Sin retorno 2

El examen medico y mi primera noche en una celda sola.

SIN RETORNO

2ª PARTE

La directora lucia un traje gris, con un corbatín anudado en su cuello. Parecía una mujer autoritaria, fría, no acostumbrada a recibir un “no” a sus pedidos. Todo lo que decía se cumplía a rajatabla y parecía no haber quien la contradijera o negare algo. En su mano derecha llevaba una fusta de color negro, que según supe, después, y experimente en carne propia era odiada en manos de esa mujer. Tendría unos 50 años y siempre que hablaba miraba fijamente a su interlocutora, como tratando de saber de antemano sus respuestas.

Era el terror no solo de las guardias, del personal medico y civil sino en mayor grado de todas las reclusas. Las doctoras eran de unos 35 años y vestían guardapolvo blanco. La directora se paro, dio una vuelta al escritorio y se paro a mi lado a unos 50 centímetros. Con la punta de su fusta levanto un poco mi túnica blanca, para ver no solo mis piernas sino mí depilada concha.

DIRECTORA: bueno, por lo menos es limpia esta. Bien depilada. Desnúdate!

Dude unos segundos, pero a ver de frente a las doctoras que asentían con la cabeza, me saque la túnica y quede a merced de las miradas de las tres. Instintivamente tape con mi mano derecha, como pude mis pechos y la izquierda mi concha. En ese momento blandió su fusta y golpeo mi mano derecha, que me hizo saltar unas lagrimas y un grito de dolor.

DIRECTORA: sin lágrimas ni gritos, los brazos al costado del cuerpo.

Hice lo ordenado y sentí me tiraba del pelo hacia atrás hasta llegar mi oído a la altura de su boca. Gritándome al oído

DIRECTORA: tus próximos 25 años son míos. Yo te diré cuando reír, llorar, implorar, comer, cagar  cumpliendo a raja tabla mis ordenes. Ahora ponte de rodillas, mirando al frente, a las doctoras.

Mientras yo cumplía lo mandado ella tomo una silla y se sentó al revés, apoyando sus brazos en el respaldo. Estaba al alcance de su fusta.

DIRECTORA: bien doctoras, la rea esta lista para contestar sus preguntas.

DOCTORA 1: bien Silvia. Mientras mi colega te extrae sangre, te hare unas preguntas

La otra doctora trajo una jeringa, aguja y además un frasco esterilizado para orina. Comenzó a sacarme sangre.

DOCTORA 1: soy la doctora Jiménez y ella la doctora Guido. Tienes 28 años, divorciada, estabas estudiando Nutrición no?

SILVIA: si doctora.

Casi en mi nuca sentí la carcajada de la directora

DIRECTORA: jojana, nutrición jojana. Acá te vamos a nutrir bien no te preocupes.

DRA. GUIDO: bien, ya esta. Ahora toma este frasco y llénalo de orín.

SILVIA: ahora doctora

DRA JIMENEZ: lógico estúpida o quieres hacerlo para navidad.

Fui a levantarme para ir a orinar al baño, cuando la fusta de la directora se apoyo por detrás sobre mi hombro.

DIRECTORIA: a donde crees que vas?

SILVIA: a orinar Señora.

DIRECTORA: acá debes hacerlo, abres más tus piernitas, reclinas un poco y sosteniendo el vaso son una mano orinas, así de simple. Hazlo!

Primero desnudarme ante las tres, ponerme de rodillas frente a ellas y ahora orinar delante de ellas, me llenaron de vergüenza humillante.

Como pude hice lo ordenado, sostenido el frasco con mi mano derecha.

DIRECTORA: lo que derrames lo limpiaras con tu lengua.

Con todo el esmero posible orine sin volcar nada. Saque el frasco, lo tape y entregue a la doctora Guido.

DIRECTORA: ahora limpia los dedos de tus manos.

Mire a ver con que hacerlo

DIRECTORA: debes hacerlo con tu boca y lengua.

Pese al asco que me producía chupe y lamí cada uno de mis dedos.

DOCTORA JIMENEZ: muy bien. Dime eres virgen de algunos de tus agujeros.

SILVIA: (más humillada) no doctora.

DOCTORA GUIDO: quiere decir que boca, culo y concha están desvirgados.

SILVIA: (bajando la mirada) si doctora.

Vi que la doctora Jiménez sacaba del cajón del escritorio unos guantes de látex y empecé a temblar. Se puso el guante derecho

DOCTORA JIMENEZ: bien, veamos eso. Ponte en cuatro patas.

Una vez en cuatro patas acerco su mano derecha a mi culo y comenzó a introducirla lentamente. Yo me mordía los labios y mi humillación iba en aumento. Movía su mano dentro de mí de un lado a otro, hasta que al final la saco. Se saco el guante y haciéndome abrir la boca me lo puso en mi boca sosteniéndolo como si fuera una perra con el diario de su amo. Se puso el otro guante e hizo lo mismo con mi concha. Yo estaba inquieta, mordía mis labios, hasta que por fin termino y la saco. Un vez que tiro los guantes al basurero me hizo abril la boca y metió sus dedos dentro de ella, para ver mi dentadura. Cuando termino me hicieron levantar y me llevaron adonde había para sacar radiografías. Me sacaron prácticamente de todo el cuerpo. Al hacer la mamografía apretaban sin piedad mis pechos contra la fría placa. Una vez que terminaron me volvieron a llevar al sitio anterior y ponerme de rodilla.

DOCTORA JIMENEZ: dime que eres sexualmente?

SILVIA: hetero doctora

DOCTORA GUIDO: nunca hiciste lesbianismo?

SILVIA: nunca doctora, siempre hombres.

DIRECTORA: bien, por hoy terminamos. Mañana espero los estudios doctoras. Entretanto la rea ira a una celda de adaptación.

Las doctoras marcharon y quede sola con la directora. Llamo a dos guardias y les ordeno llevarme a la celda de adaptación.

Me llevaron a un lugar deplorable, era un sótano sin luces y por el pasillo había olores nauseabundos debido a que cerca estaba estaban los baños. La guardia que iba adelante llevaba una gran linterna.

El piso era de tierra y las paredes de cemento. Pasamos por varias celdas y era calamitosas, parecían hechas para animales salvajes, sin embargo era para presas de mala conducta o como yo, recién llegada. A esto le llamaban adaptación. A medida que avanzábamos por el oscuro pasillo parecían mas fuertes lo olores. Llegamos al último. La guardia abrió la reja y me indico que entrara. La única forma de entrar y estar ahí era en cuatro patas. Apenas podía moverme. No se como iba a hacer para estar ahí. Cerraron la reja, indicándome que tenia en el costado agua y comida. Era un asco, la comida parecía un engrudo y el agua carecía de limpieza. Se fueron alejándose de mí y a medida que se alejaban más oscuridad invadía el lugar, hasta quedar totalmente a oscuras. Trate de acomodarme mejor y era inútil, no podía moverme. Mi vida con este lugar por 25 años no tenia retorno realmente. Como soportar los vejámenes sufridos hasta ahora. Tenía miedo y mucho. Sentí ratas y cucarachas circular cerca de mí. Mas de una rozo alguna parte de mi cuerpo. En el lugar de al lado, supe enseguida eran los baños de las reclusas. Arriba, imposible de llegar había una ventana que daba a los baños.de pronto se encendieron las luces y supe que llegaba el día y agradecí por ello. Luego se escuchaban la llegada de las presas que iban a bañarse y hacer sus necesidades. Abrían las duchas y el agua fluía hacia mi celda. Aparte mis piernas, pues había un surco por donde circulaba el agua. Se escuchaban las risotadas de la presas hablando entre ellas.

UNA: che así que trajeron otra ayer.

DOS: si una nueva de todo, según me dijo una guardia.

UNA: nueva de todo?

DOS: si, primera vez presa, tiene 28 años y tiene para 25 años y sin salida. Me dijo la guardia que esa muy linda y con una cuerpo hermoso. Pero es hetera

UNA: eso es lo de menos, con dos o tres cepilladas la hacemos lesbiana.

Terminaron de bañarse y se fueron. Yo me quede pensando en el lugar que había caída y tener arte ni parte. A medio día entro una de la cocina y tiro comida en mi comedero y cambio el agua. A media tarde vinieron dos a buscarme, me llevaron a bañar, me dieron una túnica nueva y me llevaron a dirección. En el camino comentaban lo mal que había venido la directora. Estaba rabiosa porque habían anunciado que en dos días recibiría una visita de inspección del lugar. El que vengan a husmear su trabajo la ponía mal y podía castigar a cualquiera sin motivo, solo para descargar su bronca.