Sobreviviendo (3)

Noe... dónde y cómo la conocí... Nina mi niña que buena es...

CAPITULO 3:

Dije de llevar a Noe a su casa con la moto, que tardaría 5 minutos. Y alas 11 y media la llevé para allá. Su madre me dio las gracias.

-Muchas gracias Ana, la cuidas siempre, te lo agradezco muchísimo.

-No me dé las gracias, no tendría que haberle dejado beber tanto, porque yo no sabía que ella sí, tendría resaca. Perdóneme.

-Tranquila Ana, tiene resaca por que sera la 3ª o 4ª vez que bebe...-dijo su padre.

-Bueno supongo que estas atareada como siempre, no te retenemos mas si tienes cosas que hacer.- cortó la madre.

-Gracias, me voy, que tengo a otra amiga y su hijo que cuidar, je, je, je...-reí yo.

Me fui pensando en esa madre con su hija, que aunque Noe la liara, su madre jamás la tiraría de casa. Y el padre que siempre la justificaba. Que envidia le tenia en ese aspecto... pero en el poco tiempo que conocía a esa familia, ya les había cogido cariño.

Conocí a Noe en un prostíbulo ilegal. Jamas le diría a nadie eso, ni siquiera a ella misma, me lo había jurado y prometido a mi misma. Noe era una chica tímida, a la que habían drogado y casi obligan a prostituir-se.

Una semana después de volver a ver a Sergio, Marcos me dijo de ir a una fiesta con unos amigos de él. Esa fiesta se celebraba en el prostíbulo a las 2 de la noche. Allí conocí a María, Daniela y a Aroa, tres prostitutas de la misma calaña que yo, chicas que se han encontrado con un hombre rico que, por follar de vez en cuando, tenían sus vidas, casi, solucionadas. Aun así, yo había tenido mas suerte que ellas, por que a mi no me trataba como un objeto, el sabía que yo amaba a otro hombre pero jamás me lo recriminó, en cambio siempre me intentó ayudar en todo y hacerme feliz. En realidad fue él quien me convirtió en una niña mimada y consentida.

Así que ahí estábamos, las cuatro muchachas y los 4 viejos verdes. Nos dejaron hablar entre chicas. Aun así, de vez en cuando alguna de las 4 se tenía que volver a la mesa de nuestros “amantes”, para que demostraran que eramos suyas. Era un -ven- de alguno de ellos y su respectiva “amante” tenía que ir rápido a su lado y dejar que “demostrara” su poder sobre nosotras. A mí jamás me degradó de esa manera, nunca dijo nada con tono autoritario. Yo de vez en cuando me acercaba a Marcos y él me cogía de la cintura con un brazo y me daba de fumar de su mismo cigarro y luego un beso con lengua.

A las 2 y media de la madrugada comenzó lo que parecía una subasta de prostitutas. Vi a muchas que eran bonitas y sabían moverse. Pero casi al final aparecieron las chicas que estaban drogadas. Lo noté y me preocupó.. . Una muchacha en concreto me había llamado la atención.

Esa muchacha iba muy drogada mas que las demás y cuando vi una marca en el cuello, una marca de que alguien que casi la estrangula. Le pedí a Marcos que la sacara de ahí que ella no debía de estar ahí. Me dijo, con lástima, que en realidad ninguna de las chicas drogadas tendría que estar ahí.

-Elige a una, solo a una, a la que quieras salvar. Y yo la compraré para ti.-dijo al cabo de un rato cuando se posaron todas en el escenario.

  • ¿Es una promesa? -Le pregunté. Ante la afirmativa respuesta, me decidí- pues elijo a la Nº7.

  • Vale, cuando la subasten, sera tuya. -hizo una pausa y puso ese tono y esa cara que utilizaba para pedirme algo -Anita... siéntate conmigo cariño.-dijo palmeándose el muslo.

-Sí, amor- dije sentándome en sus piernas. Me invitó a un par de cubatas y un par de cigarros. Mientras, esperaba ansiosa, a que comprara a la chica Nº7, me relajé y intenté disimular mi nerviosismo. No me gustaba estar encerrada. Pero al menos sabía que estaba a salvo mientras Marcos estuviera conmigo.

Antes de ir para el prostíbulo Marcos me dijo que me pusiera un collar y una pulsera que llevaba su nombre y su símbolo. Mientras me ponía las sortijas me explicó que era más seguro si pensaban que era de su propiedad. Si alguien me cogía o intentaba algo yo debía enseñar una de las dos sortijas y estarían obligados a dejarme ir o a llevarme junto a mi “amo”.

Llegó el momento que estaba esperando y Marcos me dijo que me levantara. Se levantó él y fue hacia el escenario cogió un maletín que le acababa de traer un chico que trabajaba para él. Esperó asta que la gente no diera más dinero y antes de que la adjudicaran gritó su cantidad, que efectivamente era mas grande que el anterior precio, y añadió que era en efectivo. Luego me enteré que en el maletín había mas dinero que el que había gritado. Lo que sobró se lo volvió a guardar. Y le dio 100€ al chico y cuando salimos del prostíbulo me dio 300€ a mi.

Subimos a la chica al coche. La tumbamos y me dijo que me sentara en el asiento del copiloto. El coche tenia los cristales tintados y por eso solo se me podía ver a mi, y solo por delante. Marcos volvió al coche con una caja en las manos, me la dio y explicó:

-¿Sabes que esta drogada verdad?-asentí con la cabeza- ¿sabes que droga han usado? Bueno eso en realidad no importa.- se apresuró a rectificarse- Lo que sí importa es que han usado mucha cantidad en ella y si tiene suerte no se acordará de nada, pero tendrá mucho mono después que se despierte. Cuando la veas un poco mas despierta le das una dosis de eso. Dentro están las instrucciones de cuanto le tienes que dar y cuantos días tardara en disolverse la droga original. Al principio tendrá frío y fiebre, y murmurara cosas sin sentido. Cuando lo haga escuchale y escribe lo que dice y me lo traes a mi, ¿vale?- asentí otra vez con la cabeza- Cuidala como si tuviera la gripe. Después dejar de murmurar y poco después de tener fiebre y frío. Pocos días después, volverá a ser una chica normal. Ten cuidado y cuenta conmigo si necesitas algo.

Ya habíamos llegado a mi apartamento, me ayudó a subirla y dejarla en la única cama que había, la mía. Cuando vio mi apartamento puso mala cara. Era un primero sin ascensor, solo era una habitación y un baño. La cocina estaba en la misma estancia que la cama, el televisor (un cacharro de hacía por lo menos 15 años), una nevera pequeña, y una mesa pequeña de la altura perfecta para un sofá o una cama.

-No puedes vivir aquí. Es muy pequeño.

-No tengo suficiente dinero para otra cosa, con estos 300€ tendré que gastármelos en comida y en pagar 150€ de alquiler.-dije enseñándole los 300€ que él me había dado y llorando silenciosamente.

Se acercó y me abrazó mientras me prometía el mundo entero. Me besó y me desahogué con sus caricias y su cuerpo.

Me tumbó en la moqueta, me quitó la ropa y se desnudó. Me besó el cuello con una ternura casi impropia de él. Besó mis ojos y las lagrimas que se habían quedado en mis mejillas. Me abrazó y me susurró <>.

Me abrió de piernas y me penetró. Me agarré de su espalda y se me quedó un gemido en mi garganta. Sus embestidas eran fuertes y profundas. Me hacía el amor con toda su fuerza y desesperación por que mi corazón no le pertenecía. Tuve un orgasmo. Me besó con fuerza y me dijo que me girara, me embistió desde atrás, al poco rato me sentó sobre él y me ayudó a subir y bajar para acompasar sus propias envestidas. Me volvió a tumbar baca arriba me levantó las caderas y se agachó para quedar con la cintura sobre mis caderas y me penetró. Me provocó otro orgasmo pero él no paró. Al cansarse de estar de esa forma se sentó con las piernas estiradas y me arrastró hacia él, y siguió haciéndome el amor hasta que tubo su orgasmo y cayó rendido sobre mi estomago. Cuando estaba así me parecía un niño. Cuando se repuso y volvió a tener energías se vistió, me dio un beso y me dijo que mañana me llamaría.

-Cuidate y cuida de ella lo mejor que puedas- dijo señalando a Noe y marchándose- Chao...

Aun que tuviera 21 años mas que yo, había momentos en los que parecía un crió, era tierno y amable, yo lo quería muchísimo, aunque no llegara a amarlo. <> pensé <>

Al día siguiente me desperté y la vi sudar y temblar, me acerqué y le puse el termómetro tenia mucha fiebre. Miré la caja que me había dado Marcos. La abrí y leí sus instrucciones. Miré las botellitas con sus etiquetas, con desconfianza. Le dí lo que indicaba y al cabo de un rato la vi calmarse. Me senté a los pies de la cama y acerqué la mesa. Me dediqué a subrayar las cosas que me parecían mas importantes.

Al segundo día comenzó a murmurar. Agarré mi libreta y mi boli Bic, y comencé a escribir:

<>.

Seguí escribiendo lo que decía con el corazón en un puño. Había momentos que me daba miedo escucharla y imaginar que estaba soñando.

<>.

Cuando oí eso supe que estaba reviviendo su secuestro. Se apoderó de mí un sentimiento de pena, que me incitó a llorar. Pero no podía sus palabras habían formado un nudo en mi garganta.

Pasaron 5 días y Noe se comenzaba a despertar y a moverse con normalidad. Había dormido mucho y cuando se despertaba un poco le daba de comer. Ya no tenia fiebre y los temblores de al principio habían desaparecido. La mañana del sexto día Noe me habló por primera vez, consciente.

-¿Quien eres?¿Donde estoy? ¿Que ha pasado?- dijo intentándose levantar.

-No te levantes, aun estas muy débil.- dije advirtiéndola- no importa quien sea en verdad. Estas en mi casa. ¿Te acuerdas de algo de lo que pasó?

-No. Lo ultimo que recuerdo es estar de camino a casa y... y ya esta- dijo echándose a llorar.

-Bueno, tranquila, ahora estas a salvo. Te encontré inconsciente en la calle. Según me dijo un amigo mio estabas drogada y movió algunos hilos para que me dieran un anti-droga para borrar cualquier rastro de la droga. Pero aun estas débil así que no te muevas mucho, ¿vale?. ¿Cómo te llamas?

-Noe Gimenez Prieto

-Vale... ¿te sabes el numero de alguien de tu familia?

-Sí, el de mi madre. 616...

-No hace falta que me lo digas ahora...-la corté yo.

Se durmió sin darse cuenta. 3 días después ya estaba bien y la llevé a su casa. Le dije que tenia cosas que hacer, que no podía seguir ocupándome de ella y que si necesitaba algo me llamase. Le dí mi numero de teléfono y me marché. Una vez sola, tuve la necesidad de llamar a Marcos para no sentirme tan sola. Era domingo y no podía... me desesperé y llamé a Dani, un ligue de hacía tiempo.

-¿Si?- se oyó la voz de una muchacha y no quise contestar- ¿quien es?

Colgué y empecé a llorar. Miré mi monedero y vi que tenia suficiente dinero para emborracharme. Me dirigí a mi pub preferido y me senté en la entrada de la barra. Saludé a la camarera.

-Hola Nina, una cubata de los que quitan las penas y 2 chupitos de cazalla.-me puso lo que le había pedido.

-¿Que te pasa Ana?

-Malos tiempos- dije antes de tomarme el primer chupito.- esta vida es una mierda- continué después de el segundo.

-¡Hey! ¡¡¡No te los bebas así que te va a coger algo!!!- salió de la barra para situarse a mi lado.

-¿Que mas da? Nadie en este puto planeta me quiere de verdad, estoy mas sola que la...- no pude acabar la frase. Sus labios posados en los míos silenciaban mis palabras, y me recompensaban con una calentura excitante.

Su beso demostraba pasión, su lengua rozaba la mía con cariño y respeto. Y mis ojos lloraban de felicidad, hacía tanto que no me besaban con amor... la abracé y le dí las gracias entre sollozos.

-Papá! Me voy al despacho una hora con mi amiga. Estaré de vuelta a las 10.- le dijo a su padre. Me agarró del brazo y me empujó por las escaleras hasta arriba, en el despacho.

Una cama al fondo, una mesa baja y un escritorio con papeles eran el mobiliario del despacho. Me quitó el cubata de la mano y lo puso encima del escritorio. Me tiró a la cama y me quitó la ropa mientras me besaba. Yo no sabía que hacer así que simplemente le seguí el rollo. Metió su mano entre mi tanguita y mi carne. Me acarició con los dedos y yo solté un gemido. Lo hacía con suavidad y cariño. Ya no podía mas, la agarre de la cintura y me situé yo encima. Esa chavala de 3 años menos que yo había hecho salir a mi yo salvaje. Le quité la ropa. Chupé uno de sus pezones y la oí soltar un gemido. Su voz me excitó y decidí bajar. Me situé entre sus piernas y se lo lamí. Sus gemidos iban en aumento y yo me excitaba cada vez más.

Se situó debajo de mi con su cabeza entre mis piernas y su entrepierna delante de mi cara. Comenzó a chupar igual que hacía yo. Y al poco rato tuvimos un orgasmo a la vez. Me aparte de encima suyo. Ella se puso a mi lado y me besó con pasión y amor. La abracé y le pedí mi cubata aguado. Ella se rió al verlo tenia una capa de agua arriba pero aun tenia cubitos. Me la mire bien, era pequeña y dulce, y además inocente. Le pegue el trago distraída y me bebí todo el agua. La cara de asco que puse le hizo tanta gracia a Nina que estalló en carcajadas y yo reí suavemente disfrutando de su alegre compañía...

A las diez nos vestimos y bajamos. Me invitó a los dos chupitos y solo me cobró el cubata. Me despedí y me fui para casa. Me tiré en mi cama, a l rato sonó el móvil.

-¿Si?- contesté medio dormida.

-¿Ana?- preguntó una voz de hombre.

-Si, ¿quién es?- pregunté sin saber quien era.

-Soy Dani, ¿me has llamado antes?

-Si, pero contestó una chica, y no quise comprometerte.

-Tranquila, era Lili, mi hermana. ¿Para que me llamabas?

-Para nada, dejalo, ya esta.

-Vale, si quieres algo llamame, y si sale una chica no te quedes callada, no tengo novia, tranquila. Bueno... Chao. Cuidate.

-Chao...- y colgó.

Me volví a tumbar en mi cama y pensé en muchas cosas. Pero al final me dormí.

Me fumé un porro de maría y vi a Nina atada en la pared de algún sitio. Estaba de pie, con las piernas abiertas y los brazos extendidos. Atada de forma que su cuerpo pareciera una X y desnuda completamente, eras vulnerable a todo...

...Alguien se acercó y empezó a pegarle con una especie de látigo. Yo chillé pero mi voz no salió. Me miraba y me pedía ayuda. Intenté moverme pero no pude. Me vi sentada encima de Marcos con un cubata en una mano y un cigarro en la otra. Sonriendo mientras miraba como a ella le pegaban y la humillaban delante de todos. De repente habían muchas chavalas más y nos dejaban liberar a una de ellas y yo elegía a otra que no era Nina. Ella seguía pidiéndome ayuda mientras la descolgaban y la ponían a cuatro patas y la penetraban, yo reía y besaba a Marcos. Cuando acabaron de penetrarla y hacerle mamársela a mas de un hombre que no conocía, nos levantamos y fuimos hacía la salida, mientras ella gritaba mi nombre y la arrastraban al interior de las salas de detrás del escenario.