Simplemente Julia, que delicia de mujer...

He decidido publicar los relatos que me faltaban y quizás hasta vuelva a enviar los que retiré hace poco tiempo, por el momento, les dejo este y espero que lo disfruten...

Julia llegó al hotel bien entrada la noche; venía sola y apenas entró me despertó un deseo animal. Alta como yo, rubia natural pues sus cejas y sus vellos así lo hacían notar, un cuerpo escultural y un rostro de concurso.

Le adjudiqué la última habitación del hotel pues era la que mi amigo Toño y yo teníamos reservada para mujeres como ella ya que desde la terraza podíamos espiarlas sin que nos vieran. Esa noche me masturbé deliciosamente mientras veía como se despojaba de toda su ropa y, para mi sorpresa y satisfacción, se dedicó a masturbarse con la luz encendida; después de acariciar su cuerpo con mucha lascivia, sacó un consolador de su bolso de viaje y se estuvo cogiendo duro por ambos agujeros como por espacio de media hora; ella acabó dos veces, una por delante y otra por detrás mientras tenía aquel monstruo clavado en su hermoso trasero y se daba con furia al tiempo que amasaba sus tetas alternativamente; yo por mi parte acabé junto con ella en ambas oportunidades.

Al día siguiente me preguntó como hacía para llegar hasta la base aérea militar que estaba en las afueras de la ciudad; no lo pensé mucho y me ofrecí a prestarle el servicio de taxi personalmente, era un riesgo pues a mi edad no tenía licencia de conducir, pero siendo Barcelona una ciudad pequeña, pues nadie prestaba atención a los jóvenes que manejaban autos antes de la edad reglamentaria; se montó atrás y cuando lo hizo me mostró un triángulo blanco que cubría su sexo; aquello me excitó de inmediato y ella lo notó; durante todo el trayecto estuvimos conversando y ella no dejaba de mirarme por el espejo; yo no podía sostenerle la mirada puesto que iba conduciendo, pero me mantenía excitado como si estuviera observando su cuerpo desnudo.

Después que hizo su diligencia, me pidió que la llevara de regreso al hotel; casi cuando estábamos llegando me dejó helado con lo que me dijo...; "Te excitas con mucha facilidad, eso me encanta en un hombre..."; "No sabía que lo habías notado, pero ahora que lo mencionas, una mujer como tú es capaz de provocar esa reacción en cualquier hombre..."; "Olvídate del hotel, llévame a otro sitio y hazme el amor...".

Apenas entramos a la habitación del motel de carretera a donde nos fuimos, ella me fue desnudando sin permitirme tocarla; me hizo tender en la cama y esperó hasta que se me bajó la erección que me había provocado, entonces se paró frente a mi y comenzó a deshacerse de cada una de las prendas de vestir que la cubrían; fue un proceso muy lento y excitante; cada prenda de ropa que se quitaba me excitaba enseguida, entonces Julia esperaba hasta que yo me calmaba para deshacerse de la siguiente; se había quedado con una combinación íntima que comprendía un diminuto bikini, un brassiere media copa que dejaba sus pezones al aire y medias sujetas con liguero, todo de color blanco...; "Ya no te quites mas nada...", le dije entre suplicante y autoritario; Julia todavía esperó hasta que me calmé nuevamente, entonces me dio la espalda y se fue bajando el bikini muy despacio mientras inclinaba su cuerpo hasta que solo se veía su hermoso trasero sostenido por un par de hermosas piernas envueltas en seda blanca; caminó despacio hasta la cama y se montó a horcajadas sobre mí...; "Te imagino un buen amante a pesar de tu corta edad, así es que hazme olvidar el dolor que estoy sintiendo en este momento...". ya para entonces yo volvía a tener mi artillería lista para el combate que se aproximaba.

Ni que decir que ante aquel monumento de mujer yo tuve que hacer gala de todo lo que había aprendido hasta entonces; ella quería llevar la iniciativa y yo pensaba dejarla hasta que pudiera tomar el control, entonces haría con ella lo que se me antojara. Se clavó mi erección muy despacio mirándome fijo a los ojos; parecía que deseaba sentir cada milímetro de mi verga mientras invadía su cálida vagina; se metía un pequeño pedazo y volvía a subir despacio mientras suspiraba profundamente y siseaba como una serpiente, apretaba sus tetas con ambas manos y se dejaba caer otro poco, así hizo durante varios minutos que a mi me parecieron horas y me tenían al borde, cuando por fin me tuvo todo dentro de ella comenzó a rotar sus caderas de una forma muy cadenciosa y de vez en cuando iba hacia delante y hacia atrás con un ritmo suave y acompasado, sentía como las paredes de su vagina me apretaban como un guante estrecho. Yo hice un esfuerzo realmente sobrehumano para contenerme, Julia por su parte logró un orgasmo silencioso, sublime, pero no por eso menos intenso, me percaté por el ritmo de su respiración y las contracciones tan fuertes y seguidas de su vagina, descansó por unos segundos y comenzó a moverse de nuevo, hasta entonces el único contacto entre nosotros era a través de nuestros sexos. Buscó de nuevo hasta que estuvo a un segundo de otro orgasmo y ya no me contuve, la tomé por la cintura, giré con ella ensartada y quedé sobre su cuerpo, arremetí con furia justo cuando ella alcanzaba el clímax y le inundé la vagina con un caudal de semen que parecía no tener fin, mi orgasmo fue largo y torrencial; aquello pareció transformarla, de su actitud dominante pasó a ser una mujer sumisa que imploraba por que le diera todo el placer que pudiera.

"Me fascina un hombre que sabe leer el rostro de una mujer, me dejaste hacer porque yo quería hacerte, pero entendiste lo que esperaba de ti justo en el momento preciso, ahora haz de mí lo que quieras, hazme saber que no me equivoqué contigo, que eres un amante excepcional!!..."; "Primero quiero saber a que se debe tu dolor…"; me contó que había estado viviendo con un oficial de la aviación hasta que lo trasladaron de la capital a esta base y en pocos meses él le había hecho notar que ya no le interesaba como mujer; yo no lograba entender que un hombre pudiera despreciar semejante hembra hasta que ella misma me develó el misterio…, aquel hombre había descubierto que realmente lo que le gustaba eran los hombres

Aquella Venus me inspiró ternura y excitación al mismo tiempo; deseaba hacerle sentir todo tipo de sensaciones y emociones pero también quería desquitarme de ella por lo que me había hecho al principio, así que en segundos decidí que mezclaría todo y a ver como reaccionaba ella.

Comencé por besarla con mucha ternura hasta que sentí que se abandonó a esa sensación, entonces fui haciendo mis caricias mas sexuales, por decirlo de alguna forma y ella reaccionó enseguida, me deleité mamando sus firmes tetas hasta que sus pezones se entumecieron de sangre y ella me suplicaba ansiosa que la penetrara, entonces le hablé bajito al oído…; "Tranquila mi reina, deja que llegue el momento justo y entonces me sentirás todo dentro de ti…", aquello la relajó un poco y volvió a ser la mujer tierna que ansiaba cariño tanto como sexo, cuando noté su cambio seguí bajando con manos y boca por todo su cuerpo hasta llegar a su sexo, la aferré por las nalgas y pegué mi cara besando con fruición, separando sus labios íntimos con mi lengua y apoderándome de su clítoris lo chupé y lamí intensamente hasta que la sentí desesperada…; "Ya mételo por favor!, penétrame te lo suplico!!"; "Llegó el momento, ahora si me vas a sentir como debe ser…"; me coloqué entre sus níveos muslos y apunté mi verga contra su ya muy mojada vagina y amagué con mi glande; Julia alzó su pelvis para ir a mi encuentro y yo retrocedí dejando apenas la punta entre sus labios, ella se alzó de nuevo y yo de nuevo evité penetrarla, así sucedió tres veces hasta que Julia estalló en ira…; "Cógeme coño!!, me tienes loca, desesperada!!, méteme esa verga y párteme en dos si quieres, pero no me hagas esperar más desgraciado!!", dejó caer su cuerpo y se quedó mirándome furiosa, yo la besé delicadamente en los labios y empujé suavemente hasta que entré a la mitad; ella gimió profundo y sus ojos brillaron casi hasta el llanto; me detuve justo allí, retrocedí y casi iba a insultarme de nuevo cuando me hundí en ella hasta la empuñadura con un envión fuerte, sus ojos se desorbitaron por la sorpresa y por lo profundo del estoque, gimió profundo y buscó mi boca ansiosa; nos besamos con furia poniendo nuestras lenguas en confusión total mientras sorbíamos la saliva de nuestras bocas; nos movimos frenéticos sabiendo que lograríamos el orgasmo juntos y casi enseguida; volví a sujetar sus nalgas y cada vez que iba hacia adentro, se las separaba al máximo, de pronto sentimos que el mundo se nos venía encima; Julia clavó sus uñas en mi espalda mientras yo separaba sus nalgas al máximo posible y mi verga palpitaba al mismo ritmo de las contracciones de su ardiente vagina; a cada chorro que yo disparaba en su interior se producía una clavada mas fuerte de sus uñas en mi espalda; hacía tiempo que no sentía mi carne rasguñada por las uñas de una mujer mientras esta acababa sincronizada conmigo. Al fin quedamos exhaustos sin pronunciar palabra, solo escuchando el resoplar intenso de nuestras respiraciones y sintiendo los espasmos de nuestros sexos que se producían cada vez mas espaciados; yo que había aprendido desde joven a controlar las contracciones de mi verga, comencé un juego que me ha funcionado siempre, cuando mi verga dejó de palpitar espontáneamente, yo seguí haciendo que se hinchara en su interior una y otra vez; al principio se mostró sorprendida por mi capacidad de control muscular, pero mas la sorprendió el orgasmo que le sobrevino casi enseguida…; "Ay santo Dios, ¿Qué vaina es esta mi vida?!!, estoy en la gloria!!, esto es lo máximo mi cielo!!, oh Dios!, oh Dios!, oh siiiiiii, asíiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, Aaaaaahhhhhhhhhhhhhhh!!!"; quedó en un estado de semiinconsciencia delicioso; me acariciaba el rostro, la espalda, me urgía porque le diera mi lengua y al final se dejó llevar por las emociones y largó el llanto. La dejé que se desahogara y luego bajé de ella y me tendí a su lado mientras Julia, muy tierna, buscó mi pecho y recostó su hermoso rostro como una gatita mimosa mientras recorría mi abdomen con una de sus manos enredando sus dedos en mis vellos; fue un silencio largo pero lleno de comunicación.

Falté dos días a mi trabajo y cuando nos despedimos, yo había disfrutado de todo el cuerpo de Julia, no hubo una variante sexual que no experimentáramos, aún aquellas que se nos ocurrían. Después de un apasionado beso, me dio su dirección y teléfono en Caracas prometiéndome que haría todo lo posible por venir a menudo para repetir el inigualable placer que nos habíamos brindado.

Volvió varias veces y nuestros encuentros siempre fueron ardientes; yo por mi parte, apenas me fui a la capital, la llamé un día y nuestro encuentro fue algo celestial; después de disfrutarnos intensamente, Julia me comunicó que estaba viviendo con otro hombre y que realmente no quería arriesgar aquella relación por lo que no volveríamos a vernos; yo no pude menos que agradecerla por su franqueza y sobre todo por todo lo que me había hecho gozar mientras duró nuestra relación