Sol Naciente III: Presentaciones
¿alguna vez has deseado que la tierra se habrá bajo tus pies?
Disculpen que este sea un poco corto...
Santiago
Mientras conducía mi Dodge Caliber (regalo de mi padre a los 18 años), me di cuenta que Christopher no había pronunciado ni la mas mínima palabra luego que salimos del restaurant, desde que entramos al auto se dedico solo y exclusivamente a mirar por la ventanilla.
- ¿Qué pasa?-pregunte secamente, no hubo respuesta de su parte.
- ¿Qué te pasa?-repetí, esta vez algo irritado.
- ¡nada!, simplemente no me siento muy bien. Creo que la comida me cayó mal.- dijo esto en un todo de voz muy baja, apenas audible, como apenado. Y en ese momento vi la palabra “ARREPENTIMIENTO” brillando en sus ojos con una luz casi enceguecedora.
- Los dos sabemos que no es eso o mejor dicho, no es Solo eso. – le dije, haciendo sonar mas fuerte mi vos en las últimas palabras.
Y en ese momento lo dijo todo…
- Bueno, es que… hay alguien, un chico para ser más preciso. Está interesado en mi, y sinceramente a mí también me está empezando a gustar, no es que este enamorado pero no puedo evitar sentirme mal, el me ha tratado muy bien y de verdad no creo que merezca esto.
- ¿un chico? – le espete - ¿te acostaste conmigo y te gusta otro chico? O acaso ¿pensabas en él mientras lo hacíamos?- intente poner cara de enfado para ocultar lo que en realidad sentía, que no estaba muy lejos de la sensación de clavare un cuchillo hasta lo más hondo del estomago y darle vueltas destrozándolo todo.
- ¿Como si quiera te atreves a pensar eso? –dijo claramente enfadado.- llévame a mi casa por favor.
El resto del camino fue realmente incomodo, íbamos en absoluto silencio. Juro que si no se escuchara el sonido de la carretera bajo nosotros podría haber oído la que dio la lagrima para atravesar la cara de Christopher después que saliera de sus bellos ojos, es más si hubiese tenido una tijera en ese momento hubiera podido cortar la tensión que había en el aire. Llegamos a su apartamento y le pedí un poco de agua, no dijo nada mientas servía el vaso con agua, pero cuando extendió el brazo para dármelo aparto rápidamente la mano, de modo que yo no pudiera tocarlo. Las únicas palabras que me dirigió fueron para pedirme que me marchara y lo dejara solo ya que necesitaba aclarar su mente y organizar sus ideas.
Camino a casa recordé que olvide mi celular en casa de Christopher, posiblemente lo deje mientras bebía el agua. –Mejor regreso a buscarlo de una buena vez- pensé. Y di vuelta en el primer retorno que encontré en la vía.
Marcos
Fui al apartamento de Christopher apenas Salí del Bufet de abogados donde comencé a trabajar hace poco. Cuando llegue, este me recibió y me dijo que lo disculpara porque en ese momento iba a darse un baño pero que si quería lo podía esperar en la sala mientras él terminaba.
Al cabo de un rato oigo que alguien toca insistentemente la puerta, Salí a abrir pensando en hacerle pasar para que esperara a Christopher en la sala conmigo mientras este se alistaba. Al abrir vi a un muchacho joven que me miraba detenidamente pero con una expresión de asombro.
- ¿y Christopher? –pregunto
- Ahorita se está bañando, ya sale, ¿Qué deseas? Me atreví a preguntarle.
- Venía a… -dudo- buscar algo.
- Ok, si quieres pasa para que lo esperes adentro. Oye, ¿y tu quien eres?
- Ehh… Un amigo. –dijo con una sonrisa extraña mientras pasaba.
No sé porque pero algo me decía que la presencia de este muchacho no traería nada bueno.
Christopher
Salí de mi habitación camino a la sala y lo que vi me dejo perplejo, Marcos y Santiago juntos, en mi Departamento, los dos, uno sentado frente al otro. Me sentí como cuando llegas a lo más alto de la montaña rusa, que por más que trates de mirar abajo no alcanzas a ver nada, estaba en shock, el miedo se apodero de todos y cada uno de mis nervios.
C: ¿Qué haces aquí? – le pregunte directamente a Santiago, ignorando por completo el hecho de que Marcos estaba presente.
S: - vine a buscar mi teléfono que lo olvide aquí temprano y pensaba quedarme a hablar pero veo que estas ocupado. –dijo mirando a marcos.
M: y Christopher ¿no presentas a tu amigo?
C: ah sí disculpa, Marcos este es Santiago. Santiago te presento a Marcos. – baje la mirada a decir lo último, cosa que Santiago noto.
M: mucho gusto. – dijo extendiendo la mano.
S: El gusto es mío, y le estrecho la mano. – cuando Santiago dijo esto parecían miles de dardos filosos los que salían de su boca, en vez de palabras.
Yo estaba blanco, sin saber qué hacer, tenía que hacer esfuerzos para respirar. Mi actitud no hizo más que darle la respuesta que me hizo Santiago con la mirada.
S: Marcos –dijo- con que así se llama mi competencia… entonces tu eres mi oponente – le dijo a marcos- la verdad pensé que las cosas iban a ser más difíciles. – dijo mirando a marcos de arriba abajo con un aire de superioridad.
Cuando escuche esto, desee con todas mis fuerzas que la tierra se abriera y me tragara, pero peor que eso, me encontraba justo en el medio de ellos dos. Cuando dirigí mi mirada a marcos pude ver a través de sus hojas: temor, confusión, rabia, tristeza. Esto solo me empeoro las cosas, no sabía qué hacer.
M: Christopher no entiendo nada. ¿Me podrías explicar qué pasa?- iba a responder cuando hablo Santiago.
S: Pasa que tu eres la única piedra que se interpone en mi camino, pero por lo que veo no será muy difícil hacerte a un lado.
Marcos apretó los puños muy fuerte, por un momento temí por Santiago y su rostro perfecto
M: ¿me explicas por favor que es esto? – me pregunto con una mirada triste.
C: nada!, esto no es nada. Se van los dos ahora mismo de aquí –explote- vamos ¿qué esperan? Se van.
Marcos
¡Claro!, ahora entiendo todo. Por ese tipo es que Christopher esta tan confundido. El es ese muro que nos separa. Bueno, tendré que escalarlo porque yo no voy a dejar a Christopher sin que él me dé por lo menos una oportunidad antes.
Santiago
- Mamá, disculpa pero mañana no voy a poder ir contigo y con papa al club, viene un amigo de la universidad a hacer un trabajo.
- ¿amigo? –pregunto entre risas- tú, Santiago Montero ¿tienes un amigo?, perdóname pero de verdad me dejas asombrada. Porque según tengo entendido Aarón, Rafael, Cristina; Verónica y Alfonso (los únicos integrantes de mi circulo social en la universidad) no han pasado a ser más que simples compañeros de clases.
- Ya deja de burlarte y dime entonces si puedo quedarme en casa.
- ¿Quedarte en casa?, claro que puedes, es mas todos lo haremos. Ahora mismo le digo a Rosa (nuestra cocinera) que prepare algo exquisito para mañana ya que organizare un almuerzo para conocer al susodicho Amigo.
Esa, es mi madre. Aunque parezca muy amable y cariñosa al querer invitar a Christopher a un almuerzo para conocerlo, se que sus verdaderas intenciones son lucirse ante él como toda una dama de alta sociedad ante un Pordiosero y mostrarle todos los lujos de la casa en que vivimos.
Christopher
Ese sábado me desperté con los ánimos por el suelo, pensé que estar solo me ayudaría pero creo que fue todo lo contrario. Salí de la cama solo en bóxers como había dormido a prepararme un poco de café. Mientras estaba en la cocina escuche el vibrar de mi celular contra la mesita de noche indicándome la llegada de un nuevo mensaje de texto. Serví el café, tome un paquete de gallegas y me fui de nuevo a la habitación donde tome el teléfono y leí:
“buenos días, estas invitado a un almuerzo en mi casa, hoy. Sé que no faltaras porque si lo haces mi chofer tiene la orden de irte a buscar. Por cierto no es necesario ropa formal… Santiago.”
No tenia ánimos para salir así que decidí no ir, pero mi decisión cambio cuando en mi reloj dieron las 11:20am, no sé porque, pero me encontré buscando que ropa ponerme y por una extraña razón me estaba preocupando demasiado por verme bien. Llegue de nuevo a aquel inmenso portal donde debía esperar a ser anunciado. Cuando pase, la fachada de aquel palacio me intimido nuevamente. –Conoceré a los padres de Santiago, pensé.- en ese momento la puerta se abrió y vi a Santiago vestido con ropa un tanto deportiva. Agudice mi oído para intentar lograr escuchar el típico grito de película de terror: ¡NO entres ahí! E irme corriendo a mi casa pero desgraciadamente no logre escuchar nada.
Al entrar vi una de las más perfectas creaciones de la cirugía estética. Una mujer con un vestido color rojo pegado a un cuerpo que no aparentaba tener hijos y mucho menos de la edad de Santiago. Esta mujer se presento como Úrsula Oddo, madre de Santiago y a su lado de igual manera sentado un señor bien parecido, con un aspecto cansado de tanto trabajar y de vivir con una mujer absorbente. Detrás de ellos se encontraba de pie una joven de más o menos mi edad, vestida con una falda-tutu negra, un corsé negro y rojo además de unos zapatos converse rojos. Una familia interesante.- le dije por lo bajo a Santiago. Y que lo digas.- contesto él.
¡Bueno salgamos al jardín a almorzar! –Exclamo la bella mujer dentro del vestido rojo-. Fui caminando tras ellos, al llegar al jardín me sentí como Alicia en el país de las maravillas, esa mesa parecía la mismísima mesa del sombrerero loco. Era una mesa de alrededor unos 6 metros de largo a pesar de que solo éramos 5 personas, adornada con innumerables pequeños arreglos de rosas color blanco y melón, copas y además una muy costosa vajilla.
Cuando terminamos de comer conversamos un buen tiempo, todos los presentes a excepción de la señora me cayeron muy bien, pedí me disculparan pues debía ir al baño, la hermana de Santiago, Samanta se ofreció a indicarme donde quedaba. Cuando entramos a la casa se paró en seco y me dijo:
- Así que tú eres mi nuevo cuñado, al fin mi hermano hizo una buena elección.- dijo sonriendo- déjame decirte que te admiro, en tan poco tiempo haz logrado lo que en mis 16 años de vida no he logrado: poner la vida de mi hermano de cabeza.
- Pero, ¿Quién te ha dicho eso?- intente preguntar pero ella me interrumpió.
- Además, a simple vista se ve que eres una persona sencilla, eres lindo, tratable, seremos grandes amigos. – diciendo esto me dio un pequeño empujón hacia el baño, que ya habíamos llegado…
Ponerle la vida de cabeza. Esta frase se repetía constante en mi mente. ¿Pero, quien le habría dicho eso a Samanta, sería el mismo Santiago?..
Marcos
Un día o tal vez una Noche, solo eso necesito a solas con Christopher para demostrarle que yo soy su mejor opción. Solo necesitaba poner en marcha mi plan y rogar porque este saliera a la perfección…
De nuevo me encontraba frente a la puerta de su departamento tocando insistentemente pero nadie contesto, me fui hacia Vigilancia del edificio.
-amigo, disculpe. Yo vivo aquí en el B12 y quería saber si tiene usted por casualidad una llave de seguridad o algo para abrir, es que Salí y deje la llave adentro, ahora no consigo como entrar. – le dije al señor de la vigilancia. Quien me vio de arriba abajo
pues claro que tenemos una llave en caso de emergencias, B12 ¿me dijo, no?
sí, si ese mismo, gracias a dios ya me estaba empezando a preocupar.- dije fingiendo un gran alivio.
sígame, vamos a abrir la puerta. Ya ahí, el señor busco y busco entre tantas la llave, cuando la encontró, abrió la puerta, me dijo que tuviera más cuidado y se fue… lo único que pude decir en ese momento fue: ¡Perfecto!
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Muchas Gracias a todos por sus comentarios, he aquí otro capítulo que espero les guste. De antemano les pido disculpas si tardo un poco en las próximas publicaciones es que estoy un poco ocupado con la universidad. Pero les aseguro que la historia va a continuar. De nuevo comenten y valoren por favor…