Sofía Tentación
Este es solamente el principio de una historia que me atrapó. Sofía, la madre de mi ex-novia es una tentación.
Todo empezó una mañana de sábado que estaba en el mercadillo buscando fruta. Seguro que no parece algo tan masculino pero desde que me independicé y compro mi comida me gusta cuidarme. No soy ningún chico con cuerpo de gimnasio ni de cuerpo impresionante, no voy a mentir, simplemente un poco de comida sana y un poco de ejercicio.
Mientras seleccionaba manzanas apareció frente a mi Sofía, la madre de mi ex-novia.
-Hola -saludó efusivamente con su peculiar sonrisa falsa.
Hacía más de un año que terminó mi relación con su hija y que no sabía apenas nada su familia. Y habría deseado que no me saludara, pero los acontecimientos se volvieron más interesantes de lo que podía imaginar.
-Hola -sonreí.
-¡Cuanto tiempo! ¿Como estás? -dijo rodeando hasta el puesto de manzanas.
Tuvimos una conversación mundana sobre como nos iban las cosas en la vida, hasta que hubo una pausa.
-Espero que no te parezca raro -dijo seria y tocándome el brazo- pero me gustaría que tomáramos un café, cuando tú puedas claro, para comentarte unas cosas.
-¿Cosas? ¿Qué cosas vas querer comentarme tú a estas alturas? -pensé para mi. Mi cara estaba entre sorpresa y preocupación.
-No te preocupes... -sonrió de nuevo-. Prometo que no es nada malo -añadió.
Intrigado, comprobamos que todavía tenía mi número de teléfono y desapareció entre la gente.
Durante la semana, cuando ya me había olvidado de aquello, me llegó un mensaje suyo. Sofía me recordaba que teníamos un café pendiente, al cuál accedí. Sería el domingo por la tarde en una cafetería que había cerca de mi casa.
Después de un sábado noche algo ajetreado, el domingo tarde no tenía nada de ganas de bajar a la cafetería para conversar con esa mujer pero pensé que siempre se portó muy bien conmigo, así que bajé. Aunque me había retrasado, ella tampoco había llegado. Me pedí una bebida energética para reponer fuerzas y casi derramo la bebida cuando la vi entrar.
El verano estaba cerca y ella no era ninguna modelo para lucir cuerpo pero se atrevió, y vaya si se atrevió. Morena de cabello largo y liso, y morena de piel. Vestía una minifalda negra bastante ajustada que marcaba sus caderas anchas. Botas negras altas. Y una blusa blanca entreabierta con un escote amenazador. En aquel instante recordé que tenía unas tetas grandes en las que me fijé en el pasado más de una vez.
Por mi mente pasaron también diferentes escenas del pasado como si todo tuviera sentido de repente. Una en la que me impactó saliendo de la ducha con una toalla corta un día que llegamos a su casa su hija y yo. Otra en la que su hija no estaba y tuve que ayudarla a recuperar ropa interior suya caida en un patio. Un cumpleaños en el que bebió más de la cuenta y me dio un beso de suegra en los morros y "de broma". No quería pensar en ello, era la madre de mi ex-novia, la madre, no podía...
Me dio dos besos y se sentó. Yo estaba hecho casi un vagabundo y ella olía muy bien. Me gustó. Pidió un café.
-Perdona, siento llegar tarde pero es que he tenido que... -la conversación empezó de nuevo muy mundana.
Yo no iba a poder prestar atención a todos los detalles si esto iba a ser hablar por hablar. Su escote me llamaba a gritos. La blusa estaba más abierta de lo que parecía. Un sujetador rojo de encaje se dejaba entrever con todo aquel volumen. Mi pene pareció despertar después de un tiempo sin sexo.
-Pues cuando salías con mi hija... -contniunaba su monólogo, ya que yo no decía mucho.
-¡No! ¡El temita no! -grité para mis adentros. Sabía que hablaría de ella. Mi ex-novia estaba viviendo en otro país. Y entonces empezó a contarme cosas que sabía intimas de nosotros, obviamente porque su hija le hablaba todo cuando estábamos juntos.
Llegó su café. Hizo una pausa larga.
-Y bueno, -continuó- seguro que estás pensando ¿y esta mujer? ¿y todo este rollo?, jaja -rió-. En realidad no quería hacer todo este rollo pero estoy un poco nerviosa por algo que quería pedirte -dijo sonriendo ahora más nerviosa.
-¿Ocurre algo? Dime en que puedo ayudarte -mostré un poco de preocupación.
-Sexo -acertó a decir ella evoz baja. Mi cara era un poema en forma de interrogante.
-Ya lo he dicho. Eso es lo que quiero de ti -pareció relajarse, pero yo no.
Era una madurita, madre de una ex-novia, y aunque sus tetas me habían alterado por momentos, yo buscaba en mi interior la forma de negarme. Durante una larga pausa me negaba a mi mismo que existiera esa opción.
-Mira yo... -empecé a decir.
-No me entiendas mal -me interrumpió ella-. Aunque suene loco, no te asustes, no estoy enamorada de ti ni nada de eso... solo sexo -dijo con toda la seriedad del instante. Y sin darme opción a una respuesta rápida me contó el fondo del asunto.
Su marido y ella no estaban bien ya hacía tiempo y además descubrió recientemente que él la estaba engañando con una mujer del trabajo. Ella no lo destapó y solamente pensó en buscar venganza con alguien que doliera. Me vio en el mercado y yo era perfecto. Cercano, conocido, joven y su hija le había hablado tantas veces de nuestro sexo que incluso ella había soñado conmigo en secreto en el pasado.
-Esto no puede ser buena idea, ¡eres la madre de...! Y yo, yo no... -seguí negandome internamente y las palabras no se coordinaban entre ellas.
-Está bien. Lo entiendo. ¿A quien se le ocurre? -parecía enfadada con ella misma-. ¿Donde voy disfrazada de puta? -recogió su bolso-. intentando engañar a un jovencito con más para elegir... -se levantó.
-No, espera, es que... esto... es fuerte -no sabía que decirle. Ella salió rápido, muy rápido de la cafetería. Alguna gente observaba de reojo.
Pasó casi una semana hasta que volví a saber de ella. Yo salía de la ducha de casa y en el movil había un mensaje de Sofía que decía: "Por si no lo viste bien". Adjuntaba una imagen del sujetador rojo de encaje bien relleno con sus tetas que parecían enormes en la foto. Mi toalla cayó al suelo y me manoseé los huevo mirando la foto. Mi pene decía que necesitaba emociones fuertes y yo era débil.
Quería jugar, así que decidí no pensar y saber si ella estaba tan dispuesta. Juguemos fuerte desde el principio.
"¡Pero que puta eres!" -escribí esperando que fuera excitante y divertido.
"Sí, lo soy. Para ti." -respondió de inmediato.