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Ellos quemaban el presente sin mirar el futuro
El había dicho que tenía que trabajar todo el domingo y ella que saldría con unas amigas a tomar algo. Quedaron en la puerta del trabajo de ambos, ella iría a recogerlo a la hora indicada.
El paso toda la mañana esperando a que llegara la hora, quería besarla de nuevo y volver a quedarse abrazado a ella dejando que pasara el viento y el tiempo entre sus brazos. Cuando vio el coche de ella llegar, se subió rápidamente y la besó sin importarle lo más mínimo que alguien pudiese descubrir aquel secreto. Era un vestido precioso que dejaban al descubierto sus piernas y su escote cosa que el no perdió detalle desde el primer momento. Le encantaba su piel levemente bronceada con toques dorados por su vello, tenía mil lunares que el se moría por contar de uno en uno. Decidieron ir a tomar una cerveza y un bocadillo, ninguno de los dos quería dar a pensar que aquella tarde sería tan calurosa.. No podían refrenar sus instintos se besaban en cualquier lado como adolescentes, se reían hasta dolerles la barriga, se miraban a los ojos y se abrazaban como en la más bonita historia de amor jamás contada.
Tenian tiempo y decidieron subir a una zona boscosa con la idea de dar un paseo y cojieron una manta con la inocente excusa de descansar entre las sombras de los árboles.
Se tumbaron en la manta boca arriba y miraron al cielo pudiendo ver las copas de los árboles que al ser zarandeados por el viento permitía entrar unos rayos de luz que parecían sacados de un cuento. Se miraron y comenzaron a besarse suavemente sin prisa, los besos duraban una eternidad dejaban reposar sus labios sobre los del otro. El acariciaba su muslo con cosquillas en pequeños círculos y de vez en cuando subía más de la cuenta quería notar la sensación que producía en ella. Empezaron a comunicarse con la respiración y los besos donde la saliva fluía de una manera más rápida y se podía sentir la humedad de sus bocas. El bajo por su cuello quería besar su escote, ella se quitó el tirante del vestido hasta dejar su pecho al descubierto agarro el pelo de él suavemente y lo llevo a donde quería. El se volvió loco, lo besaba y lo lamía con la punta de la lengua mientras su mano estaba entre su falda apretando suavemente y soltando de manera acompasada su coño. Ella empezó arquear la espalda de placer y el sabía que llevaba tiempo imaginando en su mente, así que decidió bajar entre sus piernas y sin ningún preámbulo apartó sus braguitas y empezó a lamer su coño al ritmo que el clitoris le marcaba. Despacito y saboreando cada trozo de él , sentir como el pelo le hacía cosquillas en los labios y como se hinchaba el clitoris en su lengua. Círculos con la lengua, de arriba a abajo ,mordidas suaves, todos esos movimientos mezclados entre sus labios hacia que ella.cerrara los ojos apretadas los puños y explotará en la boca de él que parecía poseído de placer queriendo recoger cada gota de aquel rico manjar. Se quedó allí inmóvil entre sus piernas sabiendo que salía ganador de aquella batalla. Y después de recuperar la respiración le dijo: Te quiero¡¡ a lo que ella respondió... y yo mi amor.