Sin control 2
Quizá no sea solo la bebida
- Necesito una ducha para despejarme un poco.
Y se marchó, dejándome las manos pringadas con una mezcla de semen y crema solar y el cipote en franca retirada.
Me tumbé un rato al sol y debí quedarme dormido ya que cuando abrí los ojos el sol ya se estaba ocultando por lo que me levanté y fui a la cocina a preparme algo de picar.
Mi madre estaba sentada en uno de los taburetes y leía en su tablet ensimismada, se había cambiado y parecía que nada había sucedido apenas unas horas antes.
Dormilón, te han estado llamando los amigotes pero estabas tan dormido que me ha dado pena despertarte.
Bueno, mañana les veo no pasa nada. ¿Qué tenemos para cenar?
Nada, mañana hay que ir al super. Si quieres pedimos algo.
¿No vas a salir hoy?
No, necesito descansar, además cada vez que salgo con ellos termino casi pedo, no puedo seguirles el ritmo que llevan.
Pues podemos pedir pizza y un helado grande y nos vemos una peli.
Perfect¡ Date una ducha mientras hago el pedido, ¿la pido como siempre con bacon, cebolla y pimiento?
Si. - la contesté desde las escaleras camino de la ducha.
Después de la siestorra que me había echado no lograba dormirme por lo que me conecte a internet. Mi madre y yo manteníamos una "guerra silenciosa" con el control de lo que me permitía y lo que no me permitía ver, yo hacía siempre múltiples intentos por ver cosas y ella hacía mil y un malabarismos para que yo no lo viera, nunca hablábamos de ello y creo que en el fondo era como un desafío que nos lanzábamos y que ayudaba a mantener la relación saludablemente divertida.
Sabiendo que mi madre revisaba todo el contenido de lo que veía y de las búsquedas que hacía quise darle un pequeño giro a lo que estaba sucediendo entre nosotros estos últimos días, como un ladrón que sabe que le están grabando pensé muy detenidamente que pasos quería seguir. No quería romper el status quo que se había establecido y prefería que fuera ella la que marcara los pasos a dar, si me precipitaba muy posiblemente estropearía la relación con ella y eso es lo último que quería.
Me decidí finalmente por algo muy light pero que seguro le iba a hacer reir, busque fotos de chicas con biquinis pequeños. Vi, estudié y analice cientos de fotos y finalmente intenté entrar en una tienda online que vendía ropa intima de mujer. No era un sexshop, tenía claro que mi madre lo tendría bloqueado y además no quería que supiese que yo conocía esos sitios, era una tienda muy elegante, o eso me pareció a mi. Tenía que jugar bien mis cartas si quería que me funcionara la jugada por lo que me vi toda la colección al completo antes de entrar en algunos modelos concretos que fueron los que más me gustaron y con los que me gustaría ver a madre.
Ya era tarde cuando apagué y me metí en la cama.
Eran las diez más o menos cuando me desperté, remoloneé un rato en la cama antes de levantarme y bajé a desayunar.
!Vaya¡ El señorito ha madrugado -dijo mi madre entre risas.
Bueno dijiste que había que ir al super ¿no?
Revisa la lista de la compra mientras te preparo el Cola Cao.
El super al que solemos ir está en un centro comercial que tiene además muchas tiendas de todo tipo, ropa, calzado, de todo vaya. Hicimos la compra y como nos la llevaban a casa decidimos dar una vuelta por las tiendas y comer allí. En una de las tiendas, de móviles por supuesto me encontré con algunos de mis amigos, estaban todo nerviosos por que habían visto al grupo de Ana en el centro comercial. Ana es la chica más guapa del instituto y claro ante eso mi madre me dejó que fuera con ellos un rato con la condición de buscarla para comer juntos en el mejicano.
Cuando llegué al restaurante mi madre me esperaba con un par de bolsas de sus compras, comimos y nos fuimos al chalet.
Esa tarde la llamaron del trabajo y se encerró en el despacho por lo que me la pasé en la piscina yo solo leyendo unos comics que tenía atrasados aunque salí un rato con los amigos no llegué muy tarde a casa, había futbol y mis amigos no se pierden ni un partido por lo que me dejaron tirado muy pronto.
Cené con mi madre y al terminar me dijo pidió que recogiera yo la mesa que había quedado con unos amigos.
- No volveré tarde, estos son más formales que los vecinos. - Se despidió con beso y se marchó.
Eran más de las tres de la mañana cuando me despertó, me había quedado dormido viendo la tele en el salón y ella acababa de llegar. Llevaba un vestido ajustado negro y estaba preciosa, nunca me había fijado de esa forma en ella pero la modorra del sueño me dio otra perspectiva. Se notaba que estaba un poco piripi, se sentó a mi lado en el sofá y me estubo contando lo que habían hecho, no se le quitaba la sonrisa de la boca.
En cuanto vió la hora que era me mandó a la cama, subimos juntos las escaleras y cada se fue a su habitación tras desearnos buenas noches. Me había quitado las zapatillas y el pantalón cuando hoy que me llamaba.
- Necesito tu ayuda, no logro salir de este maldito vestido, he debido engordar con tanta copa.
Entré en su habitación y me la encontré con el vestido levantado hasta los sobacos atascado y ella con los brazos levantados intentando tirar hacia arriba, fue muy cómico todo, no había bajado del todo la cremallera y por eso no lograba sacarlo del todo, la ayude y en momento logró quitárselo. Y allí se quedó, en ropa interior dándome la espalda, con los tacones altos y los mofletes del culo a la vista. Tenía puesto el conjunto de sujetador y tanga que había estado viendo por internet la noche anterior, me quedé petrificado y no solo mentalmente, el cipote despertó bruscamente marcando hacia un lateral toda su extensión. Justo cuando me ya me marchaba me dijo.
- No te vayas, ya que estás aquí bájame unas toallas de la parte alta del armario porfa que no llego.
Intentando taparme el pedazo de bulto con la camiseta me subí al taburete con escaleras que tenía e intenté cogerlas pero no llegaba, no podía hacer las dos cosas a la vez, si sujetaba la camiseta con el otro brazo no llegaba y si soltaba la camiseta se me vería la mitad del rabo sobresaliendo por la parte de arriba del slip. Y ahí estaba yo haciendo equilibrios cuando me soltó un azote en todo el culo mi madre.
- ¿Estás tonto o qué? Deja de hacer el idiota y coge las toallas, ¡y a la cama! que son las tres de la mañana.
Cogí las toallas con las dos manos y de inmediato me las puse delante intentando tapar el paquete, bajé del taburete a toda pastilla para irme a la cama.
- Desde luego no sé qué te pasa, no vuelvo a despertarte, la próxima vez te quedas toda la noche en el sofá, !deja las toallas¡ ¿Pero dónde vas con ellas?
En mi prisa por largarme no me había acordado de dejarlas, así que sin girarme hacia mi madre se las tendí para que las cogiera. Como no estaba mirando las solté antes que le diera tiempo a cogerlas y creo que se callerón al suelo pero no le di tiempo, eche a correr hacia mi habitación lo más rápido que pude perseguido por las carcajadas de mi madre.
No hacía más que darle vueltas en la cabeza al modelito de mi madre y cada vez estaba más empalmado. Nunca me había masturbado, voluntariamente al menos y esa noche lo intenté por primera vez recordando cada detalle de lo que había pasado en esos últimos días. Con los ojos cerrados y el nabo bien sujeto por mi mano iban pasando mi mente las imágenes que se habían quedado grabadas, la sensación de humedad en el cipote mientras me lo mamaban, lo suaves y blanditas que estaban las tetas de mi madre, esos duros pezones que querían rasgar la pequeña tela del biquini y el esplendoroso culo con el que me hizo correme sin tocarme, y así con esta última imagen vacié mis huevos, entre espasmos y estertores.