Silvia Henarejos

Llegan las copas, los corrillos de pie agobiando a los dos barmans… y la rubia que, mirándome a los ojos se dirige hacia mi. Juro que no se si su caminar atrajo las miradas de los demás pues mi vista se focalizó en esos poco mas de 67 cts. de cintura que se acercaban y en cuanto llevaban arriba y ab

La única explicación que le veo a que adoptamos tantas costumbres americanas es que nos va la juerga sino no se entiende    que, con la crisis que hay, la gente monte cosas como esta despedida de solteros o ensayo de boda en la que me encuentro. Mi esposa no quiso venir: "jaqueca" dijo, pero se que le aburren soberanamente estas celebraciones y como de todos modos tendrá que acudir el domingo a la boda.

A mi me da igual, cervezas, los viejos amigos contándonos viejas anécdotas y… ¡quien sabe! lo mismo surge la sorpresa… en forma de rubia embutida en un ceñido modelito gris que apenas le cubre tres dedos  bajo el fin de la curva de su trasero respingón… si a eso unimos unos tacones que superan la discreción no es de extrañar que fuese blanco de tantas miradas… unas quizás celosas, otras ansiosas, depredadoras… supongo que mía iba más en ese último sentido.

No era la única atracción para el sexo masculino, pues a éstos ágapes las chicas suelen acudir con trapillos bastante sugerentes, nada que ver con los vaqueros, chandals o faldas-saco con que nos "obsequian" a diario.

De hecho, por ejemplo, la rubia de gris se hacia acompañar por otras 5 que ceñían también su figura y mostraban "muslo y pechuga" abundamente para regocijo de los varones presentes.

Pero ésta se me quedó más grabada, entre otras cosas porque me lanzó un saludo desde la lejanía cuando entró a la sala, que correspondí pues su cara (lo primero que vi antes de escanear el resto y quedarme prendado en sus piernas) me resultaba familiar.

La cena fue insulsa, como corresponde a estos eventos, amenizados por discursos, chascarrillos, aplausos y algún brindis que colocaba la larga silueta rubia al alcance de mi vista y de la de mis compañeros de mesa que me comentaban sobre ella como si yo no me hubiese fijado aún.

Llegan las copas, los corrillos de pie agobiando a los dos barmans… y la rubia que, mirándome a los ojos se dirige hacia mi. Juro que no se si su caminar atrajo las miradas de los demás pues mi vista se focalizó en esos poco mas de 67 cts. de cintura que se acercaban y en cuanto llevaban arriba y abajo…

  • Carlos ¿no te acuerdas de mi?

  • Me suena mucho tu cara, pero…

  • Soy Silvia, Silvia Henarejos, ...el curso de audiovisuales, la verdad es que hace…

  • Casi ocho años

  • Ya, claro, no has cambiado, te veo igual

  • En cambio tú… al menos de vestuario has cambiado seguro, si no te recordaría

  • Jeje, ¡como eres!, si claro, yo entonces tenia 19

¡Pedazo de hembra!, en las distancias cortas incluso gana mucho. ¡Como iba a acordame de ella! Fueron cuatro cinco meses de curso, te quedas con las caras de los alumnos pero poco más… salvo que hubiese ido así de "potente" a las clases, que no se me hubiese olvidado

  • Pues te veo muy bien, estupenda, ¿qué tomas?

  • Gin tonic

  • Que sean dos, por favor, y, dime ¿que ha sido de tí? ¿te sirvió el curso?

  • Si, un poco, para entrar en una agencia de publicidad, pero como administrativa, jeje. Al final sigo como comercial, el novio es cliente nuestro, he venido con cinco amigas de la empresa… ¡a ver si ligamos!, jeje

  • Tu traes el uniforme adecuado para no volverte con ellas, mmm. -dije pasando revista de arriba abajo de su cuerpo provocando que ella agachara la cabeza sonriendo

Al volver de sus piernas, clavé la mirada en la suya mientras le extendía el gintonic

  • ¿Llevas bragas o tanga?

Su mirada denotó el shock, sus mejillas se ruborizaron levemente y esos labios entreabiertos abrieron el apetito de mi entrepierna.

  • ¿Te corta que te lo pregunte?

  • Bueno, si - esquivó mi mirada, como aturdida, para dar un sorbo al vaso - un poco, es…

  • Con este vestido tan ceñido o son una bragas sin costura o un tanta de hilo dental, pues no se nota.

  • ¿te… te has fijado…?

Ahora si que los coloretes pálidos se iban tornado rosados… y sus labios brillaban con más determinación

  • Yo y la mayoría de hombres y mujeres del salón

  • No digas eso…

  • Preciosa, si te incomodan mis palabras puedes ir a refugiarte con tus amigas, pero deduzco por el volumen que están tomando tus pezones que algo que no es enfado te está cosquilleando el cuerpo

Puse mi mano en su cadera mientras ella bajaba los ojos para comprobar como, efectivamente, unos evidentes montículos, me señalaban desde sus pechos.

  • Yo, es que…

  • No quiero que digas nada, noto el hilo de tu tanga, quítatelo

  • Que? yo….

  • Estarás más cómoda sin él, más sensual y atractiva, lo sientes…

  • Pero…

  • Quítate el tanga

  • Bu... bueno, voy…

Hizo ademán de irse pero la retuve por la cintura

-No… no quiero que vayas al aseo, quítatelo aquí

Los ojos como platos, sus mejillas de rojo intenso... me encantó la reacción

  • Per... estás loco, yo no...

Se zafó de mí, dió media vuelta y aceleradamente se fue hasta sus compañeras... Estas ni siquiera debían haber notado su ausencia enfrascadas como estaban en comentar (o despellejar) el resto de invitados.

Me quedé mirando el grupito, pero no tuve en ningún momento la sensación de haber dejado escapar la posibilidad de una velada mas … “jugosa”. Máxime porque Silvia aprovechaba cada sorbo del gintonic para echarme una mirada de reojo, más atenta a mi que a los comentarios de las amigas... incluso alguna de ellas echó un vistazo a la barra intentando localizar qué miraba con tanta insistencia su amiga.

A mi lado Andrés y Jorge se habian liado en una discusión sobre el acelerador de particulas subatómicas y las posibilidades de viajar como en StarTrek... ¡Diablos! ¿que fue de aquellas sanas disputas sobre fútbol, mujeres o política?

Cuando decidí que ya había oído suficientes sandeces y me aparté para pedirme otro trago la vi venir... su vaso parecía tener solo hielo ¿vendrá por otro?... se detuvo en el extremo de la barra y la vi manipulando su cintura... camine rápido hacia allí. Ella detuvo sus movimientos, le sonreí cuando pasé junto a ella para ir a sentarme cerca, frente a ella... su semblante pasó de desconcertado a asustado cuando saque el móvil y le eché una mirada de aprobación.

No se atrevía a moverse, ella miraba mi cara, yo su cintura... cerré el móvil e iba a guardarlo cuando volvió a poner su mano en la cintura... miraba a todas partes mientras deslizaba dos dedos por su cadera... luego los de la otra mano siguieron los mismos movimientos.

En la pantalla del móvil vi una sombra negra en el limite de su vestido, la goma en su muslo derecho ¡buena chica!, fue muy hábil levantándose un poco la falda y flexionando la pierna.

Mi móvil capturó esa deliciosa fotografía: el tanga caído sobre el zapato de tacón de una largísima pierna mientras, tras ella, un montón de gente charlaban sin prestar atención.

Se agachó, lo arrugó en su mano e iba a llevárselo al pequeño bolso pero le mostré mi mano... se acercó a mi pegando tirones de la falda, me dio el tanga lo observe un instante.. ¡que poca tela para tanto diseño!, luego lo guarde mientras ella se sentaba a mi lado

  • ¿Ya estas contento?

  • ¿Y tú caliente?

Bufido de ella

  • Uff, tengo el corazón a mil

!

  • Ya noto el baile de tus pechos... delicioso. Espera, te traeré algo...

Mientras me levantaba me agaché para susurrarle: “Ni se te ocurra cruzar las piernas”

Otro Gin y un chupito de Negrita, sin hielo. Me acerque despacio complacido por su inquietud... miraba a todos lados, las rodillas pegadas y sobre su falda el bolsito.

Me senté frente a ella, deje el chupito a su lado:

  • De un trago

En cuanto lo tomo con la mano puse la mía entre sus rodillas y presione para separarlas todo lo que daba mi mano, de pulgar a meñique, hizo el ademán de apartarme la mano pero se lo impedí

  • De un trago

Su cara era previsible, ese “pelotazo” directo a la garganta la removió por completo... le acerque el gin para que suavizara el trasiego.

Cogí su mano y la lleve a mi bragueta...

-¿Notas como me has puesto? Ha sido genial

  • Uf, yo también me siento...

  • Vamos a echar un cigarro

  • Yo no fumo

-Yo tampoco, pero vamos

Desde que se prohibió fumar en interiores, las terrazas y parkings se llenan de gente, a veces llegan a ser más fuera que dentro...

Quería pegar mi mano a su culo, pero también verlo bambolearse frente a mi, así que opté por dejarla ir delante hasta la puerta y empujarle de su firme trasero para salir... y no soltarlo hasta...

El parking no estaba iluminado, así que, entre los coches algunos rincones ofrecían una discreción aceptable... las cabezas quedaban visibles pero mis manos hurgando en su entrepierna, con la falda levantada, solo podían haberse visto si alguien hubiese pasado frente nosotros a recoger su coche.

Un solo beso para saborear su lengua y sentir su pecho temblar, luego me aparte lo justo para poder hundir mis dedos en su coño y ver su cara, la mirada perdida, mordiéndose los labios.

Le di la vuelta y la aplaste contra la pared, mis manos se apoderaron de su culo firme, delicioso... desde ahí volví a entrar con mis dedos en su coño húmedo, accesible.

Me pegué a ella, aprisionándola entre mí y la pared, refregué mi bragueta contra su culo... ¡ya estaba bien de juegos!

  • Vamos

  • ¿Dónde...?

Cogí su mano y la saqué de entre los coches tan rápido que ni pudo bajarse del todo la falda ¡qué gran momento para los voyeurs!

  • Sube

  • ¿No querrás hacerlo aqui?

  • Sube

Arranqué el coche y salimos del aparcamiento. Estábamos a las afueras, no sería difícil encontrar un camino poco transitado, un descampado...

  • ¿Donde vamos?

  • Sácame la polla que me va a reventar el pantalón

Se agachó sobre mí para abrir la cremallera y en cuanto liberó mi polla aproveché para hundir su cabeza sobre ella.

Esquivó la primera embestida manteniendo la boca cerrada, la levante del pelo

  • Abre la boca y come

Ahora sí, volví a bajarla y sentí la delicia de su húmeda boca cubriendo mi polla.

El viaje duró poco, de vez en cuando presionaba su nuca pues se dedicaba a juguetear con mi polla pero yo necesitaba algo más contundente. Hube de hacer un gran esfuerzo para no vaciarme en su boca

  • Bajate

Ya estaba frenado cuando le cogí del pelo, para que parara ella también...

A la luna aún le faltan dias para estar llena, pero la claridad era suficiente para deleitarme con la visión  su apetitoso cuerpo... todo estaba en su sitio, ni siquiera necesitaba sujetador, esas tetas se mantenían firmes auún sin el vestido y sus pezones destacaban más.

Restregaba mi polla sobre su cuerpo mientras le hundía mi lengua en su boca, cuando recorría con mis dientes su cuello, sus hombros y estrujaba su pecho y su culo con mis manos... dos dedos probaron su coño y me señalaron que ya estaba listo

  • Tengo condones en el bolso

  • ¡Qué previsora!, pero yo no uso

Hizo un amago de queja pero mi polla ya se deslizaba sin pausa por su acogedor coño, por lo que esa queja se transformó en un elocuente gemido que acompañó el temblor de su cuerpo.

Enganchada a mi cuello me besaba, lamía y, de vez en cuando, levantaba la cabeza para tomar aire o gemir...

Hube de parar, no quería correrme aún, quería disfrutar más de ese cuerpo con mis cojones aún llenos, con todo mi ímpetu intacto. Al salirme de ella fue como si se desinflara, por lo que aproveché para empujarla de los hombros hacia abajo. En cuclillas, con su nuca contra la puerta del coche, comencé a follarme su boca... rápido primero, pero pronto despacio... lentamente, quería disfrutar de cada milímetro que mi polla iba invadiéndola, poco a poco, sin parar, hasta que ella me empujaba para que me detuviera. Cogí sus muñecas con mi mano y volví a emprender despacio el camino de su garganta, intentaba moverse para sacarsela pero se lo impedía... casi logre enterrarla toda cuando note su arcada... fuera de nuevo, la cogia del pelo y volvia...

Cuando ya noté que mis huevos estaban a punto de reventar la levanté del pelo, le di la vuelta aplastándola con mi cuerpo contra el lateral del coche y se la clavé en el mismo momento que comenzaba a reventar. Agarrándome a sus pechos noté cada chorro que le escupía en las entrañas, mi polla taladrándola como un palo... y sus gemidos de placer y quizás dolor rompiendo el silencio de la noche...

Estaba vacío pero mi polla seguía sin perder la rigidez, nos mantuvimos unos instantes quietos, respirando, jadeando recuperándonos del esfuerzo... pero volví a la carga, ella ayudaba con sus movimientos.

Tiré su cara hacia atrás y le susurré al oido mientras le mordía

  • Todavía quieres más, ¿eh, puta?

No necesitaba responderme, su respiración la delataba, su gemido anunció un nuevo orgasmo y cayó rendida sobre el coche.

La aparté, abrí la puerta del coche y me senté...

  • Ven, arrodíllate

La luz del coche iluminaba ese estupendo cuerpo que acababa de saborear. Ahora queria disfrutarlo, ver su cara, su boca subiendo y bajando por mi polla.

No la quería de cuclillas

  • De rodillas

Intento negarse, el suelo le iba a hacer daño en las rodillas, pero yo la quería así

  • De rodillas

Ahora sí, podía contemplar hasta su culo, era tan hermoso como habian adivinado mis manos... ¡sus manos! intentaba hacerme una paja mientras me comía la punta del capullo ¿acaso quería que acabara pronto? Eso era decisión mía.

  • Las manos en la espalda, puta

Como un autómata, no hube de repetirselo, entrelazó sus manos en la espalda, eso me permitía, además, guiar con mi mano el movimiento de la cabeza, forzarla hasta provocar la arcada, o taparle la nariz para que abriera más la boca y poder profundizar.

Era un momento para recordar, tomé el móvil. El primer click le sobresaltó y me echó una mirada entre lastimera e inquisidora pero no fue a más. Cogiéndola de la nuca suavemente le volví a llevar a la tarea... y seguí haciéndole fotos.

  • Mírame, puta

La foto quedó genial: Sus labios abrazando mi polla, los ojos enrojecidos, mi mano enganchada a una mata de su pelo y, detrás de un codo doblado sobre su espalda, la suave redondez de su nalga.

  • Sigue comiendo

Mientras notaba que se acercaba el momento de vaciarme, fotografiando su culo, no dejaba de pensar que seria una lástima que la noche acabara aquí, la imaginación se me desbordó y con ella, mi polla. El primer chorro le pilló desprevenida y se quedó en su garganta, pero los siguientes cayeron en su cara, en los ojos, sobre los pechos... pequeña puta ¿acaso no sabes que no debes dejar escapar ni una sola gota de leche de rabo? Ya lo aprenderás pronto. De todos modos ha sido una delicia para la cámara tu torpeza, poder fotografiar  esa cara y esos pechos salpicados de semen ayudará a las pajas de cientos de internautas.

Aún así es bueno que se vaya acostumbrando a su sabor, fui recogiendo los goterones con los dedos y metiéndoselos en la boca mientras ella seguia aún de rodillas, con las manos en la espalda y los ojos cerrados por una gota insolente. Deliciosa visión

La acerque pillándola por la nuca, le di un par de besos en la mejilla, junto a los labios y le susurre al oído

  • Mi puta, esta va a ser una larga e inolvidable noche.