Silvia y la familia de su novio 1

El verano de hace un año. Conocí por primera vez en persona a la familia de mi chico, aunque ya nos conocíamos por el Skype, nunca nos habíamos conocido en persona por diversos motivos. A decir verdad yo iba muy nerviosa durante el viaje que realizamos mi chico y yo en coche hacia Alcobendas (Madrid). No sabía como reaccionarían mis suegros y mi cuñado al conocerme en persona, ya que siempre me dio la impresión de que en concreto a mi suegra no le caía nada bien. En alguna ocasión la había escuchado decirle a Marcos que yo vestía como una buscona o mejor dicho con sus palabras, “como una fulana”. Si ella supiera que era su hijito el que me había convertido en toda una “fulana”, seguro que se moría…vieja estrecha.

Silvia y la familia de su novio

El verano de hace un año. Conocí por primera vez en persona a la familia de mi chico, aunque ya nos conocíamos por el Skype, nunca nos habíamos conocido en persona por diversos motivos.

A

decir verdad yo iba muy nerviosa durante el viaje que realizamos mi chico y yo en coche hacia Alcobendas (Madrid). No sabía como reaccionarían mis suegros y mi cuñado al conocerme en persona, ya que siempre me dio la impresión de que en concreto a mi suegra no le caía nada bien.

En alguna ocasión la había escuchado decirle a Marcos que yo vestía como una buscona o mejor dicho con sus palabras, “como una fulana”. Si ella supiera que era su hijito el que me había convertido en toda una “fulana”, seguro que se moría…vieja estrecha.

Joder Silvia

estás

muy callada, ¿te ocurre algo?

No

, no

Solo

pensaba en mis cosas.- Contesté intentando que no preguntará más.

¿No te parece que voy demasiado provocativa para conocer a tú familia? (Llevaba un top de tirantes de encaje negro semitransparente, que dejaba ver mi sujetador de color negro, un pantalón de licra blanco que marcaba mi culo y dejaba entrever que llevaba un tanga del mismo color, unas sandalias abiertas blancas, una trenza que recogía mi pelo rojo y maquillada como siempre para destacar mis ojos de color verde.)

Cariño tú vas provocativa lleves lo que

lleves-

dijo sonriéndome.

Pero si te inquieta…

Podemos

averiguarlo-

me dijo mirándome a los ojos.

¿Cómo? - le contesté yo pícaramente.

En la próxima estación de servicio que tenga un bar, paramos, te bajas y te contoneas por el bar… ¿a ver que pasa? - dijo de manera burlona.

Jajajajaja

Que

cabrón eres. ¿Enserio quieres que haga eso? - aunque ya sabía la respuesta.

Ya sabes que nunca bromeo con estas

cosas-

dijo en un tono algo más serio y autoritario.

Así que después de unas horas llegamos a una estación de servicio a la altura de Valdepeñas, y como él me había ordenado, me bajé del coche y me dirigí hacia la cafetería de la estación.

No me lo podía creer, en el bar había como unos 15 o 20 hombres, todos camioneros y obreros, y de todas las edades, aunque mayormente mayores que yo.

Me acerqué a la barra en la que inmediatamente me dejaron un hueco.

En el bar no parecía haber ninguna mujer más, así que era el centro de atención de todos ellos, y podía sentir como me miraban y casi como me follaban con la mirada.

Hola señorita, ¿quieres algo?

-Me

dijo muy amablemente el camarero que debía tener la edad de mi padre.

Si…-

Julio

¿Qué va a querer una cosa tan bonita? - me interrumpió un hombre fornido que se encontraba junto a mí.

¿Si? y ¿que se supone que quiero? - le dije mientras lo miraba fijamente a los ojos.

Crees que somos idiotas, ¿qué mujer entraría en un bar con unos 20 hombres vestida como tú? – me contesto de manera desafiante.

Aún no me has dicho que es lo que quiero. – le dije sin perderle la mirada.

Pues creo que has venido a pasear ese bonito culo tuyo, y a que alguno de nosotros te quiera follar. Eso es lo que creo. – me dijo el tipo este sin cortarse ni lo más mínimo.

¡Vaya se usted y sus amigos a la mierda! – le conteste mientras me daba la vuelta y me marchaba.

Cuando de repente alguien me dio una palmada en mi culo. Me giré y pude ver como el tipo ese, se reía mientras comentaba como tenía yo el culo de duro.

Sin pensarlo mucho me encare con él y le di un rodillazo en sus bonitos huevos, y sin dar tiempo a que nadie reaccionara salí corriendo del bar.

Mi chico al verme salir corriendo arrancó el coche, y nos fuimos todo lo rápido que pudimos de allí.

Cuando le conté todo lo que había pasado, el no pudo parar de reír.

Jajajaja

, pobre,

jajajaja

, que cabrona eres. – decía sin parar de reír el muy cabrito.

Si tu sigue riéndote, pero yo lo he pasado fatal. – y aún se reía más.

Al final vas a tener razón, y vas a ir muy provocativa. – me dijo sonriéndome.

Que mala eres, ya podías haberle hecho un trabajito, que no todos los días tendrá la oportunidad de ver una mujer como tú. – me dijo guiñándome un ojo.

Eso te habría gustado ¿eh?, que me hubiesen follado ¿no? y que luego te lo contase ¿verdad? – le conteste mientras hacia el gesto de chupar una polla y movía mis caderas.

Joder, ya ves. – dijo sin dudarlo.

El oírle decir esas cosas me pone muy, muy, cachonda. Así que le cogí la mano derecha y empecé a chupar su dedo índice. Lo envolvía con mi lengua y lo chupaba entero mientras no paraba de ronronear.

¿Así es como tenía que habérselas chupado? ¿A uno o a todos? – le dije sin parar de chuparle el dedo gimiendo como una perrita en celo.

Joder hija de puta, como me pones. Ojalá te hubiesen follado todos ellos…puta. – me dijo ya visiblemente cachondo.

Así que viendo como iban las cosas, decidí poner mi mano derecha sobre su paquete, para ver como estaba mi amigo. Y vaya como estaba…

el

pobre estaba deseando ser liberado de esa prisión, y yo que soy una chica que cuida muy mucho de mis amigos, decidí liberarla. Le baje la cremallera y no tuve que buscar mucha para encontrar a mi amigo (benditos

boxer

), que me esperaba ansioso y chorreante, tanto que me puso la mano empapada. Así que mientras con una mano le iba pajeando suavemente, con la otra cogía y chupaba su dedo.

¡Vamos chúpamela joder! – me dijo visiblemente cachondo.

Pero por esta vez en venganza, el ritmo lo marcaría yo. Recogía con mi dedo el

presemen

de su polla y lentamente me lo llevaba a la boca, saboreándolo y pasándomelo por mi lengua, sin parar de chuparle el dedo.

Estoy segura de que si me lo proponía podía hacerle correr sin chupársela…

Pero

no iba a ser tan mala.

Me quité el cinturón y me puse como pude, poniéndome de rodillas en el asiento y dejando mi culo en pompa.

Le acerque mi boquita a mi amigo, que me esperaba ansioso. Saqué mi lengua y lamí el glande como una perrita, mientras iba recogiendo sus jugos.

Joder cabrona, vaya lengua de seda tienes. – dijo mientras metía su mano bajo mi pantalón y comenzaba a jugar con mis agujeritos.

Putos maricones, yo te habría violado ahí mismo delante de todos. Y luego los dejaría hacerte lo que quisieran. ¿Te gustaría zorra? – dijo ya un poco fuera de sí.

Aja-

dije mientras comencé a chupársela con ganas.

Envolvía su polla en mi boca con mi lengua, dándole en las zonas más sensibles del pene, como el frenillo o la corona del glande.

El tampoco se estaba quieto precisamente, ya que había metido un dedo en cada uno de mis orificios, y comenzó a meterlos y a sacarlos con ganas.

Cuando aquello llego a un punto de no retorno, ya que sentía como estaba a punto de correrse, tanto

el

como yo.

Una sirena nos saco del trance…

Bueno

a mí, porque a él se corrió en mi boca, teniendo que tragármelo apresuradamente, para no dejar más evidencias.

Cuando me incorporé me quería morir de la vergüenza. Eran dos Guardias civiles de tráfico, y aún tenía semen en la boca y los pantalones por mis rodillas.

Nos hicieron el gesto de que parasemos en la calzada, y así lo tuvimos que hacer.

Ambos vinieron hacia el coche, (he de decir que uno de ellos era un cañón de hombre, y que en otras circunstancias…quien sabe).

Mi chico bajó la ventanilla mientras yo me subía el pantalón, y con un

clínex

me limpiaba

él

semen de la comisura de mis labios, a la vez que él se cerraba su cremallera.

H-hola

agente – dijo mi chico temiéndose lo peor.

¿Qué…

de

fiesta en la carretera? – nos dijo de manera entre burlona y sarcástica.

Pues esto va a ser una gorda, primero por exhibicionismo, y segundo por conducción temeraria. Su documentación y la documentación del vehículo por favor.

-ordeno

el agente más serio de los dos.

Mientras su compañero, iba a comprobar la documentación, mi chico llamo al otro agente (madre mía como estaba, me daban ganas de que me detuviera y me castigara por mala).

Marcos le enseño su placa de policía e intentó tirar de la palabra compañero, diciéndole además que todo fue un calentón mío; a lo que el agente le sonrío, mientras me miraba de arriba abajo. A lo que respondí mirándole y mordiéndome el labio inferior, ante lo cual el aparto rápidamente su mirada, y fue en busca de su compañero para explicarle que mi novio era compañero.

Estuvieron hablando por lo menos 3 minutos, cuando por fin el agente más serio vino, y nos dejo marchar, no sin antes echarle a mi chico una reprimenda.

Cuando nos incorporamos de nuevo a la carretera, vi como aquel agente que estaba para comérselo, se quedaba mirando mientras nos alejábamos.

De buena nos hemos librado.

-dijo

Marcos riéndose.

Pues a mí no me hubiese importado pasar la noche en el calabozo con uno de ellos.

-le

dije.

Ya te he visto, a ti y a él. Te comió con los ojos. – dijo como si nada.

Serían las 18

hrs

de la tarde cuando por fin llegamos a Alcobendas, a una zona residencial de bastante dinero. Todos eran chalets con piscina y zonas ajardinadas.

No sospechaba que la familia de mi chico fuera de dinero. La verdad es que en ese sentido apenas lo conocía, ya que el no solía hablar de su familia.

Cuando llegamos a la entrada de un chalet enorme de dos plantas de color blanco y con grandes cristaleras, rodeado por una preciosa valla de piedra y setos, no podía imaginar lo que me esperaba aquel fin de semana, y lo que mi chico me tenía reservado.

Cuando entramos en el recinto del chalet, sus padres y su hermano nos esperaban en la puerta.

Mi suegra era una mujer de unos 53 años, que aún conservaba parte de la belleza que sin duda debió de tener de joven, mi suegro era mayor que ella unos años, aunque era un hombre alto y fornido para su edad, con el pelo cano y barba. Mi cuñado tenía unos 18 años recién cumplidos, muy bien parecido, de ojos oscuros, moreno de piel y un frondoso pelo negro y según en palabras de mi chico, era un mimado de cuidado.

Hicimos las pertinentes presentaciones, y pasamos al interior de ese gran chalet.

Nos enseñaron la casa, el jardín y una espectacular piscina.

Me encanta la piscina, estoy deseando usarla, ¿si se puede?

-dije

preguntando.

Faltaría más, y nosotros encantados de verte disfrutarla.

-dijo

muy simpático mi suegro.

Claro, esperemos que tus bañadores sean más discretos que tu forma de vestir.

-dijo

de manera cortante mi suegra.

¡Mama! Ella puede llevar lo que quiera. Además, ella estaría espectacular, aunque fuese con un saco. – comento mi cuñado defendiéndome.

Mirar, ya que todos tenemos ganas de piscina, ¿Qué tal si nos ponemos los bañadores y echamos la tarde aquí? – dijo mi suegro con evidente alegría.

Por mi perfecto, vamos a por los bañadores Silvia.

-contesto

Marcos.

Así que de esa forma subimos a la que sería durante 3 días nuestra habitación y nos cabíamos.

Yo llevaba 3 bikinis, y no sabría decir cuál de ellos era más provocativo, y la verdad creo que iba a matar a mi suegra.

Así que me decidí por el más sobrio que tenía, que era un bikini de color negro, con la parte de arriba cogida al cuello y la de abajo era un tanga.

Nene, ¿no será demasiado provocativo?

.

No quiero darle motivos a tú madre para que siga machacándome.

-le

dije mientras me daba la vuelta mostrándole todo el bikini.

Jajajaja

, a mi madre no le

va a agradar

nada de lo que digas o hagas. Pero te puedo asegurar que a mi padre y mi hermano te los cargas. – dijo riéndose, a la vez que me cogía del culo.

Me cogió por detrás, cogiendo con fuerza mis tetas y pegando su paquete a mi culo.

Ojalá no nos esperara nadie. Te ibas a enterar como te iba a dejar el bikini – dijo antes de darme un buen morreo.

Cuando bajamos a la piscina, a mi cuñado y mi suegro les salió una sonrisa de oreja a oreja, todo lo contrario de mi suegra, que se le puso cara de muy pocos amigos (si eso era posible).

Creo que me alargué demasiado. Os insto a los próximos capítulos, ya que no he podido resumirla más, no me parecía creíble. Pero os aseguro que no os defraudará. No podía contar mi historia con la familia de Marcos sin poneros en situación. Lo siento si no os gustó.