Sirenita y el intringulis del sexo

La sirenita estaba confundida, ¿que quería hacer el principe con ella? ¿y por que quería meterle eso entre sus piernas?...

No todo era dicha y felicidad en el fastuoso castillo del principie. Los restos de las perdices hacia tiempo que se habían perdido en la basura y aun así el castillo respiraba inquieto, el matrimonio no se había consumado y todos lo sabían, pues muchos miraban asiduamente por las mirillas de la alcoba real. El príncipe caminaba inquieto por todos los pasillos. En su cuarto Ariel  cavilaba continuamente sobre el problema.. ¿Que demonios querría el príncipe con ella?.

La noche de bodas había sido un completo desastre,  sobre la enorme cama el príncipe había tratado de explicarle repetidamente y con gestos gráficos lo que debían hacer. Pero Ariel no entendía la mecánica del asunto, los tritones y sirenas se reproducían por huevos, la mujer los ponía uno a uno en la cuna y el macho los fecundaba en una ocasión muy intima.

Desde su transformación en humana Ariel había tenido no solo que aprender a andar con dos piernas.. sino además conocer los intríngulis de  su nuevo sexo. Había tardado varios días en aprender a limpiarse debidamente,  lógico si pensamos que en el mar jamas necesito hacerlo. Dicen las malas lenguas que fue esta fuerte presencia femenina lo que enamoró al fetichista príncipe.

¡Y ahora el príncipe quería meterle eso entre las piernas!… ¡si se enterase su padre!…  ¡el que la quería tanto que se acostaba en su cama por la noche y le daba besitos al despertar!;  ¿como podía gustarle al príncipe hacer eso…?  Ariel, desconsolada se acerco al mar y busco a su fiel Sebastian, lo encontró en un charco retozando con la gaviota.

-¡o si cangrejito! ¡Pellizcame massssssss!- gritaba el pájaro

-Te voy a dejar los pezones como tapas de coca-cola!… ¡ariel! -

El cangrejo despacho a la gaviota y se sentó en el regazo de ariel para escuchar sus penas, aprovechando para descansar sus pinzas sobre los generosos pechos de la antigua sirena, que tantas veces deseó pellizcar.

-¡Mi alma!, pero si es muy facil!… entiende que los humanos son diferentes y que ¡tu eres ahora una humana!- le dijo el cangrejo -  los humanos disfrutan metiendose cositas por entre las piernas-

-¿Los hombres también? - pregunto ella-

-Bueno… aunque no lo admitan muchos…- reconocio el cangrejo que sabia mucho.

- ¿y que se puede meter?-

-¡Muchas cosas!, aunque los humanos hacen unos chirrimbolos… creo que tengo una por aquí…- el cangrejo desapareció en su cueva y volvió con uno de sus flamantes “rocky”, al que tenia cariño pero debía ayudar a Ariel -  Esto lo llaman consolador…  sirve para meterlo entre las piernas- dijo-

-Gracias! gracias! - grito Ariel tomando el consolador y saliendo corriendo hacia el castillo. El cangrejo la dejo ir, pensando que lo había entendido

Esa noche el príncipe acudió una vez mas al lecho compartido, aunque sabia que ariel se dormiría sin tocarlo. Esta vez fue diferente, Ariel  le dedico una sonrisa y le pidió que se desnudase ¿por fin follaría?, ¿por fin podría petarle ese culito?… ella le indico que se colocase boca a abajo en la cama…. obedeció ¿que quería?

-Toma cariño, no entendía que tu también querías algo entre las piernas - dijo ella empalándolo con el consolador-

El grito se escuchó por todo el país. Pero el príncipe no se molesto, aunque paso una semana sin poder andar… realmente le había gustado y a partir de ese día serian muy felices, Ariel disfrutaba viendo al príncipe feliz, y este con dos palmos de goma negra en su interior… también era muy feliz.

Moraleja:“Si estas con una novata, enseñala bien… no sea que te sorprenda

P.D. Seguiré destrozando vuestros mitos de la infancia!