Sin Perdón. (11)

Pedro necesita alejarse pronto de la cercanía de Eun Hwa para olvidar el pasado y acabar con determinación su presente con Isabel

Suwon - (noviembre de 2015)

La nieve apareció sin avisar cubriendo las calles de la ciudad y la temperatura descendió considerablemente, convirtiendo el salir de casa en un acto de valor por el frio que hacía en el exterior. Habían transcurrido dos semanas desde el “no reencuentro” con Eun Hwa y Pedro apuraba su café antes de salir hacia el trabajo. El timbre de la puerta sonó con insistencia, no esperaba a nadie y menos a tan tempranas horas, pero fue a abrir la puerta con cierta curiosidad.

Un tipo trajeado de negro y con unas gafas de sol le saludó respetuosamente. Sorprendía que no llevase otra prenda de abrigo ya que el frio era terrible afuera. Estaba claro que era de algún servicio de seguridad, su aspecto lo delataba, la forma de vestir, las gafas, el pinganillo en la oreja y esa forma de mirarlo todo sin mirar a nada concretamente. Una curiosa cicatriz en su frente en forma de rayo le recordó a la del personaje de literatura juvenil Harry Potter.

Se identificó como responsable de seguridad del ministro de defensa Park Yong y le rogaba amablemente que le acompañase a reunirse con el ministro. Pedro no se sorprendió que el padre de Eun Hwa hubiese llegado tan alto en la política, y estaba convencido que su hija tendría gran parte del mérito. Intrigado por lo que quería de él, cogió su abrigo y acompañó al agente hasta un coche oficial aparcado frente a su edificio.

El trayecto duró bien poco y se detuvieron en lo que parecía una cafetería de lo más normal. Esperaba que lo llevasen a un lugar oficial con un suntuoso despacho, pero aquel sitio era mas bien tirando a cutre. En el interior, a parte de los trabajadores de la cafetería solo había cuatro hombres del personal de seguridad y un señor sentado dando buena cuenta de un plato de “kimchi”, un preparado a base de col fermentada, bastante picante, y que olía fatal al olfato de Pedro.

El hombre dejó de comer y sin levantarse le hizo un gesto a Pedro para que se sentase enfrente suyo. Se parecía mucho a su hermano mayor, aunque no desprendía el halo de espiritualidad de Park Jung.

-        Es un honor para mí el conocerle señor Park – dijo Pedro respetuosamente tras sentarse -. ¿a qué se debe su amable invitación?

-        Déjese de formalidades – hablaba con tono autoritario – ¿de verdad pensaba que podía estar rondando y siguiendo a mi hija sin que mi servicio de seguridad lo detectase? ¿cuáles son sus intenciones?

-        Supongo que es conocedor de la relación que mantuve con su hija en EEUU. He venido a su país para terminar un proyecto laboral que en 15 días estará listo, y aprovechando que su hermano Jung me dio la dirección de Eun Hwa para que la viniese a saludar, ese día lo intenté, aunque desistí en el último momento.

-        Olvídese de mi hija, ella tiene su vida y no permitiré que se entrometa en ella.

-        Ya pude verlo con mis propios ojos y por eso no me acerqué. Puede estar tranquilo que no sabrá de mi presencia y que tan pronto termine con mi trabajo volveré a mi país.

-        Pues entonces no hay más que hablar, le deseo una feliz estancia en Corea – su tono se volvió más cordial – Ruego traslade recuerdos de mi parte a mi hermano Jung. Si él es su maestro con certeza debe usted de tener buen nivel de taekwondo.

-        No se preocupe que se los daré. Respecto a mí nivel he de admitir que me defiendo bien.

-        Tal vez le gustaría practicar un poco con mi responsable de seguridad, – dijo señalando a “Harry Potter”- también es muy bueno.

-        Estaría encantado de intercambiar conocimientos.

-        Pues que así sea. Que tenga un buen día. – dijo mientras se levantaba y caminaba hacia la salida.

Los cuatro hombres de seguridad le siguieron, pero antes de salir, uno de ellos dejó un enorme fajo de billetes sobre el mostrador. Harry Potter, que seguía inmóvil en medio del pasillo de la cafetería, se inclinó para sacarse los zapatos y a continuación la chaqueta, que dejó perfectamente doblada en una silla.

Pedro no acababa de entender que estaba pasando, pero al darse cuenta de que ese hombre le estaba esperando para pelear con él, le dijo:

-        ¿En serio vamos a pelear aquí? Pensaba que lo haríamos en un “dojang”

-        Solo es para asegurarnos de que has captado el mensaje, y no te preocupes por los desperfectos que ya los hemos pagado. Y este es tan buen sitio como cualquier otro, repito que lo importante es el mensaje…

-        Bueno, si no hay más remedio, aunque lo encuentro innecesario. – Pedro se descalzó y se quedó en mangas de camisa -.

Los dos se saludaron de forma ceremonial y se colocaron en posición de combate. Pedro estaba convencido que ese tipo debía ser bueno y no tardó ni 15 segundos en corroborarlo. El agente era lo siguiente a bueno, pero Pedro también lo era y estaba dispuesto a demostrárselo.

La pelea duró unos 15 minutos de intenso taekwondo, destrozaron toda la parte del comedor intercambiando infinidad de golpes repletos de técnica y de fuerza. Se hicieron bastante daño los dos y acabaron en el suelo sin fuerzas, agotados, doloridos, marcados, y sangrando con cierta abundancia ante la mirada alucinada de los empleados de la cafetería, que ejercieron de espectadores privilegiados.

Harry fue el primero en ponerse en pie y se acercó tendiendo la mano para ayudar a levantarse a un Pedro que aún resoplaba falto de aire.

-        Ha sido un honor pelear contigo, eres un digno rival – le decía Harry escupiendo sangre al suelo -.

-        El honor ha sido mío y te aseguro de que el mensaje no se me olvidará – le puso un brazo sobre la espalda – te invito, ¿qué quieres tomar?

Los dos caminaron renqueantes con su deplorable aspecto hasta la barra, y se sentaron en dos taburetes que recogieron del suelo.

-        “Soju” (destilado alcohólico de arroz malo de cojones) para mí, y para mi amigo…  - le interrogó con un gesto de su cabeza -.

-        Un zumo de frutas - le confirmó Pedro -.

Ese día tuvo que llamar al trabajo para excusarse por no ir y quedarse en casa recuperándose del combate con Harry, que en realidad se llamaba Lee Shin, y que tras su apariencia de asesino despiadado, se escondía un tipo simpático y divertido, que congenió rápidamente con Pedro, e incluso se intercambiaron los teléfonos por si se terciaba volver a encontrarse. Ese y los siguientes días solo hubo llamadas de voz con Lucía, ya que no quería que viese los desperfectos en la cara de su padre hasta que desapareciesen.

Los microchips estaban acabados y perfectamente embalados, habían conseguido cumplir el plazo previsto y decidió rematar la faena haciendo la entrega directamente a Wolf en EEUU. Avisó de sus intenciones al coronel y alquiló un jet privado para volar sin escalas hasta la Base Greech de Nevada, donde estaba el Mando Operativo Especial de la Fuerza Aérea Estadounidense. En la bodega del avión viajaba el material “sensible”.

Al aterrizar fueron conducidos hasta un hangar donde les esperaba Wolf y otros militares que recepcionaron el cargamento. Estuvieron cuatro días probando los microchips tras acoplar el de tipo “DP” a un dron MQ-9 Reaper, conocido también como Predator B y varios chips del tipo “MH” en sendos misiles aire-tierra Hellfire. Los resultados en la zona de pruebas fueron espectaculares y se dio la orden de autorización para el pago de la cantidad acordada a la cuenta de MEVA, S.A.U., que en breve estaría disponible.

La función del chip tipo “DP” en el dron era la siguiente: Cuando un dron en pleno vuelo secreto tanto en misión espía, como de ataque con misiles o bombas guiadas, era detectado por cualquier sistema de radar o satélite, el chip automáticamente generaba visiones espejo que replicaban la posición del dron cientos de veces en la pantalla del sistema de detección enemigo, haciendo imposible saber cuál era la ubicación real del dron, convirtiéndolo en prácticamente indetectable e indestruible.

El chip del tipo “MH” se podía instalar en los misiles Hellfire, en bombas guiadas por láser del tipo GBU-38 o GBU-12 y ofrecían la misma función de ocultación por apantallamiento que el “DP”, pero añadiendo que interactuaba con el sistema de guiado del proyectil, mejorando su precisión de impacto y así, se podían minimizar los daños colaterales no deseados.

El producto se podría vender e instalar en drones y armamento de países aliados sin demasiados problemas de seguridad, ya que el diseño de Pedro permitía el acceso a la parte operativa programable del chip, pero si se intentaba acceder a la parte de diseño, el procesador tenía la instrucción de autodestruirse con un simple cortocircuito. En definitiva, el producto diseñado superó con mucho todas las expectativas de los militares americanos.

Wolf y Pedro salieron a celebrar el éxito del proyecto, y estuvieron comentando la relación de Wolf con Eugenia. John le confesó que estaba enamorado de esa mujer y que haría todo lo posible por conquistarla y casarse con ella. Pedro le dejó entrever que quizás sería más fácil de lo que su amigo creía.

La celebración fue corta para las ganas que tenía Pedro de juerga, pero Wolf lo dejó antes de medianoche en su hotel diciéndole que tenía que retirarse y que, en la comodidad de su cama, encontraría la mejor de las celebraciones. El joven se resignó a irse a dormir temprano y se dirigió a su habitación. Al abrir la puerta y entrar a la zona del dormitorio descubrió a que celebración se refería Wolf.

Helen y Katy le esperaban desnudas sobre la cama y nada más verlo, se abalanzaron sobre él para comérselo a besos, desnudarlo y empezar a saborear su deseado cuerpo. Pedro no necesitó demasiado para que su pene creciera al extremo para utilizarlo libremente con sus amigas, cuyos espléndidos cuerpos parecían haber mejorado después de tanto tiempo de no disfrutar de ellos.

Las dos se arrodillaron ante un Pedro que cerraba los ojos mientras notaba como dos lenguas compartían su polla y se turnaban para engullirla, chupándola con devoción. Cuando las chicas paraban de succionarla, aprovechaban para besarse entre ellas, pero sin dejar que una de sus manos desatendiera el pene pajeándolo a al ritmo marcado por la propia excitación de Pedro.

Cuando el hombre ya no pudo más, explotó con una prolongada eyaculación que Katy se encargó de dirigir a la cara de su amiga y a la suya, repartiendo equitativamente la descarga. Con sus rostros cubiertos de la esperma recibida, empezaron a lamerse la una a la otra, recogiendo la leche contraria para tragársela mientras sus lujuriosas miradas se dirigían a Pedro. Esa visión tan morbosa permitió que el joven mantuviera la erección en todo su esplendor.

Pedro necesitaba meterla en cualquiera de los orificios de esas diosas, pero Helen le dio un ligero empujón para sentarlo en el butacón que había frente a la cama. Ellas se tendieron para configurar un fantástico 69 a la vista del joven, que no perdía detalle mientras no podía evitar pajear su miembro.

Devoraban sus sexos mientras dilataban sus anos respectivos introduciendo dos o tres dedos perfectamente lubricados con sus flujos y saliva. Sus orgasmos sobrevinieron casi simultáneamente y quedaron tendidas y jadeantes durante un buen rato. Tan pronto se recuperaron se pusieron una al lado de otra con el culo en pompa y le suplicaron a Pedro que penetrara sus culos, que esperaban su polla perfectamente dilatados.

Kate fue la agraciada es ser enculada primero, con un Pedro totalmente desbocado que taladraba ese ano como si fuese la única cosa que importase en el mundo. Ellas se masturbaban mutuamente y Katy con la follada que estaba recibiendo, más el trabajo de la mano de Helen, acabó corriéndose con un grito que hizo retumbar los cimientos del hotel. Pedro salió de ese agujero para ocupar el de Helen, que emulando a su amiga, no tardó en tener su orgasmo deseado aunque sus gritos fueron más contenidos. Al poco de la corrida de la rubia, Pedro se soltó vaciándose copiosamente dentro de sus intestinos.

La noche no acabó ahí, y continuaron hasta el amanecer con todas las combinaciones sexuales posibles entre ellos tres. No se despertaron hasta las 15h del día siguiente y tras compartir unos perritos calientes en un food truck, se despidieron con un largo abrazo.

El vuelo a Barcelona fue soporífero, y cuando llegó a la puerta de casa, se dio cuenta que no tenía la llave a mano. Tras llamar al timbre, una hermosa mujer de pelo castaño abrió la puerta. Sus ojos azules protegidos por unas estilizadas gafas de fina montura metálica, se iluminaron al reconocer a Pedro, que intentaba recordar si conocía a esa mujer ataviada con unos tejanos ajustados que marcaban sus espléndidas curvas, y una camiseta escotada de manga larga en la que se intuían unos senos de tamaño considerable.

-        Hola Pedro – decía la mujer con una sonrisa alegre -. Que alegría que hayas vuelto.

-        Disculpa…pero tú eres… - dejó de preguntar al reconocer esa voz - ¡Belén!... ¿pero cómo es posible…?

-        ¿Qué cómo es que tengo este aspecto?, es que he decidido volver al mundo y ser como era antes de… Bueno ya te lo contaré algún día. Pero no te quedes ahí, pasa, que Lucía está esperando a su papaíto.

-        Disculpa que te mire así, pero es que estás tan… diferente… y tan joven y guapa. – Pedro estaba tan sorprendido que no atinaba con las palabras y no quería ofenderla -  Perdona no es que antes no fueses guapa, es que yo… no sé cómo decirlo…

-        Déjalo para otro momento y dame un abrazo, te he echado de menos, y Lucía más aún.

Se abrazaron y luego Pedro entró corriendo para comerse a besos a su hija, que reía contenta de las carantoñas que le hacía su padre y por el peluche que le regaló. Estaba más grande y su vocabulario se había ampliado a muchas más palabras que antes de partir de viaje. Pese a que Pedro estaba muy cansado por el jet lag, decidieron ir los tres a pasear al parque y a comer fuera de casa.

Al día siguiente desayunaron juntos en la cocina y Belén le dijo que Isabel llevaba dos semanas fuera, de viaje de trabajo en las Islas Caimán, según se dignó a informarla. Belén también le confirmó con pesar que su actitud hacia la niña no había cambiado en nada.

Pedro aprovechó el día para ir a las oficinas de TotSystem para ver cómo iban las cosas. Estuvo hablando largo y tendido con Tom y Jerry de cómo iban los proyectos y trabajos que tenían en marcha. Su hermano salió de su despacho para abrazar a Pedro y le puso al día de todos los asuntos legales, fiscales y administrativos de la empresa.

Se acercaba la Navidad y fin de año, y Pedro recibió una invitación para cenar en nochevieja en casa de Eugenia, que le confirmó que Wolf también asistiría. Isabel había vuelto del caribe con un bronceado que le quedaba estupendo, y con cierta cordialidad se interesó por el viaje de Pedro. Él le contestó amablemente que muy bien y le preguntó si quería cenar en Navidad con Lucia, o en Fin de año, o en la comida del día 1, a lo que cambiando de actitud le contestó que tenía mejores planes que cenar con esa mocosa en Navidad, y que en de fin de año le esperaba una noche loca con sus amigos y no iba a perder el tiempo con una niña que le era del todo extraña. Lo acabó de rematar diciendo que el día 1 estaría muy cansada de la juerga y del sexo de la noche anterior.

Pedro se limitó a decirle que le había quedado clara su postura y que algún día se arrepentiría de sus palabras. Evidentemente había previsto las respuestas de su esposa y las había grabado con su móvil. También había dispuesto una cámara oculta justo en la entrada de su antigua habitación de matrimonio, donde Isabel llevaba a sus amantes. No quería grabar a Isabel dentro de la intimidad de su habitación, era suficiente con el momento de las entradas y salidas acompañada con el follador de turno.

Pedro, Lucia y Belén celebraron la Navidad en casa de Gloria, donde la protagonista fue la niña, que disfrutó de la atención de todos los adultos. Al volver a casa y tras acostar a la niña, Pedro y Belén se sentaron en el sofá e iniciaron una de sus habituales conversaciones en las que se sentían muy a gusto. En un momento determinado Belén se interesó por la relación que Pedro tenía con Gloria y él le explicó con sinceridad que era su mejor amiga y su mejor amante, con la que se entendía a la perfección en lo que al sexo se refería.

Belén entristeció su cara y Pedro le preguntó

-        Que te ocurre, parece que no apruebes mi relación de “follamigos” con Gloria…

-        Disculpa, nada más lejos de mi intención… es que… me ha gustado mucho. Había olvidado esa sensación de sentirte atraído por otra persona. Supongo que ella no es lesbiana como yo, pero el hecho de volver a sentir esto me indica que voy por el buen camino, que el cuidar a tu hija durante este tiempo, curando mis heridas me ha servido de terapia.

-        Vaya, desconozco tantas cosas de ti, eres un pozo de sorpresas. Verás, Gloria no es lesbiana, - se confesaba Pedro -  aunque alguna vez hemos hecho un trio con otra mujer y haya participado muy activamente. Pero creo que las mujeres no son su preferencia principal. Lo siento si tenías alguna expectativa con ella a nivel afectivo.

-         Me hubiese gustado, pero lo importante es que he despertado y ahora me veo capaz de volver a amar, a desear a otra mujer. La verdad es que, si no fuese lesbiana total, me habría enamorado de ti, seguro.

-        Hostia, como te estás soltando, debe ser la Navidad – Pedro se reía –  tus palabras me hacen sentir inmerecidamente honrado.

-        Es que eres el hombre más bueno que conozco, diría que perfecto, guapísimo, inteligente, simpático, buen padre, honesto…

-        Para, para… que me suben los colores…, pero ahora en serio, ¿Qué te ocurrió para esconderte del mundo de esta forma?

-        Intentaré resumirlo, aunque aún me causa dolor. Hace cuatro años me enamoré de Teresa, la quería con locura y pensaba que ella a mí también. El sexo era fantástico, hasta que un día me llevó a una fiesta en casa de unos amigos suyos muy simpáticos. Empezamos a enrollarnos las dos, pero Teresa me puso algo en la bebida y acabé durmiéndome en una habitación. Desperté con una polla de uno de sus tres amigos en la boca y con otro follándome el coño. El tercero esperaba su turno mientras Teresa se masturbaba y reía viendo como me violaban. Apenas tenía fuerzas para resistirme, pero cuando lo intenté, me golpearon y amenazaron con matarme si no colaboraba. El terror me invadió y pensé que si les dejaba hacer se cansarían pronto y me soltarían. Pero aquello duró una eternidad, habían tomado viagra, coca, y no pararon de penetrar mi coño, mi boca, de sodomizarme, y para rubricar mi humillación, Teresa se meó literalmente en mi cara. No te imaginas lo que se siente cuando la mujer a la que amabas con toda tu alma se orina en tu cara y se ríe al ver cómo te violan tres hijos de puta.

-        Dios mío, no me imagino lo que llegaste a sufrir… pero ¿los denunciaste?

-        Por supuesto que sí, y eso fue la continuación de mi tortura. Después de casi un año destrozada física y psicológicamente esperando el juicio, tuve que revivir lo ocurrido delante de todo el mundo, repetirlo una y otra vez al fiscal, a la defensa, al juez, todos mirándome incrédulos a lo que explicaba con angustia. Yo era la víctima, pero todos estaban convencidos que era la culpable y me trataron como tal. Por último, el testimonio de Teresa fue determinante afirmando que aquello fue una orgía con sexo duro entre los cinco, pero plenamente consentida por todos. Los golpes y hematomas recibidos fueron justificados con que me gustaban las prácticas masoquistas y el veredicto declaró la inocencia de todos los acusados. El colmo fue cuando ella se me acercó a la salida y me dijo que cuando quisiera repetir que la avisase.

-        Que hija de puta – a Pedro se le escapaba alguna lágrima por el durísimo relato de Belén -.

-        No llores – intentaba secar con sus dedos las gotas de la cara de su amigo – Es suficiente con que lo haga yo, aunque cada vez me quedan menos lágrimas. Después de aquello, me marché de mi pequeña ciudad para venir a una más grande donde pasar desapercibida. Odiaba a los hombres y también a las mujeres, y decidí modificar mi aspecto para causar repulsión en los demás y esconderme en esa coraza. Lo único que me hacía seguir creyendo en la bondad humana fueron los niños y su inocencia.

Me dediqué de pleno a educarlos para que crecieran con valores que les sirviesen para ser buenas personas en el futuro. Encontrarte a ti y a Lucía me ha servido para ver que todos los hombres no son malos, y que tampoco lo son las mujeres, solo existen personas humanas buenas y otras malas. Si tú me dejas, ejerceré de madre de tu hija hasta que encuentres a la mujer que mereces y pueda sustituirme. Te prometo que protegeré a Lucía de cualquier mal, venga de donde venga, hasta que tú decidas otra cosa.

Pedro no tenía palabras después de lo que acababa de oír y se limitó a abrazar a Belén y a besar su frente, intentando transmitirle su solidaridad y apoyo. Permanecieron abrazados hasta que ella se quedó dormida, y él la llevó en brazos hasta su habitación y la acostó en la cama cubriéndola con un edredón.

La cena de fin de año con Eugenia y Wolf fue todo un éxito y estuvieron bailando hasta altas horas de la noche, a excepción de la pequeña que pronto cayó rendida de cansancio. Se quedaron a dormir allí y Pedro pudo comprobar que su suegra y John durmieron en la misma habitación. Al día siguiente cocinaron en equipo John y Belén, mientras nuero y suegra se dedicaban a jugar con la niña. Eugenia le confesó que Wolf le había pedido iniciar una relación y ella había aceptado, aunque iban a empezar poco a poco y el tiempo diría hacia dónde ir.

Después de ese día tan fantástico regresaron a casa. Ya solo quedaba el día de Reyes en el que Lucía se volvió loca de felicidad con todos los regalos que recibió de su padre, Belén, Gloria, Eugenia, Wolf, Daniel, Roberto y Yolanda, en definitiva, de todo el mundo a excepción de su madre.

En el “dojang”, Pedro transmitió los saludos a Park Jung y le explicó la experiencia que tuvo al ver a Eun Hwa en su actual situación, el encuentro con el hermano de su “sabom nim” y el extraño combate con Lee Shin. Jung se quedó pensativo girando la cabeza en sentido negativo y al cabo de un rato miró fijamente a su discípulo para limitarse a decir:

-        “En la vida, el mono que cae del árbol no es siempre el mismo y se nos hace difícil identificarnos en él”.

-        ¿Crees que he sido yo el que ha cometido el error ahora? - le cuestionaba Pedro -.

-        El tiempo decide los ojos que se abren y los que permanecen cerrados. No puedo intervenir, cada uno decide el camino a seguir sin conocer de antemano si será el adecuado o no. No hay respuesta correcta, todo depende de cómo enfocas la pregunta.

Pedro se quedó pensando en las sentencias de su maestro y se preguntaba si debería haber hablado con Eun Hwa antes de partir. Pero ahora tenía otros problemas que resolver y decidió centrarse en ellos.

A mediados de Enero, el dinero de los americanos ya estaba ingresado en la cuenta de MEVA, S.A.U., a total disposición de su único accionista que no era otro que Pedro. Realizó la trasferencia a la empresa de Erika y Roberto con la devolución del capital prestado, más 25 millones de € en concepto de intereses. Pedro recibió una llamada de la belleza suiza para decirle que estaba encantada de hacer negocios con él, y más obteniendo esos resultados.

En los dos primeros meses del año Pedro obtuvo imágenes de unos seis hombres entrando en el dormitorio de su esposa, con reveladoras secuencias en las que se besaban y sobaban antes de entrar en la estancia, audios incluidos.

También, y por pura casualidad, escuchó a Isabel hablando por su celular sobre la sesión de sexo que se habían montado en el despacho de Pedro, y se quedó sorprendido cuando su esposa pronunció el nombre de Mauro, despidiéndose de él diciéndole que esa noche no podían quedar ya que se iba con su amiga Míriam a la inauguración de una nueva discoteca, pero que el lunes pasaría por TotSystems para un nuevo encuentro caliente.

Pedro a estas alturas ya sabía lo puta que llegaba a ser su mujer, pero el que su amigo Mauro en quién confiaba plenamente le traicionase, le jodió un montón, no por ella, que cualquier cosa que hiciese ya no le afectaba en nada, sino por la traición en sí misma. Se acercó a su despacho para comprobar las imágenes de la cámara secreta con la que controlaba cualquier acercamiento no autorizado a su ordenador, y se encontró con un video porno protagonizado por esos dos, follando sobre su escritorio. Confirmó con Tom que Isabel había visitado varias veces la empresa, siendo atendida por Mauro y se dijo que ya llegaría el momento para ocuparse de él.

Decidió empezar a mover el tema legal del divorcio y fue hasta el despacho de su hermano para explicarle la realidad de su matrimonio y que necesitaba que preparase el acuerdo con la que la prioridad innegociable era obtener la custodia total de Lucía, y sin conceder ningún régimen de visitas a Isabel, ya que no lo merecía.

Daniel se quedó paralizado ante las explicaciones de su hermano pequeño, y objetó que podían tener problemas en lo de la custodia sin visitas. Pedro le dijo que tenía muchas pruebas gráficas de sus infidelidades, incluso bajo el mismo techo con la niña en casa, audios donde mostraba el desprecio y total desentendimiento hacia la niña, declaraciones de muchas personas que lo podían corroborar. Ante todo eso y con gran pesar, Daniel aceptó preparar toda la documentación del acuerdo de divorcio en los términos exigidos por Pedro.

Esa noche, Pedro se propuso obtener la última prueba de las infidelidades de Isabel, tenía las de su propia casa y en el trabajo, y tan solo le faltaba “cazarla” en algún lugar público. Si realmente iba a la inauguración de una discoteca nueva, estaba claro cuál sería. El único problema era que para entrar esa noche se necesitaba estar en la lista de invitados, aunque eso no supuso ningún problema para un tipo capaz de hackear cualquier servidor o base de datos. En 15 minutos consiguió que su nombre apareciese entre los centenares de invitados a la inauguración.

Dentro de la sala, entre tanta gente y con el ruido atronador de la música, le fue difícil encontrar a Isabel y a Míriam. Por fin las localizó en una de las pistas anexas bailando con tres chicos jóvenes, que aprovechaban cualquier movimiento para meterles mano sin ninguna oposición por parte de ellas.

Al cabo de diez minutos de más sobeteo que baile, fueron a sentarse en un reservado de asiento curvo con una mesa, situándose un chico en medio de las dos y los otros a cada lado de ellas. No tardaron ni un segundo en empezar a besarse y a que sus manos se perdieran bajo sus vestidos para tocar sus pechos o sus sexos. El que estaba en medio era el más afortunado, ya que podía escoger de cual se ocupaba, e iba intercambiando su atención de una a la otra. Pedro se situó en una posición frontal al reservado donde podía ver sin ser visto, y no tuvo que esperar mucho para ver como Isabel desabrochaba el pantalón del que tenía a su lado, y se inclinaba para hacerle una felación mientras el chico del medio metía una mano entre sus muslos para masajearle el coño.

Aprovechando las luces estroboscópicas que iluminaban intermitentemente la zona, Pedro grabó un video a la mayor resolución posible, captando el momento en que el tipo de la mamada se corría en la boca de Isabel, sujetando su cabeza para que no pudiese retirarse. Pedro ya tenía lo que necesitaba y se largó de allí dejándolos que siguieran con su particular fiesta.

Una semana más tarde del affaire de la discoteca, Pedro se sorprendió al oír voces conversando en el comedor principal, cuando al medio día no solía haber nadie en casa exceptuando a Belén y la niña, que siempre comían en la cocina. Al entrar en el comedor pudo ver que estaban en plena comida Isabel, Eduardo y sorprendentemente, Mauro.

-        Mira a quien tenemos aquí – decía Eduardo con aparente simpatía –  yerno, siéntate con nosotros a comer, tu mujer nos ha preparado almuerzo excelente

-        Gracias por la invitación, pero comeré en la cocina con Lucía.

-        La he visto antes – decía Eduardo – está muy grande y creo que será tan bonita como su madre.

-        Si, ha crecido mucho y ya se da cuenta de muchas cosas… – Pedro se mordió la lengua para no decirle que esperaba que la belleza fuese lo único que heredase Lucía de la zorra de su madre –. Por cierto, ¿Cómo es que estás aquí, Mauro?

-        Pues verás, conocí a Eduardo en vuestra boda y estuvimos hablando de nuestras aficiones comunes, coincidiendo en la pasión por la náutica.

-        Así es, - confirmaba Eduardo - le llamé para contarle mi nueva adquisición de un magnífico yate y también para hablar de posibles inversiones en TotSystems, que vamos a estudiar con Isabel. Me ha comentado que no vas demasiado por ahí, que estás algo “desaparecido” y “despistado” desde hace tiempo en otras cosas.

-        Sí, tenía un proyecto en marcha que por fin ha terminado. – a Pedro se le estaba haciendo larga la conversación – Ha salido muy bien.

-        Vaya, vaya, así que muy bien – el tono de Eduardo empezaba a ser burleta – eso significa que habrás ganado dinero, bueno me refiero al nivel de dinero al que estás acostumbrado, jeje.

-        Sí, no puedo quejarme – Pedro se estaba cansando de aquello -.

-        Ya sé los beneficios que tenéis en la empresa donde trabajáis – Eduardo se dirigía ahora a Pedro y a Mauro -, que no están mal para este tipo de cositas… bueno… del rollo ese tecnológico vuestro, aunque no se pueden comparar con los de nuestro mundo. Cualquiera de las operaciones que realiza cada día Isabel, multiplica por 10 el volumen de dinero que podáis llegar a mover vosotros en todo un año.

-        Es posible, pero insisto en que no me puedo quejar – ya estaba hasta los cojones de que le vacilara su suegro y de la sonrisita de superioridad de Isabel -.

-        Pero vamos a ver, para que me haga una idea… ¿Cuánto has cobrado por ese proyecto del que estás tan satisfecho? – Eduardo esperaba la respuesta para mofarse de Pedro -.

-        Pues exactamente 2.500 millones de dólares, unos 2.270 millones de euros.

Al escuchar la cifra, Eduardo escupió el vino que estaba bebiendo al atragantarse, mientras Isabel y Mauro habrían los ojos de tal forma que parecían ir a saltar de sus órbitas. Pedro no quería que nadie se enterase de su particular manera de enfocar sus empresas, pero ya le habían hartado demasiado.

-        ¿Cuánto dinero has dicho? – Isabel abría la boca por primera vez, sin acabar de entender a Pedro -.

-        Lo que has oído, 2.270 millones de € al cambio, más o menos. A veces este tipo de cositas, del rollo ese tecnológico nuestro, no está tan mal. – les soltó en la cara -.

-        Pero… eso representa que con mi 1% de TotSystems, cerca de 23 millones de € son para mí – decía Mauro sonriendo tras recuperarse de la sorpresa inicial -.

-        Siento tener que corregirte, pero eso no es así. La empresa que ha realizado y facturado el trabajo es MEVA, S.A.U., de la que soy propietario al 100%, por lo que todo ese dinero es íntegramente para mí. Al igual que el 98% de TotSystem es mío, a través de MEVA, S.A.U. y sumando el 1% directo.

-        ¿Pero por qué no lo has dicho hasta ahora? – decía Eduardo alarmado – dijiste que eras el director técnico de TotSystems con el 1% de acciones.

-        Y no mentí. Te recuerdo que a nadie le importó cual era mi patrimonio cuando me obligasteis a firmar el acuerdo prematrimonial con total separación de bienes.

-        ¿No confiabas en mí cuando nos casamos? – alzaba la voz Isabel – Me ocultaste lo de tus empresas.

-        Simplemente es que jamás te interesaste por lo que tenía o dejaba de tener. Tampoco me contaste nunca todo el patrimonio del que disponía la familia Ferrer, solo os preocupasteis de que jamás tuviese acceso a él y dejarme al margen. Y ahora si me disculpáis, voy a comer con mi hija. Que os aproveche el almuerzo.

Los dejó a todos con la boca abierta mientras salía del comedor para ir a la cocina, donde le esperaban Belén y la niña con la mesa preparada. Al mismo tiempo que comían y comentaban las anécdotas del día, Mauro se despedía de Eduardo y de Isabel, dejándolos solos en el comedor y hablando en voz baja.

-        Ya has oído el dinero que tiene tu marido, si quieres llevar a cabo tu proyecto, ya sabes de donde sacarlo.

-        Pero nuestra relación está en las últimas, no me va a dar 2.200 millones de € por lo mucho que me quiso – se excusaba Isabel – Sabes que ya no me puede ni ver.

-        Maldita zorra, te advertí que cuidases tu matrimonio, aunque solo fuese por las apariencias. Subestimamos a Pedro y ahora está en una posición privilegiada y nosotros con el agua al cuello. Haz lo que tengas que hacer, pero consigue ese dinero, hay mucho en juego.

-        Algo se me ocurrirá papá, déjalo en mis manos – le dio un beso en los labios a Eduardo y le acompañó hasta la salida -.

Pedro empezaba a dormirse cuando la puerta de su habitación-estudio se abrió, resaltando a contraluz la silueta de Isabel que transparentaba su desnudez bajo la ligera bata que cubría su cuerpo. Él se incorporó y encendió la luz de la estancia y dirigiéndose a ella le preguntó.

-        ¿Ocurre algo Isabel?

-        Perdona que te haya despertado – decía con voz suave mientras se acercaba a Pedro – es que no podía dormir y he estado pensando en nuestra relación.

-        Querrás decir en nuestra no-relación.

-        Ya sé que no estamos bien, pero creo que es el momento de hacer cambios.

Se encontraron en el centro de la estancia y ella se acercó tanto que su cuerpo se pegó al de Pedro, con su rostro a tan solo un palmo del de él, mirándolo fijamente mientras hablaban. Isabel colocó la palma de su mano sobre el pecho de su marido, a la altura del corazón mientras con la otra mano cogía la de Pedro para colocarla a su vez sobre su seno izquierdo, cuyo pezón se notaba erecto y endurecido.

-        Los dos hemos cometido errores – seguía ella – pero podemos enmendarlos juntos – su boca buscó los labios de Pedro que antes que se juntasen, dio un paso hacia atrás separando su mano del seno de ella -.

-        Tienes razón - ella se quedó vacilante al dar un beso al aire – hay que corregir nuestra relación, por eso le he pedido a Daniel que prepare los papeles del divorcio, pronto te los traerá para que los firmes y corregir el error que ha sido nuestro matrimonio.

-        ¿Eso es lo que quieres? – su actitud dejó de ser sensual para convertirse en agresiva – Pensaba que aún te quedaba algo de amor y de deseo hacia mí.

-        Pues te equivocas, no siento absolutamente nada hacia ti, ni afecto ni repulsión, me eres del todo indiferente. Solo te pido que firmes los papeles y me dejes seguir mi vida con Lucía.

-        Pues precisamente por Lucía que necesita una familia, - su tono volvió a ser suave -  aunque nuestro matrimonio sea solo de conveniencia, todos podríamos salir ganando. Podrías utilizar tu dinero para invertirlo en un proyecto mío que nos daría unos fantásticos dividendos y yo me esforzaría en ser esa madre que necesita nuestra hija.

-        No puedo creer lo que estoy escuchando. Te has limpiado el culo con mi amor, has abandonado a tu hija como si fuese una leprosa, has sido una puta con todos los hombres que te ha dado la gana de manera ostentosa y premeditada para humillarme, y ahora, ¿me pides dinero para tu beneficio a condición de ser la madre que deberías haber sido?... vete a la mierda Isabel, tú y tu maldito egoísmo, y déjanos en paz a Lucía y a mí. Si no firmas el acuerdo, presentaré una demanda e iremos a juicio

-        Pues no pienso dejar que te quedes con mi hija, ni lo sueñes. Voy a pelear por su custodia y ganaré. Ningún juez le negará a una madre el quedarse con su hija.

-        Tal vez a una madre de verdad no, pero a una persona como tú, no tengo ninguna duda de que el fallo será a mi favor.

-        ¿Y qué te hace estar tan seguro de ello?

-         Mira Isabel, tengo imágenes de cómo te has hartado de meter a otros hombres en nuestra habitación de matrimonio, incluso estando tu hija en casa un tipo se ha paseado desnudo frente a ella, hay un video tuyo follando con Mauro sobre la mesa de mi despacho, otro comiéndole el rabo a un tío en una discoteca mientras otro te tocaba el coño, y delante de cualquiera que pasase por allí. Tengo grabadas palabras salidas de tú boca anteponiendo el salir de juerga a estar con esa “mocosa” y diciendo que tu hija es una extraña para ti. También he recopilado a un montón de testigos que declararán que jamás te han visto con tu hija durante los casi dos años que tiene.

-        Que no me hayan visto no quiere decir que no haya estado con ella – protestaba Isabel -.

-        Claro, claro… Cualquier madre tiene fotos o videos con su hija, en papel, en el ordenador o en el móvil, ¿tienes alguna?, ¿sabes dónde está la consulta de su pediatra, o cómo se llama?, ¿sabes que pañales usa?, ¿su talla de ropa o de calzado?, ¿si tiene alguna marca de nacimiento y dónde?, ¿conoces a los niños con los que juega en el parque y como se llaman sus padres?, ¿sabes lo que le gusta comer y lo que no?, ¿las palabras que ya sabe decir? Todo eso lo sabe cualquier madre que quiere y convive con su hija, pero tú, ¿Qué le vas a responder al juez?

-        Yo… no sé… - no encontraba palabras para rebatir las de Pedro -. Todo es culpa de ella, por su culpa ya nunca podré tener un hijo… - explotó con rabia -.

-        ¿Culpable una criatura que aún no había nacido y a la que debías proteger como madre?, ¿Culpable de salir de juerga embarazada de 8 meses para hacer…, vete tú a saber lo que hiciste esa noche? ¿Culpable de conducir borracha y estrellarte con el coche?  No culpes a la niña de tus actos.

Si pretendías venir aquí medio desnuda para despertar mi deseo y que te follara sin más, olvidándome de todo lo que nos has hecho, te has equivocado por completo. Lárgate de mi habitación y sal de nuestras vidas. Creo que necesitas ayuda, pero no cuentes conmigo, ya es demasiado tarde.

Pedro esperó en la puerta a que saliese para cerrarla tras ella. Isabel lloraba de rabia por la humillación sufrida, incapaz de decir ni una sola palabra mientras un desmesurado odio hacia su marido crecía dentro de su ser…