Sin ti los minutos me parecen años III

Tercera entrega. Mismo rollo que en el segundo capítulo.

LENNON, JUNE Y EL CHICO JODIDAMENTE ATRACTIVO

Y en la radio sonando

Jealous Guy

. Y John Lennon cantando que nunca quiso hacerle llorar pero que se sentía inseguro. ¿Y qué podía hacer él? ¿Esperarle? Y le sigue amando. Lo ha hecho desde lo que a él le parece toda la vida. Y solo han pasado un par de meses pero le parecen años. Ocupó su tiempo en estudiar pero siendo abril y quedando tantos meses para los exámenes finales no puede evitar que su mente divague.

Una suave sonrisa ilumina sus tristes ojos. Rememorando la escena que vivieron en la mansión hace tan solo una semana. Una tarde similar a esta cuando desde su habitación curioseo lo que sucedía en la puerta de la entrada. Una chica había venido buscando a Shun. El ruso la reconoció como la muchacha que su amigo les presentara antes de partir hacia el Santuario. Aquel niño de entonces la llevaba en su regazo y la dejó a cargo de la Fundación. Hyoga frunció el ceño pensando que jamás le preguntó al menor de los Kido que había sido de ella.

La joven llevaba un atuendo de lo más actual. Y hasta al caballero de los hielos le pareció arrebatadoramente hermosa. No pudo evitar recordar como se encontró sonriendo ampliamente ante el gesto nervioso de Shun. Ella había venido a por él.

Así que ahora el tímido, dulce y soñador Andrómeda tenía novia. Debía ser cosa de hermanos el que sus amores se cansaran de esperar. ¿Debería hacer él lo mismo que June? ¿Debería él ir en busca de quien le había robado el corazón?

El ruido de alguien llamando a la puerta le sacó de su ensimismamiento. Se encontró con el protagonista de los pasados días en el umbral.

  • Venía a invitarte a una fiesta. - el rubio enarcó una ceja.
  • ¿Una fiesta? ¿Para celebrar qué...
  • Que es el cumpleaños de mi chica, que soy feliz... que aprobastes todos los exámenes en febrero y que, por tanto, tengo un lumbreras por mejor amigo. - Hyoga rió sinceramente ante esa última afirmación. - Podría seguir enumerando motivos pero luego me acusáis de cansino...
  • Puedes llegar a serlo.
  • Ten amigos para esto...
  • Si uno no puede ser sincero con quienes tiene más cerca, con la familia, con quien lo puede ser sino. - Shun se sentó en el borde de la cama del otro. Le miró en silencio unos segundos.
  • Ayer llamó mi hermano... - notó como la mano del rubio apretaba ligeramente el bolígrafo que sostenía y, por su mente pasó un fugaz pensamiento;

una nueva señal

. * ¿Qué se cuenta? * Está en Chile, ha estado unas semanas en el desierto de Atacama estudiando la geografía del lugar... a este hermano mío todo lo que tenga que ver con países con problemas sísmicos le atraen como un imán... * El mismo es un terremoto con patas... - El de Andrómeda asintió de acuerdo. * Hyoga... ¿puedo preguntarte algo? - le preguntó indeciso. * Lo acabas de hacer... - le indicó sarcásticamente. * Muy gracioso. Hablo en serio... - el rubio asintió. - Ikki me preguntó por ti. Y no es que el no se preocupe por todos nosotros, por Seiya y Shiryu pero por ellos no me preguntó con el mismo tono... * ¿Qué tono? - Shun pareció dudar pero finalmente continuó. * Que él se fuera no tendrá que ver con que discutierais la noche que los demás fuimos al cine, ¿no? No os hicisteis daño, ¿verdad? - Los ojos verdes se clavaron en los azules de su hermano preocupados. * No, Shun. No discutimos... * Pero si que se fue porque sucedió algo entre vosotros... - Hyoga suspiró nervioso. No quería enfrentarse a esa conversación ahora. Shun pareció entenderlo. * Bueno, el caso es que preguntó por ti. Quería saber cómo te iba, le dije la verdad. Que eres una rata de biblioteca que está haciendo sonrojar a toda la comunidad universitaria de Tokio con su portentosa mente pero con una vida social tan congelada como el lugar donde naciste. Así que déjame que intente solucionar eso... dime que vendrás a la fiesta... por fiiiiiiiii... * Solo si me permites cotillear de la misma forma que tú... * ¡Yo no estaba cotilleando! - Hyoga enarcó una ceja divertido y le dio un golpecito en la nariz al peliverde. * O aceptas o no voy... * Eres un chantajista consumado, señor de los hielos... * Muy bien pero ¿surte efecto... ? * Claro... * Háblame de esa novia tan guapa que te has echado... - Hyoga encogió las piernas y las apoyó en el canto de la silla donde se encontraba sentado. Quizá hablar del amor de otra persona le hiciera olvidar momentáneamente los quebraderos de cabeza que le daba el suyo. - Le has contado a Ikki que has intimado con el género femenino... - Shun se sonrojó. - ¿Y no le ha dado un aneurisma? - las carcajadas del menor le hicieron saber al rubio que el hermano mayor del otro debía haber soltado algún improperio desde del otro lado del mundo ante la noticia del que siempre consideraría su

hermanito pequeño

. Lo cierto es que al propio Hyoga se le hacia sumamente raro darse cuenta de que el tiempo no solo había pasado para él. Shun hacia mucho que había demostrado que el niño que salió hacia Etiopía a conseguir la armadura de Andrómeda había dado paso a un joven increíble del que estaba sumamente orgulloso. A pesar de los reveses de su destino había conseguido salir fortalecido. Y, aunque halagase la brillantez de sus éxitos académicos, lo cierto es que los de él mismo no le andaban muy a la zaga. En pocos meses había alcanzado un nivel que le permitiría ingresar en la universidad. Hyoga sentía una tremenda curiosidad acerca de cual sería el camino que elegiría el menor.

Llegaba tarde. Maldita reunión. ¿No había habido otro día en el que el jefe del departamento de Biotecnología y Genética Acuícola quisiera ver los avances de sus estudios en el laboratorio? Que el tipo fuera incapaz de despegar los ojos del telescopio obligaba a depender completamente de cuando decidiera poner su mente en el mundo cotidiano y acudir a la llamada del hombre si querías conseguir salir con buenas referencias de la universidad.

Se había tenido que vestir en los propios vestuarios de la facultad. Menos mal que se le había ocurrido coger la moto. Por lo menos no tardaría tanto. Efectivamente tan solo media horas después de haber esquivado todos los malditos coches de Tokio conseguía llegar a su destino. El aparcacoches recogieron el vehículo. Les tendió el casco y se dirigió hacia la entrada. Poco después se apoyaba en la barandilla del piso superior mirando como Shun bailaba bien pegado a su chica.

Y el corazón se le desbocó cuando una voz detrás de él habló;

  • Hacen una bonita pareja... - no necesitaba tan siquiera volverse y cuando el otro se situó a su lado y rozó suavemente su mano con el dorso de la suya el instinto le hizo aferrarse a sus dedos.
  • Sí que la hacen... casi tan bonita como la que podríamos haber formado tu y yo.
  • ¿Podríamos? - notó un ligero, casi imperceptible temblor en la voz del otro.
  • ¿Tiempo verbal equivocado?
  • Espero que sí... aún lo podemos ser. Si me crees cuando te digo que lo siento y que he venido para quedarme y amarte hasta que te canses de mi.
  • Entonces ve cargándote de paciencia porque no creo que eso vaya a suceder, imbécil de mi alma.
  • Me alegro... - ahora si se volvió a mirarle. La rápida mirada que el Fénix le echó de arriba abajo le hizo sonrojarse hasta la raíz del pelo. - Si no sabías que iba a venir para quién demonios te has puesto tan jodidamente atractivo...
  • ¿Y qué te hace pensar que no sabía que ibas a venir? - Ikki sonrió con malicia.
  • Voy a matar a mi hermano...
  • Tampoco creo que eso vaya a suceder... - Hyoga miró hacia las manos que aún seguían unidas, luego levantó los ojos y los fijó en los del otro. - Conozco un sitio en este mismo lugar más discreto en el que quizá quieras ver los muchos enteros que gano sin ropa... - Le susurró al oído mientras se había aproximado a su cuerpo.
  • Muy bien... que sepas que esta vez serás tu quien pierda la camisa...
  • ¿Es una amenaza, pollo de corral?
  • No... es un hecho. - Y le estampó un beso sin tapujos, acallando la sarcástica respuesta que su novio le iba a endosar. - Igual que es un hecho que te quiero...