Sobre un pueblo (2)
Historia de un pueblo fundado en el siglo XIX en el que los limites del sexo parecen no estar tan definidos. Una sociedad cuya base más firme parecen ser el sexo y la familia.
Sandra, la hija de Javier, era una muchachita preciosa, alta y delgada cuyos pechos firmes y su marcado trasero le hubieran permitido desfilar en las más aclamadas pasarelas de moda. Era una mulata de piel más clara que sus primas y su cabello negro y lacio le iban bien. La chica no pudo ocultar su felicidad al ver a su padre recibiendo una mamada de su prima, pues sabía que por fin su padre había desistido de irse del pueblo. Corrió hacia su padre y sin interrumpir la acción de Leticia lo abrazó y le dio un beso en la mejilla.
- Gracias papa, gracias. Sabía que no nos iríamos.
Javier sonrió al ver la felicidad de su hija. La sensación de los experimentados labios de Leticia lo distraían constantemente pero Javier alcanzó a decirle algunas cosas a su preciosa hija.
Te llamé para que atiendas a tu tío, ¡uh!... - la lengua de Leticia envuelta sobre su glande le quitaba las palabras de su boca - estará aquí un buen rato. Y también al alcalde, ¡ah!...por favor.
Si papa - dijo Sandra con una felicidad inmensa - lo que tú quieras.
"El conde no solo corroboró la improbabilidad de concebir mediante el incesto de padre e hija sino que con el tiempo descubrió que aquel fenómeno alcanzaba a tres generaciones y a los lazos de sangre. Padres, tíos y abuelos; todos tenían el mismo efecto nulo sobre las féminas.
Sabia, ya con todo esto, que aquello simplemente no debía ser conocido por nadie más que no perteneciera a la descendencia de de aquellas cinco familias pioneras."
Sandra se acercó alegre a los dos hombres. Estos no podían evitar mirar con lujuria a la preciosa criatura que se les acercaba. Sandra no estaba desacostumbrada a estas reacciones por lo que decidió charlar con buen humor.
¿Como esta tío? - dijo sonriente - ¿no se aburre?
Estoy muy feliz por la decisión de tu padre - dijo Federico en tono más serio - me alegra no perderlos.
A mi también tío - dijo mientras se desvestía - estaba realmente asustada de pensar que nos iríamos...
La chica comenzó quitándose su camisa a cuadros de hombre que le gustaba utilizar, al deshacerse de ella mostró por fin las facciones de su escultural cuerpo: un abdomen espectacular bajo un par de tetas divinas que se movían rítmicamente mientras la muchacha se retiraba sus jeans para finalmente quedar en bragas blancas y sostén negro, sin nada en común una prenda con la otra mas que el cuerpo de diosa que cubrían.
- ...mi madre también estaba muy preocupada, imagínese tío, dejar toda nuestra vida - comentaba mientras se ponía de rodillas frente a su tío Federico que permanecía sentado en otro sofá de la sala.
La muchacha dejó entonces de hablar para retirar el cinturón y el pantalón de su tío, mientras este se comenzaba a desabrochar la camisa. Al sacar el pantalón descubrió la polla erecta de su tío, que se entreveía bajo el calzoncillo; la muchacha sonrió y retiró el calzoncillo para finalmente quedar frente a frente con aquella ansiosa verga.
Del otro lado, Leticia había provocado la primera eyaculación de su tío Javier que descargaba sus fluidos en la dulce boca de su sobrina. Era una cantidad considerable por lo que una línea de semen escapó por sus mejillas pero rápidamente logró contenerla utilizando la misma verga de su tío para regresarla a su boca. Sentada en el sofá era ahora Alejandrina la que debía esperar su turno pues Javier tomó asiento en el sofá para recibir a su hermosa sobrina Leticia quien se acomodó sobre él y con una habilidad surgida de la experiencia acomodó la verga de su tío para después dejarse caer, clavándose a su propio ritmo aquella polla. Javier comenzó a moverse y poco a poco se sincronizó con la muchacha para lograr un mete y saca constante que Leticia y él, por supuesto, disfrutaba.
Al otro extremo del cuarto, su bella hija Sandra le practicaba una hermosa felación a Federico, que disfrutaba al extremo con su cabeza recargada y sus manos acariciando los cabellos de la muchacha. Parecían haberse olvidado del alcalde que no sabía si seguir esperando o despedirse de una vez en medio de todo aquello que sucedía a su alrededor. Solo hasta entonces Sandra lo miró y se disculpó inmediatamente con él.
- ¡Ay, qué pena señor alcalde! - lamentó la chica - Me había olvidado completamente de usted, no se preocupe, usted también puede participar si lo desea.
Aquello descompuso completamente al hombre que, completamente ruborizado dijo que quizás era mejor que se retirara. La muchacha comprendió la preocupación del alcalde y le aclaró que todo era con la autorización y agradecimiento de su padre. Siendo así el alcalde Gonzalo no dio más resistencia y aceptó el ofrecimiento de aquella preciosa criatura. Comenzó a desvestirse mientras la muchacha se deshacía de sus bragas sin levantarse y sin dejar de chupar la verga de su tío Federico. Desnudo ya, el alcalde se arrodilló detrás de aquella preciosa chica que, con una gran habilidad, separaba sus nalgas para ofrecerle su ano al alcalde sin dejar de mamar la verga de su tío. Aquel esfínter se veía suculento y el alcalde, sin resistir más, se lanzó sobre aquel culo y comenzó a besar y lengüetear cada parte de las nalgas y el esfínter de aquella mulata.
¨Las cosas fueron variando con el tiempo. Generación tras generación se volvía evidente que la base de aquella nueva sociedad era, en todo momento, el sexo libre. Era algo más que un experimento o una población secreta; se volvió un tesoro que, se sabía, seria destruido si se descubría.¨
Javier, por su parte, seguía bombeando a su sobrina Leticia mientras chupaba los pezones de las redondas y preciosas tetas que esta le ofrecía. La muchacha ya había logrado dos orgasmos y dentro de si no tenía ganas de detenerse, le encantaba la sensación de ser penetrada mientras los labios de su tío masajeaban sus pezones. Alejandrina estaba aburridísima y, además, caliente y en su desesperación ya llevaba un par de minutos dedeándose y apretando sus pezones.
Sandra, en aquel momento, recibía poco a poco la verga del alcalde en un ano que disfrutaba ser penetrado. Ya con la verga hasta el fondo se dispuso a comenzar con el mete y saca, provocando suspiros a la muchacha que lambia de testículos a cabeza la verga de su tío. El alcalde comenzó a acelerar su ritmo y cada embestida sobre Sandra la volvían loca de placer. Se mantuvieron así un par de minutos hasta que Federico no pudo más y sus fluidos estallaron en la cara de la muchacha que quedó maquillada con la leche de su tío. Federico se dio cuenta de que del otro lado su hija Alejandrina se aburría y la llamó.
La muchachita se acercó de inmediato y Federico, sobándole ligeramente sus preciosas nalguitas, le indicó que ayudara a su prima con aquel lio. Alejandrina se arrodillo y, sin perturbar las embestidas que el alcalde propinaba a Sandra, comenzó a lamber y tragar los fluidos al tiempo que le propinaba algunos suaves besos en la boca de su primar que no dejaba de gemir a cada embestida que recibía por su culo. Aquella escena volvió a provocarle una buena erección a Federico que no paraba de desviar su mirada al hermoso cuerpo de Alejandrina. Cuando la muchacha parecía haber terminado la limpieza sintió un suave jalón de cabello por parte de su padre, quien la dirigió a que se apoyara sobre el sofá. Federico acomodó a su hija e inmediatamente dirigió su lengua al virginal ano de la chica. Era la primera vez que Federico propinaba un beso negro a Alejandrina por lo que esta supuso que aquella noche seria por fin el momento en el que le romperían el culo. Alejandrina disfrutaba la frescura y el relieve de la lengua de su padre. Tras unos momentos el hombre se puso de pie, penetró ligeramente el coño mojado de su hija para después dirigirlo a la entrada de aquel ano ansioso.
Te va a doler un poco - murmuró Federico quédate quieta.
Si papi. dijo la niña, con la voz entrecortada por la emoción y el placer de sentir la verga de su padre sobando su esfínter.
El hombre empujó, con cuidado, y no puedo evitar recordar el día en que penetró por primera vez a Leticia por el culo; aquello no solo era un sentimiento de placer sino de emoción. Ahora estaba detrás de su otra pequeña hija, Alejandrina, su dulce hija que aguardaba nerviosa el momento en que aquel pene entrara hasta su recto. Siguió empujando y la muchacha comenzó a sentir un poco de dolor pero no se quejó, deseaba pasar aquella prueba que tanto había esperado de la mejor forma. El alcalde colocó a Sandra en la misma posición sobre el sofá en que se encontraba Alejandrina quien volteó y dejo ver la emoción en sus ojos a su prima. Sandra sonrió al ver la felicidad en los ojos de su prima pero no podía concentrarse en ella porque cada embestida del alcalde parecía elevarla al cielo.
De pronto una fuerza recorrió todo el espinazo de Alejandrina y esta soltó un grito ahogado; su padre, con una gran habilidad, le introdujo su verga de golpe, como lo había hecho hacia un par de años con Leticia. El dolor en las entrañas de Alejandrina fue inesperado y sentía en todo su esplendor el pedazo de carne de su padre. Federico besó la espalda de su hija mientras el dolor en ella descendía; la piel de la muchacha se había enchinado y poco a poco comenzó a sentir el placer de una verga clavada en su culo. Una única lagrima llegó a sus labios y al poco rato comenzó a sentir movimientos en su recto; Federico había comenzado un lento bombeo, cuidando de no lastimar a su hija. A su lado, el alcalde rellenaba el precioso culo de Sandra en una abundante eyaculación que ambos disfrutaron.
En el otro sofá Javier descargaba también su leche en el coño de su sobrina. Después, un poco cansados, tomaron asiento en el sofá y miraban la escena que se les presentaba enfrente: Federico ya bombeaba con normalidad el culo recién estrenado de Alejandrina que sentía que se desmayaba en cada va y viene que su padre le proporcionaba. También Sandra y el alcalde descansaban; este sentado en el espacio libre del sofá y la preciosa chica sentada en sus piernas, con el semen fluyendo lentamente de su ano. Javier, recuperado, se puso de pie y tomando a su sobrina de la mano se dirigió hacia el resto.