Sinfonía para dos (10)

Inés va aprendiendo a ser señora en el salón y puta en la cama.

SINFONÍA PARA DOS  (10).

“Me tienes que ayudar. Yo soy una mujer de pueblo, y tú un hombre de mundo. No quiero desentonar a tu lado. Tengo que aprender. Me has enseñado casi todo lo que sé sobre el sexo, en los libros que  me mandabas. Ahora necesito que me pulas en todo lo demás.  Esas novelas eróticas en inglés, que despacio, sacando tiempo en soledad iba traduciendo. Al principio necesitaba un diccionario, pero luego lo  entendía y disfrutaba. Eran narraciones para masturbarse. Yo lo hacía, aprovechaba los ratos que Ismael iba al bar a jugar con los amigos o cuando estaba sola en pequeña tienda que habíamos montado, como una parte de la fonda. Allí vendía ropa ,que mi madre hacía copiando de las revistas de moda con patrones que me enviabas. Creo que era el modo que usabas para  no perder el contacto conmigo, disimulando los envíos de literatura erótica.

Fue en inglés como descubrí el juego que me podía dar mi clítoris. Lo estudié, lo mimé, lo acaricié y vi que el mío, como has visto,  es grande. Agradecido al toque, crece y se endurece, mostrando su cabecita entre los pliegues y el vello de mi pubis.

Necesitaba masturbarme por lo menos dos veces al día y follar con mi marido todas las noches. Eso era fijo. Los mejores días, eran cuando también lo hacíamos por la mañana o en la siesta.”

Pelayo me interrumpe , me da un beso suave, se levanta de la cama , me toma de la mano y me dice:

“ Anda, vamos a ponernos algo y bajamos a desayunar. Que luego cierran ”

Se pone los calzoncillos, un jean y un sueter , le imito. Bajamos, el día está precioso. Me encanta el lujo del hotel. Y sigo contándole.

“En ese aprendizaje, con mi marido de sparring,   hubo hitos importantes.

Cuando leí aquello de “Jane tomó el miembro del hombre y lo succionó” y luego seguía todo lujo de detalles, decidí practicarlo. Es noche le comenté que una vecina había contado como se lo hacía a su  marido y que si le apetecería que yo se lo hiciera.

Aceptó encantado, imité lo leído. Desnudos los dos, se tumbó en la cama, le agarré la polla y comencé a lamerla. Ismael temblaba de placer cuando me la metí en la boca, chupé y chupé  hasta que sentí el estallido de su semen.

Me di cuenta que el dominarle de una manera tan fácil me daba un enorme poder sobre él. Lo podía usar como arma para lograr las  cosas que yo deseaba . Creo que soy buena chupándola. Te lo hago cuando quieras.”

“ Inés , tenemos tiempo para todo. Anda sigue contando”

Le excita oírme  contar mi vida sexual en el café, como una pareja burguesa que hablan de la reforma de un piso.

“Otro momento decisivo se  debió al Amante de lady Chaterley. Hacerlo por detrás. Quería probarlo, me daba un morbo enorme. Cuando lo hice no me gustó, me dolió y decidí que no iba a ser una práctica habitual en mi vida conyugal.

Ismael era feliz, nunca pensó que iba a joder tanto y tan variado. Yo me dejaba hacer, con frecuencia gozaba, otras veces cuando me quedaba sin llegar, mis dedos buscaban la caricia conocida que me permitía lograr la explosión del placer.”

“ Y, ¡ sólo has follado con tu marido.?”

“ Una vez lo engañé. Estuve  con otra persona: Paco. Pero esa historia tiene que ver con la amistad, con hacer un favor, con el compañerismo. Fue algo natural, unos amigos  estaban atravesando un problema, y yo podía ayudarles.

Almudena y Paco son amigos míos desde la infancia. Habíamos ido a la escuela juntos, creo que desde parvulitos estaban enamorados.

Se casaron, eran felices, creo que no he visto una pareja que se ame más. El problema surgió cuando Almudena se quedó embarazada y el médico le dijo que tenía que pasar los 4 últimos meses en reposo. Su madre pasó a ocuparse de la casa, yo su mejor amiga, su hermana del alma, hacía turnos a su mamá para que descansara.

Llevaba en la cama casi un mes cuando me hizo la más extraña propuesta que podría imaginar.

  • Inés, te tengo que pedir un favor y no te puedes negar. Quiero que te acuestes con Paco , por lo menos una vez a la semana.-

Yo fui a decir algo, pero no me dejó y siguió.

  • Yo le hago pajas, pero necesita más. Necesita estar con una mujer. Le he dicho que vaya a la capital para poder follar. No quiere. Dice que puede coger una enfermedad y además gastar un dinero que necesitamos para el niño. He pensado en ti, mi mejor amiga. Eres casada, vienes cada dos o tres días a verme y podías hacerlo con él. También es tu amigo. Nadie sabría nada.-

  • Me estás pidiendo que engañe a mi marido, que me folle al tuyo, de modo que se ahorre los duros que iba a gastar en irse de putas, porque la puta osease yo, soy amiga y lo hace de balde. Es mucho, tía.-

-Sé que es pedirte algo muy duro. Pero si no quieres, tendré que dejar que me la meta con el riesgo para mi hijo-

La muy hábil lo había planteado para tocarme el corazón. Aunque  siendo sincera lo de estar con otro hombre, comenzó a parecerme una experiencia que podía ser interesante .

La culpa es tuya , Pelayo. Con tantas novelas eróticas que me enviabas.”

“SOLO HABÍA FOLLADO CON ISMAEL. Y tú, mi fantasía erótica, no dabas señales físicas de vida. Entiéndelo.”

“ Así que hice como que pensaba , la miré a los ojos, puse cara de inocente y le contesté lo que ella quería.

  • Lo haré por el niño y por ti. Me va a costar lo que sólo Dios sabe. Nadie se tiene que enterar. Y te pondré una condición.-

  • ¿ Cuál?. Te juro que nadie sabrá nada.-

  • Si es niña se llamará Inés y si es niño Ginés. Ese es mi precio.-

  • Eres maravillosa. Mi mejor amiga. Se lo diré a Paco, me va a costar convencerlo. Pero es una obligación.-

Miré a Inmaculada, gorda por el embarazo, no es fea, pero tampoco una belleza, y me di cuenta que tenía más de un punto de ilusa o de tonta. Lo de convencer a su marido, me parecía un insulto. Yo era guapa, una de las chicas monas del pueblo, con un buen cuerpo, y esta mujer sostenía que tendría que convencer a su pareja. Las hay creídas, pensé.

Pero por si las moscas, el martes siguiente, el día de la primera follada extramatrimonial, me puse un vestido verde musgo sin mangas, un  palmo por encima de la rodilla, sandalias con tacón alto, una braguita pequeña y un sostén de remarque color carne. Cuando me miré en el espejo antes de salir , me gusté.

Llegué a su casa y preparé una mesita junto a la cama de Inma, había llevado la comida desde la fonda, un gazpacho y unos filetes empanados, Las dos estábamos nerviosas. Oímos la llave en la puerta y mi amiga me suplicó:

-Por favor, no te eches atrás.-

En ese momento entró Paco, nos saludó con un beso en la boca a su mujer y otro en la mejilla a mí.  Comimos casi sin hablarnos, él se levantó a preparar el café. Cuando lo tomamos, se hizo un silencio. Yo estaba muerta de risa por dentro, pero ellos se miraban cargados de amor y miedo.

-Inés , Paco hacedlo por mí.-

Casi suelto la carcajada, me sentía como si fuera un torero al que piden que brinde un toro.

Nos levantamos sin hablar y fuimos al piso de arriba, yo me dejaba llevar, entramos en una habitación grande, con una enorme cama de matrimonio.

-Es el cuarto de mis abuelos. Mira, Inés, yo no sé que decir.-

-Paco, como comprenderás para mi esto es un trago, lo hago por Inmaculada y por vuestro hijo. Como se lo digas a alguien, y se entere mi marido, que es lo que más quiero en el mundo, te mato. No lo quiero hacer pero como no lo hagamos, tu  mujer se va a dar cuenta y cometerá una locura, y perderéis a vuestro hijo. Así que vamos desnudándonos y pongamos manos a la obra-

Yo, estaba cachonda  perdida, pero lo disimulaba con una frialdad espectacular. Comencé a desabrochar el vestido, él a bajarse los pantalones, en un momento estábamos en cueros.

-Quítate los calcetines que esto es difícil y con ellos lo haces aún más.-

Mientras lo hacía pude contemplar a mi amigo de la infancia en pelotas. No era ni feo ni guapo, lo que tenía era un pedazo de tranca que yo no imaginaba que existiera, y eso que estaba en descanso. Gorda, larga, con un cabezón como una ciruela.

Él no me miraba, yo  me senté en la cama y se acercó avergonzado. La verga le colgaba muerta entre los muslos. Tomé el glande con el índice y el pulgar y retiré su funda, salió la cabezota de un color gris azulado, con su ojito en medio de ella. Repetí la operación unas diez veces, la polla empezó a endurecerse y a aumentar de tamaño.

Le miré la cara, la tenía de ternero dispuesto al sacrificio, yo estaba súper excitada, y con ganas de disfrutar poniendo malicia en mi primera aventura extra conyugal.

Así que saqué una vocecita de niña para decir:

  • No sé si me va a caber. Voy a tener que tocarme un poquito. ¿ No te importa?-

Puse el índice y el corazón de la mano no ocupada en el monte de Venus de modo que sus yemas entraran en contacto con mi clítoris enrojecido y me acaricié.

La pija de Paco ya estaba monstruosa, así que cambié de modo de tocársela. Escupí en mi palma y luego la agarré bien en la mitad primera del tronco y apretando la empecé a mover adelante y atrás.

Me di cuenta que yo estaba próxima a acabar, solté las manos de sus presas, me tumbé en la cama, le miré a la cara, que rezumaba lujuria y deseo, y le rogué:

  • Yo creo que ya estoy dispuesta. Por favor ten cuidado, no me hagas daño.-

Se puso sobre mí, su verga tanteo la entrada de mi feminidad, yo la coloqué bien enfilada, y él fue metiéndola despacio.

Me llenaba totalmente, sentía dilatarse mi vagina para recibirle, llegó al fondo de mí.

-Hazlo despacio, tengo miedo-

Estaba  apoyado en sus manos, sólo nos unía su lanza clavada en mi cuerpo, levanté las piernas para rodear las suyas.

Sólo la práctica de mi adolescencia de masturbarme sin que mis hermanas que dormían conmigo se dieran cuenta del estallido de mi placer, hizo posible que simulara el enorme orgasmo que me llegó. Él no había acabado, y siguió, me llevó dos veces más al más allá del horizonte.

Al derramarse en mí, me hizo venirme de nuevo.

Cuando bajamos a ver a Inmaculada, separados , con cara de venir de una obligación, nos esperaba ansiosa.

  • No sé si lo volveré a hacer , me hace sentirme sucia-

-Te lo pido por favor, ayúdanos hasta que tenga al niño. Pídeselo tú, Paco-

  • Inés, es tu amiga, hazle caso.-

Y claro le hice caso, y durante unos meses disfruté de aquel semental de verga poderosa. En seguida me di cuenta que la mejor forma de follarle era yo cabalgándole, tras una sesión de toque de polla. Si yo era una hipócrita, él me superaba con creces, disfrutaba como un chancho en el lodo.

Cuando nació su hija, repetimos un par de veces más la experiencia, hasta que decidí que si seguíamos íbamos a romper dos matrimonios, así que dejé aquella aventura , deliciosa pero con problemas para los cuatro.”

Al contar mi historia  con Paco, yo me he calentado, pero  Pelayo también. Estoy deseando subir a volver a follar con él y romper ese dominio de si mismo que tiene y que me excita y me exaspera. Yo siempre he mandado en el sexo. Con él, no.

“ ¿ No has estado nunca con una mujer? En los libros que te mandé , una o dos escenas lésbicas eran habituales.”

Ha pedido más café, mientras lo tomamos le cuento el trío que habíamos hecho Lucía , Ismael y yo.

“ ¿ Te gusto?”

“ Nunca pensé que hacer el amor con una mujer me podía volver tan loca. Fue una maravilla.”

“ En Barcelona, seguro que has tenido alguna aventura”

Ahora sé que debo mentir, así que sólo hablo de Jordi, como un joven estudiante idealista , con el que me he acostado un par de veces. Omito la orgía en la que participé con él y sus compañeros y compañeras de comuna libertaria en casa de Nuria. No quiero que piense que soy una cualquiera.

El recordar mis aventuras sexuales me ha puesto a mil , y a mi nuevo marido también y además sé que no debo seguir sometida al el interrogatorio y lo mejor  es volver a la habitación e intentar calmar nuestra excitación .

Cambio el tercio, pidiendo ayuda. A Pelayo le gusta demostrar que se lo sabe todo, creo que por ese camino , le puedo llevar a mi territorio.

“ Te he contado mi vida, te das cuenta que me tienes que enseñar a ser una esposa digna de ti. Haré lo que me digas, necesito aprender.”

“ Veo que quieres ser una buena esposa. Tuviste una buena escuela, tus maestros debían ser buenos  y tú los aprovechaste. Hablas y escribes bien, sabes inglés, tendrás que practicarlo , lo que habrá que reforzar es el tema de la historia. La enseñanza en nuestro país en ese aspecto no es buena y creo que es la base de la cultura. Al volver a España compraremos algún libro bueno para que te vayas poniendo al día”

Me quedo de piedra, yo deseando follar y él me dice que tengo que leer historia, es un tipo raro.

“ Inés , recuerda el dicho popular . Una buena esposa debe ser . Una señora en el salón, una cocinera en la cocina y una puta en la cama.”

“ Cocinar no lo hago mal, pero puedo ir a algún curso, o aprender en el propio Majestic.

Lo de estudiar lo tendré que hacer a la vuelta. Pero lo de ser muy puta, lo tendremos que practicar ahora.”

Pelayo se ríe , me gusta verle reír, parece un niño.

Subimos al cuarto, le beso apenas entramos con toda la pasión que soy capaz. Su respuesta me deja con las piernas temblando. Mis pezones se marcan bajo la lana del pulóver. Me lo quita, y valora mis pechos. Son preciosos  y excitantes, pero los mira como si fuera un crítico de arte, no un amante excitado.

Me tiene asombrada, y en mi asombro no me doy casi cuenta que me ha bajado los pantalones y las bragas. Estoy totalmente desnuda ante él, que se separa para mirarme de arriba abajo como si fuera un estatua o un cuadro.

“ No es elegante ni sexy como te has arreglado el pelo del coño. Eso del corazoncito es un poco naif , hortera si no te molesta que te lo diga. El vello ahí, o está a su aire natural o es un triángulo para que no se vea cuando vas en traje de baño, o una pequeña raya vertical o totalmente depilado , como si fueras una niña.”

“ ¿Como una bebita? Como un nena con cuerpo de mujer.”

“Como tú lo has dicho. En mi opinión es lo que creo te va más. Porque en muchas cosas eres una niña grande. Si quieres te lo afeito yo.”

“ Me encantará. Sabes que soy toda tuya.”

“Pon una toalla debajo del culo, cuando te tumbes en la cama.”

Mientras me coloco como una ovejita caliente dispuesta a ser esquilada, Pelayo vuelve del cuarto de baño, trae los utensilios para la operación.

Me humedece bien el vello del monte de Venus y mi vulva, con la mano, despacio, sin prisas, al hacerlo se tiene que dar cuenta que estoy totalmente empapada de mis propios flujos. Extiende la crema de afeitar, mi sexo parece un copo grande de nieve.

La gillete de doble hoja comienza a rasurarme. Estoy terriblemente excitada. Es una mezcla calentamiento y de miedo. ¡ Mira que si me corta!. Va desapareciendo la espuma mientras siento el deslizar de la navaja por mi feminidad.

Trae una toallita empapada en agua caliente y me acaba de limpiar.

“Mira como has quedado”

“ ¡ Dios mío! Es como el coñito de una bebita.”

“Sí, pero de una bebita cachonda.”

Es verdad , excitada, mojada, el clítoris se muestra rosado, duro , al comienzo de la rajita.

“ Estoy muy caliente, esposo mío”

“Vuelve a tumbarte y abrir las piernas”

Lo hago cerrando los ojos , para sentir su polla en mi sexo empapado. Pero el maldito de él, no me la clava. Es su lengua la que me lame el botoncito rosado hasta que en apenas unos segundos estallo en un orgasmo.

Pelayo mira dormir a su mujer, apoyada en su hombro, tapada bajo la manta que les ha dado la azafata.  Nunca pensó que Inés tuviera esa capacidad de goce, de sexualidad, desde el principio supo que tenía que controlarse, dominar la situación, no caer en las redes de la lascivia desbordante de su esposa. Lo había logrado, era ella la que le pedía que la hiciera gozar, que necesitaba llegar al orgasmo. La había hecho correrse diariamente nunca menos de 8 veces , y con frecuencia 10.. Usaba los dedos, la mano, la lengua para satisfacerla. La polla, que también jugaba, sólo derramaba su tesoro de semen dos veces al día.

Era como una arcilla que esperaba a ser moldeada, como esa roca que tiene una escultura que debe salir a la luz. Y él la ha ido puliendo, desarrollando los potenciales que estaban pero que había que descubrir.

La había visto extasiarse ante los monumentos, las iglesias , las pinturas de Tintoreto, Boticelli, Miguel Angel, ante las esculturas de este, de Cellini, escuchar las historias de la historia con las que él le iba mostrando la enorme cultura que existía en Italia. Venecia, Florencia, Roma habían sido las etapas del viaje de novios.

Como Inés decía, cada día me haces más señora, pero también más puta.

Desde que la depiló en Venecia, no ha vuelto a usar ropa interior, desnuda, sin sostén, sin bragas, sólo con liguero y medias ha recorrido el país. Desde San marcos al Vaticano su impudicia ha paseado todos los lugares de arte, ella era un monumento más. Cada día más hermosa, dicen que las mujeres bien jodidas tienen un halo de belleza, Inés deslumbraba. Hombres y mujeres la miraban con admiración. Ella siempre elegante, con sus vestidos, sus blusas y sus faldas daba una imagen de sexualidad fresca, vital, alegre.

Pelayo mete la mano bajo la manta de la mujer, busca el camino entre los muslos y llega a su sexo. Está empapado. Lo acaricia. Se da cuenta que Inés ha estallado cuando las uñas de ella se clavan en su antebrazo.