Sin compromiso: Es la jefa.
En el relato ya publicado Sin Compromiso comienzo una relación sin compromiso con Lara, de 23 años, dependienta de tienda de ropa de moda, que duro 8 meses. En ese tiempo sucedieron nuevos relatos con más personajes, este es uno de ellos.
Un viernes principios de diciembre, sonó el despertador, me desperté y mire a mi lado, allí estaba Lara, la noche anterior había sido de locura, en lo referente al sexo, como había sido casi cada noche en los últimos meses desde que la conocí.
Al verla desnuda y pensando en lo sucedido la noche anterior, sentí que me excitaba, mi polla crecía y se endurecía, me acerque apretando mi polla contra su pierna, acaricie sus pezones, que se endurecieron, entreabrió su boca y soltó un gemido, abrió los ojos.
- “Uff, ¿No tuviste suficiente con lo de anoche?” pregunto ella.
- “No” le conteste.
- “Ya lo noto” dijo al tocarme la polla.
Me ti mi mano entre sus piernas, acaricie su bello púbico, con el dedo toque su clítoris, y con movimientos circulares jugué con él, de vez en cuando acariciaba sus labios vaginales e introducía el dedo en su vagina para lubricarlo, mientras con la otra mano agarraba sus pechos y con la boca chupaba y mordisqueaba sus pezones. Ella abría y cerraba las piernas, se retorcía y estiraba de placer, su excitación llego a tal extremo que alcanzo un orgasmo, me situé encima de ella entre sus piernas, colocando estas sobre mis hombros y lentamente introduje mi polla en su vagina, un movimiento de su cadera hizo que se introdujera de golpe.
- “Quiero sentirla toda dentro” dijo entre jadeos.
Yo la complací, mis embestidas se hicieron más fuertes, con penetraciones profundas, hice que una de sus piernas bajase de mi hombro y la estirara para que la penetración fuera lateral y poder estrujar sus pechos. No tardo en alcanzar un nuevo orgasmo al sentir como mi leche inundaba su vagina.
Quede tumbado sobre ella, exhausto.
- “Has terminado de destrozarme, precisamente hoy” dijo ella.
- “Hoy, ¿Por qué dices hoy ?” pregunte asombrado.
- “¿No me digas que lo has olvidado?” me pregunto.
Me eche a un lado y mi silencio fue la contestación.
- “Hoy es la fiesta de la tienda, aseguraste que acudirías” dijo algo enfadada.
- “Si lo había olvidado, pero asistiré” dije.
- “A la hora de cerrar, a las dos en la tienda” dijo levantándose.
Su cuerpo desnudo salió de la habitación y segundos después escuche la ducha, cuando volvió iba enfundada en una bata.
- “Si no vienes ya sabes, esto no lo volverás a tocar” dijo abriéndose la bata, enseñando su cuerpo desnudo.
Sonreí, me levante y fui al baño a ducharme, cuando salí ella ya estaba vestida, y salía de la habitación.
- “Date prisa o llegaremos tarde” dijo.
Me vestí a la carrera y poco después nos dirigíamos a la estación, para coger el tren, al llegar a nuestro destino salimos de la estación juntos, ya fuera, nos separamos, no sin antes un beso y un magreo de su culo.
A las dos en punto salí del trabajo y me dirigí a la tienda donde trabajaba Lara. Lo cierto era que al ser viernes solo trabajaba por la mañana, y lo que me apetecía era irme a casa a descansar, pero había prometido ir a la fiesta de la tienda.
Había mucha gente, nada más entrar se acerco a mí Lara, nos besamos y me fue presentado a compañeras de trabajo y algunos clientes, y me presento a la dueña, Julia.
- “Julia, este es José Antonio, un amigo. José Antonio esta es Julia mi jefa” dijo Lara.
Julia se acerco, nos saludamos con un par de besos en las mejillas “Julia, Julia, ¡La modelo!” dije algo asombrado.
- “Eso fue hace unos años, ahora soy empresaria, Migue” dijo llamando a un hombre que estaba de espaldas.
- “Si, querías algo” dijo el tal Migue.
- “Migue, cariño, este es José Antonio, un amigo de Lara” dijo Julia, presentándome a Migue.
Julia, había sido una modelo famosa años atrás, debía tener unos 34 años. Intente recordar cosas de ella, se había casado con un futbolista, Miguel Ángel, y dejo las pasarelas a raíz de un embarazo que termino en aborto. Seguía siendo una mujer imponente, alta y esbelta, con una silueta muy marcada, que vestía con un vestido azul de una pieza ceñido a su cuerpo, tal vez de su época de modelo había aumentado las caderas y el pecho.
Fue una presentación de compromiso, no volví a hablar con ninguno de ellos. Vi irse a Migue al poco de la presentación.
Me sentía incomodo, pues no conocía a nadie, solo a Lara.
- “Supongo que ya he cumplido, será mejor que me vaya” le dije a Lara.
- “Te vas a ir en lo mejor de la fiesta, ahora sacaran unos canapés” dijo Lara.
- “Por eso mismo, será mejor que me vaya” le dije.
- “Bueno, como quieras, vendrás esta noche a casa” dijo Lara
Aunque pasaba la mayoría del tiempo en casa de Lara, no se podía decir que estuviéramos viviendo juntos, pues yo seguía teniendo mi propio piso. Mi compromiso con Lara era muy limitado, era estar juntos y pasarlo bien.
- “Ya veremos, supongo que sí, cuando llegues me llamas a casa” le dije, dándole un beso de despedida.
Salí de la tienda y me dirigí a la estación, estaba a medio camino cuando un coche se paro junto a mi, toco el claxon y bajo la ventanilla del copiloto, creí que seria alguien para que le dijera una dirección. Mi sorpresa fue ver que era Julia.
- “¿No te quedas a la fiesta?” me pregunto.
- “No, realmente con conozco a nadie, era un compromiso con Lara” dije.
- “Sube te llevo” dijo.
- “Voy aquí cerca, a la estación” dije.
- “Anda sube, te invito a comer, no acepto un no por respuesta” dijo.
No sabia que decir, y mucho menos que hacer, así que subí al coche. Condujo unos diez minutos, durante ese tiempo hablamos de Lara y sobretodo se intereso por mi relación con ella. No quería mirarla, pues para conducir se había subido algo el vestido dejando ver sus muslos bien formados. Al llegar, metió el coche en un parking, se puso un abrigo largo y salimos a la calle. Enfrente había un restaurante Italiano, entramos y comimos. La conversación durante la comida recayó al principio sobre Lara, pero después se fue diversificando, y a la llegada de los postres ella me estaba contando su vida. La sobremesa se alargo y salimos del restaurante pasadas las cinco de la tarde.
- “Ha estado bien, necesitaba desahogarme” dijo Julia.
- “Si no ha estado mal, sobretodo el ser la envidia de los hombres que estaban comiendo” dije piropeándola.
- “Gracias” dijo ella, recogiendo el piropo y sonriendo.
- “No hace falta que me lleves a la estación, por aquí pasa un autobús que me deja cerca de casa” le dije.
- “De eso nada, yo te llevo, no tengo nada mejor que hacer” dijo agarrándome del brazo.
No metimos en el coche, nuevamente hizo el gesto de subirse el vestido, haciendo que me excitara, y arranco.
- “¿Donde te llevo?, a casa de Lara” me pregunto.
- “No a mi apartamento” le dije.
- “Es verdad que me has dicho que no estáis viviendo juntos, el piso de Lara se donde esta, pero el tuyo….” me dijo.
- “Yo te indico es muy fácil llegar” le dije.
Le indique donde vivía, el trayecto seguimos conversando, yo no podía dejar de mirar las piernas sobretodo la parte del muslo que dejaba ver, sentía como mi polla crecía. Cada vez me costaba mas concentrarme en la conversación. Llegamos a la puerta del bloque donde vivía, le indique el piso. En la despedida lo que tenia que ser un roce de mejillas se convirtió en un beso profundo, largo, con los labios abiertos, donde las lenguas se buscaron y danzaron.
- “Uf, casi me quedo sin aliento” dije al separarme de ella.
- “Ni que lo digas” dijo Julia arreglándose un poco el vestido.
- “¿Hace una copa en mi piso?” le pregunte.
- “Me encantaría, pero no tengo tiempo en otra ocasión” dijo.
Salí del coche pensando que tal vez me había precipitado, ella desde dentro me lanzo un beso, yo hice como que lo cogía y me lo metía en el bolsillo. Vi alejarse el vehículo. Subí al piso, toda la excitación que había sentido ahora era desasosiego.
Pase el resto de la tarde pensando en lo sucedido, y sobretodo pensando en Julia, imaginándomela desnuda.
Para cenar pedí, por teléfono, una pizza. Acababa de terminarme la pizza, aun no eran las once, estaba ya en pijama a la espera de una llamada de Lara, cuando sonó el timbre de la puerta, imagine que seria Lara. Abrí la puerta y para mi asombro no era Lara sino Julia.
- “¿Sigue en pie lo de la copa?” pregunto Julia.
- “Por supuesto, pero ¿Que haces aquí?” le pregunte.
- “Estaba en una cena, me aburría y recordé lo de la copa y aquí estoy” dijo pasando delante de mí y dirigiéndose al salón.
La observé, llevaba un abrigo largo, pero al entrar en el salón se lo quito, ante aquella visión casi se me corta la digestión, llevaba una falda azul corta muy corta, se le veía los muslos casi al completo, y una blusa fucsia ajustada al cuerpo, marcando sus pechos, dos dedos por encima de la falda dejando ver su ombligo.
Se sentó en el sofá, cruzo las piernas, dejando ver sus braguitas azul claro, fue un instante. Nuevamente sentí como mi polla crecía.
Me situé delante de ella.
- “Que te apetece tomar” le dije mirando hacia abajo, justamente al canalillo entre sus tetas, que dejaba ver el escote de su blusa.
- “No te preocupes ya me sirvo yo” dijo mientras tiraba del pantalón del pijama y hacia abajo.
Como debajo del pijama no uso ropa interior, quedo mi polla al descubierto.
- “Oh, que linda, me estaba esperando” dijo Julia mirando mi polla, que estaba crecida pero no del todo.
- “Eso parece” dije.
No me dio tiempo a mas, cogió mi polla entre sus manos la acaricio, acerco su boca, primero la beso, le dio unos lametazos con la lengua y se la metió en la boca, apoyé mis manos en su cabeza mientras ella me la chupaba.
Mi polla había alcanzado su mayor erección, cuando Julia se separo de mí.
- “¿Lo vamos a hacer aquí? pregunto.
- “Sera mas cómodo en la cama” conteste, indicándole donde estaba el dormitorio.
Se levanto y se dirigió al dormitorio, me termine de quitar el pantalón del pijama. Iba a ir tras ella cuando sonó el teléfono.
- “Si, ¿Dígame?” pregunte.
- “Eres tu José Antonio, ¡Estas en casa!” me dijo.
- “¡Lara!, si, estoy aquí con tu jefa” le dije.
- “¿ Con Julia? pregunto con cierta intención.
- “Si claro con Julia” replique.
- ¿Qué hace allí?” pregunto con tono sarcástico Lara.
- “Creo que es evidente, quiere que me la folle” le dije y mire a hacia el dormitorio.
- “¡José Antonio!, déjate de coñas,” dijo.
- “No es ninguna coña, ahora mismo esta en el dormitorio” le dije
- “ …”
- “No dices nada” dije ante el silencio de Lara.
- “Vale lo que tu digas, que te lo pases bien, mejor dicho que te la peles bien, porque yo no pienso ir” dijo Lara por despedida.
- “Hasta luego” dije.
Cuando entre en la habitación Julia estaba solo en ropa interior bragas pequeñas tipo tanga sin serlo, azules, y sujetador blanco labrado casi trasparente.
- “¿Quién era?” me pregunto.
- “Lara” le dije.
- “¿Que te ha dicho?” me pregunto
- “Me ha preguntado ¿Que estaba haciendo?, le he dicho que estaba contigo, su jefa” le conteste.
- “¿Y?” repuso Julia expectante.
- “No se lo ha creído” dije sonriendo
- “¿Te importaría que se lo hubiese creído?” me pregunto.
- “Pues si te soy sincero, no lo se, nuestra relación como ya te dije es muy especial, no hay compromiso” le dije.
Estaba junto a mí, se había quitado el sujetador. Me sorprendió que en los pezones llevase una especie de pegatina.
- “¿Y esto para que es?” pregunte tocando el adhesivo.
Se quito los dos adhesivos y sonriendo se echo encima de mí y me beso en los labios.
- “Para que no se marquen, como los tengo tan duros” dijo al separar su boca de la mía.
Me cogió la mano y la puso sobre uno de sus pezones. Lo tenía durísimo. Mientras acariciaba ese pezón acerque mi boca al otro, le di un par de lametones, sabia a goma de adhesivo. Lo mordisquee arrancándole un gemido a Julia.
Lentamente se dejo caer en la cama, arrastrándome tras de ella, quedando encima. Ella tiro de la parte de arriba de mi pijama quitándomelo, mi cuerpo desnudo se pego al suyo, y nos besamos. Mientras, mi mano acaricio su cuerpo, bajando lentamente hasta llegar a su entrepierna, metí la mano bajo sus bragas y acaricie su clítoris, el cuerpo de Julia dio una sacudida, utilice la otra mano para ayudarme a quitarle las bragas.
Mi polla rozaba su muslo haciendo que permaneciera eréctil, Julia bajo la mano para acariciarla.
- “Métemela, necesito que me la metas” dijo con voz entrecortada.
No dije nada, simplemente, acaricie nuevamente su clítoris e introduje un dedo en su vagina, estaba muy húmeda, con la otra mano seguí acariciando y pellizcando sus pezones. La excitación fue en aumento hasta tal punto que alcanzo un orgasmo, le entreabrí sus piernas y me coloque en medio, con mi polla acaricie su rajita una y otra, la cogí por la cintura y la penetre. Mi polla entraba y salía de su vagina, arrancándole gemidos de placer a Julia.
- “Dame más fuerte, quiero sentirte dentro” repetía una y otra vez.
Sentí que estaba a punto de llegar, y parecía que ella también estaba a punto de alcanzar un nuevo orgasmo, y lo alcanzo justo al soltar mi leche en su interior, me deje caer sobre ella sentí sobre mi pectoral sus pezones.
- “Que fuerte, ha sido genial” me dijo al oído.
- “Y muy cansado” dije dejándome caer a su lado.
Julia se giro sobre mí, quedando su cuerpo pegado al mío, su mano me agarro la polla.
- “¿No has tenido suficiente?” le pregunte, mi polla que tras la eyaculación se había quedado flácida volvía a ponerse tiesa.
- “No, y parece ser que tu amiga tampoco” dijo refiriéndose a mi polla.
Se puso encima mío, se abrió de piernas haciendo que mi polla entrase nuevamente en su vagina, y cabalgo alcanzando un nuevo orgasmo., y se dejo caer sobre mí, pero mi polla seguía tiesa dentro de ella, lentamente movía mi cadera haciendo que mi polla entrase y saliese, recorriendo su vagina.
- “Increíble, he alcanzado otro orgasmo, y tú sigues, ¿Hasta cuándo?” pregunto.
- “No sé, ¿Hasta que terminemos muy cansados?” pregunte retóricamente.
Agarre su cintura para mantener el ritmo de penetración. Y tras un rato volvió a alcanzar un orgasmo. Se dejo caer a mi lado
- “¿Tú no has llegado?” me pregunto.
- “No, normalmente la segunda vez me cuesta lago más llegar” dije
- “Pero la sigues teniendo tiesa” dijo.
Mi respuesta fue hacer que se pusiera a cuatro patas, la cogí por la cintura y se la metí desde atrás, sentía que estaba a punto de llegar.
- “Estoy a punto de llegar” dije
- “Y yo… también” dijo jadeando al alcanzar un nuevo orgasmo.
Julia se dejo caer hacia delante, quedando boca abajo, y yo fui tras de ella, quedando encima. No cruzamos ninguna palabra, y nos quedamos dormidos.
Sentí un ruido y me desperté, era alguien que estaba llamando a la puerta, me puse una bata y salí a ver quién era, al abrir la puerta resulto ser Lara.
- “¿Qué haces tú aquí? pregunte, mire el reloj, no eran aun las nueve.
- “Anoche quede preocupada, y he pensado pasarme por aquí antes de coger el tren para ir al trabajo” dijo.
Recordé que era sábado, y que Lara trabajaba.
Se me agarro al cuello.
- “Tengo tiempo antes de ir al trabajo, ¿Quieres que te haga un favorcillo?” dijo Lara.
- “¿Quién es?” se escucho desde dentro de la habitación, era Julia.
- “Lara” conteste, ante la mirada asombrada de ella.
- “¡Lara!, dile que no se vaya” dijo aun desde dentro de la habitación Julia.
- “¿Quién está en la habitación?” pregunto Lara.
- “Ya te lo dije tu jefa” dije, en eso que salía Julia con una sabana liada.
- “No hace falta que cojas el tren, iremos en mi coche, primero pasare por casa para cambiarme” dijo y volvió a entrar en la habitación.
La cara de sorpresa de Lara era increíble, no dijo nada. Unos minutos después salía Julia, se había puesto la ropa interior, recogió del salón la falda y la blusa, y se las puso. Y sin mediar palabra se fueron.