Sin Mirar Atras 2
Quizás era lo que necesitaba en esos momentos, salir un poco de la monotonía de mi vida y empezar a hacer nuevas amistades, y quizás así poder olvidarme de todo el dolor de mi vida, pero al parecer está dispuesto a revivir esos momentos, pero con otra persona.
Perdon por la tardanza, pero muchas cosas suceden en la vida de uno y no es posible evitarlas, o simplemente mirar a otro lado, hay que enfrentarlas y pues eso fue lo que me ha tocado hacer... Arreglar un poco mi vida, pero pues ya volvi con nuevas ganas y con mucha historia que contar. Disfruten y sean libres de comentarme lo que les parecio, que le falta, que necesita, que esta de mas. Agradezco a los que me escribieron por una u otra razon, ya que me incitan a seguir con esto y que no deje de ser solo una forma de matar el tiempo, sino me hace valorar lo que hago aqui. Gracias!
Eduardo
Alguna vez me pregunte como podría yo cansarme de ver esos hermosos ojos castaños todos los días de mi vida. La respuesta nunca me atreví a responderla, por miedo a saber que nunca me cansaría de ellos, por miedo de aceptar que estaba enamorado de un chico que teníamos tiempo sin hablar.
Un fuerte ruido me saco de mi trance orgásmico al recordar a Kevin, recordar esos hermosos momentos que vivimos juntos, al ser un par de niños inexpertos al conocer nuestros sentimientos del uno hacia el otro. Sabíamos que era algo único, algo que de seguro recuerda hasta hoy con una hermosa sonrisa e incluso una lagrima en sus ojos, el primer amor.
Volteo alrededor para buscar el origen del ruido, siendo sorprendido por mi profesor haciendo uso de su mirada “asesina” hacia mí.
-Eduardo, podrías pasar al frente para explicar a la clase el tema del día de hoy, ya que al parecer se encuentra algo aburrido con mi explicación- dijo el profesor Damián con una cara de satisfacción en su rostro.
-¡Diablos!- pensé en mis adentros al escuchar las palabras del profesor – Claro profesor- Fue lo único que atine en decir.
Ese profesor desde que llegue a esta universidad me odia, por alguna extraña razón me odia y eso que ni siquiera llevamos dos meses aquí. Con todos mis compañeros es una persona amable y cordial, pero cuando se trata de mí, cambia algo en su mirada, o como yo la llamo, la mirada “asesina”.
Al pasar al frente podía sentir las miradas de toda la clase puestas en mí y al observar de reojo podía ver la cara de preocupación de algunos compañeros al ver que un alumno, un simple mortal como ellos, les iba a intentar explicar una clase tan complicada como lo es Anatomía.
Ahora me encontraba estudiando medicina en una de las más prestigiosas escuelas de medicina del país, siendo yo un simple mortal en la jaula de los lobos, refiriéndome así a la comunidad estudiantil más competitiva y agresiva (en términos académicos) del país.
La clase transcurrió sin pena ni gloria, ya que me supe defender de las incesantes preguntas del profesor, hasta que el mismo se cansó de su intento sutil de hacerme caer, y me pidió sentarme y que ya no me perdiera al estar en su clase, que era de mala educación.
-Usar una corbata tan fea también es de mala educación, pero no se lo podría decir en la cara porque simplemente me sacaría de clase- Pensé para mi sonriendo triunfante al regresar a mi asiento.
El resto del día fue algo normal, clases interesantes dentro de lo que caben. En realidad no me importaban las clases ese día, puesto que era viernes y lo único que quería era salir de esa escuela y relajarme en cualquier lugar que no sea ahí. Mi cama, un bar, un antro o incluso un motel serian lo suficientemente “relajante” para mí en ese momento, pensé yo pícaramente.
Al salir de clases, mis compañeros se reunieron fuera del aula para ver que se podía hacer ese día, quizás una excusa para conocernos mejor todos, o como yo realmente pensaba, para que las zorras de mis compañeras empezaran la cacería de los bellos especímenes masculinos de mi aula. Me encanta referirme a las damas como zorras, aunque me encantan de la misma manera que un buen macho, pero un buen palo es mejor que dos agujeros ¿no?
Al ver que no podía sacar nada interesante de mi aula, no por el hecho de que no fueran guapos, sino por el hecho de que todos parecías heterosexuales y no tenía ni la paciencia ni las ganas de tratar de convertir a nadie solo para darme gusto, decidí caminar hacia la salida, pero algo me detuvo en al ingresar a la escalera del edificio.
Una cálida mano detuvo mi andar al tomarme del brazo, cosa que erizo cada centímetro de mi cuerpo de una manera muy diferente, no fue un escalofrió normal.
-Bah, no quiero sacar conclusiones aun, mejor me volteo a ver de quien se trata.- pensé para mi mientras giraba mi cabeza en dirección a la persona que detuvo mi andar.
Al voltear totalmente mi cabeza, lo primero que vi fueron unos hermosos ojos color miel que nunca en mi vida había visto, y otro chispazo recorrió todo mi ser. –Otro de esos molestos signos- pensé yo otra vez mientras miraba como el muchacho iba a articular una frase.
-Oye, emm ¿no vendrás ccooon nosotros al bbbar?- dijo el muchacho en una voz baja y con un nerviosismo que se notaba en cada arrastrada de voz que daba al articular la frase.
Su timidez me ha sorprendido y otro chispazo recorrió desde la cabeza hasta los pies, dándome a entender a mí mismo que necesitaba ir a ese bar sin lugar a dudas.
Harim
No sé de dónde agarre valor para acercarme a ese extraño chico del aula, el cual siempre veía andar despreocupado por toda la escuela, con un semblante de rudo y de valemadrista que le sentaba muy bien.
Al tocar su fuerte brazo sentí una descarga eléctrica recorriendo mi ser, pero no retire mi mano de su brazo. Ya estaba ahí y lo había detenido, tenía que intentarlo ahora o nunca…
-Oye, emm ¿no vendrás ccooon nosotros al bbbar?- fue lo único que alcance a poder decir - ¡DIABLOS!, no pude haber iniciado de una peor manera nuestra conversación, ahora pensara que soy un tonto o algo así.
Pero al parecer algo en mi forma de hablar le causo muchísima gracia porque lo único que atino en hacer fue reír de una manera discreta, y era algo que nunca había visto en ese muchacho, su sonrisa. No pude evitar sonrojarme al ver que el muchacho se estaba riendo de mí, en mi cara muriéndome yo de vergüenza. Lo único que me quedaba era huir de ahí, no creo que pudiera verle al rostro otra vez después de tal vergüenza que acababa de pasar. Y eso intente… hasta que escuche su voz.
Eduardo
No sé qué tiene ese chico que me llama demasiado la atención, nunca me había fijado en él, siendo que vamos en la misma clase. Solo reí por su forma tan tierna de invitarme con ellos al bar. Solo atino en pensar que es demasiado tierno para rechazar la oferta.
En ese entonces me percato que se ruboriza de una manera peculiar, siendo el muy blanco, hace que se note demasiado el efecto de dilatación de sus vasos, poniéndolo rojo como un pequeño tierno tomate.
Al intentar articular una palabra de mi parte noto que el chico se intenta ir de manera sorpresiva, sin espera ni siquiera un a respuesta de mi parte. Estaba claro que no lo iba a permitir, algo me decía que no dejara ir al chico, quizás necesitaba mi ayuda o no lo sé, quizás era demasiado tímido para relacionarse con los demás del grupo y buscaba de mi ayuda.
Al ver que se movió en dirección contraria a la mía, ahora fui yo el que lo tome del brazo para evitar que se fuera, y al sentir su tersa y suave piel de su delgado brazo, me hizo sentir nuevamente un escalofrió en mi cuerpo, aun más fuerte que los anteriores.
-Que me está pasando con este chico y porque me está dando tantos escalofríos…- siendo lo único que atine en pensar, y al ver que se volteo a verme, con esos grandes ojos creí que era el momento para que ahora yo le dijera algo.
-¿Qué no me vas a dejar responderte? ¿O acaso me ibas a dejar hablando solo?- dije yo con un tono de voz calmado y diferente al que usualmente uso, para tranquilizar al muchacho.
-Perdón, es que me dddio mucha vveerguenza que te hayas reído, pensé que te estabas riendo de mi…- me decía el muchacho con la cabeza mirando al suelo.
-La verdad si me dio algo de gracia la forma tan extraña de invitarme a salir pequeñín, pero pues si te atreviste a detenerme e invitarme con el grupo, creo que debería de ir con ustedes, además que podría conocerlos un poco más a todos ustedes- diciendo eso con una sonrisa tranquilizante, que al parecer surtió efecto de inmediato en el muchacho, que parecía que le volvía el alma al cuerpo.
-¿Entonces si vendrás?- me dijo el muchacho con una sonrisa dibujada en su rostro, mientras me señalaba al grupo que al parecer estaban esperándonos para poder partir.
No iba a intentar nada con ese muchacho, no era realmente mi estilo y al parecer alguna de sus amigas lo debió de haber enviado a hacer el trabajo sucio de invitarme a salir con ellos –Sucias zorras miedosas- fue lo único que atine en pensar al alejarme con el muchacho por el pasillo hasta donde estaban los demás.
Me dijeron que iríamos al Bar Factory, que estaba algo alejado de ahí, cerca del centro de la enorme metrópolis de la Ciudad. Me comentaron que algunos traían coche, y me preguntaron si necesitaba que me llevaran al bar, respondiendo yo que yo traía mi coche, si alguien quería venir conmigo no había problema, que sabía cómo llegar (conocía ese bar más que la palma de mi mano).
-¿Mee podría ir conttiggo?- escuche atinar al muchacho que anteriormente me convenció a salir con ellos.
-Claro que si campeón, ven conmigo- le dije con un tono tan natural y rodeándolo con mi brazos de los hombros y nos fuimos alejando hacia el estacionamiento de la universidad.
Abrí las puertas del coche y el rápidamente se sentó en el asiento de atrás del auto, cosa que me pareció sumamente extraña, ya que nadie dejaría el lugar del frente si solo vamos dos personas…
-Ven al asiento de enfrente, que necesito de un copiloto en esta urbe- sonriendo yo con tal naturalidad que él me regreso la sonrisa y asintió con la cabeza. Arranco el coche y me dispongo a salir directo al bar.
Al ver que iba un silencio sepulcral en ese automóvil, decidí romper el hielo, al ver que mi acompañante era demasiado tímido para iniciarla el.
-¿Y ya puedo saber tu nombre?, que solo me has invitado con tus amigos sin ni siquiera saber cómo te llamas tu- diciendo esto mientras estábamos en un semáforo y así no desconcentrar mi manejo.
-Me llamo Harim, mucho gusto- atino en decir el muchacho mirando por la ventana expectante del mundo que estábamos pasando por los laterales.
-Pues como el profesor Damián ya anuncio a toda la clase, me llamo Eduardo, y también es un gusto conocerte Harim- volteando a verlo para encontrar que el muchacho estaba en un mundo perdido observando por la ventana,-Otro como yo, que suerte tengo- pensé irónicamente mientras lo veía perdido en la inmensidad de su mente al ver por la ventana.
Harim
Me perdí otra vez en mi mente al escuchar su nombre. Algo tenía ese nombre tan especial que hacia salirme de mi mente y entrar a ese limbo temporal de sentimientos y de “visiones” que me sucedía. Nunca había visto a este muchacho y parecía que habíamos vivido tanto. Las visiones parecían reales, pero yo estaba seguro que era algo que mi mente hacía. Era imposible haberlo visto antes que en esos días de universidad y menos en las situaciones en las que lo veía:
“me veía, lo veía, me tocaba levemente mi barbilla para después unir nuestras manos con cariño, para continuar con un acercamiento lento de nuestros labios, cada vez más cerca… más cerca… podía sentir su dulce aroma a perfume invadir mis fosas nasales, podía sentir su aliento tibio salir de su boca cada vez más cerca de la mía, justo cerré los ojos cuando nuestras bocas se iban a fundir en un tierno beso… PAM…” Volví a mi asiento de copiloto en ese coche con ese chico, reciente protagonista de mi visión anterior, cosa que me había puesto a mil por hora, con mi corazón palpitar a todo lo que daba y con una notable erección en mi pantalón. Debía ocultar eso, no quería que notara que algo me había calentado estando en el auto con él.
Volteo a verle mientras estábamos en el semáforo, casi llegando al bar, cuando me dirige una sonrisa tierna me dice unas palabras que nunca olvidare.
-¿Te gusto lo que viste en el momento que te perdiste? Porque un amigo tuyo me parece que si…- Diciendo esto de manera picara y sensual, o al menos eso me pareció a mí o… ¿estoy demasiado caliente para pensar que este chico me está coqueteando? Imposible, eso sería imposible. Él no se puede fijar en mí, no soy la persona para él, no soy normal, de seguro es mi imaginación.
Eduardo
Este chico cada vez me parece más raro, pero hay algo que me llama mucho la atención y la verdad no deja contenerme de decir las cosas como las pienso. Algo me está haciendo este chico para hacerme sentir así… la verdad no me sentía así desde… desde… desde Kevin.
Oh Dios… ¿Por qué me sucede esto a mí…?
---FIN DEL CAPITULO----
Este es un cambio radical a la historia retrospectiva anterior... Entiendan que fue asi porque era un recuerdo unicamente de Eduardo, de lo que el sintio en ese momento y unicamente de el. El momento de Kevin llegara, por si algunos tenian la duda de saber de el, el volvera a este relato, con cosas que decir y voltear el mundo de cabeza. No quiero dar mas spoilers de mis proximos relatos asi que disfruten.
Si quieren contactar estan los comentarios que los intentare ver y el correo que siempre estara visible para ustedes.
Gracias por leerme.