Sinfonia para dos (4)
La iniciación y la liberación sexual de Inés es un plan diseñado por otra mujer.
SINFONIA PARA DOS. ( 4)
Ismael oye el teléfono. No quiere contestar. Lucía ,entre sus piernas, le está comiendo la polla. Quien sea le volverá a llamar. Ahora está en otra cosa.
Es la joven la que soltando su chupete, le pregunta.
“¿ No vas a atender?. Mira que puede ser o Inés o Pelayo.”
Recapacita y toma el aparato. Es Pelayo.
“Oye que Inés no ha llegado. Me ha dado plantón en Aranjuez. ¿ Sabes donde coño se puede haber metido?. Yo he preguntado a la guardia civil y no ha habido ningún accidente en la ruta. Esa mujer tuya, es la hostia, está como un cencerro.”
A Ismael se la ha bajado la verga. La noticia le ha sorprendido. Contaba con que Inés ya estuviera en Madrid.
“ Habrá que avisar a mi tía. Yo la espero hasta mañana y me voy para allá, si no aparece.”
Cuando cuelga el teléfono, Ismael ha perdido el buen humor. Sabe que tiene que subir a contar lo que ha pasado a la Señora y tiene miedo.
“¿ No quieres que sigamos.?”- pregunta Lucía , todavía arrodillada.
“ No, ve a avisar a la Señora que en dos hora subiré a verla.”
Doña María López Carrillo, viuda de D. Herminio Bermúdez de Pacheco mira por el amplio ventanal de la casona. Ante sus ojos se extiende el pequeño pueblo y el mar . En sus cuarenta años es una mujer hermosa. Rubia, el pelo recogido en un moño, con enormes ojos azules, boca de labios glotones, nariz recta. El vestido negro, cerrado hasta el cuello, permite adivinar un cuerpo explosivo, pleno de curvas en una mujer delgada.
Lucía entra en el salón tras pedir permiso. Le dice que Ismael subirá a verla en un par de horas.
“ Y qué sabes de Inés.”
“Nada, señora. Su marido recibió una llamada , se quedó preocupado. Fíjese que se la estaba ………chupando. Y se le bajó”- Lucía ha dudado, avergonzada , como explicar lo que estaba haciendo.
“Prepárame el baño, quiero estar relajada para ver a ese tonto.”
Enciende un Chester cuando sale la muchacha. Siempre ha controlado todo, y ahora no quiere que la operación a la que ha dedicado los últimos años de su vida, salga mal..
El baño de mármol blanco es enorme. Los espejos que cubren las paredes, están cubiertos del vaho del agua caliente que llena la bañera, incrustada en el suelo. Lucía desnuda, le ayuda a quitarse la ropa. María entra majestuosa en el líquido lleno de espuma y sales.
Se queda sola, vuelve a encender otro cigarrillo. Y recuerda ….
Apenas tuvo infancia, nació en 1932, su padre ,un loco anarquista ,pintor, atractivo, seductor había dejado embarazada a su madre, que además de novia , era su modelo.
A él le debía ese nombre que ocultaba con el María : Libertad. Así la había inscrito en el registro, maría por la madre y libertad por su utopía. Sus primeros años fueron felices. Fue la maldita guerra la que destrozó el paraíso en que vivía. Hambre, miedo a las bombas, más hambre, mas miedo. Cuando acabó estaban solas su madre y ella. Nunca ha sabido cuando y como murió su padre. El hambre era terrible.
Y apareció D. Herminio, quería comprar las pocas pinturas que quedaban de su padre. Las más íntimas , en las que su madre lucía todo su esplendor, en desnudos cargados de erotismo.
Y volvió. Ella tenía que ir al piso de Juana, su vecina, los martes y los jueves cuando aquel señor iba a visitar a su mamá. Comenzaron a tener qué comer. Su madre , generosa, repartía los productos que traía su amante con Juana. Fue ésta la que le avisó . Herminio cada vez miraba a la niña con ojos más golosos.
María tomó una decisión que cambió la vida de ambas. Fue a ver a su primo Matías, sacerdote , excombatiente, cargado de medallas y cruces. Le pidió que exigiera a su amante, Herminio, que se casara con su hija, si quería poseerla. Cómo razonó, qué prometió , no lo sabía . Sólo que al año, cuando cumplía los 16, matrimoniaba con aquel hombre que le llevaba más de 30 años.
Veía poco a su madre, que se había convertido en la ama de llaves del cura. Su marido le exigía los deberes conyugales todos los días. Ella sentía asco, pero el recuerdo del hambre y el miedo la mantenían unida a aquel sátiro, satisfaciendo sus instintos.
Se dio cuenta que tomaba unas pastillas antes de hacer follar con ella. Descubrió la caja donde las guarda como un tesoro. Spanish Fly se llamaban, tomo dos y las mezcló con la cena. Vió como tomaba una antes de ir al dormitorio.
Aquella noche murió entre sus piernas. Un infarto le mató al tercer polvo.
Quedaba libre y rica. Eso creía.
En el funeral , se sentía observada, estudiada. Le llegaban cuchicheos y murmullos: “Es un pedazo de hembra. Herminio se murió follando. Es que está buenísima”
Su madre y ella soltaron las lágrimas de cocodrilo de rigor. Iban a volver a estar juntas. En su corazón reinaba la alegría.
La apertura del testamento fue un shock. Estaba hecho antes de su boda. Era dueña de todo si tenía un hijo o hija con él. De no haber descendencia , ella , su esposa disfrutaría sólo del usufructo de sus negocios y propiedades. Pero no podría volverse a casar. Si lo hiciera o a su muerte, todas las cosas pasarían a poder de su hija , habida fuera del matrimonio. Inés Casaluega, natural de Santa María de la Colina, y que figuraba como hija de Antonio y Mercedes , vecinos del lugar. Para evitar escándalos , sólo se informaría a dicha niña, si no se cumplían los requisitos impuestos a su futura esposa.
Ha terminado el cigarrillo, llama a Lucía, que entra con ella en la bañera y la enjabona usando una esponja y las manos. Se sienta en el borde con las piernas abiertas, la doncella se arrodilla en el agua para alcanzar su sexo. Lo lame hasta que su YAAA, indica a la sirvienta que la señora ha alcanzado el orgasmo. Enjuaga el cuerpo escultural de Libertad , que luego cubre con un toallón. Esta se seca tranquila, está relajada.
Mientras Lucía se ha puesto una túnica , que se pega a su carne mojada, pero evita que gotee el agua y corre a la habitación de su ama a preparar la ropa.
Libertad se viste con unos pantalones que y una blusa negra que moldean su figura. La ropa interior, unos pantys , también oscuros. Se calza unos botines negros, al volver al salón, Lucía admira la cadencia del movimiento del busto. La ama desde el día que salió del convento para entrar a su servicio. A ella le debe todo, el descubrimiento del placer, el goce carnal del sexo, la felicidad en la que vive. Por eso se esfuerza en mimarla y complacerla.
Cuando entra Ismael, avergonzado, cabizbajo, Libertad le pide que se quede en el salón. Ella acepta encantada.
“Ismael, se te ha pagado y se te paga para que Inés se convierta en amante de mi primo Pelayo. He tenido que montar toda una estrategia para no hacer daño. Y tú, la estropeas. Tenías que haberla llevado a Madrid. Lo que pasa es que estás muy feliz haciendo el amor a tu nenita, y encima, con tríos. Eres un estúpido.”
“Castígueme como quiera, pero lo arreglaré. Creo que ha ido a Barcelona a casa de una prima.”
“En Barcelona, y suelta. Hemos hecho una mujer ardorosa y se la va a beneficiar cualquier capullo. Mereces unos azotes. Quítate la camisa. Lucía castígale.”
No le gusta la violencia, pero sabe que aquel hombre , sólo entiende la ley del palo. Además está convencida que Lucía disfrutará azotando a Ismael. Era como una gacela cuando la sacó del convento, y a toda gacela le gusta de vez en cuando ser leona.
Mientras el látigo golpea la espalda, se pregunta cómo se han complicado las cosas.
Al principio ni hubo problemas, entre su madre y ella pusieron hombres de confianza controlando los negocios de su difunto marido. Eran republicanos , que perdida la guerra , no tenían trabajo y ellas se lo dieron, sabiendo que iban a serles fieles hasta la muerte.
No se preocupaba de lo que ocurriese a las empresas , cuando ella muriera, no pensaba volver a casarse. Había tomado asco a los hombres. Descubrió el placer de Lesbos de casualidad, cuando recogió a Lucía del convento donde estaba, y una noche de tormenta , asustada como una tierna niña se refugió en sus brazos.
La amaba , pero sabía que tenía que ser fuerte y que la muchacha no entendería su pasión amorosa si no era la señora, el pilar de la misma.
Todo cambió cuando apareció su primo Pelayo, le había conocido en el entierro de su marido. Era hijo de la única hermana de su madre. Un niño hermoso, delicado, con la belleza de los Carrillo. Era un hombrecito, cuando se refugió en sus brazos, al morir su madre. Se convirtió en el hijo que nunca tuvo.
Quería que heredase todo lo que tenía, pensó en casarlo que Inés, pero cuando iba a venir al pueblo para conocerla y enamorarla, resulta que aquel imbécil de Ismael, se había casado con ella.
Fue el mismo día de la boda, cuando Libertad le llamó a un aparte, vino al momento, eran los privilegios de ser la Señora. Le hizo una oferta que sabía no iba a rechazar, Inés acabaría de amante de Pelayo, y él despechado la dejaría , pidiendo la anulación del matrimonio.
Montaron la pantomima del encuentro en Madrid, el seguimiento durante una temporada, y cuando hay que dar el golpe maestro , la niña se larga con otro destino.
Sus pensamientos la han entretenido, no se ha dado cuenta que Lucía está dejando lacerada la espalda de Ismael. La ordena parar.
Despide al hombre . Se sonríe pensando lo que ocurriría si sospechase que su mujer es una millonaria. Al día siguiente, con Pelayo, tendrá una reunión en que verán como enfocan el asunto.
Lucía respira congestionada, se da cuenta que la joven se ha excitado al castigar a Ismael.
“ Niña, ven acá. ¿ Te ha puesto muy caliente azotarle.?”
“Sí, necesito estallar.”
Se aproximan la una a la otra. Saben lo que va a ocurrir. Se besan. El abrazo hace que sus cuerpos, apenas cubiertos de ropa, se sientan. Las lenguas juegan en los labios y las bocas. De la mano van al dormitorio principal. No aguantan más, se desnudan con ansia , y las manos enfebrecidas acarician las carnes ardientes. Libertad acaricia el sexo de su doncella. La quiere hacer feliz, sabe que lo ha logrado cuando oye sus gemidos orgásmicos .
Juegan con sus muslos y sus sexos, buscan darse placer en el roce. Quieren que dure eternamente su momento de pasión. Se aman .
“Lucía, ¿cómo es Inés?”
“ Sé que quiere saber la verdad. Muy buena persona y muy ardiente. Goza con el sexo, como si fuera la base de su existencia.”