Sin Perdón. (13)

Pedro ha regresado a su ciudad y necesitará del apoyo de los amigos que aún le quedan, aunque esté muerto para todo el mundo

Barcelona – (diciembre de 2016)

Mientras la silueta de la ciudad se agrandaba través del parabrisas del BMW a medida que se acercaban a ella, sus pensamientos entrelazaban situaciones pasadas con las actuales, para hacerse una idea de todo lo que se había gestado a su alrededor y que no fue capaz de prever. Cuatro personas habían tejido una telaraña de perversas intenciones para conseguir sus oscuros objetivos. La que fuera su esposa, Isabel, una zorra deshumanizada, sin corazón, codiciosa; Eduardo, su suegro, con seguridad el diabólico instigador de la traición; Mauro, un supuesto amigo del que pensaba que era un buen hombre; y por último… ese nombre sí que le costaba pronunciar… Daniel, su propio hermano, al que había amado y protegido desde siempre y se lo había pagado actuando como Caín.

Las motivaciones de los tres primeros parecían claras, dinero, codicia, ambición, poder. Pero estaba convencido de que las de su hermano no eran esas, lo percibió en sus ojos enajenados por la lujuria mientras penetraba a su cuñada, estaba abducido, poseído, dominado. Le había vendido, contándole a Isabel los planes de la demanda en el juzgado, las pruebas que le había facilitado para que la preparase, lo que pensaba hacer contra ella para quedarse con Lucía, y todo eso había desencadenado la perversa respuesta, preparando la trama de su desaparición, de su asesinato.

Le había dado miles de vueltas a la cabeza para decidir cómo enfocar lo que debía hacer.

¿Matarlos a todos sin más?, ya había matado y no sería nuevo para él, de hecho, es lo que los cuatro merecían, pero también representaría la cárcel, perder definitivamente a su hija, y no estaba dispuesto a pagar ese precio.

¿Presentarse ante todos acusándoles de intentar asesinarlo y de robarle su dinero? Cuatro potentes testimonios en su contra, suegro, esposa, hermano, amigo, todos diciendo que estaba drogado y que se cayó por la borda debido a su estado. Y ahora que regresaba de la muerte traumatizado, posiblemente con las facultades mentales afectadas, acusaba paranoicamente a todo el mundo de un complot para matarlo. No parecía un buen plan.

Se decidió por la venganza lenta, aceptando como buena la frase de que “es un plato que se sirve frio”.

Lo primero era informarse de cómo estaba la situación actual, hacer un control de daños para saber con qué podía contar, aunque sabía que con bien poco. También tenía que decidir a qué personas involucrar para que le ayudasen, sabiendo que tendría que dar muchas explicaciones y rogarles la mayor de las discreciones y secretismo.

Dio indicaciones a Letia para conducir hasta la nave industrial que en su interior albergaba la espléndida casa de Senza, su santuario personal. Tenía la esperanza de que esa propiedad que estaba registrada a nombre de MEVA, SAU, hubiese pasado desapercibida entre todo el inventario de su herencia, que ahora gestionaba Isabel.

La nave que exteriormente había sido remodelada, lucia como una extraña singularidad entre los enormes edificios modernos que la rodeaban en ese nuevo barrio de negocios tecnológicos de la ciudad. Aparcaron delante y Senza introdujo la clave de acceso en el teclado del sofisticado sistema de seguridad. La puerta se abrió al instante y entraron en la casa.

Polvo y más polvo acumulado, esa era la característica predominante, todo estaba tal cual como lo había dejado la última vez que estuvo allí. No había entrado nadie por lo que se confirmó que desconocían su existencia. En el garaje para tres vehículos solo estaba su pequeño utilitario, recordó que el Bentley Flying Spur lo dejó en el parking del puerto antes de embarcar. Pidió a Letia que entrara el BMW y cerraron el portón.

A Letia le encantó la fantástica casa, aunque necesitase que un ejército de limpiadores le pegase un buen repaso. Lo peor era la piscina que después de 6 meses de abandono, estaba sucia y con algas, ya que el sistema automático de depuración e higiene se había quedado sin productos para el tratamiento químico. El agua caliente y la calefacción, empezaba a hacer frio en Barcelona, funcionaban perfectamente. Decidieron hacer un pequeño zafarrancho de limpieza en uno de los baños, la cocina y el dormitorio de Senza, del resto… mañana se ocuparía una empresa de limpieza.

Estaban cansados, pidieron una pizza para cenar y no tardaron en meterse en la cama a dormir. Por la mañana empezarían a actuar, muy temprano.

Senza se levantó a las 5:30h, y después de ducharse accedió a la pequeña caja fuerte en la que tenía el fondo de supervivencia, cerca de 50.000€ en billetes. Dejó 10.000€ sobre la mesa de la cocina con una nota dirigida a Letia, que dormía a pierna suelta. Le indicó los contactos de una empresa de limpieza y otra de mantenimiento de piscinas, dejando instrucciones de pagar en metálico, nada de tarjetas. También le pidió que se ocupara de comprar todo lo que creyera oportuno para la casa y para ella misma. Le prometió que se verían a la hora de cenar.

El utilitario arrancó sin problemas y Senza condujo hasta el apartamento de la primera persona a la que iba a visitar ese día. A las 6:45h caminaba por la calle para acercarse a la puerta del edificio donde estaba el apartamento, sabía que pronto saldría de casa para ir al trabajo. Cuando estaba a unos 10 metros la puerta de la calle se abrió y al ver a la mujer que abandonaba el edificio, se quedó sorprendido. Vestía con un elegante abrigo, que abotonado como estaba, permitía intuir hasta cierto punto la silueta de sus curvas femeninas. Su pelo castaño se escondía parcialmente en el interior de un gracioso gorro de lana. Estaba muy guapa.

Vio cómo se alejaba caminando con cierta prisa en sentido contrario de donde venía él. Al llegar a la puerta exterior, pulsó el timbre del interfono y al poco rato oyó una voz conocida al tiempo que el click eléctrico abría la puerta.

-        Seguro que te has vuelto a dejar el móvil, que desastre…

Senza sonreía para sí mismo mientras aumentaban los digitos en el display del ascensor hasta que se detuvo en la planta seleccionada. La puerta del apartamento estaba entreabierta y senza entró cerrándola tras de sí.

-        ¿Has visto mi pintalabios burdeos? – gritaba desde el baño la mujer – siempre me pasa cuando tengo prisa.

Apareció en el salón en ropa interior mientras cepillaba su pelo enérgicamente. La sensación de volver a ver ese magnífico cuerpo de 37 años, que tantas veces había recorrido y tanto placer le había regalado, hizo que su corazón se acelerase de alegría, y un nerviosismo se apoderó de su aparente tranquilidad. Gloria al ver de golpe a un intruso barbudo y con una coleta rubia en su salón, pegó un chillido y dio un paso atrás.

-        ¿Quién eres? ¿Qué haces en mi casa? – hablaba asustada, a gritos, blandiendo el cepillo del pelo como si fuese un arma de destrucción masiva -. Márchate o llamo a la policía.

-        Tranquilízate Gloria, soy Pedro…

-        Pedro… - sus ojos se posaron directamente en los de Pedro, abstrayéndose de la barba de su rostro –. Esos ojos… Pe…dro…, dios mío, no es posible tú… estas… - su cuerpo temblaba y las lágrimas brotaron sin impedimento – dime que no estoy soñando, por favor… dime que eres tú de verdad…

-        Soy yo, Gloria, estoy vivo – avanzaba hacia ella tímidamente, con los brazos abiertos, esperando que aceptase su abrazo.

Ella no se lo pensó ni un segundo más y corrió los escasos metros que les separaban para abrazarlo con tanta intensidad, que se hacían daño. Ahora, fundidos el uno con el otro, no podían dejar de llorar, balbuceaban palabras imposibles de entender, solo sentían latir el corazón contrario como si fuese el propio, con los ojos cerrados, con un irracional miedo a que, si los abrían, se despertarían de ese maravilloso sueño del que no querían despertar jamás. Ella fue la primera que aflojó un poco el abrazo, y empezó a darle besos por toda la cara, sobre la barba, en los ojos, en la frente, en los labios, hasta que acabaron juntando sus bocas en un beso que, sin ser ni de lejos el mejor de los que habían compartido, fue el más desesperadamente intenso.

Cuando consiguieron recuperarse de esos sentimientos a flor de piel y se calmaron un poco, Gloria le invitó a sentarse en el sofá mientras ella llamaba al trabajo para decirles que hoy no iba a ir, y dar algunas consignas a sus subordinados. Cuando terminó la llamada, se sentó al lado de Pedro y le suplicó que le explicase todo lo que le había ocurrido. Pedro se lo relató todo, lo que habían hecho con él y su periplo hasta regresar a Barcelona. Le rogó que no dijese nada a nadie, que debía seguir muerto para todo el mundo a excepción de determinadas personas. Gloria, horrorizada, no dejó de llorar durante todo el relato de su amigo.

Al acabar Pedro la interrogó si conocía la situación de su hija y que sabía de Isabel y de su hermano Daniel.

-        Antes de empezar… - interrumpió su explicación bajando la mirada – debo decirte que yo… tengo una relación un poco diferente – le costaba escoger las palabras y parecía avergonzada, cosa impensable en Gloria –.  Verás, tengo una relación con…

-        Belén…, ya lo sé – decía Pedro con una sonrisa – la he visto salir del edificio. Está guapísima, como tú.

-        Me hace feliz ver que te lo tomas así – parecía haberse quitado un gran peso de encima – no sé cómo explicarlo, las mujeres, a parte de algún encuentro sexual que he compartido estando tú presente, sabes que no son de mi agrado, pero después de ver cómo han funcionado mis relaciones con los hombres, tú ya lo sabes, he probado con ella, y estoy contenta con mi decisión, soy feliz con ella y Belén lo es conmigo, ya conoces su historia.

-        Estoy tan contento de que sea así, por las dos – la cara de felicidad de Pedro era del todo sincera – aunque para cumplir nuestro trato me voy a quedar sin follar con mi mejor amiga – bromeaba haciendo carita de pena, y se reían los dos -.

-        Pues precisamente te puedo informar por Belén del estado de Lucía – Pedro respiraba ansioso por saber noticias de su hija – Está perfectamente, vive en casa de Eugenia, y Belén sigue ejerciendo de cuidadora y de madre, tal como te prometió. Por la noche es su abuela quien la cuida mientras Belén está conmigo, y cada mañana va ocuparse de ella todo el día.

-        Pero la patria potestad hasta su mayoría de edad y su emancipación la tiene Isabel – decía Pedro –

-        Si, además de la tutoría legal y los poderes sobre todos sus bienes. Isabel, en la ceremonia de tu defunción, a los tres meses de tu desaparición y donde se incineró un ataúd vacío, despidió a Belén como cuidadora. Pero entonces apareció Eugenia y se ofreció a ocuparse del cuidado de la niña. Creo que de alguna manera llegó a amenazar a Eduardo para que convenciera a Isabel, que acabó aceptando. En el fondo le parece perfecto que alguien se ocupe de ella y no tener que preocuparse de eso – hablaba con rabia –. Esa maldita hija de puta que tenías por esposa me impidió entrar en la ceremonia de tu despedida, la de mi mejor amigo…

-        No te preocupes que “a todo cerdo le llega su San Martin”

-        Pues Eugenia y Belén estarán encantadas de volver a verte y la niña ni te cuento. Ahora tiene dos años y medio, y está preciosa. – los ojos de Pedro brillaban.

-        No debes contar a nadie que estoy vivo – decía con tristeza – mis planes para recuperar mi vida pasan por ejecutar concienzudamente mi guion. Solo necesito ver a Lucia desde un lugar que nadie me vea y reconozca.

-        Te diré el parque y la hora donde puedes verla. ¿Estás seguro de lo que vas a hacer? te estás creando un dolor que a lo mejor no es necesario.

-        Lo he meditado mucho y creo que es lo mejor. ¿Qué sabes de Daniel?

-        Pues… - alargaba la respuesta - es el actual “novio” de Isabel… o eso creo.

-        Vaya, dios los cría y ellos se juntan… bueno… tal vez no soy el mejor para decir eso de juntarse con Isabel…

-        Desde luego – se reía de su amigo mirando sus ojos – ¿sabes que te he reconocido por tus preciosos ojos?, tu voz no es la misma… es más grave, pero tus ojos…

-        Pues he tenido suerte, no quiero ni pensar el daño que me habrías hecho con ese cepillo… jeje…

-        No te rías de mí…tonto… Y esa belleza napolitana que está contigo ¿qué tal?

-        Letia, es fantástica, seríais buenas amigas.

-        ¿Folla mejor que yo? – pinchaba a Pedro -.

-        Joder Gloria, que pregunta, ya sé que siempre nos lo hemos contado todo, pero… vale es tan buena como tú…

-        No puede ser – decía mosqueada – que sea mucho más joven que yo no implica que lo haga mejor, quítate la ropa que te vas a enterar…

-        Para… para… - reía Pedro – tenemos un pacto, y ahora tú estás emparejada con Belén…

-        Pues la llamo para pedirle permiso – hacía el gesto de coger el teléfono mientras se reía -  No… en serio, ¿estás enamorado de ella?

-        No, la quiero como buena amiga que es, nos compenetramos muy bien en el sexo, pero amor… Ya sabes cómo me ha ido con los dos amores de mi vida – su mirada se entristecía – pero seguro que Letia no es el tercero… antes lo serías tú, que fuiste la primera – volvía a sonreír otra vez -.

-        Llamo a Belén ahora mismo… la llamo… te lo juro – los dos rompieron a carcajadas -. De verdad, soy tan feliz de verte, he llorado tanto por ti.

Continuaron hablando mientras desayunaban, hasta que a media mañana, Pedro dijo que tenía que ir al parque a ver a su hija de incógnito, le hizo prometer a Gloria que no dijera nada a nadie que se habían visto y ella se ofreció para cualquier cosa que necesitase, la que fuera.

A distancia, sentado en un banco de madera del parque, con la mano cubriendo su boca y nariz para que no se oyera su llanto de felicidad, miraba a su pequeña hija jugar en la zona cercada destinada a los más pequeños. No podía creer lo que había crecido y la seguridad con la que caminaba, ni como interactuaba con su abuela Eugenia y con Belén. Se la veía muy feliz, y reía mientras una bellísima Eugenia empujaba el columpio con la prudencia que las abuelas muestran ante cualquier posible riesgo para sus nietos.

Estuvo mirándolas hasta que se marcharon del parque, en varias ocasiones tuvo que reprimir la imperante necesidad de correr hacia su hija para estrecharla en sus brazos y comérsela a besos. Tendría que esperar, pero llegaría el momento de poder estar con ella, viéndola crecer y acompañarla en esa evolución hasta convertirse en mujer.

Tras recuperarse de tantas emociones, el guion planificado le llevó hasta las oficinas de su amigo Roberto.  Consiguió llegar hasta Yolanda, su secretaria, que lo escaneó de arriba abajo antes de entrar en el despacho de su jefe.

-        Roberto, hay un joven barbudo y con coleta que desea que le recibas, dice que es un amigo que necesita tu ayuda, pero no ha querido dar su nombre. No tiene cita… pero… yo lo recibiría… está buenísimo.

-        Joder Yolanda, si ese es tu principal criterio… estamos apañados – se reía – Anda, anda, hazle pasar.

Roberto le esperó en pie mientras Yolanda le invitaba a entrar en el despacho. Tras unos instantes de observación silenciosa de Roberto al visitante:

-        No es posible… - la cara de asombro era mayúscula – Pedro… ¿eres tú?... No creo en fantasmas, por lo que, si estás aquí, es que no estás muerto – era increíble la capacidad de Roberto para adaptarse a cualquier imprevisto -.

-        Soy yo amigo mío, y no sabes la alegría que me da el volverte a ver – decía Pedro emocionado -.

-        Ven aquí chaval – abría sus brazos – la alegría es mía.

Se dieron un prolongado abrazo con palmeos en la espalda, y se sentaron para que Pedro le explicase su increíble historia, mientras Roberto se removía en su butaca apretando los puños al escuchar el relato.

-        Joder Pedro. Vamos a denunciarlos a todos y que se pudran en la cárcel, acabemos con ellos.

-        No… no es seguro que ganase y no voy a arriesgar el futuro con mi hija. Tengo que pedirte dinero una vez más, todo lo que tenía se lo han quedado y no podré recuperarlo si no hago bien las cosas.

-        ¿Cuánto te han quitado? Según lo que sea podemos arreglarlo… hablaré con Erika y…

-        Exactamente 2.270 millones de €.

-        Joder… me parece que no lo podremos arreglar. Veo que te has montado en el euro desde la última vez que hablamos de dinero.

-        El proyecto que financiasteis salió muy bien.

-        Ya veo. Vale… ¿cuánto crees que vas a necesitar?

-        Unos 5 millones de €, te los devolveré con unos intereses del…

-        Cállate ya con los putos intereses, voy a ayudar a un amigo, el dinero me importa una mierda.

-        Gracias Roberto… también voy a necesitar una nueva identidad, y con documentos muy bien hechos.

-        Veo que vas a entrar en modo “oscuro”… Haré una llamada y después de comer tendremos la respuesta. No sé si quiero conocer tus planes, pero cuenta conmigo para lo que necesites. ¿dónde estás viviendo?

-        En mi “santuario”, por suerte nadie se ha dado cuenta de su existencia.

-        Bien, hago la llamada y vamos a comer.

Después de una comida con conversación extensa, volvieron al despacho de Roberto, donde les esperaba un hombre de rostro inexpresivo, tanto podía ser un simpático oficinista como un despiadado asesino.

-        Pedro, te presento a Jerome, un compañero de batallas.

-        ¿En qué puedo ayudaros?

-        Pedro está en una situación… digamos que delicada y necesita una nueva identidad, pero de las buenas, bien parida. Pasaporte, DNI, carnet de conducir, tarjeta sanitaria. ¿Qué nacionalidad prefieres? – preguntaba a Pedro -.

-        Canadiense con ascendentes españoles… el nombre de pila que sea “Senza”.

-        Vale, madre española, padre canadiense, nombre un poco rarito, pero sin problemas… no será barato, y no puedo garantizar que los documentos funcionen en EEUU, allí es complicado.

-        Perfecto, yo pago la cuenta – decía Roberto -. Pedro, ¿necesitas que montemos algún historial en tu nueva identidad? Académico, familiar, laboral, etc.

-        No te preocupes, de eso ya me ocuparé yo – dijo Pedro -.

-        Mañana te pasas por aquí - Jerome le pasaba un papel doblado con una dirección – te harán las fotos y en una hora te puedes llevar la documentación.

Se despidieron y Pedro agradeció a su amigo por la ayuda que le estaba prestando una vez más. Le debía mucho a ese hombre.

-        El dinero te lo transferiré cuando tengas la nueva identidad y puedas abrir una cuenta bancaria.

-        Me sorprende tu capacidad de moverte en un submundo con gente… ”especial” – decía Pedro a su amigo -.

-        Ya sabes… uno tiene su historia.

(Nota del autor: Volvemos en 10 segundos tras la publicidad… Aprovecho para recomendar a nuestros lectores los relatos de la saga “Morir una vez más”, con Roberto como protagonista cuatro, tres, dos, uno…) jeje…

Una vez terminadas las visitas programadas del día, Pedro regresó a casa donde le esperaba una Letia radiante. La casa estaba impoluta y la piscina lucía un agua limpia y cristalina. Letia se había comprado unos modelitos de vestidos, que enfundados en su magnífico cuerpo, podían llegar a detener el corazón del atleta más preparado. En la mesa estaba dispuesta una cena con varias especialidades italianas que tenían un aspecto inmejorable.

-        Joder Letia, has aprovechado bien el día, no has dejado nada para mañana.

-        Es cuestión de saber organizarse, y no me lo he gastado todo.

Desabotonó su camisa dejando a la vista un billete de 20€ que asomaba de su precioso sujetador.

-        Aquí tienes el cambio, ven a recogerlo – decía con toda la malicia del mundo -.

Pedro cogió el billete con una mano mientras que con su otro brazo rodeaba la cintura de Letia para acercarla a su cuerpo, y darle un espectacular morreo. Se sentía a gusto con la sintonía adquirida en el sexo con Letia, siempre había matices diferentes, nuevos, que le llenaban plenamente. Cuando finalizó el beso, Letia le dijo con cierta timidez:

-        Pedro, quisiera pedirte un favor, pero no quiero que te lo tomes como una obligación…

-        Pide lo que quieras por esa boquita – le dio un piquito cariñoso -.

-        Verás, dos semanas antes de salir de Nápoles, me hice los habituales análisis para detección de ETS/ITS y como siempre han salido negativos… como no he estado con nadie más que contigo desde entonces, me preguntaba… si te importaría hacerme el amor sin preservativo, me gustaría sentir tu piel dentro de mí. Pero si tienes reparos por… bueno ya sabes a lo que me dedico… no pasa nada, lo comprendo perfectamente…

-        Ya hemos hablado de eso de a lo que te dedicas, ahora estás conmigo y solo conmigo. Seré muy feliz sintiendo tu sexo con el mío, sin barreras. Dejemos esta maravillosa cena que has preparado para luego y vamos a hacer algo diferente… estrenemos la piscina.

-        ¿De verdad?  - sonreía feliz como una niña con un peluche nuevo – cuanto te quiero…

Desnudos, se sumergieron en las cálidas aguas, jugando al principio, juntándose después como un solo cuerpo, uno dentro del otro, haciendo el amor despacio, con sentimiento, tres elementos fundidos en uno solo, hombre, mujer y agua. Sus orgasmos pausados, pero no por ello menos placenteros, les acompañaron hasta dejarlos satisfechos y agotados, abrazados con sus cabezas sobresaliendo del líquido elemento, besándose, y a Letia con lágrimas en sus ojos disimuladas por el entorno acuoso, producidas por la felicidad de sentir al completo, ahora sí, a ese hombre que le daba todo lo que del sexo se puede esperar. Aunque se sabía no correspondida, ella amaba a ese hombre, ahora estaba segura de ello.

Al día siguiente, a la hora y lugar indicado por Jerome, se presentó para los documentos falsos. Era un lugar donde hacían tatuajes y al llamar, le abrió la puerta una chica que difícilmente llegaría a los 20 años de edad, muy delgada, con una camiseta de tirantes de un grupo de Heavy Metal en la que se marcaban exageradamente unos puntiagudos pezones. Unos minis pantalones cortos de tejano deshilachado mostraban un culito pequeño pero apetecible. Dos coletas graciosas y unas gafas de cristales gruesos como culos de botella de cava le daban un aspecto… Pedro no encontraba la palabra y desistió de calificarlo.

Ella le esperaba y cerró la puerta colgando un cartelito de “cerrado”. Atravesaron la zona de exposición y de trabajo donde hacían los tatuajes, pasaron a un pequeño cuarto donde había una cámara digital sobre un trípode. Pedro entendió al momento como era que esa criatura tuviese los pezones erizados de aquella manera. El frio que hacía afuera se multiplicaba por dos en aquellas estancias, juraría que el aire acondicionado estaba funcionando en modo frio.

-        ¿No tienes frio? – se atrevió a preguntar -.

-        Soy muy calurosa – dijo tajante, muy habladora no era -.

Hicieron varias fotos, con coleta, con melena, con el pelo recogido en un moño, con camisa y corbata, con una camiseta y con un jersey prestados. Le hizo esperar en la zona de tatuajes mientras ella desapareció tras una gruesa cortina. Durante los 50 minutos de espera estuvo observando los dibujos de tatuajes expuestos por las paredes, eran realmente buenos, más que buenos. Se le ocurrió una idea que plantearía a la chica cuando le entregase los documentos.

El pasaporte, dni, tarjeta sanitaria, carnet de conducir, tenían muy buen aspecto, no es que fuese un especialista en ese tema, pero le convencieron del todo, la joven había hecho un excelente trabajo. Le pidió si podía hacerle un tatuaje en el brazo derecho, para cubrir su marca de nacimiento del bíceps. Le dibujó una palabra en caracteres coreanos 복수 que significaban “venganza” y en media hora ya estaba plasmado en su brazo, ocultando la marca de nacimiento. Se despidió de la “curiosa” joven y se dirigió a visitar a su maestro de taekwondo en el “dojang”.

Esperó a que su “sabom nim” estuviese solo en su despacho y se plantó frente a él. Lo reconoció al momento y se levantó como un resorte y se abalanzó sobre él para abrazarlo, mientras Pedro correspondía al abrazo emocionado. Nunca había visto una muestra tan afectiva de ese hombre que siempre gestionaba sus sentimientos para que fuesen inapreciables al resto del mundo. Pero esa explosión tan efusiva le sorprendió muy gratamente.

-        Nos alegramos tanto que estés vivo, nos has hecho muy felices, no te lo puedes imaginar – hablaba en plural y no parecía muy coherente, pero Pedro lo atribuyó a la emoción. –

Estuvieron hablando más de dos horas, explicando lo ocurrido y pidiéndole que no contase a nadie que estaba vivo. Cuando se despedían y con su habitual trascendencia le dijo:

-        Medita bien lo que vas a hacer, ya sabes, “No esparzas cenizas sobre el arroz cocido” – que vendría a significar que la actitud negativa de una persona afecta a los planes de otra -.

-        Tendré cuidado de no perjudicar a nadie inocente y por mí no te preocupes.

-        Tu no me preocupas, “lo que está muerto, no puede morir”

-        Joder, los coreanos tenéis proverbios para todo.

-        Este lo he sacado de una serie de TV – se rieron los dos a carcajadas -.

Pedro llamó a María Vella, que le envió por email toda la información que había recabado según la petición de Pedro. Este le prometió que pronto se encontrarían y le explicaría todo, que jamás olvidaría lo que hizo por él, y los felices momentos que compartieron, que gracias a ella recobró la oportunidad de recuperar su vida.

Utilizó a Gloria para quedar con Tom y Jerry, que no dudaron en acudir a la cafetería ante la invitación de tan hermosa mujer. Cuando vieron a Pedro con ella, se volvieron locos de alegría y Pedro tuvo que andar rápido para impedirles que sacaran sus móviles para avisar a todo el mundo de que estaba vivo. Tras pedirles que necesitaba de su total discreción, ya que su vida corría peligro, adquirieron consciencia de la delicada situación. Pedro necesitaba de ellos para tener controlada cualquier cosa destacable que hiciesen en la empresa tanto Mauro como su hermano Daniel.

Jerry le explicó que Mauro, que ahora era el director general de TotSystems, le había obligado a hackear los ordenadores personales de Pedro para extraer toda la información.

-        ¿Hasta dónde llegaste? – preguntó Pedro preocupado -.

-        Verás… – el que estaba preocupado ahora era Jerry – Todo parecía muy normal y sin relevancia hasta que llegué a un servidor oculto. Mauro no se movió de mi lado hasta que pude “reventar” todos los servidores que iban surgiendo en el camino hasta llegar al último, de donde pude descargar el contenido, una carpeta de nombre “Screen_Project”. Tras cinco días con sus noches pude desencriptar el acceso a los archivos y Mauro se lo quedó todo. No pude ver que era, pero nunca me había encontrado con esa seguridad, ni en la NSA, que ya he entrado cinco veces.

-        Ni yo pensaba que nadie fuese capaz de entrar – decía Pedro admirado – no me equivoqué con vosotros, sois unos cracks.

-        Lo siento mucho, seguro que la he cagado – se disculpaba de corazón Jerry -.

-        No te preocupes, no pasa nada… os voy a dar este número de mi móvil, nadie debe conocerlo. Ruego que me informéis de cualquier movimiento extraño de esos dos, pero con toda la discreción del mundo.

-        Prometido.

-        Bien, ahora a comer, que nos invita Gloria.

-        Serás cabrón… - protestó riendo ella -.

Por la tarde Roberto le llamó para que se pasase por su despacho a entrevistarse con el director de su banco. Cuando se reunieron, y con la nueva documentación de Pedro, el banquero propuso abrir una cuenta con el dinero que aportaría Roberto, emitir tarjetas de crédito sin límite para ser utilizadas en todo el mundo. El director estaba al tanto de la situación irregular de Pedro, pero la amistad con Roberto era muy grande, lo suficiente para mirar a otro lado.

Una vez acabada la reunión con el banquero, tras exponerle un plan a Roberto, le solicitó permiso para hablar con Erika. Roberto le dijo que primero la llamaría él para prepararla y que no se desmayara del susto, y después de 30 minutos de conversación, le pasó el teléfono.

-        Hola Erika.

-        Hola Pedro… Louis y yo estuvimos en tu funeral… lloramos mucho por ti…, ahora mismo estoy llorando, pero de alegría de poder oírte.

-        Lo siento… te aseguro que no era mi intención hacer sufrir a nadie.

-        Lo importante es que estas aquí. Lo que me ha contado Roberto que necesitas de nosotros… adelante, sin problemas.

-        Gracias Erika, cuando esto acabe, haremos juntos una fiesta y “quemaremos” Barcelona.

-        No pienso perdérmelo… pero ten cuidado.

-        Lo tendré.

Al llegar a casa y mientras Letia preparaba la cena, se sentó delante del ordenador para crear una “vida” que acompañase a su nueva identidad. Tuvo que hackear diferentes bases de datos de universidades, colegios profesionales, estamentos gubernamentales, cámaras de comercio, empresas, periódicos, etc., para dar un creíble envoltorio a su nuevo yo.

Después reservó billetes de avión, coche de alquiler, estancia en hotel, concertó una entrevista y… apagó el ordenador. Se acercó a Letia que estaba en la cocina removiendo la comida de una cacerola, testeando con su preciosa boquita la condimentación de la salsa en una cuchara de madera. La abrazó por detrás y le dio varios besitos en el cuello.

-        Prepara las maletas que mañana nos vamos a esquiar.

-        ¿En serio? – dejó la cuchara y se dio la vuelta para mirar a Pedro ilusionada -. ¿Dónde vamos?

-        Nos vamos a Suiza, a Zermatt, un magnifico centro de turismo alpino y de esquí.

-        Pero no tengo nada de ropa para la nieve y…

-        No te preocupes, lo compraremos todo allí.

Antes de partir a Suiza, volvió al parque a ver a lucía, esta vez acompañada de Letia, que no pudo evitar llorar al ver el sentimiento de Pedro cuando la miraba jugar. Volvieron a casa sin decir palabra y Letia respetó su silencio al comprender las encontradas emociones por las que estaba pasando su amado.

48 horas después entraban en la fantástica suite del hotel spa más lujoso de Zemartt, se acomodaron y después de la cena, se durmieron abrazados, cansados como estaban por el viaje.

El día siguiente fue una vorágine de compras, con una Letia desmelenada de tienda en tienda y sin límite de presupuesto. Por la tarde Pedro tenía la entrevista programada y acudió puntual a la cita.

El lugar se parecía más a un museo que a una clínica, arte y lujo en cada pared, atenciones como en un exclusivo hotel, estaba claro que allí no entraba cualquiera. Le acompañaron hasta el despacho del doctor Kaummann, que le recibió con exagerada amabilidad. Tras acomodarse en los asientos:

-        La doctora María Vella me puso en antecedentes de su curioso caso. Aunque no la conozco personalmente, le diré que su difunto marido fue un gran compañero de facultad, un excelente doctor que tuvo la valentía de dedicar sus conocimientos a los más necesitados, cosa que otros no fuimos capaces de hacer, escogiendo digamos que, otros campos más lucrativos de la medicina.

-        Le agradezco que me atendiera tan rápidamente, soy conocedor de lo ocupado que está.

-        Bien… bien… ¿exactamente, que es lo que quiere de mí?

-        Necesito una cara nueva para deshacerme de estas cicatrices de mi rostro – se apartaba la barba para que el doctor las pudiera ver –. Quiero una cara diferente, pero no completamente distinta de la que era, – le entregó un sobre con fotos suyas que había descargado - solo lo suficiente para que, aunque pueda recordar a la gente a alguien conocido anteriormente, que les quede lo suficientemente claro que soy otra persona… no sé si me he explicado bien.

-        Perfectamente, quiere parecerse a lo que era, pero sin serlo exactamente. Bien, no perdamos más tiempo, este es el plan: una semana de estudio, tres meses de creación de tejido mediante células madre, dos días enteros de operación y de tres a cuatro meses para poder ver el resultado final, 15 sesiones de terapia psicológica para aceptar su nueva imagen, 1.500.000€ que incluye todo lo mencionado anteriormente además del tratamiento con inmunosupresores los tres próximos años. Con suerte podrá dejarlos en cinco años. Éxito garantizado, si no le devuelvo su dinero. Palabra.

-        ¿Cuándo empezamos?

-        El lunes haremos las primeras pruebas.

-        La parte del psicólogo nos la podemos saltar y el post-operatorio mejor tres que cuatro meses.

-        Haremos lo posible por recortar todo lo que podamos. Hasta el lunes pues.

La siguiente semana la dedicaron a las pruebas clínicas pertinentes y a esquiar juntos. Pasaron las fiestas navideñas y terminaron el año de fiesta loca, divirtiéndose mucho y acabando en la cama follando como si no hubiese otra oportunidad más en todo el año que acababa de empezar.

Tras pasar la primera quincena de enero, Pedro decidió ir a encontrarse con María Vella. Pretendía estar en Malta con ella unos días, y se lo planteó a Letia.

-        Necesito estar con ella, explicarle todo, se lo debo. Me gustaría que vinieses conmigo.

-        No soy… capaz – una sombra oscureció su semblante, había miedo en su mirada -. No podría enfrentarme a ella, sé que la quieres y no quiero estar presente mientras estáis juntos… me dolería demasiado. Aunque sé que me quieres y que me has dado el cariño y sexo como ningún otro hombre lo había hecho hasta ahora, también sé que no me amas, que no estás enamorado de mí. Verte con ella, al mismo nivel, me da miedo pasar por eso, desconozco cuál sería mi reacción.

-        Letia, sabes que no puedo renunciar a su amistad y a lo que nos une, ni por ti ni por nadie.

-        Lo sé mi amor, ni sería capaz de pedírtelo.

-        Lamento que no quieras venir, te prometo que no haría nada para incomodarte. Estaré con ella unos 15 días en Malta. Unas mini vacaciones sin nieve.

-        El tiempo que necesites, te esperaré aquí. Supongo que… vas a follar con ella.

-        Es lo más probable…, no te engañaré, con seguridad lo haré, ¿podrás soportarlo?

-        Claro que sí, me joderá, pero, ¿quién soy yo para dar ejemplos de castidad?

-        Letia, no nos hemos prometido nada, somos libres de hacer lo que queramos, solo te pido que seamos honestos el uno con el otro, nada de mentiras, siempre con la verdad por delante, sin juzgar al otro. ¿estás de acuerdo con eso?

-        Por supuesto

Se encontraron en Mdina, la pequeña localidad amurallada donde había nacido María, nada más verse, corrieron a abrazarse y a besarse con las emociones totalmente desatadas.

-        Estas guapísimo. Tenía tantas ganas de verte que casi no me despedí de mis compañeros para venir a encontrarme contigo.

-        Tú también estas magnífica. Tenemos tanto de qué hablar.

Fueron 15 días fantásticos, Pedro le explicó todo, desde la universidad en Barcelona, pasando por EEUU, sus empresas, su boda, su hija, la traición e intento de asesinato. Las mujeres importantes en su vida, Gloria, Helen, Katy, Eun Hwa, Belén, Eugenia, Isabel, Letia, a cada nombre un alfiler se clavaba en el corazón de María, pero no mostraba a Pedro la más mínima señal de los celos que sentía de todas esas mujeres, ya que sabía que no tenía ningún derecho sobre él, y se contentaba en saber que en el corazón de Senza, había un trocito de espacio reservado para ella.

Recorrieron todo Malta, conociendo su gastronomía, sus paisajes, la gente, los monumentos, el mar. Se amaron, follaron, hicieron el amor, follaron y volvieron a hacer el amor, hasta el último día fueron felices.

Ella no quiso que Senza le devolviese el dinero, nunca le había importado, con su presencia ya había llenado un tiempo precioso de su vida que no olvidaría. La despedida fue triste, sabía que se acababa para siempre, quizás el amor por Senza no superaba el que había sentido por su difunto marido, pero fue el que más se le acercó. Cuando regresó a su casa en Mdna para preparar su equipaje de regreso a su trabajo en Lampedusa, encontró un sobre en la mesita de noche. Había una nota de Senza acompañada de un cheque. Tras leer la nota, rompió a llorar una vez más.

-        Sé que no te importa el dinero, que no lo necesitas, pero la gente por la que te desvives con tu trabajo sí. Estos 500.000€ son para que los utilices para hacer el bien, sé que lo harás mejor que nadie. Siempre te querré.

Letia le esperaba con los brazos abiertos, y no tardó en comérselo a besos. Solo le preguntó:

-        ¿Has sido feliz?

-        Mucho, te lo puedo contar todo, si quieres.

-        No es necesario, me basta con tu felicidad. Y ahora, vamos a la habitación que se me está olvidando eso de follar.

-        Pues, a repasar de inmediato.

Llegó el día de la compleja operación, la eterna recuperación, las curas, la medicación, la estimulación de todas las terminaciones. Técnicamente había sido un éxito y ahora solo faltaban dos semanas para que su nuevo rostro viese la luz. Letia no se movió de su lado para nada, le cuidó y soportó su mal humor y atendió a todos sus caprichos. Aunque le hacían constantes curas, electro-estimulaciones, ejercicios con movimientos de mandíbula, boca, nariz y ojos, revisiones para comprobar que el tejido era aceptado y que no había indicios de necrosis del mismo, aún no se le permitía ver su nueva cara hasta que el Dr. Kaummann lo autorizase.

Cada semana Gloria le enviaba videos con las actividades de su hija, comprobando que cada a día que pasaba se hacía más grande y bonita. Letia se emocionaba al ver la cara de felicidad de Senza cuando miraba esos videos, y deseaba que todo acabase pronto para que pudiesen reunirse padre e hija y ser de nuevo una familia.

Una llamada lo aceleró todo. Jerry contactó para avisar que Mauro y Daniel asistirían a un evento que se realizaría en 15 días en Suiza, concretamente en Berna. Consistía en un encuentro entre fabricantes de automóviles europeos y asiáticos, donde se debatiría sobre las diferentes tecnologías, diseños y estrategias de mercados con la visión de cada continente. TotSystems era una de las ingenierías auxiliares del sector que habían invitado, y ellos dos acudirían en representación de la empresa.

Kaummann había aconsejado esperar un mes más para dar por concluida la recuperación, pero Senza se entrevistó con él para exigirle que en una semana le diera el alta. El doctor accedió ya que en el fondo estaba convencido de la excelencia de su trabajo.

Llegó el momento esperado y Letia estaba más nerviosa que Senza, y no paraba de tintinear las piernas sin control. Senza, liberado de los vendajes se acercó al espejo de la pared para observar la que a partir de ese instante sería su nueva imagen. Lo que pudo ver no le desagradó en absoluto y a Letia tampoco.

Era él mismo sin serlo. Su nuevo rostro se parecía al anterior pero no exactamente, sus trazos eran ligeramente diferentes, recordaban a los de antes, pero claramente no eran los mismos. El perfilado de las facciones antiguas era un poco más suave, tal vez más “amable”, y el de ahora era un poco más “duro”. En lo que estuvieron de acuerdo tanto él como Letia es que ahora se podría decir que era más varonil. Letia decía que estaba más guapo que antes y que ya podía competir con los modelos de anuncios de perfumería masculina. Bromeó con ir a comprar una pistola para amenazar a la cantidad de mujeres que se le iban a tirar encima a partir de ahora.

El doctor tocaba las mejillas con un palito de punta redondeada para determinar el nivel de sensibilidad de su piel, que aún estaba al 50% pero en poco tiempo se esperaba que llegase al 80% , y en varios meses la totalidad. Letia le daba suaves besitos y le preguntaba si los sentía, contestando Senza que no sentía nada de nada, para hacerla enfadar. Volvieron al hotel y acabaron en una espectacular sesión de sexo en la que Letia estuvo especialmente caliente y lujuriosa.

-        Vaya tute que me has dado – resoplaba Senza – no conocía esta faceta tuya tan… inagotable.

-        Es que tenía ganas de hacerlo con este otro hombre, que me ha puesto tan cachonda como no recordaba – reía mientras volvía a engullir el pene de Senza para reactivarlo de nuevo.

-        Me vas a matar…, pero no pares… con esa boquita… ahgg…

A la mañana siguiente Letia le hizo varias fotografías de su nuevo rostro y Senza se las envió a Jerome para rehacer toda su documentación con la nueva imagen, rogándole que necesitaba la documentación en Suiza antes de cuatro días.

La siguiente llamada fue para Erika, solicitando que su empresa se acreditase en el congreso de Berna, y que tal como habían acordado, Senza se haría pasar como accionista de la empresa de logística import-export de Roberto y de Erika.

Senza entró en el gran comedor donde se realizaba la ceremonia de apertura del evento. Había conseguido la mesa que deseaba después de un ligero hackeo de los listados de participantes. Vestido de un impecable traje de Armani que Letia había escogido para la ocasión, con su coleta de pelo rubio y unas lentillas opacas de color verde que ocultaban sus azules ojos, se dirigió con paso firme hacia la mesa donde ya estaban sentados sus objetivos.

Era el momento de la verdad para saber si el 1.500.000 de € servía para algo y comprobar que el resultado de la operación superaba la “prueba del algodón”. Ellos estaban hablando cuando Senza llegó a la mesa y antes de sentarse a su lado, les saludó

-        Buenos días, con su permiso – haciendo ademán de sentarse en la silla -.

-        Buenos días – contestó Daniel girándose para ver al nuevo integrante de su mesa -.

-        Buenos días, - Mauro levantó la cabeza para saludar al recién llegado -.

Senza sentía las miradas de los dos escudriñando sus facciones, y notaba como sus pulsaciones se aceleraban mientras dudaba si lo reconocerían después de asesinarlo, hacía exactamente un año…