Sin besos al despertar
Una pequeña introduccion al vampirismo...
Donde los picos de las montañas ceden ante las bajas temperaturas y la claridad es casi nula durante el día, se hallaba un castillo tenebroso para cualquier habitante de los bajos pueblos cercanos. En el, se encontraban una serie de personas con vestimentas largas y de colores inusuales, que no se expandían mas allá de los tonos oscuros. Su apariencia era singular y llamativa, su tez era extremadamente blanca y no se los veía salir de su lugar, donde hacían grandes festejos hasta altas horas de la noche.
Bakott, el general a cargo de la seguridad del castillo, estaba a cargo de Midian, la hija de Lillith, la reina del extraño aposento. Sobre él se depositaban miles de sentimientos hacia su hija, aún cuando nunca este permitido.
Su mente recordaba cada detalle
-"Las palabras que su madre ordenaba para mi, eran mandatos sagrados enviados directamente de lo mas oscuro aun sin conocer. Solamente ante ella me inclinaba y acataba cada orden. Cada paso que Midian daba, su sombra debía de ser. Luego de haber enfrentado a muchos demonios y haber librado infinitas batallas, esta noche el temor es mucho mayor. Ella estaba unos pasos por delante de mi en este camino y podía sentir su nerviosa respiración. Miles de opciones rematan mi mente, mas solo Lillith responde. Grandes columnas de viento azotaban las paredes. El camino no fue muy largo hasta llegar a su lugar de descanso, de enormes puertas salpicadas en sangre de distintas razas. Unas cortinas se abrieron hasta que la sombra se convirtió en una figura."-
Las noches en las que se encontraban ardían desbordantes por doquier, los gemidos eran como una manada de lobos y perros en celo encerrados y desparramados en un torbellino, disparando voces sin entendimiento alguno.
-"Sus manos se movían como una gran oleada salvaje, yendo y viniendo sin parar sobre mi daga de placer, acariciando mi pecho teñido por una marea de éxtasis. Su lengua recorría cada minúsculo lugar en mi entrepierna hasta desgarrar con sus colmillos afilados partes de mi ropa interior y mi piel. Tu boca tan paranoica al sentir mis latidos, que se esfuerza por realizar su mejor acto cada noche; y tu aliento tan fogoso que siento tu calor interno. Nuestros cuerpos en un baile sin igual donde las trompetas de la lujuria nos llevan a una cama volcánica: Mi pelvis atropellando la tuya hasta el dolor mutuo, el cambio de posiciones que se hace inevitable para cualquiera y cada roce que enciende el ardor eterno. Mi destreza en su mayor altura empañando tu visión, cubriéndola de puro amor liquido desenfrenado y sin control, haciendo una recorrida diaria a tu bello y esbelto cuerpo, tan deseado por infinidad de inmortales. La consumación y el final llegan en un scenic único e incomparable, donde el cansancio es el único ganador sobre nuestro estado físico. "-
El amor y la pasión que sentía cada mañana al despertar, lo hacían recordar que estaría vació, sin besos al despertar. La eterna discusión en su interior comenzaba otra vez, donde los porqués de las cosas de multiplicaban y siempre le decían que el orden y la vida de las personas no se pueden alterar porque el amor prevalezca. Donde un guardia nacido para servir a la suprema dinastía no puede entrometer su nariz con la princesa, pero ella puede manejar cualquier vida a su gusto y saber que cada acción que ella realice con él estará al limite de la vista de su madre; pero esta vez el llamado de Lillith fue sin previo aviso, donde la confesión fue inmutable.
-"Mi reina, como tu mas fiel ser, ante ti me inclino por mi vida y tu piedad sobre mi "
-"Tus palabras son solo espacios libres de tu boca que desperdician saliva inútil. Hija mía, la sangre que desparramaras servirá para purificar tus pensamientos. Bakott era mí ser de confianza, ya no ni tú tampoco. "
Un intercambio de palabras no fue el detonante para la decisión ni la acción ya premeditada. El cuerpo de Midian cayo desplomado al suelo en una laguna de sangre, y todos sus sentimientos se abalanzaron sobre ella sin dudarlo. Nunca existió tortura alguna para Bakott mas feroz que ver su amor eterno desterrado, de vida. Sus lágrimas corrían inundando su visión, pero la piedad tampoco tuvo lugar sobre él.