Sin Palabras (I)
"...lo descubrí grabándome con su teléfono celular, me grababa las tetas, las piernas, la cara, todo el muy sinvergüenza pero me agradó y hasta me excitó un poco el saber lo que estaba haciendo y decidí no decir nada..."
El tipo no dejaba de mirar mi escote. Supongo que él tendría como 45 años, pues había algunas arrugas en su frente y alrededor de su boca, de tez blanca y ojos y cabello negro con algunas cuantas canas. Vestía elegantemente con un traje negro y corbata verde sobre la camisa blanca. Yo, en cambio, tengo 24 años y tengo el cabello rubio, ojos claros, soy alta para el promedio en México, pues mido 1.70 y soy de complexión mediana, no gordita ni nada de eso, soy acinturadita y piernuda además soy bastante tetona, que es junto con mi gran trasero las partes de mi cuerpo que más llaman la atención de los hombres.
Ese día iba rumbo a Guadalajara a visitar a mis tíos que viven allá.
El taxi me dejó frente a la estación de autobuses y al bajar inmediatamente fui el centro de atención. Mis tetas se movían al ritmo de mi andar, el cual exageraba un poquito para hacer más notorio y sexy el movimiento. Claro que mis piernas también tenían sus admiradores y sentía la mirada de todos y cada uno de los hombres que notaban mi presencia al pasar.
Recuerdo perfectamente que era viernes y que mi autobús salía a las 16:00 horas según decía mi boleto con el asiento número 2, es decir me tocaba en el pasillo del primer par de asientos. Hacía bastante calor y me vestí más o menos ligera, con unos shorts de mezclilla algo cortos, que enseñaban mis bien torneadas y llenitas piernas blancas, unos tenis blancos y una blusa sin mangas de color blanco un poco delgada y bastante escotada por cierto ya que dejaba ver casi la mitad superior de mis enormes tetas que mi sostén realzaba perfectamente.
Al momento de abordar el autobús lo miré sentado junto a la ventanilla y al verme noté que trató de disimular la mirada pero vaya que le costaba trabajo, pues no paraba de mirar mis piernas, sobre todo cuando me estiré para acomodar mi pequeño maletín en la parte de arriba, en el guarda equipaje y mientras sacaba mis audífonos para conectarlos a mi iphone, me estiré un poco más y mis tetas dieron unos cuantos brincos, lo que noté que no pasó desapercibido para mi compañero de viaje, y la verdad me causó gracia pues él seguía tratando en vano de disimular su mirada.
“-viejo rabo verde-“pensé yo mientras tomaba asiento junto a él y en mi rosto apareció una ligera mueca de desprecio que él notó y de inmediato continuó leyendo su periódico.
Así pasaron varios minutos mientras yo escuchaba “creep” de radiohead, una de mis rolas favoritas cuando lo vi de reojo y me dí cuenta que me seguía mirando el escote, no paraba de verme las tetas que se movían al ritmo de los movimientos del autobús lo cual me causó un poco de gracia pues en su mirada había cierto temor de que lo descubriera.
Cuando había pasado una hora de viaje (en total duraría 6 o 7 horas) decidí divertirme un rato con el tipo y me propuse ponerlo aún más nervioso durante el resto del viaje, quise descubrir hasta dónde podía aguantar el pobre sin decir nada, así que me dije: “¿conque te gusta mirar eh?, pues te voy a enseñar un poquito de todo mi arsenal, viejo rabo verde y al final de todos modos te vas a quedar con las ganas a ver si aprendes a dejar de ser tan mirón”.
Primero recliné el respaldo de mi asiento hasta quedar casi recostada para que pudiera ver mejor mi escote, luego coloqué mi iphone en medio de mis tetas y puse mis manos atrás de la cabeza para resaltarlas aún más, crucé las piernas, colocando la izquierda sobre la derecha para que parecieran aún más grandes y que él las pudiera ver mejor, lo cual dio resultado de inmediato pues hizo como si se fuera a dormir, recargando un poco la espalda en el cristal, quedando más de frente a mí y sus ojos bailaban como canicas e iban de mi escote a mis piernas y de nuevo a m i escote jajaja, en verdad se veía cómico el tipo, y así me quedé alrededor de 30 minutos los cuales no desaprovechó para mirarme.
“¿pero es que éste no me va a decir nada?, ¿no me va a hablar para preguntarme la clásica hora o mi nombre? no creo que aguante mucho más sin pedirme mi teléfono o mi mail o algo para no perderme contacto”, por lo que decidí hacer más agresiva mi táctica girándome de costado, recostándome mirando del izquierdo, mirándolo a él, con lo que mis tetas parecían dos volcanes chocando entre sí y doblé las piernas, tocando con las rodillas sus piernas, cerré los ojos fingiendo dormir para dejarlo mirar a su entero gusto. pasaron varios minutos más y entreabriendo los ojos lo descubrí grabándome con su teléfono celular, me grababa las tetas, las piernas, la cara, todo el muy sinvergüenza pero me agradó y hasta me excitó un poco el saber lo que estaba haciendo y decidí no decir nada, decidí dejarlo con su juego así que sin abrir los ojos llevé mi mano derecha directo a mi escote y fingiendo querer tomar mi teléfono bajé aún más la blusa hasta dejar parte del sostén blanco al descubierto y dejé mi mano ahí un rato, luego lentamente bajé una de las copas del sostén de mi seno derecho que estaba sobre el otro para que poco a poco fuera dejando ver parte de la areola marrón que presagiaba que el verdadero espectáculo estaba por venir, con los ojos entreabiertos sólo lo suficiente para mirar al tipo, me di cuenta que no dejaba de grabarme, no para nada, más aún había acercado su teléfono a unos cuantos centímetros de mi escote el muy descarado, pero yo lo seguía permitiendo pues un calorcillo que ya estaba empezando a invadir mi columna se apoderaba de mí lentamente, tan lentamente como el sostén que iba descubriendo mi seno hasta que ¡vualá¡ sentí como mi pezón que es pequeño pero muy apetecible quedó al descubierto y mi voyeur compañero sudaba de excitación, con su mano derecha sujetaba el teléfono y con la izquierda comenzó a frotarse lentamente la entrepierna, a través de la que se comenzaba a formar un pequeño bultito al principio, más grande después, y muy grande después, se notaba que esa gran erección le incomodaba por no poder librarse de la tela que cubría su paquete y para sorpresa mi me di cuenta que a pesar de su gran excitación la mano que sostenía el teléfono no temblaba en lo más mínimo, al parecer el viejo tenía un pulso muy bueno o tal vez sabía controlarse muy bien, lo cual me causó gran sorpresa.
Ya habían transcurrido cerca de 4 horas de viaje y me dije: “este desgraciado es mudo o qué diablos le pasa ¿por qué no me dice nada?” a esas alturas ese jueguito ya se había vuelto una obsesión para mí, pues tenía que lograr que el tipo me hablara o que intentara tocarme, algo, lo que fuera pero no podía quedarse así tan dueño de sí mismo, no señor, la que mandaba era yo el voyerista ese ¿o acaso no era yo lo suficientemente hermosa y apetecible para cualquier hombre?, el caso era que él seguía tocándose la entrepierna y grabándome, por lo que ya un poco m molesta decidí pasar a un tercer nivel en donde por fin me diría algo o intentaría tocarme o algo.
Fingí despertar lentamente lo cual le dio tiempo de apartar el celular y guardarlo dentro de su saco, enderecé el respaldo de mi asiento y estiré los brazos fingiendo un largo bostezo, luego, mirando mi seno con el pezón fuera del sostén lo coloqué rápidamente en su lugar subiendo el escote lo miré y dije con una pena muy bien fingida:
-¡dios mío que pena señor ¡ dígame por favor que no vio nada- él solamente movió la cabeza negativamente sonriendo tiernamente pero no articuló palabra alguna lo cual terminó con mi paciencia y le dije:
-¿que es usted sordomudo o es sólo mal educado?, ¡le he hecho una pregunta hombre, respóndame algo¡-
Su expresión se hizo de sorpresa ante mi cuestionamiento, se acomodó en su asiento, abrió su periódico y continuó leyendo como o si nada lo cual me enfureció pero opté por calmarme y seguir escuchando mi música durante largo rato pero finalmente decidí lanzarme abiertamente al ataque, no me importaba ya si pensaba lo peor de mí pero tenía que hacerlo hablar o reaccionar de algún modo así que miré los asientos de al lado y estaban vacíos, me asomé para ver los de atrás y lo mismo, sólo 4 filas más atrás había una pareja de ancianos y detrás de ellos dos o tres filas llenas por una misma familia, lo bastante alejados de nosotros, por lo que suspiré hondo y me replegué a su brazo derecho, frotando mis tetas contra su cuerpo, por lo que volvió su mirada a mis tetas pero sin soltar su periódico que tenía en las piernas, luego metí mi mano derecha debajo del periódico y comencé a frotar su paquete que poco a poco iba creciendo hasta no caber más debajo del pantalón, bajé el zipper cuidadosamente así como su trusa y dejé su miembro al descubierto, con libertad para que pudiera crecer hasta donde pudiera y vaya que creció y creció hasta alturas insospechadas y nunca antes vistas por mí pero lo increíble ¡es que el tipo no dejaba de leer el periódico¡ simplemente se dejaba hacer (o más bien me dejaba hacer) sin decir una sola palabra ni emitir suspiro o gemido alguno, parecía un maniquí sentado en el asiento número 1 de ese autobús, parecía una broma de mal gusto pero que a la vez, irónicamente, me gustaba.
Traté de darme una idea del tamaño de aquella verdadera macana colocando mi mano en la base de la misma y subiéndola un poco, otro poquito, un poco más ¡dios de mi vida¡ ¿que ésta cosa no tiene fin?, quise apartar con la otra mano su maldito periódico pero me lo impidió con su mano, mirándome con sus ojos negros que continuaban sin expresión alguna, por lo que comprendí que si quería seguir teniendo ese portento entre mis manos tendría que seguir debajo del periódico, oculto, y tendría que conformarme tan sólo con imaginar.
Acepté silenciosamente y de mala gana aquel mudo trato y comencé a aumentar el ritmo de mi mano (que imaginaba ridículamente pequeña tratando de abarcar siquiera parte de esa enormidad) decidida a masturbarlo y de esa manera arrancarle aunque sea un suspiro, aunque sea un gemido, ¡algo maldita sea¡ además, he de confesar y siendo un poco modesta que soy muy buena para esta tarea, así que continué haciéndolo por unos minutos más esperando que en cualquier momento eyaculara y ensuciara el maldito periódico para de esa forma, poder mirar ese gran trozo de carne.
Pasaron más y más minutos y no logré mi objetivo aunque seguía teniendo una gran erección el tipo pero no pude hacerlo eyacular, por lo que tuve que desistir del intento al ver que estábamos entrando ya a la central de autobuses de Guadalajara, lo cual aumento mi frustración, ya no coraje, era frustración y él calmadamente se acomodaba la trusa y subía su cierre para luego doblar el periódico y sonreírme de esa manera tan…triunfal, que no lo podía soportar y por si fuera poco por supuesto que el tipo no iba a pronunciar palaba alguna ni a pedirme mi número telefónico ni nada. Yo estaba realmente contrariada ¿cómo era posible que a su edad no hubiera eyaculado al instante? ¿Cómo era posible que no se hubiera lanzado sobre mis tetas? ¿Cómo diablos era posible que tuviera una macana tan enorme?, pero sobre todo ¿cómo era posible que tuviera tanto autocontrol de sí mismo? ¿Cómo? ese tipo era todo un misterio y a decir verdad nunca había estado en una situación así con ningún hombre amén de que nunca había tenido un novio o amante de más de 30 años por lo que todo esto repito, era nuevo para mí.
Tenía que conseguir su número telefónico y su nombre al menos para poder hacer un segundo intento en otra ocasión, bajo otras circunstancias, con otro resultado. Tendría que ser así o dejaría de llamarme Giselle, tendría que ser así o me quedaría frustrada para toda la vida…