Sofía, sometida por su nuevo jefe 1

El nuevo jefe de Sofía descubre la sumisa que ella siempre ha querido ser . Dedicado a mi amiga Sofía , lectora de todorelatos , que me ha inspirado esta historia contandome lo que más le gusta que le hagan .

SOFIA 1

No podía entender su excitación. Se sentía completamente mojada. Las piernas le temblaban ligeramente mientras levantaba su falda para que el que sería en adelante su señor pudiera ver su sexo.

Apenas unos meses antes no se hubiera podido imaginar que llegaría a aquella situación. Su afición a las máquinas tragaperras le había llevado a estar delante de un hombre que no iba a dudar un segundo en aprovecharse de ella.

  • date la vuelta.
  • si , amo

Era la primera lección que había aprendido de las muchas que le quedaban por asimilar.

Giró sobre si misma para el que sería su amo desde ese momento en adelante viera su redondo y bien formado culo.

Se encontraba con las bragas por las rodillas en el despacho del dueño de una cadena de restaurantes. Era alguien muy conocido en el mundo de la hostelería de su ciudad.

Había acudido a el para buscar trabajo. Era una buena profesional, pero su ludopatía le había hecho perder su último trabajo. Su anterior jefe, un hombre con unas convicciones religiosas muy firmes la había despedido sin contemplaciones cuando descubrió que le robaba dinero de la caja para jugárselo en las máquinas tragaperras. Pero se apiadó de ella y no hubo más consecuencias.

Ignoraba que su antiguo jefe y el que lo iba a ser a partir de ahora se conocían. Cuando entrego su curriculum no sospechaba que Don X se enteraría del motivo de su despido en una charla entre los dos después de una buena cena bien empapada en vino.

Cuando su móvil sonó y escuchó la voz de Don X citándola para una entrevista pensó que sus problemas se habían acabado. En el día y la hora acordada se dirigió hacia el despacho de Don X, que estaba en uno de sus restaurantes. Se había vestido con una falda negra por encima de las rodillas, una blusa blanca ligeramente apretada que resaltaba sus bonitos pechos y unos zapatos de tacón no demasiado alto. Había elegido una ropa interior sexy por que eso la hacía sentirse bien.

La secretaria le hizo pasar al despacho y cerró la puerta tras de si dejándolos solos.

Ella espero que el la invitara a sentarse, pero se entretuvo un par de minutos observándola. Bajó la vista, azorada por el aplomo de aquel hombre. Moreno, con el pelo bien cortado, elegantemente vestido con un traje a la medida, de una edad indefinida entre los cuarenta y los cincuenta años y discretamente atractivo. La miraba con la intensidad del que se sabe dueño de la situación.

Sin invitarla a sentarse abrió el curriculum que Sofía le había hecho llegar y lo releyó lentamente.

Estar en aquella posición de pie supeditada a un extraño provocaba en ella una extraña sensación de excitación sexual que no había sentido hasta ahora.

  • Bueno, parece que eres una buena profesional, lástima.
  • ¿Lastima? – su voz sonó ronca en medio del despacho
  • No puedo contratar a una ladrona

En ese momento sintió que el mundo se le venía encima, el sabía el motivo del despido de su último trabajo. Era su última oportunidad, la habían rechazado en todos los sitios donde lo había intentado, la hostelería se estaba resintiendo por la crisis y los puestos de su nivel escaseaban, y a ella le acuciaban las deudas.

  • Don X, necesito el trabajo… - dijo ahogando un sollozo – Le juro
  • No jures , los ludópatas no pueden jurar

Don X permaneció en silencio mirándola a los ojos

Ella bajó la cabeza consciente del poder que tenía sobre ella ahora y volvió a sorprenderse del extraño cosquilleo que recorría sus labios vaginales.

Pudo observar como la mano de Don X se acercaba hasta el intercomunicador para llamar a su secretaria. En aquel momento pensó que todo había acabado, que la secretaria la acompañaría a la salida y todo habría acabado, pero pegó un respingo cuando escucho las palabras de Don X y la contestación de su secretaria y se quedo quieta sin saber que hacer.

  • Gloria, ven aquí, ahora – su tono de voz no dejaba lugar a vacilaciones.
  • Si, amo.

Gloria entró en el despacho con paso firme y se colocó al lado de Don X. Era una mujer de unos treinta años, con el pelo recogido en un moño. Vestía una blusa blanca muy ajustada con un escote que resaltaba unos pechos de buen tamaño, separados por un canalillo bien dibujado que hacía que su piel tersa y suave se apreciara en toda su belleza. La falda negra era tan corta que apenas tapaba un poco más debajo de donde acaba la curva de su bonito trasero y no podía esconder los ligueros de las medias negras. Sus pies se enfundaban en unos bonitos zapatos de tacón de aguja que hacían tensar unos bien torneados muslos. Permaneció allí, de pié, mirando al suelo y con las manos a la espalda, esperando ordenes.

Don X no la miró, permanecía con los ojos clavados en los de Sofía, que no podía aguantar la mirada y alternaba su mirada entre sus propios pies y la cara de Don X.

  • Soy un hombre muy ocupado, diez de los mejores restaurantes de la ciudad generan los suficientes quebraderos de cabeza como para no perder el tiempo con gente como tu. Conozco a todo el mundo en la ciudad. Soy amigo de gente lo suficientemente influyente como para dejarte sin trabajar el resto de tu vida.

Firmarás un contrato conmigo, te pagaré mejor de lo que te pagaban antes.

A Sofía le dio un vuelco el corazón, aunque estaba confusa, hacía un minuto que creía que todo se había perdido.

  • Tu contrato hará que me pertenezcas por entero, harás lo que yo te diga en todo momento, en público me llamarás Señor y en privado Amo.

Don X se le quedó mirando a los ojos mientras chasqueaba los dedos en dirección a Gloria y le hacia una señal. Esta respondió inmediatamente

  • Si , Amo

Acto seguido se acercó hasta donde estaba Don X sentado y sin doblar las rodillas, de forma que Sofía podía ver desde donde estaba su culo al desplazarse la falda hasta arriba, se inclinó y le sacó de los pantalones con delicadeza un pene de considerable tamaño. Lo acercó a su boca y sin dudarlo empezó una profunda mamada. Gloria metió de un solo golpe aquella polla hasta el fondo de su garganta para luego subir y bajar hasta la base una y otra vez. Solo se permitía sacar la polla de la boca para recoger con su lengua la saliva que ella misma había generado, lamiendo de arriba abajo, golosamente, toda la superficie.

Sofía perdió el color de las mejillas y se quedo mirando a Don X con la boca abierta, sintió la necesidad de salir corriendo, pero la extraña sensación de hormigueo que había sentido durante toda la entrevista se había convertido ya en una clara excitación que empapaba su sexo.

Don X sin dejar de mirarla a los ojos le pregunto:

  • ¿Vas a firmar el contrato? - mientras le acercaba un papel

Ella cogió un bolígrafo y firmó pie de página.

Don X la siguió mirando con una sonrisa triunfante mientras le ordenaba:

  • Bájate las bragas hasta las rodillas

Ella le obedeció sin rechistar y metiendo los dedos por los lados de su tanga negra las deslizó por sus piernas hasta dejarlas a la altura señalada.

  • Levanta tu falda, quiero ver tu coño

Sofía llevaba siempre su sexo bien cuidado y levanto la falda hasta la cintura para que su nuevo Amo pudiera ver su sexo. Aunque no lo llevaba completamente depilado se podía apreciar a simple vista la humedad que provocaba su excitación. La situación y ver como la polla de Don X entraba y salía completamente de la boca de Gloria le habían encendido sus deseos y rozó su clítoris con dos dedos.

  • No te atrevas a tocarte sin mi permiso, solo te correrás cuando yo te diga. A partir de mañana quiero ver tu coño completamente depilado. Responderás a cada orden mía con un Si , Amo

Date la vuelta - dijo Don X con la voz entrecortada. Los efectos del buen trabajo de Gloria se estaban empezando a notar.

  • Si ,Amo – dijo Sofía con la lección aprendida

Sofía mostró su bonito culo a Don X

  • Agáchate y ábretelo
  • Si , Amo

Sofía se inclinó hacia delante y separó ambos hemisferios de su culo. Don X podía ver su ano expuesto completamente y los labios de su sexo separados de forma que se podía apreciar toda su humedad.

  • Enséñame tus tetas – dijo mientras se levantaba y cogiendo a Gloria del pelo la apoyaba encima de la mesa delante de el y la penetraba sin contemplaciones desde atrás.
  • Si , Amo

Sofía se sacó la ajustada camiseta y los sostenes y ante Don X aparecieron dos grandes tetas con los pezones completamente erectos. En ese momento Don X cambió de agujero y penetró el culo de Gloria mientras le decía Sofía:

  • Ahora puedes masturbarte , quiero ver como te corres
  • Si , Amo - dijo Sofía mientras se masturbaba desesperadamente

Allí de pie, con las bragas por las rodillas y su falda ya en el suelo Sofía frotaba su clítoris furiosamente, acariciando sus tetas mientras no podía desviar la mirada de la penetración anal que estaba presenciando.

Cuando se acercaba al orgasmo su instinto le hizo pedir permiso

  • ¿Puedo correrme, Amo?
  • Veo que aprendes deprisa – Dijo mientras salía del culo de Gloria y la hacia arrodillarse delante suyo - Si , puedes correrte

Sofía se corrió salvajemente mientras Don X se vaciaba en la boca de Gloria y esta dejaba resbalar por su barbilla hasta los pechos el semen que no podía tragar de su amo.

Sin dejar de acariciarse no perdía un detalle de cómo Gloria le limpiaba hasta la última gota a don X y se quedaba de rodillas delante de el con la cabeza gacha esperando ordenes.

Don X suspiró lentamente y volvió a sentarse en su butaca.

Sofía se quedó esperando sin saber que hacer. Comenzó a latirle el corazón más deprisa cuando a un gesto de Don X Gloria se levantó y se acerco hasta ella.

Le ordeno que se dejara las bragas por las rodillas y le dio la vuelta de manera que Don X pudiera observar bien su redondo culo. Le levanto las manos y las ató juntas con una gruesa cuerda blanca que aparentemente era la primera vez que se usaba.

Un gancho mantenía sus brazos extendido hacia delante a la altura del pecho, mientras que Gloria la obligaba a alejar los pies del gancho, de manera que sin doblar las piernas y ligeramente inclinada hacia delante su culo quedaba expuesto completamente. Gloria le hizo abrir las piernas hasta el punto que sus bragas que seguían a la altura de sus rodillas parecían apunto de romperse.

Gloria cogió un bote de aceite y vertiendo un poco en el culo de Sofía comenzó a extenderlo por sus nalgas muy lentamente. Con suavidad los dedos de Gloria iban deslizándose cada vez más cerca del ano de Sofía. Una y otra vez las manos de Gloria recorrían toda la superficie de forma que la humedad invadió el sexo de Sofía. Cuando más excitada estaba una palmada resonó en la habitación. Gloria había descargado un cachete en las nalgas de Sofía, que lejos de dolerle le hizo excitarse más. Gloria siguió acariciando el culo de Sofía mucho rato antes de soltar una segunda nalgada con más fuerza. Sofía no entendía como aquello podía excitarle tanto. El tiempo entre nalgadas fue haciéndose más corto hasta que desembocó en un continuo palmear alternativamente las nalgas de Sofía, que ya habían adquirido un tono rojizo oscuro.

Para sorpresa de la misma Sofía , aquello estaba apunto de llevarle al orgasmo cuando de pronto sintió como dos dedos se introducían en su vagina y empezaban a entrar y salir rápidamente mientras las palmadas seguían calentando sus nalgas . Ya no podía más

  • Amo , pido permiso para correrme
  • ¡Ja , ja , ja ¡ aprendes rápido , permiso concedido

Una explosión de placer se produjo dentro de Sofía y se corrió con un temblor de piernas que casi la hace caer al suelo sin que los dedos dejaran de entrar y salir de su vagina. Buscó aire con la boca abierta y no pudo reprimir un grito mientras sus jugos resbalaban muslos abajo. Los dedos de Gloria se metieron dentro de su boca y ella los chupó agradecida mientras pensaba que había firmado el mejor contrato de su vida.

Cuando consiguió dejar de jadear, Gloria entrego un pequeño maletín a Sofía.

  • Ahora puedes vestirte – dijo Don X – Mañana estarás aquí a las 10 de la mañana, a partir de este momento llevarás siempre puestas esas bragas con estimulador. Yo tengo el mando. Cuando me apetezca lo encenderé y deberás seguir haciendo tu trabajo. Cuando te llame a mi despacho vendrás inmediatamente y harás lo que yo te diga ¿Lo has entendido?
  • Si , Amo
  • Ahora vístete y vete

Sumisamente obedeció la orden de su amo y se encaminó hacia la salida. Gloria la acompañó hasta la puerta como si en el despacho no hubiera pasado nada

Mientras caminaba hacia su casa pensaba que disfrutaría mucho con aquel trabajo.

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