Simplemente una historia más
Romar es un chico que lo ha tenido todo, la muerte de su padre ha cambiado en cierta medida su mundo; un inesperable suceso hace que su vida tome un nuevo giro y regrese con su madre a vivir a una pequeña ciudad donde se ve envuelto en diversas situaciones para forjar su carácter.
Me encontraba parado frente a la caja registradora, a punto de pagar tres libros que nos habían exigido en la escuela (de alguna manera el libro “El Asistente Interior de Norberto Levy” me había llamado la atención. Era solamente un libro complementario para la clase de estabilidad emocional). Había un niño de aproximadamente 6 años con su padre, un señor alto y que demostraba una gran seguridad por su porte y su manera de hablarle al pequeño infante; se encontraban comprando rompecabezas 3D, de los que en algún momento arme con mi padre, el niño emocionado pedía el rompecabezas de un T-Rex (no lo culpo, de pequeño igual era mi dinosaurio favorito). Su padre que me saludo educadamente, aceptó el trato del niño de comprarle dos rompecabezas por dejarlo decidir a qué película entrarían después; claro que al final de todo yo sabía que iba escoger una a la que el niño le encantaría ver.
Pagué mis libros que costaron poco menos de lo que creí y salí de la librería. Comencé a caminar en la plaza recordando aquellos momentos que había compartido con papá y mamá, además claro de mi hermanito (cuatro años menor que yo). Creí ver por un segundo a mi padre pero luego deseche la idea, mi padre llevaba ya casi un año muerto. Es triste decirlo pero aunque no lo dijera en mis pensamientos estaba muy presente la figura de mi papá. Recuerdo aquellos días en los que me llevaba junto a mi hermanito al parque y nos compraba helados mientras nosotros subíamos y bajábamos de las escaleras y todo tipo de juegos. Mi papá aunque era una persona muy ocupada siempre sacaba tiempo para nosotros (era el encargado de un bufete de abogados). Mi madre por otra parte era una reconocida doctora en una de las clínicas más grandes de nuestra ciudad, por lo que siempre o casi siempre obtuvimos lo que nuestros caprichos pedían. Aun sumergido en todos esos pensamientos me di cuenta que había llegado a la parada del bus, por lo que empecé a esperar el camión que tenía la ruta por donde mi casa quedaba (un country club). Aproveché a leer un poco del libro de Norberto Levy y leí una parte que realmente me encantó:
Insatisfacción quiere decir rechazo, desacuerdo con algo.
Tal vez la realidad de esas palabras era porque realmente estaba insatisfecho con mi vida, aun no comprendo “por qué” tengo este sentimiento de insatisfacción dentro de mí. Después de todo (y aun sin tener a mi padre presente físicamente) tengo una bonita familia; buenas calificaciones (si no lo mencioné tuve un promedio de 96.12 como resultado de mis tres años de educación secundaria, obtuve un diploma por ser el tercer mejor promedio de mi escuela); comodidad económica; un gusto insaciable por la lectura; buenos amigos; y finalmente un físico agradable.
Baje del bus y me dirigí caminando hacia el country club, después de identificarme con el guardia de seguridad empecé a caminar (de nuevo) a mi casa, mi hogar como me gusta decirle era un edificio de dos plantas, color blanco y con un frente totalmente hecho de vidrio, lo que dejaba ver la sala de estar del primer piso y parte de la biblioteca del segundo piso. Visualice antes de cruzar la calle el coche de mamá, aun cuando mi hermanito y yo protestamos, ella había decidido cambiar la Jeep por un Lincoln MKZ del año. Mamá no había comprendido que nuestras protestas eran por los buenos momentos que pasamos con padre en la camioneta. Me dirigí a paso lento a la puerta y entré, se encontraba sentada en el sofá viendo el noticiero de Aristegui (una gran periodista mexicana), y al verme entrar simplemente se paró y me dio mis nuevos uniformes de la prepa (me encantaban esas playeras, eran unas polo con el logotipo de San Francisco de Asís en el parte derecha del pecho y abajo contenía la leyenda: Espíritu, mente y progreso).
-Por cierto hijo tu horario está pegado en la puerta de tu habitación, please no se te vaya a hacer muy tarde mañana que es tu primer día de clases y el cole me va a costar un ojo de la cara-comentó madre mientras me daba un beso en la frente.
-Por supuesto que no ma, se lo difícil que se te está haciendo pagar todo últimamente.
-Gracias hijo-suspiró-ahora sube y cámbiate que ya mero termina la comida doña Carmen (Doña Carmen es la ama de llaves de la casa).
Subí a toda prisa y vi mis libros de L.J. Smith en el piso, larryeth dije para mí mismo (larryeth es mi gata). Los libros de Smith me encantan, contienen un algo que me hace sentir realmente especial, llevaba leyendo esos libros tres años seguidos y me seguía emocionando a cada palabra escrita en esas hojas. Sin embargo con la serie basada en mis libros favoritos no sucedía lo mismo, era algo seca y estúpida la manera en la que plasmaban a los personajes en la televisión, aunque no puedo negar que me encantaban los actores, en especial al que hacía de Damos y Stefan.
Baje de prisa al comedor y enseguida Carmen sirvió la comida, había cocinado pollo en chipotle (una de mis comidas favoritas), así que aun y cuando estuve lleno le pedí que me hiciera tres enchiladas con la carne de pollo y el caldo del chipotle. Ella asintió a mis órdenes y madre simplemente se paró de la silla, se despidió de nosotros y salió directo al hospital pues su segundo turno estaba por comenzar. La ama de llaves llevo mis enchiladas a la mesa, le dije que comería en mi cuarto y volvió a asentir. Mi hermanito se puso a jugar su x-box mientras yo subía a mi cuarto y me ponía a leer por enésima ocasión “Invocación” . Se me acordó el horario pegado en mi puerta así que fui y lo arranqué para empezar a acomodar mis cosas, pues el primer día de escuela me empezaba a fascinar.
El horario de mi primer día de clases era el siguiente:
Lunes: Literatura I // Matemáticas I // Estabilidad emocional (Único) // Ciencias Sociales (Único) // Receso // Taller de Lectura I // Química I // Laboratorio de análisis clínicos (Único) // Inglés I // Francés I
Era un horario un tanto pesado por las materias que se encontraban en el, sin embargo esperaba con ansias la hora de Estabilidad emocional.
*****Desperté un poco antes de lo previsto, la emoción me invadía totalmente, me arregle de una manera tan poco usual que hasta me espanté a mí mismo. A las seis veinte yo me encontraba ya en camino a la escuela, había tomado la ruta a la preparatoria en vacaciones y el bus se tardaba aproximadamente 30 minutos en hacer el recorrido. Al finalizar esos treinta minutos me encontraba ya en la puerta de la preparatoria “San Francisco de Asís”* , era por mucho la mejor referencia de una prepa de excelencia, sus instalaciones eran magnificas. Para ser maestro en dicha institución se debía tener mínimo una maestría y de ser posible un doctorado; su examen de admisión era uno de los más rigurosos y aun lo hubieras pasado, tu pase a ser parte de su cuerpo estudiantil era tener un promedio de 90 o superior.
Al pasar por aquella puerta que sólo dejaba entrar a cinco estudiantes a la vez vi por quinta ocasión el interior de la institución, ante mí se encontraba una mini plaza con una fuente al centro, alrededor de esa plaza se alzaban tres edificios de doble planta de color blanco y ventanas amplias. En dos de las esquinas que formaban los edificios se hallaban unos pasillos; el de la derecha te llevaba a otra mini plaza pero en lugar de una fuente se encontraba un árbol jacaranda de casi 25 metros de altura y se hallaban otros edificios de color blanco, el pasillo se volvía a encontrar a mano izquierda y te llevaba al área de deportes, se hallaban la piscina de la escuela, las canchas de tenis, básquet y de futbol así como la cancha techada dónde se hacían las reuniones de alumnos; el pasillo de la izquierda te llevaba a otra mini plaza en donde se alzaban seis edificios de tres pisos conectados entre sí con pasillos elevados, el pasillo seguía y conducía al área administrativa y a la biblioteca de la escuela que era un edificio totalmente diferente a los demás, estaba construido en forma de pirámide y albergaba según datos que la misma escuela proporcionaba, al menos 6,000 libros de diferentes temas y al lado de tan magnífico edificio se encontraban los laboratorios de química y análisis clínicos, así como el salón de lenguas.
Las primeras dos sesiones eran algo tediosas, el maestro de Literatura I dijo que para empezar debíamos leer Anna Karenina en dos semanas (por un momento pensé que estaba loco, como se puede leer semejante libro en dos semanas, la ventaja era de que yo ya lo había leído y me había encantado) y realizar una reseña de diez cuartillas a mano. El maestro de Matemáticas I simplemente se limitó a decir cómo calificaría su materia, resulta que era un poco complicado sacar un 100 con dicho maestro, 70 puntos costaba el examen del parcial, 20 de exámenes sorpresas que explico podrían ser 2 o más y los últimos 10 puntos restantes eran de trabajos.
Al final llegó la hora que tanto había estado esperando, la maestra se presentó como Adda Hernández y pidió que sacáramos los libros de Norberto Levy pero luego dijo: díganme el tema de hoy sólo conociendo el título: La experiencia.
Varios levantaron la mano y empezaron a hablar de lo que posiblemente podría hablar el tema, la maestra interrumpió el debate que se empezaba a tornar caliente y dijo: Vamos muchachos, esto es una clase de estabilidad emocional no de profecías, además nos encontramos en la preparatoria San Francisco de Asís no en una escuela de magia.
Luego prosiguió a decir que estudiemos las “ideas centrales” así como los subtemas desde auto curación biológica hasta salud y auto curación. Cuando terminó de decir todos los trabajos para la próxima sesión que era el viernes (los cuales se me hicieron excesivos) empezó a explicar su manera de evaluación. Con ella era más seguro tener una buena nota pues 50 puntos eran de trabajos, 20 del examen final, 15 de exposición escrita y 15 de participación. Se despidió de nosotros al salir del salón y todos empezaron a hablar, yo me limité a sacar un libro y comenzar a leer cuando una muchacha muy simpática se acercó y sin pena me preguntó si yo era gay. Ante tal pregunta quedé petrificado y ella dio por hecho de que si lo era, se sentó a mi lado pues había una silla vacía y comenzó a sacarme información, pero tampoco deje que ella me conociera y yo no supiera nada de ella.
Cuando entró el maestro de Sociales se limitó a sentarse y dictar los contenidos, nos explicó que con el son 95 puntos del examen final, 3 de los exámenes parciales y 2 de la libreta, todos (incluyéndome) quedamos boquiabiertos contra tal sistema tan represor de ese maestro. Nos pidió que empecemos nuestras evidencias y nos pasó unos cuadernillos de trabajo donde había preguntas que después nos explicó eran reactivos tipo de su examen final, también añadió que nunca prestemos los exámenes a compañeros de tercero o quinto porque sus exámenes los realizaba cada año y eran usados solo una vez.
El receso fue un tanto caótico, imagina a 1200 estudiantes comprando en cinco cooperativas distribuidas en toda la escuela, o intentando entrar al baño. Algo que si era lindo era ver a los chavos de quinto semestre, eran totalmente hermosos. Algunos tenían cara de niños pero con cuerpos desarrollados en el gimnasio. Nunca en mi vida pensé que me encontraría en dicha escuela, a pesar de ser una preparatoria bajo la tutela de la iglesia católica era muy tolerante con las preferencias sexuales diferentes o “alternas” como comúnmente le llamaban las monjas que fungían como prefectas y rectoras de la prepa.
El resto de las sesiones fueron igual que las demás: maestros que explican cómo dividan sus 100 puntos entre exámenes, trabajos, participaciones y un sinfín de cosas más. Cuando al final solamente quedaba una sesión mi estómago empezó a protestar y Arlette como se llamaba mi nueva amiga me invitó de las galletas que aún le quedaban de la hora del receso. El maestro de Francés entró y se presentó con un acento muy a la francesa (luego nos contaría que había emigrado de Francia, aunque no nos contó cual fue el motivo de su migración). De todos los maestros que se presentaron ese día, para mi él era el más estricto pues sus 100 puntos dependían de diversos exámenes y nos explicó que las tareas eran obligatorias para poder tener derecho a presentar sus exámenes.
Cuando al final la clase terminó el maestro se volteó a vernos y nos dijo en un Francés muy limpio que nos fuéramos a casa (se me olvidaba comentar que yo en la secundaria había tomado clases de Francés, Inglés, Latín y Griego).
Al llegar a mi casa doña Carmen se encontraba cocinando ya que se le había quemado la comida anterior por la culpa de mi-a veces tonto- hermano porque le pidió que buscara el control remoto. Se disculpó conmigo por lo de la comida que no estaba realizada pero le dije que estaba bien, que no había problema alguno con eso. También dijo que mi mamá estaba haciendo una cirugía así que probablemente llegaría en la noche, asentí y le di la orden de que subiera mi comida al cuarto.
Al entrar a mi cuarto vi de nuevo mi horario y me di cuenta de que era más relajado que el de los lunes, pues mi segundo día de clases iba a ser así:
Martes: Matemáticas I // Ética I // Inglés I // Artes Visuales (Único) // Receso // Literatura I // Taller de lectura I // Informática I // Química I
Acomodé mis cosas y Carmen entró con un plato de espagueti en salsa de champiñones, lo asentó en mi mesa de trabajo y salió sin decir ninguna palabra. Me puse a comer el espagueti mientras veía un poco de televisión, en ese momento estaba la repetición de la serie de los libros de Smith y me puse a verla. Damon era muy excitante pero Stefan era muy lindo, en ese momento agradecí no ser la protagonista para decidir con quién quedarme.
******La primera semana de clases pasó demasiado rápida que no me dio tiempo de terminar mi tarea de estabilidad emocional, había hecho plática con algunas chavas de quinto semestre que me comentaron que el primer parcial del primer semestre era el más difícil porque aun te vas acostumbrando al ritmo de la preparatoria. También me había hecho más amigo de Arlette que como yo no tenía ningún conocido en la prepa. Sumando algo más a todo esto, mi mamá empezaba a estar menos en casa y eso nos comenzó a preocupar cada vez más a Carmen, mi hermanito y a mí. Cuando tuvimos nuestra primera clase de Orientación Escolar la maestra nos facilitó unas hojas con todas las actividades extracurriculares que se impartía en las tardes y explicó que era obligatorio estar en una. Junto a mi nueva amiga Arlette seleccionamos el taller de baile y devolvimos las hojas a la maestra que sonrió levemente mientras ojeaba nuestra selección. Cuando todos entregaron sus hojas con sus respectivas selecciones la maestra dirigió la votación para escoger al jefe de grupo. Resulta que me habían escogido a mí porque según ellos en nuestra primera semana me había mostrado como el más maduro y responsable.
La maestra me hablo antes de salir.
-Romar quiero decirte que la junta de jefes de grupo es hoy a las cinco en la cancha techada, es obligatorio que vengas.-sentenció pero luego prosiguió- Se encontrará la directora y los otros jefes de grupo además del presidente de la sociedad de alumnos.-hizo una pausa mientras revisaba su celular para luego continuar explicando- Explicarán cómo se dividirán los fondos de la sociedad de alumnos y otras cosas, espero que seas puntual.
Solamente asentí y salí de la escuela con Arlette para dirigirnos a mi casa pues el maestro de Literatura nos había dejado un trabajo por binas para el martes de la siguiente semana. En el camino a mi casa platicamos un poco.
-Romi-sonrió Arlette.
-Dime- le contesté mientras respondía un whats de mamá diciendo que no iría a la casa a comer porque tenía una cita.
-Dicen que el presidente de la sociedad de alumnos es un bombom-añadió sonriente.
-Eso no lo sé-le dije con una cara de confundido-ya veré yo.
-Bueno-dijo mientras empezaba a jugar con sus manos-no es eso lo que te iba a decir-agregó después de una breve pausa.
-¿Entonces?-añadí un tanto nervioso.
-Creo que le gustas a alguien pero no estoy muy segura-comentó un poco nerviosa.
Ante tal comentario intenté sacarle la verdad a toda costa pero a pesar de mis intentos no lo conseguí. Al llegar a mi hogar vi a larryeth parada en la puerta queriendo entrar, le abrí la puerta y dejé que pase. Luego de haber almorzado comenzamos la tarea de literatura y tras un poco de batallar con nuestra redacción la terminamos a tiempo para que yo regresara a la preparatoria.
Cuando llegué a la prepa se encontraban ya reunidos 30 de los 60 jefes de grupo de la escuela (eran 20 grupos por semestre, una manera muy loca). En el camino a la cancha techada vi a las chavas de natación, así como a los chavos de básquet entrenando para el campeonato estatal. A lo lejos se podía divisar los comienzos de una construcción de lo que sería en un futuro la sala de gimnasia, pues las y los gimnastas de nuestra institución practicaban en un gimnasio (más obvio no se puede) rentado por la escuela. Al llegar vi a la mitad de los jefes de grupo sentados alrededor de las monjas y el presidente de la sociedad de alumnos con una cálida sonrisa me recibió con un hola
Entré y me senté rápido, la directora hizo acto de presencia y empezó la reunión. Aún faltaban 7 jefes de grupo (que después se anexarían a la reunión algo tarde pues, según ellos, el tráfico había retardado el camión donde venían). Entre esos jefes de grupo se encontraba Caroline, la jefa del 501, era considerada la emperatriz de la escuela ya que había sido jefa de grupo tres años seguidos, en segundo año se había convertido en presidenta de la sociedad de alumnos y cuando quiso reelegirse perdió por dos votos contra Jordan (él era el chico guapo que me había recibido con un cálido hola y que, a mi parecer, era el chavo más guapo en la escuela).
Al llegar a la reunión Caroline demostraba elegancia en su porte-infundía respeto entre todos los presentes-llevaba puesto un vestido color crema con una chaqueta café, sus tacones eran de un color nud; la sola combinación de su ropa resaltaba el color de su piel, era clara de color y sus ojos verdes mostraban seriedad.
Jordan que era de los pocos mal vestidos en la reunión, llevaba puesto una camisa de cuadros y unos vaqueros algo gastados, comenzó hablando de la importancia que tenían las comisiones dentro de la institución. Captaba la atención de los jefes de segundo y primer año, así como los de tercero pero no captaba la atención de Caroline.
-Escuchen todos-comentó la directora quitándole la palabra a Jordan- como todos saben y si no lo sabía se los comento-agregó para después hacer una pausa-cada inicio de ciclo se organiza un baile de bienvenida, en este caso para los alumnos que recién empiezan en nuestra institución por lo que necesitaré la comisión para mañana.
-Señora directora…-agregó algo titubeante Caroline-me ofrezco para ser la organizadora de la comisión de eventos sociales de la escuela.
-Claro que serás la organizadora, no pensaba en nadie más que no fueras tú-contestó con una sonrisa de oreja a oreja la directora-¿alguien se opone a que Carol sea la organizadora?
El silencio en la cancha se entendió como que nadie quería la comisión, la directora dio por terminado el asunto y se despidió de todos nosotros para luego retirarse y dejar que la reunión continuara.
Caroline enseguida mencionó los otros seis miembros del comité-y aunque a protestas de Jordan que deseaba que todo se hiciera democráticamente, ella salió ganando- para sorpresa mía, me había elegido para formar parte de su comité a lo cual acepté gustoso.
-Como el comité de fiestas ya está organizado- dijo con un tono cansino- organicemos el comité de eventos académicos y deportivos.
-Claro que para eso te apuntas solo… ¿o me equivoco?-agregó inmediatamente Caroline con un tono desafiante.
-Mira Caro…no es momento para…para seguir con tus juegos provocativos-hizo una pequeña pausa donde todos esperaban ansiosos lo que proseguía- acepta que perdiste, que no te volvieron a querer como presidenta.
-Perdóname…el que yo haya perdido contra ti en las elecciones del año pasado por dos votos no me hace menos popular que tú. Todos saben bien que ganaste solo porque Stefani y Mary te apoyaron en tu campaña.
-Caroline… ¡Basta!-anexó su comentario un jefe de los trescientos.
-¡Nada de basta! Todos ustedes bien saben por qué estas donde estás y a pesar de ser…así…como los tuyos son, eres muy ingenioso- respondió con cierto repudio para luego levantarse y salirse de la cancha.
Todos los alumnos de primer año-incluyéndome- quedamos atónitos ante tal escena. Después de conformar las comisiones se dio por terminada la reunión y todos partimos a nuestras casas.
Eran cerca de las ocho y media de la noche cuando iba saliendo del instituto. A lo lejos en el estacionamiento de la escuela lograba divisar a Jordan en su coche, metiendo unas cajas. Me acerqué para preguntar si necesitaba ayuda, a lo cual respondió que si asintiendo con la cabeza. Cuando terminamos de meter todas las cajas era más que tarde, eran las nueve y ya no había camiones directos al country.
-¿Deseas que te lleve?-preguntó él con un tono suave y seductor.
-No sabes donde vivo…-dije con un poco de pena.
-Claro que sé dónde vives… mmm… vives en el country club del poniente, ¿cierto?-agregó con una sonrisa.
-Sí…-contesté dubitativo- ¿cómo lo sabes?
-Vivo igual allá, sólo que tu no me has visto y que yo tampoco he hecho por hablarte.
-Vaya, entonces creo que si podrías llevarme. A estas horas ya no hay camión directo al country.
-Lo sé, es lo malo de vivir allí pero fuera de eso es el country más bonito de la ciudad-agregó con una nueva sonrisa, pero esta vez con más fuerza.
En el transcurso del trayecto al country Jos-como le dicen sus amigos-me contó de su familia, sus aspiraciones y su tendencia por la ropa desgastada y pegada. No me sorprendió su manera de ser, era un hijo de papi mimado pero con grandes aspiraciones. Al llegar al country se empeñó en llevarme a la puerta de mi casa y así lo hizo.
-Espera-dijo en un tono algo alegre antes de bajarme del coche-aún no se tu nombre.
Reí como tonto ante tal pregunta-Me llamo Romar, puedes decirme Romi si gustas-le respondí con un tono amable.
-Oh bueno Romi-sonreía un poco-te llevo el lunes a la escuela… ¿qué dices?
-Pues…no le veo ningún inconveniente así que por mi está bien, ¿a qué hora pasarías por mí?
-Pues ¿te parece a las 6:25?
-Claro- contesté para luego entrar a mi casa.
Al entrar doña Carmen estaba algo preocupada por mí, tanto que confesó que si hubiera tardado una hora más iba a llamar a la policía. A veces siento que Carmen exagera pero nos ha cuidado desde pequeños a mi hermanito y a mí que es como nuestra segunda madre.
El lunes llegó y desperté antes de que mi alarma sonara. El desayuno aún no estaba listo y aproveché a bañarme. El baño con agua fría se antojaba mucho pues el calor del verano todavía se resentía y sofocaba por las mañanas. Al término de mi baño bajé a la cocina y comí lo más rápido que pude, ya que Jos llegaría pronto. A mí se me había olvidado comentarle a mi mamá que me llevarían a la escuela y cuando él toco el timbre de la casa, madre se llevó una sorpresa y no hizo más que mirarme desconcertada. Al final asintió que me fuera en el coche pero con mucho cuidado.
-Creo que a tu mamá no le ha hecho mucha gracia que vengas en coche a la escuela- rompió el silencio después de casi quince minutos.
-Así es…es algo especial a veces- “a veces” sonaba poco en comparación de cómo era realmente mamá.
-Supongo que tengo que ganármela.
Aquel comentario me sacó de mí mismo y sólo pude responderle con una sonrisa a medias. Al llegar a la escuela vi a Arlette en la entrada platicando con Marisol –una amiga de Arlette de quinto semestre-, me acerqué a ellas y les di los buenos días como acostumbro hacer.
-Mira. Te presento a Romar-me presentaba a Marisol mientras estrechábamos nuestras manos.
-Vaya, veo que te has ligado al presidente- mordió su labio inferior Mari mientras me guiñaba el ojo.
-¿Ligar?-preguntó un poco aturdida Arlette.
-¡Claro! ¿Es que no saben?
-¿Saber qué?-volvió a preguntar Arlette mientras yo miraba algo confundido a Marisol.
-Bueno… les contaré el chisme que de todos modos ustedes se van a enterar tarde o temprano.
-¿Osea?-interrumpió Arlette algo intrigada y confundida, igual o más que yo.
-Lo que sucede, es que nuestro presidente es homosexual. Nadie sabía esto hasta el año pasado cuando Caroline descubrió unos mensajes en el celular de él –comentaba mientras miraba al grupo de Caroline y luego volteaba a ver a Jos-. El punto no terminó en esos mensajes, claro. Caroline y el eran novios, así que se han de imaginar el shock en el que entró Carol al enterarse de aquello; desde entonces Carito intenta ridiculizarlo frente a toda la escuela, lo ha logrado en algunas ocasiones pero en otras la ridiculizada ha sido ella.
-No mames, no me la creo –dijo sorprendida Arlette mientras sonaba la campana de la escuela llamando a las primeras horas.
-Les cuento con más detalle a la hora del receso queridos- agregaba Marisol mientras se adentraba en la escuela.
La primera hora fue una eternidad, el maestro de Literatura nos pasó unos librillos para que redactemos un ensayo sobre ellos para el próximo lunes. En lo persona el libro que me había tocado no era de mi agrado Ecce Homo de Friedrich Nieztche se me había hecho muy aburrido. Aunque como dice el maestro, no hay que juzgar un libro por su portada, sino por su contenido.
Al llegar la hora del receso salimos corriendo en busca de Marisol por el resto de la historia, pero en el trayecto nos topamos con Caroline que me andaba buscando para ir con ella a planear el baile de bienvenida, me despedí de Arlette y fui con el comité a la biblioteca a plantear “nuestra” propuesta a la directora…
Al dejarme sola Romar fui directo con Marisol que se encontraba con su novio en una de las bancas debajo del gran roble blanco del patio C.
-Bueno Mari, tienes el deber de continuar contándome la historia- le dirigí la palabra mientras me acercaba a ella.
-¿Qué historia?-contestó su novio mientras me acercaba y sentaba frente a ellos.
-La explosión navideña del año pasado-agregó en tono burlón Mari.
-Aaaaah- exclamó su novio- la mega histeria del año pasado.
-¿Me dirán o qué?- pregunté con un tono algo irritado pues para mi hablaban en clave.
-Bueno, verás –empezó a platicar el novio de Mari- el año pasado la figura de pareja sentimental entre Jordan y Caroline era la más afamada…
-Y querida-interrumpió Mari.
-De todo el colegio –terminó de decir el novio de Mari- ellos fueron reyes del baile de bienvenida y el de Hallowen…no recuerdo muy bien pero si la memoria no me falla, fue para enero que a Joss se le olvidó su celular en casa de Caroline después de haber tenido relaciones y bueno…cuando ella se dio cuenta de eso, revisó el celular que no tenía contraseña y descubrió las inclinaciones sexuales de su novio. Hecha un mar de llantos en el patio A le gritó toda su vida a Jos, media escuela se enteró del suceso y justo después de eso Carol se lanzó para ser presidenta de nuevo y Jordan hizo lo mismo, al terminar el día de las elecciones y tras haberse contado muchas veces terminó siendo el ganador Jos con un margen de dos votos.
-Caroline enfureció entonces y desde eso tiene como rival a Jos en todo lo que se propone-agregó Mari a la explicación de su novio.
Caroline se mostraba segura de su propuesta ante la directora, había cuidado hasta el más mínimo detalle en la redacción de dicha propuesta e igual había cuidado con la misma intensidad la presentación de la misma.
La directora Zule dio su aprobación y enseguida Carol junto a Max, Matty, Cynthia, José, Alessa y yo empezamos a sacar las cuentas. Al ser yo alumno de primer semestre, me dieron la comisión de encargarme de rentar sillas y mesas, así como los adornos de las mesas.
-Carol creo que si conseguimos todo esto para el baile nos excederemos del presupuesto asignado-comentó Alessa mientras revisaba la lista de posibles precios que habíamos hecho.
-Ustedes tranquilos, tengo solucionado todo-respiró profundo Carol- todos conocen el restaurante nuevo del centro, ¿no?-preguntó con una ceja levantada.
-¿New York´s Restaurants?-preguntó Alessa.
-Exactamente ese mero-guiñó el ojo Carol-resulta que mi papá es amigo del dueño y ha conseguido que el restaurante nos de la comida y la mesa de postres a mitad de precio.
-Eso es fenomenal-añadió Matty con una cara de sorpresa y entusiasmo.
-Así es-dijo con cara sarcástica Max-supongo que si hubieras ganado, que es obvio que ganaste el año pasado, estarías haciendo un mejor trabajo que ese lame botas que tenemos como presidente de la sociedad de alumnos.
-Pero claro que haría un mejor trabajo, ella es perfecta-agregó Cynthia con cierto aire de superioridad sobre sus lentes de Vogue.
-Basta chicos, hagamos de los eventos sociales los mejores que haya tenido la escuela en mucho tiempo-agregó Alessa a la cada vez más rara conversación.
-Obviamente eso haremos o ¿no? – dijo José.
De alguna manera la plática me había incomodado. Llevábamos mucho tiempo en la biblioteca que creí que ya me había pasado del receso, cuando de repente Carol me sonrió y dijo que estaba bien, que la directora ya había ido a hablar con los maestros por las faltas que conseguían.
-Es cierto-comentó de repente Cynthia mientras me miraba sobre sus lentes- tu viniste hoy con el perdedor.
-¿Cómo? ¿Viniste con el perdedor de Jordan?-replicó Carol con su mandíbula abierta y sus ojos ensanchados.
-Estem…si… lo que pasa es que…
-Yo le dije que venga conmigo-dijo desafiante Jordan mientras entraba a la biblioteca y yo me hundía en mi silla…
Después del pleito del que la escuela hablaría por un lapso de dos semanas, me hice más cercano a Jordan. No puedo explicar el hecho del “por qué” me hice más allegado a él. Mi trato para con él, era como de si fuéramos hermanos.
-¡Gracias al cielo!- exclamé con cierto entusiasmo al sentarme con Arlette. Ella se limitó a observarme y levantar la ceja- Bueno, digamos que ya terminaron los preparativos del baile de bienvenida y será esta noche- le dije a modo de respuesta a su aparente confusión.
-Oh…bueno- respondió con cierta pesadez- oye…romi… ¿vendrás al baile?
-Supongo que sí. Es decir, me gustaría ver el resultado de haberme perdido clases enteras.
-¡Ah!
-¿Pasa algo?
-Bueno, digamos que por lo ocupado que estabas no te he contado que me han invitado al baile-hubo una pequeña pausa- y ¡Adivina quién me invitó!
-Ya sé, Carlos el del 105- añadí con un poco de risa, ya que Carlos era el ser más antisocial y algo retraído de primer semestre.
-¡No! Iugh, como crees-dijo mientras se paraba del banco donde nos encontrábamos- me invitó nada más y nada menos que Sebastián, el amiguísimo de Jordan.
-¡Es una broma!- le grité mientras me le abalanzaba para abrazarla y para que empecemos a gritar como locos, que todo los alumnos presentes en la plaza F de la escuela nos voltearían a ver.
-Bueno querido Romar, digamos que yo tengo pareja y tu igual- añadió con una mueca graciosa.
-¿Cómo?- le pregunté algo confundido mientras nos sentábamos e iba pasando la euforia de unos segundos anteriores.
-Si… ¿recuerdas lo del chavo al que le gustas? -asentí y quedé desconcertado- bueno, él quiere que vayas con él y he dicho que sí.
-¡Estás loca! –grité lo suficientemente fuerte como para que nos volvieran a voltear a ver- ¿cómo se te ocurre que iré con él? Para empezar, no lo conozco y tampoco estoy muy seguro de gritarle a los cuatro vientos de que soy gay.
-Lo sé, por eso será como una cita de amigos. Le he comentado a Sebis que tendría que llevar a dos amigos por que no tienen con quien ir, así que no será problema alguno el que ustedes dos vayan juntos…
Mientras ayudaba a mi íntima Arlette a ponerse el vestido y también a sostener ciertos utensilios que las mujeres utilizan para “embellecer su rostro”, no dejaba de pensar quién sería ese hombrecillo misterioso.
-¡Estoy lista!
-Ya veo, yo no puedo decir lo mismo.
-Vamos romi. Te aseguro que te va a encantar y luego me darás las gracias por todo. Ahora vamos que hay que ir abajo a esperar a Sebas.
-Bueno…
Los minutos pasaban algo lentos. Arlette me recriminaba cada que podía el hecho de que yo iba vestido muy a mi estilo –pantalones entubados, una camisa de cuadros, cinturón color café y unos bonitos tenis color café de American Eagle- pues para ella no era muy apropiado para un baile de bienvenida. Después de algún rato escuchamos el timbre de la casa, la mamá de Arlette fue a la puerta a ver que nos fuéramos con Sebastián en su coche.
-Bueno querida guapa chula preciosa, ¿a dónde vamos? –le dijo Sebas con una cara de coqueto.
-Ten –dijo Arlette mientras extendía un papel con una dirección.
Sebas asintió mientras me guiñaba un ojo y salíamos a toda velocidad a la dirección del misterioso papel. Mi corazón estaba eufórico por qué a pesar de que no era una cita 100% oficial, me daba miedo de que la gente pudiera enterarse de mis preferencias sexuales.
Llegamos a un barrio clásico de la ciudad, las casas coloniales se veían por doquier pero no eran simples casas coloniales. Eran casas lujosas de la colonia. Mientras Sebas se detenía enfrente de una casa con un jardín espectacular, con grandes columnas y una puerta de madera tan grande que una persona sola no hubiera podido abrirla, yo intentaba pelar los ojos para ver con quién estaría en la noche.
-Tranquilo saltamontes –dijo Arlette con una sonrisa muy real- yo sé que te gustará la noche, así que tranquilo.
No le respondí y simplemente me limité a observar mi celular y juguetear con los dedos de mis manos. En eso estaba cuando de repente sentí que se abre la puerta de la parte en donde me encontraba.
-Hola Romar –dijo con una cara simplemente hermosa.
-¿Nathanael? –contesté un poco aturdido.
-Ese mero –contestó mientras me tomaba de la mano y Sebas sonreía por los hechos que acontecían en su coche.
El resto del camino fue algo aburrido, si bien Sebas y Natha sacaban muchos temas interesantes, yo no estaba participando activamente en sus conversaciones.
Cuando finalmente llegamos al baile de bienvenida me sentí obligado de llevar a mi compañera de la “cita doble” a un lugar especial para que pudiéramos entablar una conversación más amena.
Hasta cierto punto tenía la esperanza de que todo fuera un sueño. Sin embargo, no lo era puesto que mientras conducía a Arlette a una parte algo alejada de donde se empezaba a escuchar la música y el ambiente comenzaba a ponerse bueno, me topé con Caroline. Ella me sonrió levemente – ¿Dónde crees que vas?- preguntó, mientras se acercaba a mí. Simplemente logré jalar a Arlette y caminar más rápido rumbo a la biblioteca.
-¿A poco no piensas que la escuela, con todas estas lámparas hechas de papel en la noche se ve hermosa?
-¡Arlette! –Suspiré un poco atosigado por los hechos que sabía que de una manera u otra, acontecerían- me siento extraño estando con Natha, es decir… -me intervine porque ni siquiera sabía cómo explicar algo que ni yo mismo entendía.
-Mira –empezó a hablar Arlette mientras alcanzaba un globo del deseo chino- toma –dijo mientras la miraba un poco atónito- yo sé que las soltarían en un rato, pero suelta una tú ahora mismo –explicó mientras me dedicaba una sonrisa sincera.
-¿A qué te refieres con todo esto?
-¿Cuándo eras pequeño te tiraron al piso?
-No, pero no entiendo tu punto. Es decir, no entiendo con qué motivos quieres que yo suelte la lámpara ahora.
-¡Es simple! Si tu sueltas una lámpara en este momento, estarás pidiendo un deseo.
-¡Claro! –Dije en tono sarcástico- ¡eso cambiaría las cosas!
-Lo creas o no, puede que sirva de algo.
Aún no muy convencido de lo que haría tomé la lámpara y encendí la vela que poseía dentro. La misma lámpara empezó a inflarse y Arlette me ayudó a posicionarla para soltarla. Mientras la misma se empezaba a elevar, pedí mi deseo.
-¿Qué hacen ustedes aquí afuera perdiéndose de la diversión? –preguntó Natha mientras se dirigía a nosotros con dos vasos de refresco. Le entregó uno a Arlette y se disculpó del hecho de que no tenía uno para mí. Aunque intento darme el de él, me negué pues todavía no tenía sed.
El baile era un éxito para Caroline, quién bailaba y se divertía sin dejar de estar pendiente de los hechos y los horarios. Por otra parte, el mismo hecho de que me sintiera algo incómodo al estar con Natha no me permitía disfrutar de todas las actividades programadas.
La idea mía de las lámparas de deseo que se eleven al final del baile entusiasmaba a medio mundo, cierto era que nunca se había hecho y Caroline se había encargado de darle un significado especial - Ce sera une nuit qui nous rapproche de rêves- como ella lo había dicho el día de la presentación de la temática en la reunión de alumnos.
Natha intentaba sacarme temas de conversación, si bien era un tipo agradable y que pertenecía al equipo de gimnasia, por lo cual poseía un cuerpo exquisito, no lograba captar mi atención y por el contrario, mis ojos buscaban desesperadamente a Jordan. No lo había visto en el tiempo que el baile ya había consumido.
-Atención a todos –dijo una imponente voz, que reconocí fácilmente, en las bocinas- escuchen con atención a la organizadora del baile de bienvenida.
Los aplausos y uno que otro chiflido se hicieron presentes en el momento, ya que todos sabían de lo extraordinariamente bella que se había puesto Caroline para esa ocasión.
- Bonne nuit cher –dijo con una sonrisa totalmente blanca- esta noche como todos ya saben, la temática ha sido un poco diferente a la de pasados bailes de bienvenida. Hemos querido retomar un tema que se dejaba para el baile de graduación: los sueños. Todos y cada uno de nosotros posee sueños o metas que son más grandes de lo que nosotros, en algunas ocasiones, podemos lograr. Pero ¡no es así! Cada uno de nosotros tiene diferentes maneras de alcanzarlos. Hemos llegado muy lejos todos los que están aquí, cada uno de nosotros tiene un globo por sección. ¿Qué clase de globo? ¡Un globo de los deseos! Cada sección, pertenecientes a los grupos académicos o deportivos tendrá el propio. Uno propio con el cual podremos elevar nuestros sueños al cielo. ¡Enhorabuena a todos los aquí presentes!
-¡Caroline! –grité mientras bajaba por las escaleras para posicionarse enfrente de los dirigentes de las secciones del plantel. Mientras caminaba a la posición de ella volteaba a ver a los dirigentes; se encontraban ya para ir a la plaza principal los líderes de las secciones de: basquetbol femenil, gimnasia femenil, el equipo de proyectos sociales, el equipo matemático y los de música.
-Dime que están todos los globos en posición por favor.
-Claro –respondí alivianado pues había pedido cinco más de lo acordado, de lo contrario, el globo que había liberado unos minutos antes me hubiera costado muy caro- es sólo que pensé que se haría al final.
-Yo igual pero si se hiciera al final significaría que no todos estarían tan dispuestos a realizar la actividad, así que es mejor hacerlo desde el inicio.
-Buen punto, suerte –le deseé mientras regresaba con Arlette, Natha y Sebastián.
Entre los cuatro veíamos como todos los jefes de las diferentes secciones de la prepa elevaban poco a poco los globos, mi mente dio un vuelco al ver a Jordan enfrente de la muchacha que llevaba la pancarta de Basquetbol Varonil, tuve unas ganas insaciables de ir y abrazarlo pero debía contenerme.
-Creo que fue una bonita idea –empezó a alagar Natha con sus comentarios.
-¿Crees? –preguntó un poco distraído Sebas mientras abrazaba a Arlette.
-Sí, es decir, imagina que esos globos que se van son los deseos de todos nosotros de triunfar y de hacer que la escuela triunfe. El año pasado vivimos una racha muy fea cuando el equipo matemático perdió contra los del Liceo Francés –anexó con ciertos aires de esperanza Natha.
-Puede ser pero ya es tiempo de entrar al baile- comentó Arlette mientras jalaba a su pareja.
-Adelántense, quiero preguntarle algo a Caroline- dije un poco distraído mientras comenzaba a caminar en dirección contraria a ellos, que simplemente se limitaron a asentir y entrar a la cancha techada de nuevo.
Mientras me dirigía a las escaleras que subían a una plataforma elevada con respecto a los edificios, no pude dejar de observar todos los detalles en lo que Caroline había reparado. En el camino de la cancha techada a los edificios que albergaban los salones, se encontraban las diversas canchas de la escuela, incluyendo un espacio verde relativamente grande –como el tamaño de dos canchas de basquetbol- que en el instante albergaban mesas y sillas, todas de color blanco con pequeños detalles rosas y azules, inclusive los centros de mesa asentaban más los colores escogidos por Caroline, donde se hallaban sentadas diversas parejas de novios.
Al pasar todo esa sección y entrar a la parte donde los edificios se hacían de dos pisos y los pasillos estrechos, empecé a pensar en todos los problemas que habían acontecido recientemente en mi vida. Mamá ya casi no se encontraba en casa y a pesar de que ella juraba que era su trabajo, yo no le creía porque lucía más preocupada de lo que normalmente estaba, incluso Doña Carmen nos pedía de favores que no molestemos mucho a madre, que la dejemos dormir y que la apapachemos todo el tiempo.
Al llegar a la plataforma elevada desde donde se veía parte las calles que rodeaban a la prepa, miré hacia el cielo y observé todos los globos que poco a poco comenzaban a perderse en la oscuridad de la noche. También intente relajarme un poco, los exámenes del primer corte de calificación habían pasado y en todas las materias había logrado 100 exceptuando Francés donde había alcanzado a penas un 87.
Puse los audífonos y elegí una de mis canciones favoritas Bel Air- Lana del Rey, cuando la canción iba por la mitad sentí una mano en mi hombro. ¡Era Jordan! Se sentó a mi lado sin decir nada y nos quedamos viendo el cielo con los pequeños puntitos amarillos que se iban perdiendo en la infinidad de la noche.
-Creí que era el único al que le agradaría estar solo un rato –comenzó a decir.
-Pues realmente ya ves que no eres el único –le contesté algo tímido.
-Va… ¿Qué tal te fue en tu primer corte?
-Bien, alcancé 100 en todas las materias menos en francés donde sólo tuve 87.
-¡Excelente! Jamás en mi vida he estado tan cerca como tú de tener la calificación perfecta. Es más, este parcial en la mayoría lo saque con 97 y en francés al igual que tú lo saqué con 89. Simplemente no entiendo cómo es que Caroline logra el 100 en francés.
-Tal vez le apasiona, a mí me apasiona mucho el inglés y tuve 100.
-Pero eso ya sería otra cosa, un asunto muy diferente. ¿No crees?
-No creo que sea diferente, es decir, si algo te apasiona te sale siempre bien.
-Mmmmmm
-¿Qué pasa? –y es que a pesar de que su “respuesta” me daba cierta desconfianza, yo sabía que algo más pasaba.
-Es que… supongo que quiero que me ayudes en algo –comentó tímidamente.
-¿Cómo en qué?
-Mira… estoy seguro… bueno supongo… -decía titubeante- que ya te habrás enterado del por qué no me llevo bien con Caroline.
-Mmm… si… algo he escuchado.
-Bueno… me considero un chico bisexual pero ahora es un chavo el que hace que mi mente gire y no sé cómo acercarme a él.
-¿Puedo saber quién es?
-¡No! Es secreto y quisiera que se mantuviera así por un rato más.
-Oh bueno…
-Al grano, es muy lindo y tierno pero a veces me da la impresión de que no es lo que dice ser y que tiene miedo de lo que la gente dirá. Simplemente no sé cómo acercarme a su persona.
-Supongo que debes dejar que esa persona se abra contigo.
Desde ese comentario que realicé. Jordan no dijo nada y yo tampoco quería romper el incómodo silencio que se iba generando poco a poco. Por un momento en mi mente pasaba que esa persona era yo, que a pesar de lo que mi mente le decía a mis fantasías. Éstas iban a resultar ganadoras.
-Vamos, que ya es tarde –decía Jordan mientras se paraba y me extendía una mano.
A lo que siguió de eso fue algo que no pude explicar en el momento…
Su boca se pegó a la mía por un pequeño instante, no supe como corresponde el beso y simplemente quedé helado...
-Yo... lo siento- se disculpaba mientras volteaba a ver el cielo. Jordan se veía tan guapo, varonil y a la vez tierno.
Lo único que se me ocurrió en ese momento fue besarlo, de la nada vi su expresión de sorpresa pero a la vez de alivio...