Sofía y el macarra (I)

Sofía creía que tenía la vida ideal, hasta Alex se metió en su camino

Sofía se dirigía al piso de su novio, Carlos. Este se había cambiado de facultad en mitad del curso para estar en la misma ciudad que ella, por lo que no le había quedado más remedio que compartir piso con un chico indeseable. Sofía lo había visto una vez, y aquello le pareció suficiente. No dejaba de compararlo con su novio, y en todos los aspectos, Carlos, ganaba. Carlos, al contrario que Alex, no decía palabrotas, se comportaba como Dios manda y se vestía de forma apropiada.

Cuando Alex le abrió la puerta a Sofía esta se sorprendió. Normalmente, Carlos estaba pendiente de su llegada y le abría la puerta para que no tuviera que tratar con Alex, cosa que le agradecía. –Carlos todavía no

ha llegado- dijo mientras le daba la espalda y se metía en la cocina.

Sofía se sentó en el sofá del salón y sacó su teléfono para llamar a Carlos. Se sentía incomoda en aquella casa a solas con Alex, y la música estridente que sonaba de fondo no la ayudaba a relajarse. Llamó a Carlos y este le explicó que estaba en la biblioteca terminando un trabajo, que lo esperase que en seguida llegaba.

Alex, apagó la música y se sentó a su lado en el sofá, que estuviese sin camiseta ponía nerviosa a Sofía. -¿Puedo hacerte una pregunta?- le dijo él. Ella dudó, pero había aprendido que la gente como esa se aprovechaban de las inseguridades, por lo que respondió afirmativamente lo más segura que pudo.

-¿Es verdad que tu y Carlos vais a llegar vírgenes al matrimonio?- Sofía se puso colorada. Había recibido una educación cristiana muy estricta y cualquiera mención relacionada con el sexo la hacía ruborizarse. Alex empezó a reírse –No me lo puedo creer. ¿Ni siquiera te ha metido un dedo? Al menos, se la habrás chupado ¿No?

Sofía suponía que tenía la cara como un tomate. No se podía creer que le estuviese haciendo aquellas preguntas, y si antes se sentía incomoda ahora ya no sabía dónde meterse. –A ti que te importa- Consiguió decir con un hilo de voz. –Va a ser mejor que me marche y que espere a Carlos en mi casa- Dijo mientras se levantaba y se dirigía hacia la puerta.

Alex se levantó y fue tras ella, la cogió por el brazo y la arrinconó contra la pared –Venga Barbie, no te enfades. Solo tengo curiosidad.

-Déjame salir, por favor- le respondió después de tragar saliva. Intento sacarse a Alex de encima, pero lo único que consiguió fue que este se aprisionase más contra ella. Haciendo que notase el bulto de su entrepierna

-Tranquila chica, que no te voy a comer. –Dijo con una sonrisa perversa- Solo quiero saciar mi curiosidad. Si me respondes te dejo salir ¿Vale?- Sofía asintió con la cabeza. No se podía creer a lo que estaba accediendo- Entonces, nunca chupaste una polla ¿No?- Sofía no se veía capaz de responder, así que negó con la cabeza

-Pero alguna polla sí que viste ¿Verdad?

Sofía volvió a negar con la cabeza. Para ella el sexo era tabú, y ahí estaba preguntándole si alguna vez había hecho alguna guarrada. Sofía estaba tan nerviosa que ni se entero cuando la mano de Alex pasó de estar al lado de su cabeza, a estar en su cadera

-Pero alguna vez sí que te masturbaste ¿No?- Sofía negó por tercera vez consecutiva- Nena, ¿qué es lo que hace Carlos contigo en esa habitación? Si yo fuera él estarías más que satisfecha

Sofía notaba como el bulto que se presionaba contra su abdomen se hacía un poco más grande, pero en vez de sentirse incomoda empezó a notar su ropa interior húmeda. Alex se acercó a su oído y le susurro:

-¿Puedo deducir que por tu respiración entrecortada que estas cachonda?

-No- le respondió Sofía sin creérselo mucho

-Así, que si meto mi mano dentro de tus bragas de niña buena no estarás empapada ¿No?

-Puedo asegurarte que no- Sofía no sabía cómo había sido capaz de articular una frase completa con Alex presionándose contra ella

-No te creo. Vamos a comprobarlo.-Dijo mientras metía su mano por debajo de su falda y apartaba sus bragas a un lado. Recorrió con un dedo todo el sexo de Sofía y esta no pudo reprimir el suspiro que soltó- Déjame marcharme por favor

-Eres una mentirosa, nena. Decías que no estabas mojada y mírate, creo que no hablas en serio cuando dices que quieres irte.

Sofía se olvidó de lo que iba a decir cuando Alex metió un dedo dentro de ella. Lo que hizo que aguantase la respiración para no soltar un gemido. Alex empezó con un delicado mete y saca, mientras que con el dedo pulgar realizaba círculos sobre su clítoris.

-Para, por favor.-Dijo antes de jadear cuando Alex aceleró el ritmo.

-Sofía no te contengas, ya sé que te está gustando. No te hace falta disimular- Dijo antes de morderle el cuello –Vamos a desabrocharte esa camisa. Quiero ver esas tetitas que Carlos desaprovecha.

La mención de Carlos hizo que Sofía aterrizara de vuelta, y empezara a sentirse mal. Pero esos sentimientos desaparecieron cuando Alex le bajó el sujetador y se llevó su pecho izquierdo a la boca. Tras eso, soltó un gemido que pareció animar a Alex. Tanto con el dedo que entraba y salía de su coño, como con la lengua que jugaba con su pezón.

Sofía, notaba como el placer le nublaba las ideas, pero no quería que Alex parase. Ya gemía sin pudor, creyendo que en breves alcanzaría eso que llaman orgasmo.

-Si… Sii… Más… mmmmm…

Estaba tan absorta que no se enteró de que alguien abría la puerta. Por lo que se extraño cuando Alex sacó su dedo de ella y le empezó a abotonar la camisa. Para cuando Carlos llegó al salón, Alex ya se había metido en su habitación.

-Pareces alterada. ¿Estás bien?- le preguntó

CONTINUARA…