Sin barreras

Humildes y altivas, inocentes y experimentadas, generosas y egoístas, fogosas y discretas, pero todas se doblegaron ante el poder de mi espada.

BARRERAS

Tu culo se resiste al ensartarlo,

pues no aguanta lo grueso de mi pene,

pero eso, chiquilla, no te apene,

pues podremos, en poco tiempo, ahormarlo.

Y para, de una vez, acostumbrarlo,

primero, de cabeza que se llene

y luego, poco a poco, que no frene

el paso del carajo, hasta tragarlo.

Tu culo ya en mi verga se me enreda,

buscando más completas sensaciones,

dejándola cubierta con su seda.

Y al sentirte invadida de emociones,

al cogerte, como aquel cisne, a Leda,

te tragas, por completo, mis cojones.

PRINCESA

Princesa hermosa de cabellos de oro,

la piel sedeña de tus piernas miro

y se me escapa el aire de un suspiro,

suspiro que delata que te adoro.

Una vez me dejaste el ojo moro,

por pedirte las nalgas que te admiro;

el deseo cortábame el respiro

y bufaba en ese instante como toro.

Hoy nada he de decirte, hermosa mía,

llegaré con sigilo a tu presencia

y haré lo que hasta ahora es fantasía:

tus faldas alzaré con experiencia,

y en un embate, que mi verga ansía,

te haré perder el virgo y la inocencia.

COMPLACENCIA

Es con mi verga, que te penetra profundamente,

que te emocionas, cuando te vienes como poseída,

y así entrelazas una venida y otra venida,

y se derrama en litros de jugo tu coño ardiente.

Luego me pides que te la meta más velozmente,

en cuanto sientes que te escapa lenta, la vida,

y en ese grato y lúbrico espasmo de la cogida,

actúas como, de las putonas, la más caliente.

Yo, que bien gozo, cuando tú gozas jodiendo mucho,

soy complaciente, clavando indómito tu rica pepa,

pues siempre, en darte placer sabroso, es por lo que lucho.

Lanza ahora al aire, para que todo el mundo lo sepa,

esos suspiros con los que pides, como lo escucho,

te ensarte toda mi gorda verga, aunque no quepa.

DOBLETE

Accediendo complaciente

a mis sexuales antojos,

hoy me ofreciste los rojos

pliegues de tu culo ardiente.

Cuando te clavé impaciente

mi verga, sólo despojos

dejé de ellos, y tus ojos

brotaron grandes al frente.

Bien ensartado en tu ano,

noté que mucho gozabas

cuando alocada, en tu mano,

el coño ardiente frotabas

y en deleite sobrehumano,

¡toda tú te derramabas!

CAPACIDAD

Quise alcanzar tus favores

colmándote de regalos,

sin sospechar que los falos

te encantan, por tus ardores.

Coges tú, de mil amores,

y para ti, no son malos

los que te echan diez palos,

aunque quisieras mayores.

Mi verga no está muy grande,

ni muy gorda, no presumo,

pero cuando bien se expande,

¡cuidado!, porque lo sumo,

desde la punta del glande,

hasta cubrir tu consumo..