Sin vuelta atrás

A partir de hoy ya no hay vuelta atrás. Finalmente Laura acepta lo que es. Una perra. Su perra.

01.

Pasan los días sin saber nada de Él. El nerviosismo me gana cada tarde al abrir el MSN. Pero nada. El muy cabrón no da señales de vida. Ni siquiera un mensajito para saber como estoy. Pues vale, él se lo pierde. Hombres como él, millones. Solo hay que chasquear los dedos y salen hasta de debajo de las piedras. Si piensa que voy amargarme la existencia porque un majadero como él pase de mí, va fresco.

¿Pero, porque coño no se conecta? ¿Le pasaría algo? ¿Estará ocupado? Bueno, da igual. Mejor olvídate de él Laurita. Hoy por fin ha salido el sol, asíque hay que aprovecharlo. He quedado con Marta para ir de compras y no quiero llegar tarde a la cita, por alguien que no merece la pena.

La tarde transcurre de lo más divertida, entre risas y ropa. Una tienda mas y daremos por finalizado el día. Encuentro un par de pantalones y camisas interesantes.

  • Voy a probarme esto.

  • Yo doy una vuelta más. No veo nada que llame mi atención. ¡Que rabia!

  • ¡Joder, menos mal! En la última tienda casi los dejas con los estantes vacíos. La cara de flipado que le dejaste al dependiente fue todo un poema.

Con una carcajada me alejo rumbo a los probadores. Están todos vacíos asíque voy hacia el del fondo. Me desnudo, quedando con un fino conjunto de lencería negra. Agarro el pantalón cuando la cortina se abre

  • Esta ocup

Las palabras mueren en mis labios. Ahí está Él. Su barba descuidada, su pelo alborotado y su pícara sonrisa le dan un aire de canalla que me excita. Cierra la cortina a su espalda, pero no dice nada. Mete la mano en los bolsillos y saca una pequeña navaja.

  • ¿Qué hac...?

No me deja terminar la pregunta. Su mano acaricia mi mejilla mientras su pulgar presiona mis labios. Tengo seca la garganta de los nervios que siento. Recorre con el filo de la navaja la suave piel de mi cuello, baja por el canalillo mientras el corazón se me desboca. Corta una tira del sujetador, seguida de la otra. No protesto, estoy como hipnotizada con su mirada, con sus movimientos lentos pero firmes. Termina por cortar el sujetador entre los dos pechos y este cae finalmente al suelo. Se inclina y pasa su lenga por mis pezones ya duros, pega pequeños mordisquitos, para finalmente tomarlos entre sus dientes y tirar de ellos con fuerza. Comienza a hacerme daño, pero el dolor se mezcla con una fuerte excitación y lo único que consigo hacer es gemir.

Los abandona para ponerse de cuclillas y lamer mi barriga, mi ombligo. Con una lentitud que me mata se dirige hacia mi sexo. Detrás de su calida y húmeda lengua siento la fría navaja. Veo como el tanga corre la misma suerte que el sujetador, cortándolo a cada lado y tirando luego lentamente de él. Lo pasa por mi coño, humedeciéndolo con mis abundantes flujos. Lo lleva a mi boca, boca que me niego abrir. Presionando mas fuerte consigue llenarme la boca con él. Intento escupirlo, pero tira de mi pelo hacia atrás y me levanta hasta que consigue que mis piernas abracen su cintura.

¿Cuándo se desabrochó el pantalón y liberó su sexo? No lo sé ni me importa, porque ahora lo único que me importa es disfrutar como me folla, como su polla me llena el coño. Estaba a punto de explotar cuando se retira, dejándome una terrible sensación de frustración en el sexo. Quita el tanga de mi boca, para que su polla ocupe su lugar. Entra y sale con furia de ese nuevo agujero que invade. No tarda en correrse directamente en la garganta haciendo que me atragante con tanto líquido. Trago como puedo, mientras las embestidas que aun no cesaron, hacen que parte de él se escurra por la barbilla hasta mis pechos.

Me pone frente al espejo. Tengo la mirada nublada por la excitación, el pelo en desorden y gotas de semen en mis labios y pechos. Me acerca algo a la boca.

  • Lámelo, zorra

Es una especie de pequeño huevo. Sin hacerme de rogar, hago lo que me pide. En un momento lo lleva de la boca al coño introduciéndolo en él.

  • Ni se te ocurra quitártelo y esto (dijo agarrando lo que quedaba de mi ropa interior) no te sirve para nada. Una buena perra luce sus atributos no los esconde. No quiero volver a verte con algo así cubriendo tu cuerpo zorra. ¿Entendido?

  • Si

  • ¿Si?

  • Si, si he entendido. (Tira fuerte de mi cabellera hacia atrás)

  • Me queda mucho por aprenderte zorra. No soy tu amigo, ni tu amante, soy tu Amo guarra de mierda. Cuando hables conmigo debes de tenerlo en cuenta y tratarme siempre con el respeto que eso conlleva… o te va a ir mal. Soy paciente, pero todo tiene un límite zorra y tú lo estás traspasando.

Con esas palabras sale del probador dejándome más confusa que nunca. ¿Pero que se ha creído? ¡Soy tu amo y tienes que tratarme con respeto! ¿Y que más? Ya, hasta aquí llegó la fiesta. No pienso volver a hablarle. Que se busque otra tonta que baile al son de la música que toca. Me visto en una décima de segundo, metiendo con furia el tanga y sujetador en el bolso. Salgo del probador y casi me llevo por delante a Marta que está llegando.

  • ¿Que te pasa niña? Tienes una cara que das miedo

  • Nada, no me queda nada bien. ¿Nos vamos?

  • Voy a probarme est

  • No me quedo ni un segundo más en esta tienda, si no vienes te quedas sola.

  • Joder, pues si que debían de quedarte mal esos pantalones, de que humor te han dejado chica.

Sin decir mas nada, salgo a pasos agigantados de la tienda, con Marta siguiéndome a duras penas.

  • ¿Me vas a decir de una vez que te pasa? (Me dijo mientras me frenaba agarrándome del brazo)

  • Nada, no me pasa nada. Una llamada que me dejó trastocada.

  • Vaya, pues si que te ha afectado, que humor de perros tienes.

  • Tranquila ya pasó. (Dije fingiendo una sonrisa) Vamos a tomar algo, yo invito.

Nos fuimos a una cafetería, pedimos unos zumos. A pesar de que intentaba olvidarme, no podía dejar de pensar en lo que venía de pasar. ¡Imbecil! Y encima ni siquiera he terminado, el muy gilipollas me dejó con las ganas. ¡Que ni piense que voy a caer otra vez en sus brazos!

En esas estaba cuando un fuerte cosquilleo en mi coño me hizo sobresaltar. ¡El huevo! Ya ni me acordaba de que lo llevaba, hasta este momento. Miro a mí alrededor y allí está Él, sonriendo. En este momento le daría de tortas.

Dejo a Marta con la palabra en la boca y me dirijo con paso decidido hacia donde está. Apoyo las palmas de las manos sobre la fría mesa y me inclino, dejando mi cara a nada de la suya.

  • ¿Te diviertes? (No dice nada) Me tienes hasta los cojones. Nunca debí entrar en tu juego, pero ya me cansé. No quiero volver a verte.

  • Amo

  • ¿Qué?

  • No quiero volver a verte, Amo

  • ¡Vete a la mierda!

En esos momentos el huevo empezó a vibrar en mi coño de una forma descontrolada. Mis piernas flaquearon, será imposible dar un paso en estas condiciones.

  • ¿Te pasa algo zorrita? ¿Te han comido la lengua los ratones? Que pena, porque sabías moverla muy bien.

  • Eres un... eres un

  • Soy tu Amo. Miénteme y dime que no estas caliente como perra en celo. Miénteme y dime que si estuviéramos en un lugar mas tranquilo, no me darías placer como una puta complaciente. (No fui capaz de decir nada, porque en el fondo sabía que tenía razón)

¿No dices nada zorra? Bien. Ahora te irás a casa, quiero que te arregles el coño, lo quiero sin un solo pelo. Es así como me gusta, es así como debes tenerlo. Luego te pondrás lo que hay en esta bolsa. (Pone sobre la mesa una bolsa que tenía a su lado, en el suelo) Tomarás un taxi y vendrás a esta dirección. (Echa una tarjeta dentro de la bolsa). Allí, cuando bajes del taxi y no antes zorra, abres este sobre. En él tienes instrucciones, nada que una putilla como tú no pueda llevar a cabo.

  • Ni sueñes que voy hacer nada de lo que me pides.

  • Amo, ni sueñes que voy hacer nada de lo que me pides, Amo. ¿Qué parte no has entendido perra? Te quiero allí a las 22h y más te vale ser puntual. Por hoy ya has sido bastante rebelde y si sigues en ese plan, no sé si tu cuerpo aguantará el castigo. (Acercó su cara todavía mas a la mía, casi podía rozar sus labios) Porque ni sueñes que te vas ir de rositas después de haber sido tan mala perra. Te puedo asegurar que antes de que termine la noche estarás a mis pies suplicando

De pronto bajó la intensidad de vibraciones en mi sexo y veo en sus manos un pequeño mando. Lo puso sobre la mesa.

  • Mételo en el bolso y cuidadito con lo que haces. Si descubro que lo has apagado o tan solo bajado la intensidad… no quieras saber lo que puede pasarte. Hasta la noche zorra. Ah, casi se me olvida. Ni se te ocurra correrte guarra. No te mereces ese privilegio.

Me puse en pie, las piernas me tiemblan como flanes y noto la humedad del coño empapando los muslos. Tengo el mando en mis manos cuando Marta se acerca a mi lado.

  • ¿Pasa algo?

  • No, no pasa nada. Tengo que irme guapa, tengo cosas que hacer. (Mientras guardaba el sobre y el mando en el bolso)

  • Pero

  • Mañana te cuento, ahora tengo prisa.

Y como alma que lleva el diablo salgo corriendo del centro comercial. De camino a casa voy recordando cada una de sus palabras. "No soy tu amante, soy tu Amo" "Mala perra" "Tu cuerpo no aguantará el castigo" "Soy tu Amo" "Tu Amo"

Ya en casa tiro con las bolsas y me desnudo. Mi cuerpo arde de excitación. El huevo de los cojones me tiene al borde del orgasmo cada dos por tres. Después de intentar bajar el calentón con una ducha de agua fría, donde lo único que consigo fue el efecto contrario, me depilo el sexo totalmente. Nunca lo había hecho y la sensación es bien extraña. No puedo parar de acariciarlo sintiendo su humedad y suavidad en los dedos.

Por fin abro la bolsa y miro su contenido. Una miniatura de falda blanca, que por más que la miro se ve que le falta tela, no puede ser tan corta y una camisa de gasa transparente negra. ¿No pensará que voy a ponerme esta "ropa"? Doy vueltas en la habitación como un animal enjaulado. ¡No señor, no voy hacerlo! Cuando quiero darme cuenta, ya estoy vestida, si a eso se le puede llamar vestirse y marcando para llamar a un taxi. Una chaqueta, las botas altas negras, el bolso y lista. Antes de salir me quito la chaqueta y ya me dirijo al taxi. Total es de noche y nadie va a verme. A ser puta, ser de las buenas.

Entro al taxi y veo como los ojos del pobre hombre casi se le salen de las órbitas. No para de mirar por el retrovisor mientras babea como un cerdo. Lejos de avergonzarme, me excitaba la situación. Incluso juego a cruzar y abrir las piernas, momentos en el que el hombre se pone malo, contemplando mi coño en todo su esplendor por unos segundos. Llegamos a destilación.

Es una pequeña casa de campo a las afueras de la ciudad. En la penumbra del jardín abro el sobre. "Zorra, quítate la blusa y lo que lleves como calzado. Cuando llegues a la puerta, toca el timbre. Allí encontrarás unos regalos, póntelos y espera. Al abrir la puerta te quiero ver a 4 patas, como la perra que eres y tal cual te he ordenado"

Bueno ¿Quiere jugar? Pues juguemos. Botas y camisa fuera, toco el timbre. Busco los regalos y en una bolsa veo un collar negro bastante ancho de perro, una correa a juego y una fusta. ¿Quiere asustarme? No lo va lograr. Me pongo el collar, la correa y… ¿Y la fusta? ¿Dónde diablos me la pongo? En la boca, la agarro con la boca. ¡E eso es! ¡Lista! Me pongo a 4 patas y a esperar. No sé el tiempo que estoy así, en esa posición, pero se me hizo eterno. Cuando la puerta se abre

Por fin. Ahí está Él y... y dos hombres más. El mundo se me cae encima. ¡Tierra trágame!

  • Vaya, mi perrita ha vuelto a su hogar, llevaba varios días desaparecida chicos.

Entre comentarios subidos de tono y risas, me hizo entrar en la casa tirando de la correa.

  • Una pena que tengáis que iros. Como podéis ver acaba de llegar y ya trae el coño chorreando. Seguro que está en celo y vino a que una buena polla le baje el calentón.

Coge la fusta que aun llevo en la boca y la pasea por mi espalda para terminar cayendo en seco sobre mis nalgas.

  • Pero ha sido una perra muy mala y antes de tener premio (La fusta vuelve a golpear mis nalgas) tiene que aprender, que no se muerde la mano del Amo. (Otra vez recibo la caricia de la fusta en mi culo)

No puedo levantar mi vista del suelo de la vergüenza. Nunca en mi vida me habían humillado de esa manera. Las lágrimas bañan mis mejillas. Lágrimas de humillación y rabia contenida.

-Bueno chicos, espero que en otro momento podáis disfrutar más tiempo de la presencia de mi perra.

  • No lo dudes, te tomamos la palabra. Que te diviertas.

Cuando la puerta se cierra tras ellos, me falta tiempo para levantarme y abofetearlo. Tira de mi cabellera hacia atrás tan fuerte, que termino de rodillas. Cuando tengo su cara a la altura de la mía, lo escupo con furia. Ni se inmuta.

  • Si estás aquí es por propia voluntad. No te he obligado a nada. A NADA. Por mucho que intentes luchar, es una batalla que tienes perdida de antemano, porque tu cuerpo me desea. Desea lo que yo puedo darle. Te doy una última oportunidad. La puerta está ahí. Sal por ella y no sabrás más de mí.

Me deja sola. ¿Qué estoy haciendo aquí? Mi cuerpo tiembla cuando mi mano alcanza el picaporte. ¡Maldito sea! Golpeo la puerta con mis puños. Como un zombi sigo sus pasos y me paro en la entrada del salón. Él está sentado en una butaca, con un vaso de licor en una mano y un habano en la otra.

  • ¿Por qué? ¿Por qué esta humillación?

  • Tenia que hacerlo. Tendrías que darme las gracias por ello y no estar llorando como una puta virgen.

  • ¿Las gracias? ¡Tú estás loco!

  • ¿Loco? No soy yo el que vino en un taxi medio en bolas guarra. No soy yo el que se puso a 4 esperando en la puerta a su Amo como perra sumisa. Además, pude haber dejado que te follaran. ¿Durante cuanto tiempo hubieras protestado antes de rendirte a sus caricias? Eres una zorra, admítelo de una vez. Por eso estás aquí.

Mis piernas me fallan y caigo de rodillas mientras rompo a llorar. Cuando consigo calmar mi llanto, sin pensar lo que voy hacer me acerco a Él caminando a 4 patas. Como la perra que dice que soy. Como la perra que realmente soy. Ya a su lado apoyo mis manos en sus rodillas y lo miro a los ojos.

  • ¿Estás segura? Esta es tu última oportunidad, no habrá más. A partir del instante que aceptes, tu cuerpo y tu voluntad me pertenecerán por entero. Cada acto de rebeldía, cada falta de respeto, serán castigados duramente. Tu principal ocupación, será complacerme y darme placer. Cada deseo, cada orden será contestada con un "si mi Amo" y realizadas sin protestas ni quejas.

  • Si mi Amo (dije sin pensar)

  • ¿Si mi Amo que?

  • Mi cuerpo y mi voluntad te pertenecen Amo.

  • Bien, entonces podemos empezar. Esta noche será larga, y si te queda alguna duda, cuado terminemos se habrá disipado por completo. A partir de hoy no serás la misma. A partir de hoy serás oficialmente una perra. MI PERRA.

Continuará