Sol naciente IV: Una Propuesta Indecorosa

“Odio esos malditos Momentos de confusión, en los que crees amar a alguien y aparece otra persona”

Christopher Salí del baño y me dirigí nuevamente al jardín donde todos estaban exactamente en la misma posición que se encontraban cuando me retire, todos excepto Samanta quien se encontraba sirviendo el vino. - Menos mal ya regresaste. – me dijo Santiago, mostrándome una amplia sonrisa. - Tomen una copa, por favor. –dijo mientras levantaba la suya- quiero hacer un brindis. - ¿un brindis? ¿y a que se debe hijo?- pregunto asombrada su madre. - Quiero brindar por Christopher… Mi novio. Y me dedico una mirada llena de brillo, alegría e ilusión. Además de una sonrisa mostrándome sus dientes perfectamente blancos y en la posición exacta. A continuación, la copa de la señora Úrsula cayó al piso, convirtiéndose en miles pedazos pequeños de vidrio. El Sr. Rafael escupió todo el vino que había en su boca –supongo por el asombro- y Samanta bueno, Samanta brinco de su silla de alegría y comenzó a aplaudir efusivamente, regalándonos a Santiago y a mí, una de sus sonrisas angelicales. - hijo, debo decir que tu noticia me tomo por sorpresa pero si esto te hace feliz yo también lo seré. – Soltó el Sr. Rafael con aire comprensivo. - yo los felicito, especialmente a ti Christopher. ¿O debería decir Cuñado?- me dijo Samanta mientras me abrazaba. – Samanta estaba parada justo al frente de su madre, por lo que al abrazarme pude ver como aquellos ojos de color esmeralda parecieron por un instante una ventana hacia el mismísimo infierno. - Si esa es tu decisión, yo te apoyare como siempre. Dijo Úrsula a Santiago con una sonrisa que al menos para mí no fue nada convincente. Todas las miradas estaban sobre mí, esperando que `pronunciara palabra alguna. Sentía una gran presión sobre mis hombros, cosa que no pude soportar y arranque a correr sin rumbo fijo, y tras de mi iba Santiago. - Christopher, ¿A dónde vas? – me pregunto mientras corría siguiéndome pero sin poder alcanzarme. - Vete, ¡déjame solo!, lo único que pido es poder estar solo y largarme de esta casa ahora mismo. ¿es mucho pedir? – pregunte mientras las primeras lagrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas. - Pero espérate. –dijo tomándome de la mano, causando que cayéramos sobre el césped- si te quieres ir, por lo menos permíteme llevarte. - ¡No!, entiende que lo que menos quiero es estar cerca de ti. - Pero ¿Por qué?, ¿Qué hice? –pregunto asustado. - ¿Cómo que porque? –pregunte enfadado- ¿quién rayos te crees para traerme hasta aquí y presentarme ante tu familia como tu novio?, Sin ni siquiera informarme ¿acaso mi opinión no importa? - ¡Bueno discúlpame!, en verdad no pensé que te ibas a molestar tanto, pero si quieres ya mismo voy y le digo a mi familia que todo era mentira.- dijo comenzando a llorar el también. - ¡no! –grite alarmado- no les digas nada, ¿para qué?, más bien déjame que me valla por favor. - Si de verdad te quieres ir, está bien. ¡Rodolfo! –grito- no creas que te voy a dejar ir solo. –me dijo. - Dígame joven Santiago.- dijo con respeto aquel hombre unos 29 años que imagino era Rodolfo, su chofer. - Quiero que lleves a Mi Novio – hizo énfasis en estas palabras- a su casa ahora mismo, el luego te dirá la dirección. - Como usted ordene joven. –contesto- Acompáñeme joven –dijo esta vez dirigiéndose a mí. Apenas entramos en el auto le pedí a Rodolfo que fuera lo más rápido posible, mientras yo comenzaba a llorar. Después de 8 incómodos minutos, Rodolfo quien me observaba fijamente por el espejo retrovisor rompió el silencio: - Disculpe que me entrometa joven, sin embargo me gustaría hacerle una pregunta, ¿es usted la pareja del señor Santiago realmente? - Me parece que eso no tiene porque interesarle. –conteste secamente. - Tiene usted toda la razón, disculpe joven. - No, discúlpeme usted a mi Rodolfo. No debí contestar de esa manera es que en estos momentos no se qué hacer, todo esto me tomo por sorpresa. - Entiendo joven, -prosiguió- así se sienten todas las personas después de conocer a esta singular familia. No todo es tan malo como usted lo ve en estos momentos, se lo digo yo que trabajo aquí desde los 18 años. Verá, el Sr. Rafael si bien es un hombre de pocas palabras es muy buena persona. La señorita Samanta es un ángel, siempre alegre y optimista, no se deje engañar por toda esa ropa y maquillaje negro –dijo sonriendo- le aseguro que con el tiempo podrán llegar a ser grandes amigos. Por su parte el señor Santiago a pesar de ser altanero, malcriado y tener complejos de superioridad muy buena persona, el señor Santiago tiene un gran corazón, aunque no se muestre así exteriormente y no lo culpo ¿sabe? Porque si yo hubiese crecido en una familia así seguramente sería igual. Al joven Santiago es al que menos atención le han prestado, incluso cuando les confesó su homosexualidad ni 5 minutos se tomaron para hablar con él. La señorita samanta ha tenido mejor suerte ya que a ella si le han dado amor o por lo menos el señor Rafael pero al pobre joven lo único que le han dado son cosas materiales y nada más. – en ese momento comprendí el porqué de la personalidad de Santiago – por ultimo esta la señora de la casa –continuo- con ella si le aconsejo que tenga cuidado joven. Esa señora es capaz de hacer lo que sea necesario para proteger su fortuna y las apariencias. Luego de aquellas palabras me calme un poco y comencé a pensar las cosas con la cabeza fría. Por un momento me sentí mal por Santiago y viéndolo bien en el fondo estaba feliz de que Santiago me llamara su Novio, -en ese momento una extraña sensación recorrió todo mi cuerpo mientras sentía algo parecido a esas famosas mariposas en el estomago, provocándome nauseas- ¿estaría ocurriendo?, ¿me había enamorado de Santiago? - Llegamos joven. –dijo Rodolfo, interrumpiendo mis pensamientos. - Muchas gracias, de verdad. –dije preparándome para salir del auto. - Espere joven, -me detuvo- quiero que sepa que me pongo a sus órdenes. Si es usted quien por fin viene a ponerle fin al sufrimiento del señor Santiago es lo menos que puedo hacer. Pero por favor le pido que no comente nada de lo que le dije a la familia joven. - Puedes estar tranquilo Rodolfo, de mi boca no saldrá ni una sola palabra de esto. Pero ahora si hasta luego y de nuevo muchas gracias. –dije bajando del auto. - Hasta luego joven. Dijo el chofer marchándose. Entre en el apartamento y ¡mierda! –exclame al presionar el interruptor en un intento de encender la luz sin tener éxito.- supongo que pasare la noche a oscuras, ya mañana averiguare que paso con la electricidad.- pensé mientras caminaba hacia la habitación. Marcos Cuando Christopher entro en la habitación a oscuras y empezó a desvestirse Salí del baño y lo tome por sus caderas para luego taparle los ojos- -¿Quién es? –Preguntó- por favor no me haga daño, tome lo que quiera pero no me haga daño- lo sentí tan frágil, tan tierno e indefenso al decir eso. - Calma, tranquilízate soy yo. –dije pegando mi cuerpo al suyo. - ¿marcos!- grito aliviado- ¿Qué haces aquí?, ¿acaso estás loco? –dijo con voz temblorosa. Por favor déjame solo, ahorita no tengo cabeza para nada disculpa. - No por favor, no me pidas que te deje, no puedo ni quiero irme. Te pido que me regales esta noche, permíteme demostrarte lo que siento por ti, déjame mostrarte mi amor.-le implore mientras comenzaba a lamer su oreja. Sentí a Christopher dudarlo por un momento pero luego se volteo y comenzó a besarme con pasión y a quitarme la ropa. Ya desnudos, nos metimos en la cama. Christopher simplemente se dejaba hacer, lo lamí, mordí, chupe todo desde su boca hasta llegar a su pelvis. Llegue a su pene –me pareció hermoso, por supuesto- lo introduje lentamente en mi boca haciendo suspirar a Christopher quien comenzó a jugar con sus manos en mi cabello y de un momento a otro era él quien marcaba el ritmo de la mamada. Literalmente me estaba cogiendo la boca y yo, yo no podía ser más feliz. Christopher La mamada que me estaba dando marcos era fenomenal, no pude aguantar por mucho rato más y sin avisarle me vacié en su boca. Marcos lejos de molestarse se aferro con más fuerza a mi pene tragándose todo gustosamente, siguió con la mamada hasta soltar mi pene ya totalmente flácido. Siguió lamiendo hasta llegar a mi culo no sin antes degustar mis huevos uno por uno. Dio un par de lametones a mi ano antes de empezar a introducir un dedo proporcionándome un placer inexplicable, yo desfallecía de gusto después que ya eran tres dedos de marcos los que jugaban en mi interior. Me coloco de lado en la cama y se situó detrás de mí colocando su pene en la entrada de mi ano y me susurro al oído: “EN ESTOS MOMENTOS SOY EL HOMBRE MAS FALIZ DE LA TIERRA.” Y a continuación empujo con fuerza. – Ahhh. Grite más de placer que de dolor y cualquier otra cosa. Marcos comenzó el típico mete-saca. Sus embestidas eran lentas pero fuertes, podía sentirlo entrar centímetro a centímetro. Sin sacar su pene de mi interior se coloco sobre mi quedando uno frente al otro y comenzó a besarme frenéticamente, entre tanto yo me aferraba a su espalda con tanta fuerza que no me extrañaría haberle dejado marcas. Marcos empezó a convulsionar de placer y la velocidad de sus embestidas aumento considerablemente hasta que con un apenas audible “te amo” eyaculo dentro de mí. Me beso la frente y espero a que su pene saliera ya flácido. Se acostó a mi lado, y nos quedamos viéndonos a los ojos hasta que el dulce brillo de su mirada desapareció de mi vista. A LA MAÑANA SIGUIENTE… El sonido del timbre me despertó, me levante haciendo todo lo posible para no despertar a marcos también, me vestí con lo primero que encontré: un pantalón tipo pijama y una camisa que luego me entere era la de marcos. Abrí y me encontré con Santiago quien clavo la mirada fijamente hacia el fondo, en dirección a la habitación, busque con mi mirada en la misma dirección para saber que veía y sentí una fuerte punzada en el corazón cuando vi a marcos dormido, desnudo y apenas tapado por una sabana en mi cama. Volví rápidamente hacia Santiago y este intento pronuncian algo pero antes de poder hacerlo se fue corriendo enfurecido. Me sentí horrible al comprender que el culpable de eso fui yo. Prepare el desayuno junto con dos vasos de jugo de fresa, desperté a marcos para que desayunáramos juntos. Luego este disculpándose se retiro a su casa para cambiarse e irse a trabajar. Serian alrededor de las 11:00 am cuando apareció en mi puerta la flamante señora Oddo. Mi asombro fue cuando aquella mujer de figura despampanante me pidió pasar. Con sus ojos que volvían a tener ese color esmeralda vio mi departamento con cara de asco. - ¿Cuánto vales? –pregunto - ¿Cómo? –pregunte confundido - - te pregunte ¿Cuánto vales?, ¿Cuánto pides por dejar a mi hijo en paz?- - ¿disculpe?- le volví a preguntar mientras sentía como mi sangre hervía entre mis venas. - No te hagas el digno por favor, todos tienen un precio, si pude con los otros “juguetitos” anteriores de mi hijo, tu no serás la excepción. -Dijo con sonrisa autosuficiente que me pareció verdaderamente macabra.- veras –prosiguió- lo que menos me importa es la sexualidad de Santiago y que eso te quede totalmente claro. Lo que no tolero es que un aprovechado oportunista venga a querer quedarse con la fortuna de mi hijo. Si tu vinieras de una familia de alta sociedad tal vez, solo tal vez las cosas fueran diferentes. - Sra. Salga de mi departamento ahora. –dije muy molesto. - Piénsalo, puedo darte una muy buena cantidad de dinero. - L-A-R-G-U-E-S-E. le grite - Ok está bien me voy pero piénsalo, los dos ganaríamos ¿no te parece?- pregunto cínicamente. - ¡que se vaya! ¿Es sorda?, fuera de mi casa. Y la saque casi que a empujones. Así que a esto se refería Rodolfo cuando me dijo que debería tener cuidado con la mama de Santiago. Santiago Nunca en mi vida pensé que pudiera llegar a estos extremos, pero esta situación me estaba volviendo completamente loco. Tras 15 minutos de espera afuera de aquel gran edificio el fin apareció el único causante de mis males… Marcos. Lo llame con una seña. - ¿A que debo el honor de que me visite Santiago Montero? – pregunto divertido ese idiota. - Vengo a proponerte algo, no es la solución más diplomática para este problema pero claramente los dos estamos desesperados por que Christopher escoja a alguno de los dos. - Sigue, te escucho. –dijo con cierto aire interesado. - Bueno, es así de fácil: tú, Christopher y yo. Una noche donde los dos intentaremos convencerlo de que somos el que más le conviene. Y luego sea cual sea su decisión el perdedor la respetara y se hará a un lado. - ¿Me estas proponiendo que nos acostemos con Christopher los dos?, ¿a la vez?- pregunto confundido. - Muy bien, entiendes rápido. –le conteste. aquí una nueva entrega de esta historia, espero les guste. de nuevo les pido comenten y valoren :) tratare de no tardar con el próximo capitulo de Sol Naciente. el cual se llamara: ¡Feliz Cumpleaños!