Situaciones Inesperadas (II)
Esas vueltas de la vida...
Luisa presionó el botón pero no escuchó ruido ni campana. Parecía no funcionar mientras su corazón latía fuertemente. Para no esperar como una tonta allí, dado que se escuchaba música del otro lado de la puerta, decidió tocarla con la aldaba que ésta tenía en el medio, y surtió efecto. Apareció Elena quien al abrir, solo la observó y sosteniendo su copa la miró de arriba abajo, especialmente, en su escote. Mirando detenidamente sus pecas del pecho le preguntó :
- Buenas Noches. ¿A quién busca?
- Buenas Noches. ¿Esta Elvia?
- Si está. Y ¿tú quién eres y por qué la buscas?
Su tono no era amenazador, más bien sentía curiosidad. Por un momento Luisa sintió temor de que esta persona pudiese ser la novia o algo así de Elvia, más por la manera en que ella estaba vestida, pero sin sentirse intimidada le respondió con firmeza:
- Ella me invitó. Mi nombre es Luisa. Soy vecina de Elvia.
- Comprendo. Pasa adelante. Ya la voy a llamar.
Al entrar Luisa comenzó a echarle un vistazo a la casa por dentro. Estaba todo en un orden perfecto, sin espacios muertos. Era una casa sencilla pero acogedora. Al fondo veía venir a Elvia con su sonrisa encantadora, venia caminando hacia Luisa ya hablándole :
-Luisa ¡Viniste! Pensé que con la lluvia me dejarías esperándote. ¿Cómo estás?
Y fue directo a darle un beso en la mejilla.
Luisa le sonrió y le correspondió el beso mientras respiraba el perfume de Elvia, en medio del suspiro le contesto:
- Bueno aquí me tienes. Tú veras que haces conmigo ahora.
Elena que estaba escuchando la conversación mientras tomaba un sorbo del vino por poco se ahoga cuando escucho la respuesta de Luisa. Las dos chicas voltearon hacia ella riéndose de su cara y caminaron hacia la sala .
Chicas atención por favor: les presento a nuestra nueva vecina y amiga ¡Luisa!
Todas voltearon y saludaron al unísono un “¡Hola Luisa!”
Elvia tomo de la mano a Luisa mientras se la presento a una por una. La acercó primero a Elena, quien era la que estaba más próxima. Elena la saludó y le dio la bienvenida.
- “Soy Elena. Mucho gusto. Espero que sepas en que casa de locas te has metido”.
- El placer es mío. Espero que sepas a que loca te estas enfrentando ahora.
Elena le quito la mirada a Luisa para ver a Elvia, quien observó el dialogo sin poder disimular su impresión. Ninguna de ellas dos imaginó que alguien pudiera responderle así a la atrevida de Elena. Y saboreando lo poco que le quedaba en la copa, bebió de un solo trago ese sorbo y se alejó riéndose.
Acto seguido, Elvia le presento a Laura. La tímida chica le tomó la mano y le ofreció algo de tomar.
- Hay whisky, vino, vodka y tequila. ¿Qué te apetece?
Bueno que me apetece en realidad… (mirando a Elvia) eeeh bueno, con un vodka por el momento estaría bien. Yo traje este vino de mi reserva. Espero que les guste.
No tenías que haberte molestado, pero gracias. Ya te traigo tu vodka. Y desapareció hacia el bar a prepararlo.
Luego se dirigió hasta donde estaba Silvia. La dama estaba sentada escogiendo la música que agradablemente alegraba el ambiente. Al tener a Luisa de frente la saludo con un beso en la mejilla. Y preguntó :
- Silvia: Pero Elvia ¿De dónde has sacado esta muchacha tan bella?
- Elvia: Je, je, je, ay Silvia, hay personas que no se buscan, ¡llegan solas!
Luisa: Estoy de acuerdo con lo que dice Elvia. Nos conocimos por coincidencia, porque yo no creo en las casualidades. Pero gracias por invitarme. Necesitaba pasar un rato diferente. ¿Y ustedes a que se dedican? Han decorado muy bien esta casa. Les ha quedado magnifica.
Silvia: Gracias por notarlo Luisa. La decoramos entre las tres. Bueno, cada una hace de todo un poco aquí. Yo trabajo en una compañía como contadora. Laura –quien venía con el vodka hacia el grupo- es estudiante universitaria y Elvia, bueno, ya sabes supongo.
- Luisa: De hecho, no lo sé. Es todo un misterio. Ni siquiera me ha dado su número telefónico je, je, je.
- Silvia: ¿estas bromeando? - entonces ponte cómoda para que hablen y se conozcan mejor. Yo voy a buscar algo para comer porque ya Débora me está poniendo mala cara. Ya vuelvo chicas.
Luisa y Elvia se sentaron en el sofá a conversar. Brindaron por el logro de la casa y la nueva amistad conseguida. Elvia le explico que era fotógrafa profesional. Se había mudado hacia poco a esa ciudad en compañía de Cecilia y de Laura que eran sus amigas de toda la vida. Se cuidaban mucho entre las tres y junto a las otras chicas hacían un grupo muy selecto. Cada quien aportaba algo diferente a todo. Luisa le contó que se dedicaba a trabajar en una compañía de maquinarias. Aquello llamo la atención de Elvia.
- ¿Maquinarias? Vaya no pensé que una chica tan delicada como tu trabajaría en un sitio así. No me digas que tienes que usar uniforme de cascos y esas cosas.
- No, para nada, allí solo hago trabajo administrativo. Pero mejor háblame de ti. ¿Qué te gusta hacer en tus ratos libres aparte de tomar fotografías? ¿Tienes pareja? ¿Hijos? ¿Mascotas?
- Ja, Ja, Ja, bueno pareja no tengo. Soy una chica mala.
- ¿Mala?
- Si, muy mala. No querrás saberlo.
- ¿Y por qué no? El concepto de ‘maldad’ depende del punto de vista y tú no conoces el mío. No te fíes de las apariencias.
Elvia observó directamente a los ojos de Luisa mientras le pronunciaba esto. Sintió un deseo intenso de demostrarle que tan mala podía llegar a ser. Lo sentía como un reto. Pero ella sabía que debía ir poco a poco. –“Ya veremos si piensas lo mismo cuando salgas de aquí querida” pensó-
Las interrumpió Cecilia que correteando se sentó de golpe en el sofá para molestar a Elvia.
Y entonces Elvita. ¿No me presentas a la invitada?
Ceci ¡tú siempre con tus alborotos! Ella es Luisa.
Estire la mano pero esa chica la tomó y la dirigió a sus labios y me dio un beso sobre los dedos.
- Mucho gusto. Es agradable saber que esta noche si habrá fiesta en esta casa. ¡Qué mejor manera de estrenarla!
No quise preguntar y me tome el vodka de un solo trago. Había probado un tentempié que repartió Silvia pero no tenía hambre. Quise tomar más vodka y Laura se apresuró en prepárame otro.
Te ha quedado muy bien.
A mí todo lo que hago me queda rico.
Luisa pensaba: "Sinceramente. El lugar donde me he metido era un nido donde Elvia parecía ser la más inocente de todas. Las había observado detenidamente una por una y todas hablaban entre sí como planificando algo. Lo que para mí era una reunión normal, para ellas parecía ser solo el preludio de otra cosa, pero no sabía de qué. Silvia nos llamó a todas para comer. Sonó el teléfono y Cecilia lo contestó. Alguien llamaba para excusarse de que no podía asistir a la reunión. Eran otras cuatro chicas. Aquello me dio curiosidad porque recordé que Elvia había dicho que en total serian como doce personas pero al final solo éramos siete. Me sentí en ambiente. Cada una de estas mujeres era distinta pero parecían ser más una hermandad que un grupo de amigas. Yo nunca he pertenecido a esta clase de grupos. Siempre mantuve la idea de que mientras más alejado se este de la gente de ambiente, mejor funcionan las relaciones. Siempre habrá alguna amiga que de pronto le dio por enamorarse de tu pareja como queriendo decir que no existe mas gente en el mundo. Pero podía observar a Elvia y me di cuenta que me provocaba un deseo impresionante. Elena me miraba a lo lejos y mientras lo hacía se mojaba los labios con la lengua, como provocándome. La ignoré por completo y me senté en la mesa junto al resto para cenar. Me tomé el segundo vodka lo bastante rápido para calmar mis nervios".
La cena era de un gusto exquisito. Había distintos platos y solo me serví ensalada, a lo que Silvia me pregunto porque no comía otras cosas.
- Gracias Silvia pero soy vegetariana.
Todas voltearon a verme. Era normal y ya me había pasado. Yo era la nueva en ese compartir y ser vegetariano siempre se toma como ser algo raro y fuera de lo común. Elvia mientras saboreaba un asado suspiro y con picardía me dijo:
- Así que no comes carne.
- Bueno, no de ese tipo.
- No entiendo. ¿Cuál carne si te comes?
- ¿De verdad quieres que te lo diga aquí?
Sonreí. Seguimos comiendo y conversando sobre cosas triviales y yo me apuré el tercer vodka que ya me hacía sentir más relajada. Ya después volvimos al sofá y conversamos un poco más cerca. Esta vez quiso tomar foto de todo el grupo y nos tomamos tres fotos. Cecilia quiso tomarnos una foto solo a nosotras dos en el sofá. Accedí con la condición de que luego me enviara la foto.
Descuida Luisa. Ya después de esto nos vamos a mantener en contacto siempre.
Bueno, eso espero Elvia. Siempre y cuando eso no te traiga problemas con nadie.
Elvia me quito el vaso y me levanto del sofá diciéndome:
- Quiero presentarte a Débora.
Esta, hablaba con Elena en una esquina. Parecían estar tramando algo porque sus ojos estaban encendidos y no era por el alcohol. Débora le sonrió a Luisa y junto a Elvia la invito a conocer bien la casa. Fueron al patio para mostrarle a ella el jardín y luego subieron para las habitaciones. Eran cuatro. La de Laura era Juvenil y desordenada. La de Elvia era preciosa. Decorada con cuadros de fotografías tomadas por ella misma le daba un aspecto clásico y agradable. Luego entraron a la habitación de Silvia. Perfección absoluta.
La cuarta habitación era un misterio. Débora se percató que estaba cerrada con llave y decidió ir a buscarla. Mientras eso sucedía, ese momento a solas con Elvia, Luisa solo la observó y sintió un deseo de tenerla aún más cerca. Elvia al ver que Luisa se apoyó contra la pared del pasillo, colocó una mano sobre la pared y le dijo :
- ¿Qué hacemos mientras llega Débora?
- A mí se me ocurren muchas cosas que podemos hacer pero, no sé tú…
- Eres muy bella Luisa. Me encantan tus pecas.
- Bueno esas son las que puedes ver. Hay muchas más debajo de la ropa que llevo puesta.
Ambas se miraron detenidamente. Estaba Elvia lo bastante cerca de Luisa como para besarla, porque el magnetismo que ambas desprendían era asombroso. Parecía que iban a comerse con la mirada más que con la boca. Y mientras Elvia se iba acercándose lentamente, Luisa logro asirla por la cintura para atraerla hacia ella de golpe y la besó en los labios. Primero suavemente para después rodear su lengua y sustraerla hacia su boca. Su sabor de vino le provoco más ansias y besándola profunda pero tiernamente, metía sus dedos entre su cabello para acariciarla. Se separaron un poco para verse y sonreírse con picardía y deseo. En ese preciso instante llego Débora con las llaves y al ver la actitud de Elvia y la situación en la que las encontró, se acercó a Elvia y le dio una bofetada.
- Bien sabes Elvia que no puedes probar sus labios tu primero.
Elvia miro con recelo a Débora todavía recuperándose de la bofetada.
No me mires así. ¡Espera tu turno!
Pero ¿de qué habla esta mujer? ¿Por qué te ha pegado? ¿Es tu novia o qué? Me dijiste que no tenías pareja. Creo que mejor me marcho.
No Luisa. – Pronunció Elvia-Ya no puedes irte.
Débora había abierto la puerta de la cuarta habitación mientras Elvia le decía estas cosas a Luisa y el resto de las mujeres venían subiendo las escaleras. Tenían todas disfraces puestos. Solo Elena seguía vestida con su esmoquin .
- Ha llegado la hora del ritual- pronuncio Silvia- quien vestía como la misma Maléfica. A partir de este momento mi querida vecina, tu vida no volverá a ser igual. Hemos de darte una calurosa bienvenida y hagamos una fiesta de verdad.
Ya Elvia y Débora habían agarrado a Luisa por ambos brazos y la condujeron hacia dentro. Luisa, que no sabía de qué se trataba el asunto mostro resistencia. Su miedo la estaba haciendo presa del pánico y les suplicó:
¡Suéltenme! ¿Qué demonios les sucede a ustedes? Elvia por favor, quiero irme, ¿qué significa esto?
Fácil bella. –Contestó Elena- Esto dependerá precisamente de tu punto de vista. Al final sabremos si para ti esto será el paraíso o una pesadilla.
Entraron todas a la habitación.