Sin límites

Se que será hoy, en mi casa, nada más. A través del móvil llega mi primera orden, en tanga, sujetador con las tetas fuera, tacones y un antifaz, en cinco minutos y detrás de la puerta abierta, así me quiere. Me apresuro a cumplir sus deseos.

SIN LÍMITES Se que será hoy, en mi casa, nada más. Me había dicho que era muy difícil que una sumisa aceptara sus condiciones en una primera sesión, que casi ninguna lo hacía. Aún así creo que Él sabía que yo lo haría. Dice que no me siente suya pero sabe el poder que tiene sobre mi. Yo siento el poder que tiene sobre mi y tengo la absoluta certeza de que estoy a salvo, confio en Él. Sabe que confio y nunca me traicionaría... Hoy es la sesión, sin límites pactados, una entrega sin condiciones. Me pregunto si estoy preparada para esta experiencia y la respuesta que me llega es que sólo Él lo sabe, no me reconozco. Excitada, húmeda..., ya no me pertenezco, soy su puta, su perra, su esclava... Me lo repito una y otra vez y...espero. A través del móvil llega mi primera orden, en tanga, sujetador con las tetas fuera, tacones y un antifaz, en cinco minutos y detrás de la puerta abierta, así me quiere. Me apresuro a cumplir sus deseos. Mi respiración agitada, mi cuerpo tembloroso, tenso, alerta a cualquier sonido del exterior. Espero a mi Amo y el solo pensamiento de olerle, de tocarle, de ser usada por Él hace que me estremezca, que se erice mi piel, que se erotice hasta el aire que respiro. Siento mis pezones erectos, mi coño empapado. Oigo unos pasos que se acercan, ¿sus pasos?. Se detienen, como mi corazón. Pasan unos segundos interminables, siento que la puerta se abre y vuelve a cerrarse tras un aroma que lo inunda todo. Silencio... Le imagino mirándome, quisiera extender mis manos y tocarle. Silencio... Ahogo mi voz, que lucha impaciente por pedir sus besos, mis labios se entreabren en una muda súplica. Silencio.... Siento su mano en mi hombro, una leve caricia en mi mejilla. Me retira el pelo hacia un lado y siento el roce  de algo deslizándose en mi cuello, mientras escucho su voz familiar al preguntar, ¿quién eres? y la mía, temblorosa pero firme y orgullosa al contestar, su puta, su esclava, su perra mi AMO . Con mi correa de perra al cuello me condujo hasta el salón. Dando golpes suaves entre mis muslos me ordenó que separara las piernas, metió sus dedos en mi coño y los llevó directamente a mi boca. _Lámelos puta, así... Después retorció levemente mis pezones desde atrás haciéndome sentir su erección. El placer que sentía con sus manos recorriendo mi cuerpo mitigaba el dolor de esos dedos que pellizcaban, penetraban y acariciaban haciéndome gemir tanto de dolor como de placer. Me puso contra la pared, apoyados los antebrazos y bien separadas las piernas. Lubricó mi ano y empezó a dilatarlo con sus dedos. Yo mordía mis labios para no quejarme, no quería que me moviese, ni oírme. Al cabo de un rato recibí mis primeros azotes como premio... Me llevó a la habitación, me acercó a la cama y me ordenó que me pusiera a cuatro patas. Sentí como se acercaba a la mesita dónde yo había dispuesto todo lo que me había ordenado el día anterior: vibradores, bolas chinas, esposas, pinzas, velas, cuerdas, tijeras... Metió despacio un vibrador en mi ano y me dijo que, sino quería ser castigada, procurara que no se saliera, pasó los dedos por mi coño, tiró de mis pezones y me dejó, luchando con el dolor y esforzándome por que no se cayera, pero no sabía controlar la presión ni contraerlo lo suficientemente fuerte. Se salió...De nada valieron las torpes disculpas. Se quitó el cinturón y comenzó a azotarme. Primero más suave, después más fuerte. Creí que no podría resistirlo más cuando paró. Mi cuerpo temblaba no se si de miedo, de dolor o de un gozo extraño de sentirme suya, más suya que nunca porque le estaba entregando algo por primera vez a alguien, era mi Dueño, mi Señor y yo le pertenecía. Me tumbó en la cama, abrió mis piernas y lamió mi coño. El placer me desbordaba, pedí permiso para correrme y se separó de mi. _Todavía no zorrita, te vas a masturbar para mi. YA Me decía lo que quería que fuese haciendo. Mete los dedos, acaricia tu clítoris, pellízcalo, vuelve a acariciarlo, más rápido. PARA. Y sentí una palmada en mi centro, dos, tres...Perdí la noción porque de nuevo el dolor ganó la batalla al placer. Entonces introdujo un vibrador, de golpe, hasta adentro y me ordenó correrme. _Antes de un minuto o no te correrás hoy Sus palabras fueron como un detonante que estalló en mi cerebro recorriéndome en una descarga brutal, mi cuerpo se convulsionaba, perdí el control, fue un orgasmo intenso, interminable... Dí las gracias a mi Amo y Señor. No eran palabras aprendidas ya, era una verdadera emoción que me hacía feliz reconocer. Estaba creciendo en sus manos, por y para Él. Un pequeño respiro y me puso de pie. Colocó las esposas en mis muñecas y me arrodilló en un cojín. Se sentó en el sillón. Acarició mis tetas con pericia y comenzó a pinzarlas. Expresar lo que sentí me desborda. El dolor como entrega, altiva, orgullosa de ser su sumisa Si hubiese visto mi mirada me hubiese comprendido ¿O lo sabía sin ella también? Cuando la piel se acostumbraba a ese dolor agudo, cuando parecía ir cediendo, llegaba otra y otra..., lo aguanté hasta que acabó, iba pasando, cediendo...Entonces se puso en pie y acercó su sexo a mi boca. Dar ese placer a mi Amo era un privilegio para mi, un premio para su perrita...Saque mi lengua y la pasé por mis labios, más puta que nunca... Así, desnuda, atada, de rodillas ante Él, con mis tetas pinzadas le entregué mi voluntad para que hiciera de mi lo que deseara, para que lo usara como quisiera, para su placer, para cumplir sus deseos... _Abre la boca,  ordenó Sentía su polla rozando mis labios, que se abrían para permitir su entrada libremente. Sus manos ayudaron a mantener mi cabeza en la posición que deseaba, mientras entraba y salía de mi boca, cada vez con mayor energía y rapidez...Yo me concentré en sentir el sabor de su sexo, en aprisionar lo más posible su pene dentro de mi boca para darle todo el placer que deseaba y, a la vez, alejar de mi mente el dolor de las pinzas que era insoportable cada vez que tocaban sus piernas. Se separó de mi sin decir palabra, no se lo que tardó pero me pareció eterno. Cuando se acercó de nuevo abrió mis piernas y metió de golpe un vibrador. _Muévete puta No podía verle pero sentía su mirada sobre mi. Me excitaba y empecé a moverme, a gemir como la perra que era. Entonces empezó a quitarme las pinzas...No quería llorar pero mis esfuerzos por controlarme eran inútiles...Al terminar hubiese sido incapaz de levantarme sin ayuda, las piernas me temblaban, solo quería terminar. Me desató, me llevó hasta la cama y comenzó a lamer suavemente mis pechos, a besarlos, mientras escuchaba su voz, suave, tierna, diciéndome : _Muy bien pequeña, esa es mi zorrita, lo has hecho muy bien... Mis lágrimas seguían cayendo, pero no hablaban de dolor sino de agradecimiento. Cada palabra era una caricia y cada beso una oleada nueva de placer... Volvió a separarse de mi cuerpo, esta vez mis sentidos ya no estaban alertas, me abandoné al descanso... Fue por poco tiempo, enseguida mi cuerpo se tensó...Me estaba atando a la cama, en aspa. Cuando me tuvo a su gusto metió los dedos en mi coño. Uno, dos, tres... a partir de ahí una presión desconocida, dolor, placer, dolor.... Lo controlaba totalmente. Cuando empezaba a gemir de placer me pellizcaba mis doloridos pezones, luego los lamía...Me abandoné, totalmente a mis sensaciones, entregada... Perdí la noción del tiempo... ¿Quién eres me preguntaba? _Su puta, su esclava, su perra en celo mi Amo, le decía una y otra vez... Era el dueño absoluto de mi cuerpo, de mi mente, de mi alma. Le pedí, le supliqué que me dejase correrme en varias ocasiones pero no quería.... _Todavía no te lo has ganado zorra No se cuanto tiempo después soltó mis ataduras y una orden: _¡A cuatro patas, perra! Obedezco, solo el oír su voz me excita, noto mis jugos, mi coño caliente... Se que no tengo que moverme y así, inmóvil, sin saber lo que me hará, toda mi piel se eriza en tensa espera... Lubrica mi ano, mete un vibrador, me ordena que saque el culo bien _¡Que no se caiga zorra! Está detrás mio, ya no siento vergüenza, sólo soy su puta, su perra... Siento un azote suave con su correa, otro...Me preparo, se que será más fuerte y no debo moverme...Uno, dos, tres....Va adquiriendo un ritmo y son un poco más fuertes cada vez... Para y mete sus dedos en mi coño. En segundos mi excitación hace que el dolor se esfume, empiezo a gemir de placer y vuelvo a sentir la correa... _¿Quién eres? _Su puta.. _¿Y que más? _Su perra, su zorra, su esclava ni Amo, se lo digo gimiendo de dolor y chorreando de gusto... No quiero que pare, me siento suya y el sigue alternando el castigo, con sus dedos y moviendo el vibrador...Estoy al borde del orgasmo y le pido permiso. Tan solo el hecho de hacerlo me lleva al éxtasis... _¡Suplícalo zorra! _Se lo suplico Amo, no puedo más, AMO, AMO.... Saca el vibrador de mi coño, mete la punta de su polla y empuja con fuerza... _Másturbate, me ordena El dolor es tremendo, me siento como si me estuviera partiendo, desgarrando... El sigue moviéndose dentro de mi culo y yo sigo tocándome. Me habla, me excita, empiezo a moverme con él, a sentirle, a gozar...Grito, suplico....Mi Amo se mueve dentro de mi de forma salvaje... _Ahora puta, dámelo todo, vacíate Y estallo. Una descarga me inunda, mi cuerpo se contorsiona, no controlo mis movimientos, tengo espasmos, no puedo dejar de moverme, el orgasmo sigue, sigue, sigue...No puedo más, el placer es doloroso, pero lo abrazo, sigo un poco más...Me derrumbo en la cama, mi cuerpo tiembla, mi Amo me abraza, intenta tranquilizarme, pero no puedo parar y mis gemidos de placer se convierten en un llanto nervioso, histérico....Sus caricias, sus brazos apretándome, logran calmarme poco a poco... Llega la paz, el sosiego, el agradecimiento de ser objeto de su placer... Se lo expreso a mi Amo, con ternura. Me levanta y me lleva al baño. Dentro, en la bañera, me manda poner de rodillas. Obedezco. Su mano sujeta mi pelo echando mi cabeza hacia atrás. Lo siento derramarse en mi, por mis pechos, por mi abdomen, por mi sexo. Mi amo marca su territorio y yo soy la más feliz de las perras... Lamo su sexo. Me levanta, me enjabona, acaricia cada rincón de mi cuerpo hablándome con ternura. No existe un paraíso comparable . En ese momento soy suya, le pertenezco y tengo la certeza de ser un diamante rojo para Él. Benidorm 22/10/07