardos pudiera haber muerto en ese salón de clases, pero contrario a eso recogí todas mis cosas y Salí casi corriendo de ese salón que se convirtió en mi infierno decidido a largarme al único sitio donde encontraría paz, donde se encontraba mi verdadera e incondicional amiga: mi madre, si debería tomarme unos días en el pueblo.

Llegue a mi apartamento tome la maleta y comencé a tirar ropa dentro de ella sin reparar en como caía. Busque en el cofre donde guardaba todo el dinero que tenía en efectivo y Salí rumbo a la terminal de autobuses.

-          No joven, le repito que el único bus directo sale a las 6:00PM –dijo por tercera vez la señora encargada de los pasajes.

-          ¿Segura que no puede hacer nada? –pregunte casi suplicando.

-          Bueno.. aunque podría…

-          ¿podría qué? – pregunte rápidamente, interrumpiéndola.

-          Podría irse en un bus que sale dentro de dos horas pero tendrá que hacer escala.

-          No importa deme un pasaje para ese bus, no me importa si tengo que hacer 2 o 3 paradas.

Santiago

Ese lunes no fui a la universidad porque realmente no quería ir. Estaba examinándome la marca de la mordida de Christopher que tenía en mi hombro frente al espejo cuando apareció Samanta y se me ocurrió preguntarle si ella sabía algo del paradero de Christopher.

-          ¿samanta tu sabes donde esta Christopher? Me dijeron que hoy fue a la universidad pero salió corriendo del salón y nadie más lo ha visto y no me contesta el celular.

-          Y no es para menos, yo tampoco te contestaría nada. ¡Cerdo!.

-          ¿y ahora porque soy un cerdo?- pregunte confundido

-          ¿Cómo que por qué? Cómo pudiste hacerle eso al pobre Christo.. no debiste hacer eso Santiago. –me recrimino.

-          Así que te conto… dije pensando en voz alta.

-          Si me conto, eres de lo peor, ¿sabías que me conto todo llorando? No es para menos que no te conteste, es mas fuera yo y ya te hubiese mandado a la mismísima mierda. Pero el bobo ese para su desgracias si te quiere.

-          ¿Qué dijiste? –pregunte entusiasmado luego de oír esas últimas palabras.- ¿tú crees eso?

-          No es que yo lo crea Santi. Es la realidad tu ¿sinceramente crees que si no te quisiera estuviera soportando todo esto?

-          Samanta averigua donde esta pregúntale, necesito saberlo. –dije sin prestar atención a lo que decía.

-          Bueno no debería pero lo voy a intentar aunque no te prometo nada hermano.

Samanta tenía razón, si Christopher no sintiera nada por mí no se aguantara esto. Ahora solo bastaba a esperar que Sam me dijera en donde estaba Christo para salir corriendo a buscarlo.

Chistopher

Al llegar a la terminal de mi pueblo encendí mi celular y vi un mensaje de Sam preguntándome preocupada a donde me había ido, confié en ella y le conté donde estaba pidiéndole por favor no contarle a nadie. Cuando pase por la plaza de mi querido pueblo natal miles de bonitos recuerdos de mi infancia con Isabela (la única amiga que tengo aquí) y también recuerdos no tan bonitos de Alex llegaron a mi mente. Pero no por eso pude evitar notar como las personas me veían y decían cosas por lo bajo –aquí también- pensé triste.

Olvide mencionar que mi pueblo es un hermoso lugar atrapado en el tiempo, adornado con las bellas montañas que lo rodean y sus múltiples ríos con  caídas de agua, al ser un pueblo pequeño todas las personas se conocen y yo particularmente era algo así como una figura pública debido a que mis padres son los mayores hacendados de toda la región, dueños de innumerables cabezas de ganado y miles de hectáreas, además este pueblo no era nada sin mi familia ya que la mayoría de las personas le debían grandes cantidades de dinero a mi padre quien le prestó dinero a las personas hace poco tiempo cuando el pueblo paso por una crisis para que pudiera mantenerse a flote (el turismo , que es lo que le daba vida al pueblo había bajado considerablemente). Eso me convertía automáticamente –al parecer- en el Niño rico del pueblo. Donde podía tener todo absolutamente todo lo que quisiera pero en la ciudad prefería ser un chico mas, por eso solo aceptaba de mis padres el dinero del alquiler y la mesada.

Iba caminando hacia la casa de mis padres algo estresado ya que por alguna razón no había taxis, algún caballo o algo que me llevara los 2 kilómetros y medio del pueblo a la casa. Y mi maleta estaba verdaderamente pesada. Pero todos mis males se disiparon de mi mente cuando al llegar a la casa vi a mi madre sentada en el corredor hablando con Isabela y la tía Berta (madre de Isabela pero que llamaba así por cariño) .

-          ¡Christopher! – grito isa emocionada haciendo que tanto su madre como la mía saltaran de sus sillas.

-          ¡hijo mío! – grito mi madre mientras saltaba de alegría de su silla corriendo a abrazarme- ¡qué alegría verte! –dijo emocionada con lagrimas de alegría en sus ojos.

-          Bendición mamá.- dije yo también alegre mientras la abrazaba.

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les recuerdo, Comente y valoren por favor. sus comentarios son los que animan a los auntores a seguir escribiendo. saludos desde Venezuela. :D