Sofia... Estimulación con sus panties
Cachondeo a Sofia fortandome contra su trasero y sus panties.
Esto sucedió de nuevo con mi novia Sofía, meses después de mi primer relato. En un tiempo hacíamos el servicio social en el mismo lugar, aunque yo por tener algo más de conocimientos de edición, se me dejó a cargo de los practicantes. Una noche me tenía que quedar sólo hasta la madrugada para editar unos trabajos, por lo que todos partieron dejándome en ese lugar. Cuando no había nadie más, llego Sofía a despedirse, pues tenía que preparar una exposición de la escuela para el día siguiente y había tenido un día difícil por una exploración con el ginecólogo. Sin embargo, había olvidado traerme unos discos con unos avances que facilitarían mi trabajo enormemente. Después de reñirle un poco, me miro con sus ojos lujuriosos por lo que sabia que le iba a tocar un castigo
Antes de seguir, hago una aclaración rápida. Para mí, el chiste no es el simple sexo ó el clásico mete-saca, sino su simbolismo, su lado erótico y oscuro. Los fetiches, las fantasías extremas, la ropa íntima, los disfraces. En el sexo todo esta permitido si ambos participantes están de acuerdo, y eso definitivamente lo compartía con Sofía, de ahí nuestra relación llena de anécdotas sexuales variadas.
Así pues, aprovechando que estaba de espaldas sacando algo de su bolsa, no le avise y me le acerque por atrás, sintiendo el contacto de mi verga en su trasero. Ella puso cara de pánico, sin embargo la tranquilice diciéndole al odio cosas tiernas. Rodee su cintura con mis brazos y rápidamente le puse una mano en la teta derecha, y la otra la lleve directo a su monte de Venus. Tenía un pubis espectacular, no de esos lisos, sino un poco abultado, suave. El roce con la mezclilla le indujo una reacción erótica, lo delataban sus pezones que de inmediato se pusieron duros. Baje el cierre de sus jeans y metí mi mano. Sentí una pantaleta de algodón con motivos de encaje. El calor de su entrepierna empezó a subir. Me desabroche el pantalón y me saque la verga erecta y mojada.
Como era un castigo, no se la dejaría ver, así que le vende los ojos y baje sus jeans hasta las rodillas. Traía una pantaleta blanca, efectivamente con algo de encaje, muy infantil y ya húmeda por sus secreciones. No habría penetración, pero por lo menos gozaría con su cuerpo enfundado en esas inocentes panties. Sin dejar de manosear todo su cuerpo, empecé a frotar mi verga contra su trasero. El roce del algodón era excelente. Se la subía y bajaba entre las nalgas, tratando de metérselo y de hacer que la tela se metiera entre sus labios vaginales. Ella sólo gemía y lanzaba leves gritos mientras su respiración se agitaba. Metí mis dedos entre la panty y se los metí en la vagina, a lo que ella dio un respingo. Después de masajearle la vagina le di a probar sus jugos, los que ella lamió con recelo y desesperación. Le di la vuelta y la recosté sobre el escritorio, sacando de lleno sus jeans. Ella con los ojos tapados, masajeaba sus tetas y pellizcaba sus pezones mientras gemía. Acerque mi verga a sus muslos y los frote un rato, después la pase sobre le puente de sus pantaletas y la empecé a mover en círculos sobre su vulva.
Se podían notar los labios marcados a través del algodón ya mojado. Con violencia la sujete de las caderas y empecé a picar sobre su clítoris el cual se empezó a hinchar abultando las panties. Después comencé a intentar penetrarla pero a través del calzón, solo empujando suavemente sin removérselo. Para entonces sus gemidos se habían convertido en gritos pidiendo que la penetrara o por lo menos le quitara la venda de los ojos. No la deje. De vez en cuando jalaba el puente y metia la verga sintiendo el roce de sus pliegues, su humedad y la presión de la tela.
Casi para terminar le di la vuelta y la puse en cuatro contra el escritorio, pues quería venirme en su trasero para que ella sintiera lo caliente de mi semen. Mientras terminaba frotándome con sus nalgas le metía rapidísimo dos dedos en la mojada vagina para que tuviera un orgasmo. Al momento en que ella dejo de respirar y sentí las contracciones de su vagina, roce mi glande con su raya y le descargue varios cañonazos en el culo sobre sus panties. Ella solo gritaba que se sentía caliente al ritmo en que sus contracciones bajaron y su respiración se fue normalizando. Entonces le quite la venda y la deje ver mi verga bajando sus contracciones, mirándonos con una sonrisa de complicidad.
Se toco el trasero y sintió el semen en sus nalgas, embarrándolo en su culo y lamiéndose la mano después. Con delicadeza le quite las pantaletas, viendo su vagina aun dilatada y chorreante y limpiándosela con las mismas panties, quedando estas totalmente húmedas. Me pido que se las regalara a lo que no puse objeción. Nos dimos un largo beso y le puso los jeans, arreglándonos lo más que pudimos y despidiéndonos por ese día. Tal vez no fue castigo lo que le aplique exactamente, pero por lo menos lo seria el roce de los jeans en su vulva de camino a su casa, aunque pensándolo bien, he oído que las mujeres llegan a tener orgasmos con esos jeans ajustados rozando continuamente su vagina ¿Sería pues entonces un castigo?
Saludos y espero sus comentarios con agrado.