Sinfonía para dos (8)

Estoy en la gloria tomando el sol desnuda, con un café en la mano, mientras Nuria me recorta el vello del pubis

SINFONÍA PARA DOS  (8).

Estoy en la gloria tomando el sol desnuda, con una café con leche en la mano , mientras Nuria me recorta el vello del pubis.

“Tienes una almejita preciosa , como te estoy dejando el pelito destaca más. Mira que te parece. Es un coñito de bebé”

Con un espejo me muestra mi sexo. La vulva se muestra limpia, apenas pueden verse los labios exteriores. Tiene razón, parece de una niña. El pelo del monte de Venus lo ha dejado en forma de pequeño corazón.

“ Me ha quedado una obra maestra.”- y lo besa. Un estremecimiento me recorre el cuerpo.

“ Como sigas así  vas a tener que comértelo. Una no es de piedra.”

“ Serás falsa, tú eres un fuego de joder. Creo que voy a darte una lamidita.”

“ Chicas, parad, que para todo hay tiempo. Traemos churros y la prensa. Desayunamos y después le damos..”- Jordi y Joan nos han interrumpido, han bajado al pueblo y vuelven cargados.

Los hombres vestidos, Nuria con una túnica ibicenca que se transparenta al sol, yo desnuda, nos disponemos a desayunar. Abajo el mar azul , las barcas , el verde de los pinos es el paraíso.

Mientras mojo un churro, Jordi me toca una teta, yo ojeo el periódico.

Me quedo de piedra.

“ Tengo que volver a Barcelona. Es urgente.”

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Ismael  y Pelayo llegaron a casa de Carmen a preguntar por Inés. La llamaron apenas dejaron las cosas en el hotel.

Están tomando un café en la sala del departamento, Ismael aclara la presencia de Pelayo.

“ Carmen, Pelayo es un amigo psicólogo que me está ayudando a buscar a Inés. Hay cosas que no están bien. Yo la quiero  mucho y entiendo que el pueblo la ahogara, por eso no la impedí que viniera a verte, pero ya ha pasado demasiado tiempo, y debe volver a casa.”

La prima de Inés viendo a Ismael no comprende cómo una mujer puede dejar a ese pedazo de hombre. Era el guapo de Santa María, la ilusión de las chicas , todas querían cazarle y fue la loca de Inés la que se lo había llevado al altar.

“ Me gustaría poder ayudarte, pero no sé donde está. Me dijo que no me lo podía decir,  no quería que la encontrases cuando vinieras a buscarla. Tiene trabajo y ha alquilado un piso. Hace unos de días trajo el coche para que te lo diera cuando llegaras. Estaba segura que ibas a venir.”

Ismael no quita los ojos del escote de Carmen , esta se ha arreglado para la visita y luce explosiva. Rubia teñida, los ojos negros, la boca sensual, no es bella pero si una bomba sexual. La blusa blanca, atada por encima de la cintura, apenas con dos botones abrochados, deja ver un vientre plano, bronceado, las tetas parecen querer romper la tela. El sujetador las realza y el canal entre ellas invita al pecado. Está enfundada en unos pantys de lycra negra que moldean el culo y las piernas como si fueran un guante.

A Ismael le parece que no lleva bragas. No es alta y usa sandalias de tacón muy alto. Se le ha puesto dura la polla, lleva muchos días en que su desahogo sexual son las pajas que se hace y alguna visita a las putas de la capital de la provincia. Echa de menos a Inés , no como compañera, le aburre con su charla incansable , pero si como la puta que vive con él ( así la ve) y le hace gozar como un salvaje. Lo de puta debe ser de familia, piensa mientras devora a la prima con los ojos.

“Habrá que contratar a un detective que la busque. No creo que sea difícil. Pensé que era algo que podía suceder y tengo las coordenadas de uno discreto y bueno. Un tal Pepe Carvallo. Yo voy a volver al hotel a localizarlo. ¿ Quieres que te lleva o prefieres ir en tu coche.?”

“ Yo me quedo con Carmen repasando lo que sabe, y luego me vuelvo con el mío.”

Pelayo se despide con un beso en la mejilla de la mujer. Cuando se quedan solos, la tensión se hace presente. Las miradas se cargan de lujuria.

“¿Por qué te ha dejado la tonta de mi prima?. Seguro que no era capaz de ser una mujer mujer.”

“Le daba miedo esto.”- miente Ismael señalando su verga empalmada bajo el pantalón. –“Le asustaba satisfacer mis necesidades. Tú me has puesto como una moto. Llevo varios días sin descargar”

“Pobrecito. ¿ Has tenido que ordeñarte tú mismo?”

“ Sí, nena.”- Ismael se levanta , toma a Carmen en los brazos y la besa en los labios sin más palabras. Las lenguas juegan mientras las manos recorren enloquecidas los cuerpos. La  aprieta contra él, para que sienta la dureza de la polla.

Se separan jadeantes, son dos bestias en celo.

Le abre la blusa y tira  del sujetador hasta dejar los dos melones desnudos con sus pezones  erguidos que besa , lame, muerde. La mujer le desabrocha el cinto y le baja los pantalones y los calzoncillos. La pija busca satisfacción, las manos femeninas valoran  la dureza del arma.

“Espera.”- ruega Carmen. Se para ante él y se baja los elásticos. Ismael nunca ha visto una braguita así. Un pequeño triángulo con dos cintas que apenas cubren el sexo. Al dejarlo al descubierto, el primer coño depilado aparece ante los ojos del hombre.

La mujer gira, apoya su cuerpo sobre la mesa, dejando la popa dispuesta al ataque del torpedo del macho. Cuando apoya su lanza en la entrada de la concha, la encuentra jugosa, dispuesta al ataque. La mete de un golpe hasta dentro. Y como un martillo pilón carga y recarga en la vagina de Carmen.

La mesa se mueve, las tazas  del café se deslizan ante las embestidas del macho sediento de sexo. Una está al borde, cuando la mujer la agarra, siente la leche del hombre invadirla y también se corre, sujetando el pequeño plato.

“Tenías ganas, ni nos hemos desnudado. Mira que pinta tenemos”- Le dice Carmen con una sonrisa de oreja a oreja.- “Mi marido llega a las 8 de la fábrica, quedan 6 horas.  Si

quieres comemos algo y luego..”

“Prefiero comerte a ti, hasta saciarme, vamos a la cama.”

Se quitan la ropa, y totalmente desnudos van hacia el dormitorio conyugal.


“ El coñac me suele dar ardor de estómago, pero el Napoleón no. Debe ser cosa de la libertad republicana francesa.”- dice Carvallo mientras suelta una voluta de humo que forma un perfecto círculo en el aire.

“Me había dicho que eras un sibarita . Joder, lo he comprobado. Las cigalas de palmo, el arroz de ciegos, la tarta de santiago, los cafés, las dos botellas del rosado de Penedés, los coñac y los Partagás 8-9-8, aquí en en las 7 Puertas , indican un estilo”

“No estoy de acuerdo Pelayo, no soy sibarita, soy epicúreo. Soy capaz de disfrutar de los placeres más sencillos, como un buen tomate con sal y aceite extra virgen cordobés, pero creo que lo que he descubierto bien vale una jamada así, a parte de la tarifa.”

Pelayo sonríe, Libertad como siempre ha tenido razón, el gallego es un buen tipo.

“ Mira , la niña Inés se ha enrollado con un chico Jordi Nuño,  un estudiante anti franquista, normal en su edad. En estos momentos están en un pueblecito de Gerona, en casa de los padres de una amiga, Nuria Carrugués, con un grupo de hippys que se están poniendo morados de follar y de marihuana. Mira estas fotos, la nena está muy buena.”

Le enseña unas fotografías: Inés con tres chicos y tres chicas toman el sol desnudos en un jardín,  Inés se baña en topless en una pequeña cala con otra chica, Inés con un joven desayuna en un bar junto en un pequeño puerto pesquero.

“ Lo más cómico es que si hubieras esperado tres días más , la habrías encontrado tú. Trabaja en el hotel donde te alojas. Ha pedido unos días de vacaciones que la debían antes de la Mersé. Le quedan dos. Volverá pasado mañana.”

El detective saborea un sorbo de coñac, da una calada al puro, mira a su acompañante y sigue:

“Esto no está en el precio, pero lo he hecho por tu prima y su madre. Mujeres excepcionales. Estoy en deuda con ellas. Cuando mi padre y mi tío salieron de la cárcel, sólo ellas les dieron trabajo. Ya sabes esa labor filantrópica de ayudar a los compañeros de bando de su marido y de su padre. Son cosas que marcan.”

“ Libertad es generosa y lista como era  mi tía . Además les ha salido bien, la gente agradecida curra de cojones y el restaurante, la constructora y la inmobiliaria van viento en popa”

Mientras habla Pelayo, Pepe ha vuelto al rito del coñac y el puro.

“ Inés es buena gente, pero su marido es un hijo de puta. Es un soplón de la poli, denuncia en el pueblo a los pescadores que sacan unas pelas del contrabando de tabaco. Igual que su padre , que fue uno de los que más intervino en la represión tras la guerra. Mira no sé por qué le estás acompañando y pagando un dinero de vez en cuando, pero es un cabrón. Ahora se está follando a la prima de su mujer, y sabes….”

“ No te puedo contar porque le pagamos, es una historia jodida, pero créeme que no me cae bien. No sabía que era un chivato pero lo necesito hasta que se anule su matrimonio con Inés. Después me casaré con ella. No es amor , son negocios.”

“ A lo mejor no llega a la anulación matrimonial. Alguien ha dado al marido de su amante unas fotos donde se la ve follando con Ismaelito. Ya sabes , que a los currantes no les gusta ser cornudos.”

“ Si ocurre una desgracia, dios lo quiera, busca un buen abogado para el marido engañado. Te has ganado algo más que la comida, vamos al mercado ese tan famoso y elige lo que quieras para que te pases cenando una semana con quien quieras.”

“ No lo he hecho por la pasta, es una cuestión de principios y de agradecimiento. Paga y vamos a la compra.”

Mi vida ha cambiado totalmente en una semana. Estamos a oscuras, sentados en dos sillones, cubiertos por los albornoces del hotel, mirando como se deslizan las barcas por el Gran Canal. Pelayo me ofrece un Camel, cuando lo enciendo sólo las dos pequeñas lumbres nos delatan. Las góndolas, las embarcaciones sólo verán eso cuando levanten la vista a contemplar los ventanales del palacio donde nos alojamos.

Hasta esa noche , cuando he jodido con alguien , yo he gozado, pero siempre he controlado. Hoy no ha sido así, me ha llevado fuera de mí. En un camino de entrega y deseo que no conocía.

Nuria y Jordi me dejaron junto al hotel Majestic. Lo entiendo , tenían miedo a la policía, sus actividades políticas podían causarles problemas. Así que entré al hall a preguntar qué tenía que hacer. Nadie sabe que ocurre cuando matan a tu marido a la puerta del hotel donde realoja, que es en el que tú trabajas. Estaba muy asustada.

Allí estaba Pelayo. Lo había resuelto todo. Sólo tuve que ir al Corte Inglés a comprar ropa negra de luto y ya vestida de viuda, firmar los papeles del entierro.

Eran las 8 de la noche y estaba todo resuelto. Me había alojado en el hotel para que pareciera que acababa de llegar del pueblo. No sé como esa fue la versión oficial.

Marido de negocios en Barcelona se enreda con una pariente de su mujer y el esposo de esta celoso le mata. Punto y final. Nadie preguntó, y yo tranquila.

Me llevó a cenar, me deslumbró el lujo del restaurante y me dejó asombrada su propuesta.

Primero me hizo ver que si a Ismael no se lo hubiera cargado el marido de Carmen, otro lo hubiera hecho pues era un soplón de la policía. Le dije que eso lo sabía , era mi arma contra él , si quería que volviera al pueblo. Para entonces ya nos habíamos comido una docena de ostras cada uno.

Y después me hizo la proposición más insospechada, inmoral y maravillosa que yo hubiera soñado.

Quería casarse conmigo YA. Entendía que yo necesitaba vivir mi vida, por eso sólo estaríamos juntos una semana al mes. El resto podía seguir en Barcelona o donde quisiera. Me alquilaría un departamento mejor del que yo vivía, había hablado con el hotel para que me ascendieran , en fin que no iba a tener problemas económicos. Tendría toda la libertad del mundo. Él me quería , y sabía que al final yo  iba a desear estar siempre a su lado, pero que entendía que esa no era la situación actual. No le importaba esperar.

Sólo me puso una condición que no podía tener hijos mientras no viviera sólo con él.

Nos habíamos  metido para el cuerpo  una dorada a la sal y una botella de cava, yo no bebo tanto, y su propuesta me había desarmado, así que confesé mi más escondido secreto: era estéril, no podía tener hijos. Y me largué a llorar.

Durante el souflé me consoló, en el café me siguió consolando y antes de salir con dos botellas de cava bebidas a medias, pero que creo yo llevé la mayor parte, acepté y di el SI  a mi segundo matrimonio.

Y me metí en una espiral de acción, alquiler de piso nuevo, amueblarlo. Quedó una joya, dos dormitorios, dos baños, un salón grande , una cocina en la que se podía hasta comer, y plaza de garaje para mi 600. Tarjeta del Corte Inglés, mejora de vestuario, y todo eso con desayunos, almuerzos y cenas con mi futuro marido. Eso sí follar no follábamos.

Y llegó el día , la boda íntima a la mañana, con sólo cuatro personas de testigos. Uno de ellos, Pepe, nos llevó a aeropuerto, tomamos el avión y llegamos a Venecia.

En motora llegamos al hotel Danieli, era una joya, subimos a la habitación, ante  nuestros ojos se movía el canal cargado de  vida.

Hemos deshecho las maletas , yo quería joder, pero él me ha llevado a comer junto al puente Rialto y a pasear por la ciudad . Yo estaba emocionada de tanta belleza, no creía que pudiera existir tanto arte en un solo sitio. Luego hemos tomado un enorme helado en la plaza de San Marcos, sentados en un café maravilloso, donde una orquesta tocaba una música romántica. Estaba mojada, deseando sentirle dentro de mí.

Cuando volvimos anochecía, no cerró las cortinas, dejó la habitación iluminada por las luces del canal.

Yo esperaba que se abalanzara sobre mi, pero no lo ha hecho.

“Desnúdate, quiero ver tu belleza y compararla con la que hemos visto”

Me desnudé despacio, para que apreciara lo que tenía delante. La chaqueta, la falda, la blusa, ahí paré para que disfrutara de su mujer en sujetador y braguitas. Luego liberé mis senos, los pezones pedían guerra, totalmente erectos. Giré para que pudiera verme bien.

“Ven acá.”- sentado en un sillón me miraba con una extraña sonrisa. Me acerqué, parada ante él, pensé que iba a meterme mano, era mi experiencia habitual. Pero no lo hizo, cogió el cuchillo que estaba en plato de frutas que nos había obsequiado el hotel y cortó el elástico lateral de mi última prenda que cayó al suelo.

Con el índice de su mano derecha me recorrió del cuello hasta el sexo, fue una caricia lenta, suave, que mi carne sintió estremecida. Cuando llegó al corazoncito de mi monte,  jugó un momento con él vello, yo me sentía explotar. Lo hice cuando se posó en mi clítoris endurecido, mojado de mis propios fluidos. Me corrí de pié, sin moverme, sintiendo las oleadas que me rompían.

“ Túmbate en la cama, mientras me quito la ropa.”

Una sumisión surgía dentro de mí, deseaba con locura sentirle dentro, pero Pelayo se desnudó como si estuviera solo. Lo único que demostraba que estaba excitado era su verga dura, tiesa como el mástil de un barco.

Vino a la cama y comenzó a besar mi cuerpo, sus labios, su lengua me recorrían y me transportaban hacia el más allá. Me lamió la vulva y al atacar el clítoris, volví a irme, no descansó hasta que me llevó  otra vez a la culminación del placer.

Cuando abrí los ojos, allí estaba ante mí, entre mis muslos abiertos, con la polla en alto, esperando.

“Métemela, por favor”

“Pídelo bien, recuerda que soy tu esposo.”

“Pelayo, esposo mío, hazme tuya”

Y jugó con el glande entre mis labios sexuales, golpeo el apéndice rosado hasta que me volví a correr, y cuando estaba en la mitad de los espasmos, la introdujo, lentamente hasta el final. Tenía que sentir las contracciones de mi vagina. No se movía. Lo hizo cuando yo acabé. Y en ese momento me BESÓ.

Sólo me había besado posando sus labios en los míos, haciéndome dudar de mi atractivo. Esta vez fue un beso apasionado que duró lo que duró el polvo maravilloso que me echó. Sentía en mi boca la pasión de los embates de su verga, hasta que al notar mi nuevo orgasmo, el derramó su semen en mí.

Hemos acabado el cigarrillo, sirve champagne. Me atrevo a brindar.

“ Por mi marido, que me ha hecho gozar como no imaginaba pudiera pasar”

“ Por mi esposa, que puedo dejarla libre, porque sé que al final vendrá a mí”