Sin abrir los ojos.

Puedo acercar mi cara a tu pelo Y enredar a él mi alma, Sin miedo al martirio del deseo. Pero sé que mi límite es tu cuerpo, Que no puedo existir sin tocarte.

Sin abrir los ojos,

Percibo el inconfundible aroma

De tu humedad.

Tu respiración acompasada

Dice que duermes

Pero tu silueta desnuda,

Brillante de sudor y semen,

Es señal de que el sueño

No es sino una pausa

En el proceso de tu infinito deseo.

Abro los ojos y veo tu espalda,

Muro de piel blanca,

Mapa de lunares y contornos,

En los que me pierdo

Como capitán errante de

Navío de una sola verga.

Así, yo despierto y tú dormida

Puedo admirarte sin que tu mirada

Me subyugue irremediablemente.

Puedo seguir el contorno de tus caderas

Y alimentar el morbo de observar

Tus nalgas exánimes.

Puedo acercar mi cara a tu pelo

Y enredar a él mi alma,

Sin miedo al martirio del deseo.

Pero sé que mi límite es tu cuerpo,

Que no puedo existir sin tocarte.

En un acto extremo de masoquismo

extiendo mi mano

Y acaricio tus muslos

Y recorro tus piernas,

Regreso a tus nalgas,

Hurgo tu ano,

Me deslizo por tu espalda,

Enmaraño tu pelo,

Aprieto tus tetas….

Me pierdo….

Me pierdo irremediablemente porque abres tus ojos

Y al abrirlos soy un esclavo.

Ahora ya no sostengo el timón,

Tu sonrisa da la orden y elevo ancla

Y despliego velas

Y la única verga se sostiene mirando al cielo.

Tu boca es una inmensa ola que la devora.

Mis manos son secuestradas por tu mandato.

Aprietan, exprimen, horadan.

Mis dedos penetran tu sexo,

Frotan tu pequeño miembro,

Azotan tus nalgas.

Pellizcan pezones.

Mi lengua es tuya:

Bebe, chupa, succiona, lame.

Tu cuerpo es una tormenta y yo estoy a la deriva.

Trato de seguirte….

Te pierdo entre gritos y gemidos.

Te pierdo cuando crees que te poseo,

Porque tú eres la Diosa.

Te recuestas, exhausta

Tus venas latiendo en tus sienes

Y el pelo pegado a tu frente.

Más brillante tu cuerpo, más oloroso.

Cierras tus ojos.

Nuevamente te miro.

Regreso a mi patético dominio,

En el que te veo, te poseo

Sin que me mires y sin que te toque.

Hasta que mis manos me traicionen;

O más bien, hasta que mis manos

Me confirmen que lo único que me da sentido

Es que la Diosa despierte

Y que yo me pierda en su deseo.