Sin Perdón. (15)

El reencuentro con su amor del pasado le ha hecho trastabillar su fortaleza, pero la recuperación de su vida debe primar sobre todo lo demás… y está cerca… muy cerca

Barcelona  – (agosto de 2017)

Pedro se sentía sumergido en un mar de dudas, acababa de golpear sin piedad a la mujer que amaba, soltando sin freno los sentimientos de dolor acumulados durante tanto tiempo. No… no había sido justo con las palabras que le había dicho, y ahora que reflexionaba con lo sucedido, no se sentía orgulloso de su proceder.

Al fin y al cabo, ella había decidido vivir su vida al estar enamorada de otro hombre, y aunque las formas de la ruptura con Pedro no habían sido las correctas, tampoco había matado a nadie y solo había seguido lo que le dictaba su corazón. Eun Hwa no era propiedad de nadie. Si ella había recapacitado después de tanto tiempo y estaba dispuesta a dar explicaciones, él como mínimo, debería haberla escuchado.

Al llegar a casa le contó a Letia el encuentro y como se sentía en ese momento. Ella no dijo nada y se limitó a abrazarle para reconfortarle con su calor. Escondió sus ojos para que Senza no detectase el miedo que la invadía. Una cosa es saber de la existencia de una mujer de la que tu amado estuvo enamorado locamente, así, como cosa abstracta y lejana, y otra cosa es descubrir que está a la vuelta de la esquina, en Barcelona.

Se ofreció para hacerle el amor, pero Senza no estaba para sexo y se acostaron abrazados hasta quedar dormidos tras dar muchas vueltas a sus pensamientos.

Dos días más tarde Senza entraba en la lujosa mansión donde se celebraba la fiesta a la que le había invitado Mauro cumpliendo su promesa. Ya había estado anteriormente allí como Pedro, ya que era la casa que pertenecía al padre de Míriam, y fue donde en mala hora conoció a Isabel. Estaba hablando con Mauro cuando se les acercó entusiasmado Daniel, que lo saludó efusivamente. Al cabo de un rato, Mauro hizo una señal a Eduardo que hablaba cerca de allí con un grupito de invitados, indicándole que se acercase a ellos. Tras disculparse con sus contertulios se encaminó hacia donde estaban los tres.

Nada más llegar, Mauro le presentó a Senza, comentándole que era nuevo en la ciudad y necesitaba de un pequeño empujón para conocer posibles clientes que se movieran en círculos elitistas de negocios y que, a nivel personal, estaba interesado en hacer inversiones que reportasen buenos beneficios a corto plazo.

-        Así que es usted canadiense. Pues bienvenido a nuestra ciudad, ya verá como oportunidades para triunfar no faltan. No se preocupe que le presentaré a gente influyente para que pueda promocionar su empresa.

-        Perfecto, le estaré eternamente agradecido. Si té parece nos podríamos tutear…

-        Por supuesto, si vamos a hacer negocios juntos, lo mejor es la confianza mutua – Eduardo desplegaba sus habilidades para los negocios -. ¿y qué tipo de inversiones está buscando a nivel personal?

-        Pues algo que sea rápido y reporte buenos dividendos, asumiendo que en esta clase de inversiones siempre hay riesgos – Senza tiraba la caña para ver si picaba -.

-        Bueno, tenemos algún producto interesante, pero solo se podría acceder a partir de una inversión mínima de 50 millones de €.  Es factible obtener un rendimiento del 19% en un año.

-        No suena mal…

En ese momento se unió al grupo Isabel. Estaba esplendida, vestida para matar con una prenda que se ajustaba como un guante a su fantástico cuerpo, irradiando sensualidad sin dejar de ser elegante. Senza le dedicó la mejor de sus sonrisas cuando se colgó del brazo de Daniel y le dio un casto beso en la mejilla.

-        Buenas noches - decía mostrando su deslumbrante dentadura y dirigiéndose a Daniel cariñosamente, sabedora de que era el centro de atracción de la fiesta – Tontito, ¿no vas a presentarme a este hombre tan apuesto?

-        Si… claro, es Senza, lo conocimos en Berna. – decía Daniel tímidamente mientras Senza hizo una leve inclinación con la cabeza a modo de saludo -.

-        ¿Y qué pasos hay que seguir para la inversión? – Senza dejó de mirar a Isabel como si no existiera y se dirigió a Eduardo -.

-        Pues primero tendríamos que comprobar tu solvencia y luego nos tendrías que hacer la transferencia a una cuenta concreta, y con el código específico de la inversión que te facilitaríamos.

-        ¿Estás interesado en invertir en alguna de nuestras operaciones? – preguntaba Isabel intentando llamar la atención del hombre -.

-        ¿Y en qué consiste el producto que me estás ofreciendo? – Senza volvió a pasar olímpicamente de las palabras de Isabel para centrarse en su padre, con el consiguiente cabreo de la mujer que se sentía ignorada -.

-        Es un tema que lleva casi un año en marcha, pero se podría hacer una excepción para que entrases al inicio del segundo año, inicialmente era una rentabilidad del 37% a los dos años, por lo que te podríamos ofrecer el 19% en el último. ¿Cuánto podrías invertir?

-        La idea es invertir unos 500 millones de € - Eduardo sonreía para si – me puedes enviar los detalles, el número de cuenta para el ingreso y el código específico de la inversión. Me lo pensaré unos días y ya te comunicaré mi decisión. Autorizaré a mi banco para facilitaros informes de mi solvencia, puedes llamar al Sr. HH, director del Banco ZZ.

-        No lo conozco personalmente, pero he oído hablar de él, te pasaré los detalles a tu email. Si nos disculpa, necesito de Mauro para comentar unos temas. Te dejo en buenas manos – decía mirando a su hija -.

-        Si… con Daniel tenemos una buena amistad – decía obviando otra vez a Isabel -.

Eduardo se retiró con Mauro para unirse a otro grupo de personas y Senza decidió que ya había castigado suficiente a Isabel, y la encaró con otra de sus sonrisas.

-        Y bien Daniel…, ¿a qué se dedica la belleza de tu novia? – la miraba directamente a los ojos -.

-        Pues me dedico a dirigir las inversiones como la que acabas de escuchar – contestó orgullosa Isabel con cierto enfado en su tono – no soy un florero.

-        Nada más lejos de mi intención compararte con un florero, en todo caso con una bella flor – dijo galante -.

-        Tontito… ¿Por qué no vas a buscarnos unas copas mientras conversamos tu amigo y yo? – le dijo a Daniel sonando como una orden -.

-        Claro… mi amor – se retiró sumisamente -.

-        Veo que tratas a tu novio con… autoridad…

-        Me gusta mandar y a él le gusta obedecer. Y a ti… ¿qué te gusta? – la sensualidad de sus palabras derretiría el hielo -. También soy muy complaciente… - era descarado como se le insinuaba -.

-        Yo sé lo que quiero y me gusta la gente que también lo sabe.

-        Bueno, pues podríamos hacer buenas migas – su dedo índice se apoyaba en el pecho de Senza, moviéndose sobre su camisa y se detenía en su pequeño pezón para dar suaves giros sobre él -.

En ese instante apareció Miriam, luciendo un escote del que solo faltaba un milímetro para liberar sus pezones. La mirada que dirigió a Senza hubiese asustado al más pintado, parecía querer devorarlo cual leona se zampa a su presa sin piedad.

-        Isabel, ¿no me vas a presentar a este buen mozo? ¿No lo querrás para ti solita?, las amigas tenemos que compartir.

-        Esta es Míriam, la anfitriona – presentó Isabel a su amiga con desgana -. Él es Senza

-        Vaya nombre más extraño, pero a la vez es sexi – reía de su ocurrencia -.

-        Es un placer conocer a una mujer tan hermosa como tú – Senza se acercó y le dio dos besos en las mejillas, extremadamente cercanos a sus labios – bonita casa y bonito…” trapito” llevas – miraba con descaro sus pechos con sonrisa depredadora -.

Isabel estaba muy mosqueada con la actitud de Senza, que se dejaba “querer” por Miriam mientras a ella no le hacía ni puñetero caso. En ese momento llegó Daniel con las copas, y Senza rechazó el combinado alcohólico para solicitar un refresco al primer camarero que se les acercó. Isabel y Daniel se miraron durante un instante, rememorando situaciones anteriores con Pedro.

-        ¿Cómo es que no bebes alcohol?  - interrogó Daniel -.

-        Simplemente no me gusta, ¿Por qué lo preguntas?

-        Es que conocimos a un tío que nunca bebía alcohol y te pareces mucho. – se adelantó Isabel -  No es nada frecuente.

-        ¿Y qué fue de él?

-        Murió – contestó Daniel con sequedad -.

-        Pues brindemos por él – levantó su vaso Senza pero los demás no lo hicieron -. ¿he dicho algo inconveniente?

-        No… es que era mi marido y hermano de Daniel -.

-        Vaya… cuanto lo siento. Disculpad mi torpeza… lo desconocía… ¿y de que murió? – insistía Senza -.

-        Por favor… hablemos de otra cosa – Isabel se estaba poniendo nerviosa -.

En ese momento se les acercó Mauro sonriente y al ver las caras de todos preguntó:

-        Vaya caras, ¿habéis visto a un fantasma?

-        Creo que he sacado un tema espinoso – se disculpaba Senza -.

-        Bueno, propongo una cosa. El próximo sábado podríamos ir todos al “Club B”, le debo a Senza una “fiesta” desde Berna. Ese día no quisiste apuntarte, pero esta vez no te escapas, te vas a volver loco, ya verás.

-        ¿Qué es eso del “Club B”?

-        Es un lugar muy especial y selecto de intercambios al que solo tienen acceso los socios o los invitados muy especiales. – dijo Isabel con voz sensual -.

-        Nos lo podemos pasar muy bien – Miriam no quería quedar fuera de juego respecto a su amiga -.

-        Bueno, yo no soy demasiado fan de este tipo de relaciones – opinaba Senza – Prefiero trabajármelas, aunque al final solo sean por el placer de tener sexo. Es más enriquecedor que follar por follar con la primera que pase por ahí. No es una crítica, es mi opinión, todo es respetable.

-        Tal vez es que no te atreves a ir a un sitio así – intentaba provocar Isabel - ¿quizás tienes miedo a no dar la talla?

-        En absoluto, no es un tema de centímetros, sino de principios. Pero no tengo inconveniente en ir, será una experiencia más que no me va a cambiar la vida. – dijo Senza con indiferencia -.

-        Ya verás como lo pasaremos muy bien – Miriam se agarraba a su brazo como si ya fuesen pareja -.

-        Daniel… ¿tú estás de acuerdo en ir a estos sitios y compartir a tu novia? – preguntaba Senza -.

-        A mi tontito no le importa, le gusta mirar y obedecer como un perrito – la humillación de Daniel que perpetraba Isabel delante de todos revolvía las tripas a Senza – Si se porta bien le daremos algún hueso… Jejeje.

La situación era del todo incomoda viendo a un Daniel que bajaba la cabeza, Senza que miraba con cara de pocos amigos a Isabel, Miriam como si aquello no fuese con ella y Mauro que intervino para romper el silencio:

-        Senza, recibirás una invitación personal e intransferible en la que habrá un código QR que escanearás en la entrada para que te permitan el acceso. Una vez dentro tendrás que hacerte unas pruebas para descartar cualquier ETS/ITS. Hay que esperar en la zona del bar unos 30 minutos hasta que el laboratorio que está en el sótano confirme los resultados. Si todo es correcto, se te entregará una pulsera de color plata que te permitirá circular por las salas y practicar sexo libremente. Los socios llevan pulsera de color oro.

-        Cuanta sofisticación, aunque lo de controlar sanitariamente a los participantes me parece una gran medida. – replicaba Senza a Mauro – Pues nos veremos el sábado, tengo una cita y se me hace tarde.

-        ¿Dónde vas a estar mejor que a mi lado? – decía Mirian ronroneando como una gatita -.

-        Mejor no respondo a esa pregunta… hasta el sábado. – se despidió dejando a Miriam con cara de atontada y algo ofendida -.

Cuando llegó a casa, Letia no estaba y aprovechó para darse un chapuzón en la piscina. Tras pasar por la ducha, preparó una ensalada para cenar y cortó unos finos trozos de jamón. En ese momento llegó Letia, que fue corriendo a abrazarlo y a darle un beso estirando su lengua hasta el fondo de la campanilla de Senza, que correspondió con la misma intensidad.

-        Qué maravilla de ensalada, hoy pienso follarme al cocinero – su mano agarró el pene del chico por encima del pantalón -. Pensaba que te quedarías en la fiesta. Yo he estado cotilleando con Gloria, nos hemos contado muchas intimidades… contigo de protagonista.

-        Joder, hacéis como los tíos, presumiendo al explicar sus folletéos a sus colegas.

-        Pues aprende a vivir con ello – se burlaba Letia – tenemos a un buen mozo en común y que menos que contarnos nuestras batallitas con él. Le he explicado lo que soy… una prostituta y… no me ha juzgado, no le importa y me ha aceptado tal como soy. Es una gran mujer, ahora comprendo porque es tu mejor amiga.

-        Desde luego que lo es… siempre me ha apoyado en todo.

-        ¿Y tu encuentro con Isabel y Eduardo?

-        Me ha costado mucho no matarlos a hostias. Pero lo que más me ha dolido es ver en que se ha convertido mi hermano, bueno no sé porque aún le llamo así porque no se lo merece, pero…, ser tan sumiso y dejarse humillar de esa manera, Isabel lo trata como un pelele y disfruta degradándolo delante de todos.

-        Bueno, él se lo ha buscado.

-        Sí, tienes razón, pero no puedo evitar que me duela. Letia, voy a necesitar de tu ayuda, ya te contaré.

-        Ya sabes que toda soy tuya – sus manos descendían cómicamente por encima de su vestido desde sus pechos hacia sus caderas y acabando en su sexo –

-        Vaya cuentista… vamos a cenar y luego podrás tirarte al cocinero, que estará encantado.

Faltaban cuatro días para el sábado y Senza citó a Tom y Jerry para reunirse en secreto en el mismo restaurante de la última vez. Se presentaron puntuales y lamentaron la ausencia de Gloria, que aunque era inalcanzable para ellos, por lo menos se alegraban la vista.

-        Necesito de vuestra ayuda. Tom, vas a tener que ocuparte tu solo de TotSystems durante un tiempo, porque Jerry se encuentra muy mal y va a pedir la baja por enfermedad.

-        ¿Tan mal estoy? – decía Jerry sorprendido -.

-        Tranquilo, es que necesito que trabajes a full para mí.

-        Eso es otra cosa, pensaba que me estaba muriendo.

-        No caerá esa breva - decía Tom -.

-        Vete a tomar por culo… - protestaba Jerry -.

-        Chicos…chicos… tengamos la fiesta en paz – Pedro se reía por dentro, esos dos siempre como el gato y el ratón -.

-        Vale… vale… ¿Qué tengo que hacer?

-        Te vas a casa, y con el súper equipo informático que sé que tienes, necesito que hackees los ordenadores de mi antigua casa, donde está Isabel. También necesito que entres en los ordenadores personales de Eduardo y en todos los de su empresa, con especial atención al de Isabel. Todo esto lo haría yo, pero estaré muy ocupado en otras batallas y has demostrado que en esto de meter las narices sin que nadie se entere, eres mejor que yo.

-        ¿Qué tengo que encontrar?

-        El plan estructurado para estafar 3.000 millones a unos pobres jubilados. Isabel es muy minuciosa en su trabajo y seguro que ha diseñado todo el proyecto al detalle, y estoy convencido que está en uno de esos ordenadores. Hay que encontrarlo, y pronto.

-        Parece fácil – decía Jerry convencido -,

-        Yo no estaría tan seguro, pero eso no es todo. A primeros de septiembre ese dinero va a desaparecer por arte de magia para moverse con rapidez hacia una cuenta bancaria, con seguridad, de un banco en las Islas Caimán. Hay que anticiparse y pescar ese dinero antes de que llegue a su destino y quitárselo delante de sus narices sin que se den cuenta.

-        Cada vez estoy más cachondo – decía emocionado Jerry – pero una financiera como esa debe de tener miles de inversiones en danza, cada una con su código cifrado, si no conocemos cuál es, no la podremos interceptar.

-        Ese será mi regalo, pronto me van a dar muy amablemente ese código. Tan pronto lo tenga, te lo paso y a esperar atentos.

-        Estaré preparado.

-        Tom, necesitaré que también vigiles de cerca los movimientos de Mauro y de Daniel, cualquier cosa fuera de lo normal me la cuentas.

-        Sin problema.

-        Perfecto, ahora… a comer.

Esa misma tarde recibió una llamada de Roberto.

-        Eduardo ya ha movido ficha y ha contactado con el director del banco para consultar si tenías suficiente capital para invertir 500 millones de €, evidentemente le ha confirmado que sí.

-        Joder, ha tardado poco, su ambición no tiene límite.

-        Pero eso no es todo, tu “querida esposa” me ha llamado personalmente para preguntar si un tal Senza es accionista de la empresa y le he dicho que no conozco a nadie con ese nombre.

-        ¿Cómo dices? – decía Pedro alterado -.

-        Que no… jeje… que es broma… Le he dicho que por supuesto que sí, que eres el segundo accionista de la empresa.

-        Me cago en la p…. Roberto, lo que no consiguieron esos cabrones lo vas a lograr tú provocándome un infarto. Vale… en serio, muchas gracias a ti y a Erika por implicaros en ayudarme.

-        Un placer chaval, cuando dejes el modo “oscuro” lo celebraremos por todo lo alto.

Al día siguiente recibió dos emails. El primero era de Eduardo Ferrer que le enviaba los detalles de la inversión, el número de cuenta para hacer el ingreso del dinero y el código que identificaba la inversión en concreto.

El segundo correo electrónico lo remitía el Club B, un texto le explicaba que había sido invitado por uno de sus socios a asistir al club el próximo sábado, aconsejándole que se presentase media hora antes de empezar a utilizar los privilegios del local, para poder realizar las oportunas comprobaciones mientras tomaba una copa. Se indicaba la dirección exacta y un código QR.

Pedro reenvió los dos emails a Jerry con las instrucciones de lo que necesitaba. Había que trabajar deprisa… muy deprisa.

El taxi se detuvo en la dirección indicada y Senza se bajó de él con la ayuda de un amable señor que le sujetaba la puerta. La mansión era impresionante y estaba situada en el término municipal de una población cercana a Barcelona, en medio de la naturaleza, sin molestos vecinos que pudiesen dificultar la actividad del club. Había quedado con Mauro en el interior sobre las 21:30h, ya cenados.

Dos hombres de seguridad le solicitaron amablemente la invitación y escanearon el código QR de la misma, autorizando la entrada a un vestíbulo decorado lujosamente, al tiempo que le requisaban el móvil ya que no estaban permitidas las grabaciones. Una señorita vestida con una bata blanca le acompañó a una habitación en el lateral del vestíbulo, invitándole a sentarse en un sillón parecido al de un consultorio odontológico.

La enfermera le rogó que se desnudase completamente y que se sentase en el sillón que estaba cubierto con una mullida toalla blanca. Procedió diligentemente, primero frotando la parte interna de la mejilla con un hisopo blando para el examen de VIH, y prosiguió con una rápida punción en el dedo índice para extraer una gota de sangre. Tras una revisión en la zona genital para descartar llagas, sarpullidos, o irritaciones, con otros dos hisopos tomó una muestra de las células del pene y del ano. Por último, le dio un potecito para una muestra de orina indicándole que podía pasar al baño. Se notaba que la chica lo había hecho miles de veces y transmitía profesionalidad, y su trato era muy cordial y natural.

Ya vestido con su elegante traje corbata, ingresó en la gran zona del bar y pudo ver que Mauro y Daniel ya estaban tomando una copa. Se saludaron y tras pedir su refresco, se dedicó a observar la sala. Toda la gente que había en la barra y las mesas cercanas estaba elegantemente vestida, algunos llevaban las pulseras y otros aún no.

En unas enormes pantallas situadas en las paredes frontales, se veían imágenes de varias salas de diferentes tamaños, en las que había personas practicando sexo, en pareja o en grupo, ya fuese sexo homosexual, heterosexual o una mezcla de ellos. Por la cantidad de imágenes, se hizo una idea de que había muchas salas para la práctica del sexo, algunas de ellas preparadas para el sadomasoquismo, sexo tántrico, o temáticas recreando lugares para fantasear, como un vagón de metro, una habitación de hospital, una capilla católica, etc. Realmente habían invertido mucho dinero para satisfacer a sus socios.

En ese momento aparecieron Miriam e Isabel, cogidas de la mano y con unos vestidos que mostraban más de lo que escondían, lujuria y deseo en estado puro. Las chicas saludaron a los tres con un suave beso en los labios, que Senza no rechazó, limitándose a recibirlos.

-        Hemos dado una vuelta mirando el ambiente en algunas salas, hay bastante buen material – decía Miriam -. aunque contigo, no hay color – miraba a los ojos de Senza -.

En ese momento llegó un hombre vestido elegantemente que se presentó como el gerente del Club. A excepción de Senza, el resto ya le conocían y el hombre se centró en él para soltarle la explicación de las normas de funcionamiento.

-        Bienvenido a nuestro humilde club – eso era del todo innecesario – en esta zona en la que nos encontramos es obligatorio permanecer correctamente vestido en todo momento. Se puede beber, comer y observar las pantallas, pero no se permite interactuar sexualmente con otros ni con uno mismo. Si se desea hacerlo mientras se observan las imágenes emitidas hay que pasar a la sala contigua, donde sí que está permitido. Una vez tenga su pulsera podrá escoger acompañante/s y ocupar las salas disponibles o integrarse para ver o participar en cualquiera de las que ya estén ocupadas.

Cada sala de tipo estándar tiene una cama redonda de dimensiones proporcionales al tamaño de la sala y varios asientos para los que solo quieren mirar o tener las relaciones allí. En todas las estancias hay cámaras que cubren todos los ángulos y en la sala de control se hace la realización que se visualizará en las pantallas. No se graba ninguna imagen a excepción que el realizador observara algún acto que pudiese constituir algún delito. Todas las prácticas sexuales están permitidas si son consentidas, y solo se detendrían en caso de intuir que peligrase la vida de alguien, esto aplica en todas las salas, en especial a las de sado. En este edificio está permitido el pissing y fissing, pero para zoofilia, coprofagia y alguna parafilia más, hay que salir a un edificio anexo que está preparado para ello, incluidos los animales más solicitados.

Todas las salas tienen en su interior tres pulsadores y tres lucecitas con un color determinado que indica el estado escogido por los participantes, y se replican con tres luces en el exterior, sobre la puerta. La luz roja implica que no se pueden emitir imágenes al exterior y que no se permite la entrada a la sala, ni para ver ni para participar. La luz ámbar significa que se pueden emitir imágenes y también entrar a la sala para mirar, pero no a participar. Por último, el color verde significa que está permitido todo lo anterior. Si no se encuentra ninguna persona para interactuar, el Club ofrece a profesionales del sexo, hombres y mujeres, esmeradamente seleccionados para satisfacer cualquier necesidad de nuestros socios e invitados, evidentemente este servicio tiene un coste por utilización. Este personal se puede identificar por llevar una pulsera de color rojo.

En plantas superiores hay habitaciones donde se puede descansar, dormir o practicar sexo, pero en este caso solo para una pareja, indistintamente del sexo que la compongan. En ningún caso se puede permanecer más de 24 horas en el Club, ya que las pulseras se desactivan y emiten una alarma. A tener en cuenta que las pulseras son inviolables y no se pueden quitar de la muñeca si no es con una herramienta especial que tienen nuestros empleados en los accesos. Por las zonas autorizadas para el sexo se puede ir vestido o desnudo, y en los vestuarios de la entrada existen de libre utilización unos albornoces, así como taquillas con codificación para guardar su ropa y demás objetos personales.

Una vez acabada esta biblia de explicaciones, una señorita se presentó delante de todos haciendo entrega de las pulseras y colocándolas a cada uno de ellos.

-        No les molesto más y les dejo disfrutar de nuestro exclusivo Club. Les informo que nuestra querida socia Isabel se ha ofrecido para ser protagonista de una divertida actividad, pero ya se la contará ella cuando lo considere oportuno – se despidió el gerente -.

Todos se despidieron del hombre que iba de grupito en grupito para informar los no iniciados y por si necesitaban algo. Realmente el montaje de ese Club estaba cuidado hasta el más mínimo detalle.

-        Bueno, visto que ya estamos todos podríamos empezar – decía Miriam fijando a Senza como su principal objetivo, cogiéndole la mano y tirando de él para que le siguiese – Ven conmigo que voy a hacerte ver a Dios.

-        Disculpa, pero me gusta escoger con quien voy a follar, y tú no eres la elegida – Senza estaba con los pies clavados al suelo y no se movió ni un centímetro por el tirón de Miriam -.

-        Pues tú te lo pierdes – contestó visiblemente enfadada Mirian soltando violentamente la mano del hombre – voy a dar una vuelta por ahí, seguro que hay cientos mejores que tú para follar, aquí os quedáis.

-        Joder, vaya mosqueo se lleva – decía Mauro – creo que eres el primero que rechaza a un pedazo de mujer como Miriam.

-        Supongo que tienes claro con quien vas a follar hoy – dijo Isabel con tono irresistiblemente seductor -.

-        Pues la verdad es que no tengo nada decidido - Senza decía tranquilo – me lo tomaré con calma, no tengo prisa, estos zumos de frutas están de muerte.

-        Pues si esperas mucho, tal vez dejes escapar una oportunidad única.

-        Espero que no – Senza contestó a Isabel y a continuación se dirigió a Daniel – ¿Y tú que vas a hacer hoy?

-        Hoy está castigado – se adelantó Isabel a contestar – nada de participar, ni siquiera tocarse, solo podrá mirar el espectáculo que vamos a dar.

-        ¿Y eso te parece bien? – le preguntaba Senza asombrado -.

-        Si… me gusta… - decía no muy convencido -.

-        Claro que te gusta tontito mío, te encanta pajearte mirando como otros me follan, pero has sido malo y hoy solo mirarás. Mañana ya te compensaré si hoy te portas bien.

-        Respecto a lo que ha dicho el gerente, ¿con que vas a sorprendernos, Isabel? – cambió de tema Mauro -.

-        Pues hoy voy a dejar que me folle todo el que pague 10.000€. Supongo que con tu posición económica no te supondrá ningún problema esa miseria – se dirigía a Senza con una sonrisa -.

-        Pues verás, Isabel…  siempre he respetado mucho la profesión de prostituta, sobre todo a las que la ejercen por necesidad, pero nunca he pagado por follar y no pienso hacerlo.

-        ¿Me estás llamando puta? – Isabel alzaba la voz ofendida -.

-        Bueno… ¿cómo llamarías tú a una mujer que ofrece su cuerpo a cambio de dinero? No se me ocurre otro nombre… pero no te ofendas, ya te he dicho que lo respeto… cada uno baja las escaleras como quiere… aunque bajarlas rodando no deja de ser peligroso.

-        ¿Cómo te atreves a tratarme así? – estaba fuera de quicio -  pues… pues… ahora… voy a tirarme a todos los tíos del Club que quieran follarme… y gratis.

-        Me parece bien Isabel, pero eso no cambia la definición, ya que has rebajado tu tarifa, ahora serás una prostituta barata, es simplemente una cuestión de precio…

-        ¿Pero quién coño te has creído que eres insultándome de esa manera…? – casi chillaba de puro histerismo -.

Isabel estaba a punto de perder el control, cuando un sonido de admiración colectiva se escuchó en la sala, y la mayoría de cabezas se giraban sin disimulo al paso de una joven esbelta de rubia cabellera, que caminaba como flotando sobre el suelo, hasta detenerse en el otro extremo de la barra. El vestido corto de un verde esmeralda ceñido a su cuerpo como una segunda piel, mostraba el esplendor de un cuerpo de infarto, desde la cabeza hasta el último de los dedos del pie, y que culminaba en un rostro bellísimo, ligeramente juvenil, que relucía con un discreto pero efectivo maquillaje.

No transcurrieron ni 30 segundos en acercársele más de cuatro hombres y un par de mujeres, claramente para solicitarle que les acompañase a las salas para disfrutar del sexo, pero ese fue exactamente el tiempo que necesitó la joven para sacárselos de encima.

Mauro, Daniel, Senza e incluso Isabel, no fueron diferentes al resto de los presentes en quedarse abducidos ante la visión de semejante belleza, aparcando temporalmente la discusión iniciada. Ella miraba con la meticulosidad de un vigía desde su posición de observador, recorriendo toda la sala, hasta que centró su atención en el grupo donde se encontraba Senza. No tardó en dirigirse al grupo con paso decidido, pasando por delante de Isabel ignorando su presencia, hasta plantarse frente a Senza mirándolo fijamente a los ojos.

Senza la miraba igualmente y se decía que jamás la había visto tan bella y seductora desde que se conocieron en un asqueroso callejón de Secondigliano. Jerry había falsificado la invitación para Letia, que ya lucía la pulsera plateada en su muñeca.

-        Buenas noches a todos – dijo en un español con acento italiano – mi nombre es Letia.

-        Yo soy Senza, estos son Mauro y Daniel y la “madame” es Isabel.

-        Encantada – dijo sin apartar la mirada de los ojos de Senza – ¿Te apetecería acompañarme a una sala? Estaba muy caliente, pero al verte me he puesto a arder…

-        Me siento muy honrado, estaré encantado de hacerte el amor hasta que no podamos más…

Abrazados caminaron hacia la zona de las salas bajo la atenta mirada de casi todos, para entrar en una de las más pequeñas, cerraron la puerta, se desnudaron en el pequeño vestuario contiguo y empezaron a hacer el amor, a recorrer esos cuerpos que ya conocían al milímetro. Estaban siguiendo un estudiado guion, esa noche serian dos actores para un limitado público, pero no por ello iban a dejar de disfrutar de sus cuerpos, de sus sexos, pensaban desplegar toda su teoría y práctica en técnicas amatorias, orales, anales, vaginales, suave, fuerte, brutal...

Aunque habían pulsado el botón rojo para impedir imágenes, voyeurs y que nadie se apuntase a la fiesta, Senza sabía que Isabel intentaría ver que ocurría en esa sala por todos los medios. Y acertó plenamente, ya que al poco de entrar, se plantó hasta la puerta para intentar acceder, pero vio la lucecita roja sobre la puerta. Maldijo entre dientes y fue a encontrar al gerente.

-        Quiero ver las imágenes de la sala nº 8 en el cuarto de control – exigía Isabel -.

-        Pero eso contradice las normas, no podemos…

-        Déjate de hostias y llévame a la sala si no quieres que la mitad de los socios abandonen el Club.

-        De acuerdo, pero que nadie lo sepa o será nuestra ruina. Si perdemos la confianza de los socios no sé qué va a ser de nosotros.

Isabel observaba con rabia como la pareja hacía el amor, con esa compenetración que parecía imposible. Observaba los esplendidos cuerpos, con especial atención al del hombre, diciéndose que era ella la que debería estar ahí, saboreando ese cuerpo y recibiendo el placer que recibía esa zorra italiana. Se dijo que ahora era su turno, que iba a resarcirse del desprecio de ese hombre tan atractivo, que le recordaba tanto a Pedro, pero… no… era diferente, mas… mucho más duro. Exigió al gerente que quería la grabación completa de todo lo que hiciesen esos dos, que la recogería al marchar. El hombre protestó quejándose de que no podía hacer eso, pero Isabel le hizo callar con una amenaza. Reservó una de las salas más amplias para dar rienda suelta a lo que le pedía el cuerpo.

Después de tres horas de intenso sexo con Letia, decidieron que ya era suficiente y se dispusieron para solicitar una de las habitaciones para acabar lo que quedaba de noche descansando. Cuando se dirigían ya vestidos, a la sala principal, vieron como había mucho movimiento de hombres entrando y saliendo de una de las salas que se encontraron en su camino.

Al asomarse a la puerta se quedaron asombrados del espectáculo que se desarrollaba en su interior. Isabel estaba siendo follada en una doble penetración sobre la inmensa cama redonda del centro de la estancia, mientras otro hombre se la metía por la boca, y ella, con sus manos, pajeaba a otros dos, todo con una habilidad digna de la actriz porno más experimentada. No es nada fácil atender simultáneamente a 5 hombres con esa destreza de la que hacía gala.

Alrededor del grupo había al menos 8 o 9 hombres más, pajeándose, esperando su turno para ocupar el lugar del primero que se corriera sobre o dentro de ella.  En los asientos laterales también estaba ocupados por alrededor de unos 15 hombres más y unas 5 mujeres, todos masturbándose o follando con esas mujeres. A veces, alguno de ellos se levantaba e iba rápido a correrse en la cara o sobre el cuerpo de Isabel, que estaba literalmente cubierta de lefa. Ni en la película más guarra Senza había visto tal nivel de emputecimiento en una mujer, y resultaba que ahora lo veía en la que en su momento escogió como esposa.

Senza no se sintió en absoluto afectado por lo que veía, sabía que esa mujer no era solo una zorra ninfómana, era una asesina sin entrañas. Pero hubo una imagen que, aunque intentó que no le afectase, no pudo evitar que una cierta tristeza le invadiera. Su hermano Daniel estaba desnudo, sentado sin nadie a su lado y con su pene encarcelado en una jaula de castidad metálica, cerrada con un pequeño candado, mirando con cara de sufrimiento y excitación al mismo tiempo como todos esos hombres utilizaban a su novia delante de él. Senza tuvo suficiente y se retiró para ir a descansar cogido de la mano de Letia, que no dijo nada, que no entendía nada.

En todo momento había disfrutado provocando a Isabel, haciéndola enfadar con los desaires y desprecios, pero se extrañaba de esa exagerada reacción de despecho que su “viuda” estaba perpetrando en esa sala.

Cuatro horas más tarde se despertó, observando la hermosa figura de una Letia que dormía como un ángel a su lado. Se duchó y bajó a la sala principal del Club para desayunar alguna cosa, apenas eran las 6h de la mañana, pero tenía hambre. Quedó alucinado de que en la enorme pantalla central de la sala, aún se estaban emitiendo las imágenes dónde bastantes hombres seguían follándose a Isabel. Contó unos 16 tíos, jóvenes y mayores, pollas de todos los tamaños y formas, con pulseras de los tres colores, lo que indicaba que algunos de los que trabajaban en el Club también se habían apuntado a la fiesta. El aspecto de Isabel era deplorable, sucia, impregnada de semen por todo su cuerpo, con la cara, pechos y nalgas enrojecidos, vagina y ano tremendamente irritados. En una esquina de la imagen se podía ver a Daniel, acurrucado sobre el asiento, completamente dormido.

Se sentó de espaldas a las imágenes y pidió unos churros con chocolate y un periódico para leer. Cuando estaba terminando el desayuno vio como Miriam con cara de preocupación se sentaba frente a él.

-        No sé lo que has hecho para provocar esa reacción en Isabel, pero hay que parar esto.

-        Si te refieres a la bacanal que se ha montado, no tengo nada que ver, ya es mayorcita para ser responsable de sus actos.

-        Mira Senza, en todos los años que somos amigas hemos hecho muchas locuras con el sexo… pero este desfase de hoy, no lo había visto nunca, tengo miedo por ella, la van a matar.

-        No lo creo, aún se la ve “participativa” – decía girándose para ver las imágenes – pero si tan preocupada estás por tu amiga, entra en la sala y termina con el show.

-        Eres un cabrón insensible. – le decía Miriam con desprecio -.

-        Y ella una puta, y no estoy ofendiendo a la profesión. A su actitud me remito. Hoy lo veo así, tal vez otro día me disculparé con ella. Felicítala de mi parte, ha demostrado su empoderamiento como mujer de la mejor de las maneras. – decía con ironía mientras se levantaba para marcharse -. Que tengáis un buen día.

Letia y él abandonaron el Club por separado. Cuando recuperó su móvil tenía varios mensajes de Jerry solicitándole que fuese a verlo a su casa lo antes posible. En 30 minutos estaban juntos sentados frente a las pantallas del impresionante equipo informático de Jerry.

-        Lo tenemos, todo el plan, lo que han hecho y lo que piensan hacer – decía Jerry -. Estaba en el PC en casa de Isabel, y Eduardo también tiene una copia en el suyo del trabajo. Los archivos estaban protegidos con una contraseña de las facilitas. Si la gente fuese consciente de lo vulnerables que son sus secretos…

-        Buen trabajo, vamos a ver cuál es el plan

Se ingresaban los millones de Pedro en un depósito de garantía, bloqueados durante un año por la Comisión Nacional del Mercado de Valores – CNMV. El próximo lunes se desbloquearía el depósito, devolviéndolo a la cuenta de Lucia que controlaba Isabel.  Los balances presentados de las empresas donde se habían invertido los 3.000 millones de los jubilados eran positivos, con beneficios, condición indispensable para devolver el dinero de la garantía. El fraude consistía en que las empresas habían sido creadas ex proceso para recibir la inversión del dinero, sin tener actividad ninguna y falseando los informes de los resultados del primer año, facturaciones y gastos falsos, impuestos satisfechos, nóminas, transacciones, extractos bancarios, todo falso. Estaba previsto en los cuatro meses siguientes, declarar la banca rota de esas empresas y su desaparición, y los 3.000 millones se volatilizarían hasta volver a aparecer mágicamente en una cuenta opaca de las Islas Caimán, cuyos titulares eran, por esas casualidades de la vida, Isabel y Eduardo.

Jugada maestra, 2.270 millones controlados legalmente y 3.000 millones libres de impuestos en un paraíso fiscal para su disfrute.

Estuvieron recopilando toda esta información, añadiendo todas las explicaciones a la trama, lo “empaquetaron” todo y le pusieron un lacito para el momento de ser utilizado. Jerry creó una subrutina oculta en los ordenadores de esos dos para que, si intentaban borrar los archivos comprometedores, se replicaran automáticamente en otra carpeta del disco duro sin que la operación fuese visible por el usuario.

-        Perfecto Jerry, envía los whatsapps.

-        Ok. Enviados – contestó al tiempo que pulsaba el enter de su teclado -.

El coche circulaba de regreso a Barcelona conducido por Daniel, con Mauro en el asiento del copiloto e Isabel tumbada en el asiento trasero, durmiendo extenuada por la locura sexual en la que había decidido participar. En los tres móviles sonaron casi al unísono los avisos de entrada de mensajes, sin que ninguno de ellos hiciese el gesto de consultarlos. En menos de 30 segundos el celular de Mauro sonó con estridencia rompiendo la tranquilidad en el interior del vehículo. Era Eduardo.

-        Mauro, ¿has recibido el whatsapp? – hablaba alterado -.

-        No sé… espera que lo miro…

En su móvil tenía varias conversaciones nuevas sin leer, enviadas por gente conocida. Todos menos la de un número desconocido. Obviando la opción de bloquearlo, abrió la imagen recibida y casi se le paraliza el corazón. Era un mapa cartográfico reducido donde con cierta precisión, se marcaba en líneas discontinuas la trayectoria del yate, desde Barcelona a Cagliari, siguiendo hasta Marsala y luego frente a Licata, y por último, la línea descendía unas 80 millas hacia el sur y terminaba en una cruz, aproximadamente donde arrojaron el cuerpo de Pedro.

Daniel, que con el rabillo del ojo había visto superficialmente el mapa, estuvo a punto de salirse de la carretera del volantazo que pegó, y tras conseguir controlar el vehículo, lo estacionó en el primer lugar que pudo.

-        ¿Cómo es posible que alguien sepa de ese punto en el mar? – hablaba histérico Mauro con Eduardo -. Nadie pudo vernos.

-        No tengo ni idea, pero alguien está jugando con nosotros.

-        ¿Podría ser que los pescadores del transpondedor nos quieran chantajear? – decía Daniel mientras consultaba su móvil -.

-        Imposible, cada réplica de los anillos que recibimos cuesta 10.000€, esos desgraciados no se gastarían 40.000€ para eso. Además, ellos no sabían con exactitud hacia donde fuimos. He intentado llamar al número que aparece, pero no existe.

-        Dios mío… ¿es posible que mi hermano esté vivo? – sentía escalofríos y le temblaba la voz -.

-        No digas tonterías, eso es imposible, tu hermano está más que muerto, está repartido en el estómago de miles de peces. Tiene que haber una explicación.

-        Yo estoy acojonado – Mauro también temblaba como un flan -.

-        Nuestra maldad nos ha llevado hasta aquí – Daniel estaba al borde del colapso – y ahora los fantasmas vienen a pasarlos factura.

-        ¡Dejaos de fantasmas y de mierdas de esas! Aquí hay un hijo de puta que se está divirtiendo a nuestra costa y me lo va a pagar cuando descubra quién es. Estad atentos a cualquier cosa extraña. ¿Dónde está Isabel?

-        Durmiendo en el asiento de atrás, está hecha una mierda, se ha pasado tres pueblos en el Club B, se le ha ido la olla y ha estado muy…, pero que muy puta.

-        Lástima no haber estado ahí para ver actuar a mi zorrita. Bueno lo dejamos así, todos bien atentos.

El domingo transcurrió plácido en casa de Pedro, con Belén que trajo a la niña para que jugase con su padre. Comieron juntos y tras despedirse, Letia y él pasaron el resto de la tarde jugando a ese juego que tanto les gustaba y en el que eran tan buenos jugando.

A primera hora de la mañana del lunes, Senza, acompañado por un notario y un abogado, se presentó en la oficina de la CNMV, ubicada dentro del edificio de la Bolsa de Barcelona. Recibidos por el subsecretario, y tras identificarse como Pedro, presentaron la resolución judicial que decretaba la titularidad del dinero del depósito de garantía, revocando los poderes de Isabel.

Pedro solicitó el reintegro del dinero del depósito, que ese mismo día quedaría liberado, mediante transferencia a una cuenta de su titularidad. El notario certificó toda la documentación que se acreditaba y levantó acta de toda la reunión. La transferencia se realizaría antes del mediodía.

Pedro pidió quedarse a solas un momento con el subsecretario y le explicó que estaba a punto de obtener las pruebas de un posible fraude, y que tan pronto las consiguiese, las presentaría en su negociado, y solicitaba su colaboración para intervenir con rapidez contra los defraudadores. Insistió en que la supervivencia económica de un colectivo compuesto de decenas de miles de personas vulnerables, estaba en peligro. Tal afirmación puso en guardia al funcionario, prometiéndole que, llegado el momento, intervendrían con celeridad acompañados de la división de delitos económicos de la policía.

A las 13h, Isabel consultaba los movimientos de sus cuentas bancarias mientras intentaba acomodar su dolorido trasero al sillón de su escritorio. En el gangbang que se montó en el Club B, le habían destrozado el culo con tantas pollas, algunas de ellas enormes, y en varias ocasiones, llegaron a meterle dos pollas al mismo tiempo en su agujero oscuro, cosa que también ocurrió en su coño. Reconocía que la situación se le fue de las manos, pero también lo disfrutó gran parte del tiempo. El despecho hacia ese cabrón de Senza, la llevó a cometer esa locura, ver las imágenes follándose a la italiana… había algo que… recordó que tenía la grabación y se dijo que más tarde la visualizaría con atención.

Su mirada se centró en la pantalla y… la trasferencia del depósito de garantía aún no había llegado, el retraso era de una hora y se decidió a llamar a la CNMV para reclamarla. Le pasaron con el Subsecretario que le comunicó que el dinero ya estaba transferido a su propietario.

-        ¿Cómo que a su propietario?  - bramaba Isabel al teléfono – Yo soy la propietaria, tengo los poderes.

-        Lamento comunicarle que sus poderes de titularidad han sido revocados por orden judicial y que una vez acreditada la identidad del legítimo propietario, se le ha reembolsado la totalidad del capital.

-        ¿Y se puede saber quién coño es el legítimo propietario? - sus gritos se oían por toda la oficina -.

-        Sentimos no poder facilitar esa información sin autorización expresa del propietario. Que tenga un buen día – y colgó la llamada -.

-        Maldito hijo de puta – Isabel maldecía a gritos y golpeaba el escritorio con el teclado, haciendo saltar las teclas por los aires -.

En ese momento entró Eduardo en el despacho de su hija, alarmado por sus chillidos.

-        ¿Se puede saber qué demonios te pasa, Isabel?

-        Que se nos han llevado los 2.270 millones, que ya no los tenemos…

-        ¿Pero qué estás diciendo? ¿Cómo que ya no tenemos el dinero?

-        No lo sé, papá… no lo sé… - rompió a llorar desesperadamente, abrazándose a Eduardo -.

Entraba en el edificio cuando recibió el mensaje de confirmación del ingreso del dinero. Al llegar a la planta ocupada por TotSystems, vio como Tom daba instrucciones a todo el personal para que abandonase el edificio. A los cinco minutos se reunió con él frente a los ascensores.

-        Todos están fuera tal como me pediste, les he dado fiesta hasta mañana, Mauro está en su… tú despacho.

-        Gracias Tomás… - le sonó extraño llamarlo por su verdadero nombre - ahora vete tranquilo, yo me ocupo.

-        ¿Lo vas a matar? No es que me parezca mal, es solo curiosidad.

-        No te preocupes … solo te diré que Mauro, ya es historia. – decía Pedro mientras Tom pulsaba el teclado del ascensor para desaparecer de escena -.

Se acercó hasta el que había sido su despacho de la empresa que con tanta ilusión creó. Entró sin llamar asustando a Mauro que dio un respingo en su silla. Al reconocer a Senza se puso en pie.

-        ¿Qué haces aquí?, me has dado un susto de muerte entrando de esa manera.

-        He venido a ver a mi amigo en el que confié dos veces y las dos me traicionó.

-        Pero… ¿qué estás diciendo?... Senza… pero…tus ojos azules… no… no puede ser…

-        Si… soy Pedro, al que matasteis y tirasteis por la borda esa noche de tormenta. Estoy aquí para reclamar mi venganza.

-        Pero es imposible… sobrevivir a eso… tu cara es diferente… Dios… ¿qué está pasando?

-        Ocurre que mi amigo Mauro se folló sobre este escritorio a la que era la mujer de su amigo, aunque ya no me importaba nada Isabel, tu no lo sabías y no dudaste en traicionarme. Después viniste arrepentido a pedirme perdón y te lo di, ocultándome el cruel destino que me esperaba. Pasaste un barco sobre mí cuerpo cuyas hélices destrozaron mí cara y me abandonaste moribundo en medio del mar. Todo lo que un amigo haría por otro. ¿Qué crees que va a pasarte ahora? – el tono de Pedro helaba la sangre de Mauro -.

-        Por favor… no me mates – sollozaba - … me obligaron.

-        Claro que sí… pero estate tranquilo que no te voy a matar, sería poco castigo para ti.

-        ¿Qué me vas a hacer? – estaba temblando -.

-        Yo… nada. Mira la pantalla de tu ordenador – Pedro pulsaba el teclado de su móvil – esas son las imágenes tuyas pasando secretos de estado de los norteamericanos a un agente enemigo norcoreano, ¿cómo crees que se lo van a tomar? Y encima cobraste un buen pellizco…

-        No es posible… - miraba horrorizado el momento de la entrega - pero tú mataste a tres hombres… eres tan culpable como yo… lo contaré todo…

-        ¿Qué vas a contar?, ¿de qué muertos estás hablando? – en la pantalla aparecía la foto de un selfi con Lee Shin junto con sus dos colegas, manchados de pintura roja y sacando la lengua burlones – creo que están muy vivos.

-        Dios… era una trampa… ¿qué va a ser de mí? – se tapaba la cara mientras lloraba angustiado –

-        Mira Mauro, esta noche un avión militar C-17 Globemaster norteamericano hará escala técnica en la base gaditana de Rota, procedente de Afganistán. Es uno de esos vuelos ilegales con detenidos que todos los gobiernos conocen, pero que todos niegan conocer. En tres minutos aparecerán por esta puerta unos agentes de la CIA que te atarán, amordazarán y te pondrán una capucha en la cabeza para trasladarte a Cádiz y meterte en ese avión, con destino a una de esas cárceles secretas de vete tú a saber de qué país, donde te vas a pudrir el resto de tu vida. Pero no estarás dentro de una celda convencional… no…, vivirás metido en una jaula de alambre, sin paredes ni techo, donde día sí y día también, te torturarán para sacarte una información que desconoces, pero eso no importa, ellos seguirán hasta quebrarte como persona, y convertirte en un animal apaleado. A partir de esta noche, nadie sabrá de ti, ni familia, ni amigos, nadie… ni tú de ellos tampoco. No me gustaría estar en tu piel… ¿no oyes esos pasos?… ya están aquí...

Entraron cuatro hombres en el despacho y se abalanzaron sobre Mauro, atándolo de manos y pies mientras él chillaba llorando, suplicando.

-        Por favor Pedro… no dejes que se me lleven… perdóname… por favor… no lo soportaré…

-        No te oigo…solo escucho las olas del mar…

Cuando se lo llevaban a rastras iba dejando un reguero de orina que descendía por la pernera de su pantalón, manchando el suelo. Tras desaparecer en el ascensor, sonó el celular de Pedro.

-        Hola John, ya se lo han llevado. La coordinación con los de la CIA ha sido perfecta. ¿El gobierno de aquí no planteará problemas por arrestar ilegalmente a un ciudadano de nacionalidad española?

-        Tranquilo, no se atreverán. Nadie juega con la seguridad nacional de los EEUU y se va de rositas tranquilamente – Pedro pensaba que, aunque Wolf era un tipo excelente, no podía dejar de pensar como norteamericano que era, como si fuesen los amos del mundo -.

-        Vale, nos veremos pronto.

Pedro no estaba contento, pero tampoco sintió ninguna lástima por Mauro.

El primero ya había caído, y ahora tocaba ir a por los otros tres…