Silvia H (5)

Ella se enganchó a mi cuello y correspondió a mi beso siguiendo con su lengua la mía cada vez que se retiraba de su boca. Cuando mis dedos lograron meterse completamente en su coño dió un respingo gimiendo...

Es un amigo, es un calzonazos, pero Pedro logró preocuparme con sus insinuaciones.

  • Yo no me fiaria de Juanjo, va muy quemado.

  • Exageras, no creo que sea capaz de pasarse.

  • Fiate tu de los modositos

Estuvimos hablando sobre tías, del cornudo... yo le conté algo de la “previa” con Silvia, le enseñé el tanga... la Jessi en el aseo de tíos...

Unos chasquidos hacían eco en el pasillo, nos miramos... nos levantamos y sin correr pero rapidito fuimos a la habitación.

Al abrir la puerta vimos a Silvia bocabajo en la cama, absolutamente abierta de piernas y manos, atada a las esquinas de la cama... la boca estaba precintada con cintas de fixo conteniendo algo que luego supe que eran unas bragas de encaje. De su culo sobresalía el extremo de un vibrador en marcha que sin duda habría encontrado Juanjo en alguno de los cajones que se veían abiertos y desordenados...

Juanjo nos saludó al entrar

  • ¿Estaba haciendo mucho ruido?

En las manos mi correa... que ya había dejado bastantes marcas cruzadas en rojo en el culo de Silvia... alguna incluso debió escapársele y le atravesaba parte de su espalda. Silvia gemía y lloraba...

  • No te pases, tío... que la vas a romper... si no lo has hecho ya.

  • Es una puta, una perra... seguro que le gusta

Pedro se acercó a él y le pasó la mano por el hombro.

  • Tranqui... No es Rosa, no te desahoges con ella... Pero con Rosa tampoco, ¿eh? Cálmate, vamos a tomar algo, estas no son maneras.

Cuando salieron de la habitación me acerqué a desatarla... la imagen no dejaba de ser excitante, pero el llanto apagado de Silvia conmovería a cualquiera... ¿demasiada rabia acumulada? ...no es excusa, nada puede justificar ensañarse de ese modo...

El cabrón le había dado mil vueltas con fixo a la cabeza para fija la mordaza... desenredarla poco a poco iba a ser un suplicio y tardaría una eternidad... opté por cortarla en trozos... arrancarla de su pelo y su cara iba a ser muy doloroso pero al menos sería solo unos segundos.

Oí su grito, enmudecido por la braga de su boca, al arrancar cada trozo... después cobije su cabeza en mi regazo y la acaricié intentando calmar su dolor... lloraba desconsoladamente... pude ver sus pechos marcados, los pezones dañados... el cuello enrojecido con la marca del cinturón... “¡Te has pasado tres pueblo, Juanjo!”

Le quité la venda empapada en lágrimas. La respiración de Silvia ya se normalizaba y su llanto se transformaron en suspiros espaciados... Pedro se asomó a la puerta.

  • Me lo llevo, está muy pasado pero manejable... Nos vemos mañana.

  • Ok - en mi regazo Silvia seguía con su lagrimeo, sin atrever a moverse... o sin tener fuerzas para hacerlo

  • He recogido un poco ahí fuera. Lo siento, tío... ¿Como está?

  • Se calmará... tenía que haberte hecho caso

  • Lo hecho, hecho está... hasta mañana.

Lo peor había pasado, pensé mientras acariciaba el cabello rubio de Silvia. Se había dormido. Notaba su respiración y esos pequeños espasmos que preceden el sueño profundo... con delicadeza deposité su cabeza sobre la almohada... hizo un amago de despertar pero enseguida volvió la respiración... y algún ronquido, jeje... descansa, pequeña, te has portado muy bien.

De pie en el centro de la habitación empecé a maldecir a Juanjo... se me venía a la cabeza aquel dicho chistoso: “hace un día estupendo, seguro que viene alguien y lo jode!” Ese era Juanjo,

Manos a la obra:  medio-ordené y cerré los cajones... sobre la mesita, junto la cabecera, estaba la cámara. Me senté al borde de la cama para examinar las fotos... ¡Ufff!... algunas imagenes parecían sacadas de una película “snuff” o “gore”... Si no fuese por la visión del resultado podían resultar muy excitantes.

Fui al ordenador... “siempre hay que salir con un pendrive en el bolsillo”... me descargué en él las fotos de la cámara (y de paso esa carpeta “xxx” que no pude enviarme entera, jeje)... borré la tarjeta de la cámara y la volví a dejarla en el cajón del escritorio.

Cogí el vibrador y entré al aseo para limpiarlo... la bañera me sugirió que ahora tocaba hacer de chico bueno... abrí el grifo del agua caliente y fuí a buscar a Silvia

Se resistió un poco, casi sin abrir los ojos, musitó un lastimero “más no”, pero se dejó levantar

  • No pequeña, no hay más. Tranquila

Caminaba casi arrastrando los pies... la ayudé a entrar en la bañera

  • ¡Quema!

  • Solo un poco, te aliviará.

Tumbada en la bañera, con la esponja fui acariciando su cuerpo...está buenísima... las marcas sobre su piel sedosa me producen sentimientos encontrados, son excitantes a la vez que enternecedoras. Cuando pasé la esponja sobre su coño, se contrajo y emitió un suspiro... “¡Como te gusta, puta!, aún reventada sigues...”

La dejé dormitando en la bañera, mientras iba a ver como estaba el salón. Pedro se había portado. Las botellas en el armario, los vasos en el fregadero... y las manchas de semen del sofá y la alfombra que había intentado limpiar sin mucho éxito... aunque también podían pasar por manchas de cualquier otro líquido desparramado.

Volví con Silvia, la sequé y la arropé en su cama, el vibrador limpio al cajón, las medias que sirvieron de ataduras al cajon... faltaba un detalle... volví al aseo y encontré el botiquín. “Trombocid”... mujer previsora...

Tras darle un poco de pomada en los moratones, dejé su móvil sobre la mesilla, le di un cálido beso en la mejilla y salí cerrando las luces.

… ¡Las cuatro y pico de la mañana! … cómo corre el tiempo cuando se pasa bien,

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El domingo tocaba la boda de verdad. La verdad es que en cuanto sonó el despertador me excitó la idea de volver a ver a Silvia. Imposible saber como íbamos a reaccionar... pero mi polla sí que reaccionó de inmediato a esos pensamientos... me acurruqué a Sonia y con golpes de polla llamé a la puerta de su “gruta”.

Se dejó hacer, movió su culo para dejarme maniobrar y en pocos metesaca descargué en ella.

  • ¿Qué? ¿un sueño calentito?

  • Bueno, la trempera, ya sabes...

La boda fue un muermo... Yo preferí la cañita con tapa del bar al vino con hostia de la Iglesia de enfrente.

Ahí estaban Luis, Ramón... Rosa vino, pero Juanjo, no... Supongo que no tendría muchas ganas de vernos las caras... ni volver a toparse con Silvia.

Pero Silvia tampoco estaba en el banquete... bueno, la verdad es que era difícil reconocer a mucha gente, todos venían (veníamos) más de “guapos” que en el “ensayo” del viernes y eramos bastante más... está visto que eso de la crisis no afecta a todos.

“Que se besen los novioooos” “Queremos que la novia nos baile la pelusa... pelusa por aqui...” en fín, ¡qué te voy a contar que no sepas!

El menú, de “diseño”, o sea, de régimen: todo plato con algo casi irreconocible adornando el centro. Sonia encantada, a ella el gustan estas mariconadas... yo creo que, para compensar me pase con los “zumos de cebada y uva fermentados”, jeje...

Tanta cerveza tuvo su lógica consecuencia, en cuanto empezó el baile y logré que Luis se llevase a Sonia (que se empeñaba en convencerme de mover el esqueleto), me encaminé hacia los aseos... en el pasillo una cara conocida.

  • ¿Qué pasó el viernes?

  • Tenemos que dejar de vernos así, niña. Mi mujer empieza a sospechar. Jeje.

  • Me dijo Silvia que no pasó nada. Que se  fue a casa en taxi y se dejó el móvil.

  • ...si ella lo dice

  • ¿Porqué tenías su móvil?

  • Y su tanga, no lo olvides... anda, pasa que me meo - de un pequeño empujón la metí en el aseo de caballeros- ¡como este sitio ya te resulta familiar!

Saqué mi móvil, “imágenes”, y se lo pasé mientras me acercaba al minguitorio y me sacaba la “meona”... ffff... por fín, que gusto.

  • ¿Esta es ella? ...Si que és... ¡será golfa!

Viendo a Jessi que iba pasando las fotos y tras guardar mi polla, que estaba empezando a ponerse morcillona, puse mi mano en su culo

  • Quita la mano... guarra...

  • Venga, no me negarás que te van gustando las fotos -dije mientras seguí magreándole el culo

Me apartó la mano.

  • ¡Deja de sobarme!

  • Venga tía - puse mis manos en la cintura, ya no noté su rechazo. Acercándome por detrás y peganadome a su oreja, comenté las fotos - Traga bien tu amiga, ¿eh?

Ella seguía con ambas manos en el móvil mientras yo comenzaba a restregar mi paquete contra su culo y mis manos se encaminaban hacia su pelvis... ella hizo un tímido movimiento de pelvis para apartarme pero no impidió que mis manos llegaran a su objetivo.

Empecé a levantarle el vestido por delante, susurrándole al oido

  • Si te gustan otro día te puedo enseñar las que tengo en mi ordenador

Besaba su cuello, ella permanecía viendo las fotos, un dedo logró apartar su tanga y entrar un poco en su coño sin que ella mostrara ningún rechazo.

Los dos tíos que había en los meaderos seguro que ya habían acabado, pero seguían mirándonos sin moverse... al menos hasta donde se podía ver

  • Ven, vamos a un lugar más íntimo - sin soltar mi presión sobre sus caderas la llevé hacía uno de los retretes y entorné la puerta... Jessi musitó algo parecido a un “no” y “déjame”, pero sin demasiada convicción.

Un nuevo ataque a su cuello, una mano tomando su coño y la otra en su teta... ella levantó la cabeza, cerró sus ojos gimiendo, pero sin soltar el móvil de sus manos.

Un paso más... me la giré y estampé contra mi cuerpo, cogiéndola por la nuca metí mi lengua en su boca y con la mano en su culo la apreté contra mi polla.

Ella se enganchó a mi cuello sin soltar el móvil (menos mal!) y correspondió a mi beso siguiendo con su lengua la mía cada vez que se retiraba de su boca. Cuando mis dedos lograron meterse completamente en su coño dió un respingo gimiendo...

  • Creo que preferirías ser tú la de las fotos eh?

Se dejó caer contra mi hombro mientras le mordía el cuello y agitaba mis dedos dentro de su coño.

  • Deberías quitarte el vestido o se te arrugará

  • No, no... -musitaba

  • Al menos ese tanga que estorba.

Me estampó los morros y su lengua parecía querer alcanzar mi garganta... con una habilidad excepcional en pocos segundos su tanga estaba en el suelo y había dejado mi móvil en el bolsillo mientras iba en busca de mi bragueta... afortunadamente estaba abierta y no necesitó maniobrar mucho para sacar de su encierro una polla absolutamente ansiosa.

Tres dedos, ya sin obstáculos, se hundían completamente en su coño.

  • Estas ardiendo, chiquilla, en cuanto meta ahí mi polla me la vas a fundir...

Su respuesta fue otro morreo que aproveché para bajar los flojos tirantes del vestido y airear sus pechos, lancé mis dientes sobre sus pezones mordiéndolos con saña... daba igual, ni una queja, solo un enorme gemido que delató el primer orgasmo... aproveché el inmediato momento de debilidad para darle la vuelta, enganchó con sus manos el grifo de la cisterna para no caer, subí su vestido hasta la cintura y enfilé mi polla de una sola embestida hasta lo más profundo de su coño... un grito y siguió con los jadeos

  • Así que la guarra es tu amiga, eh?

  • Pon..te con...dón - oi decir

  • ¿A estas altura?, Ni quiero, ni me daría tiempo...

Un par de golpes con mi mano en la nalga derecha y ya mi polla anunciaba que quería descargar... me cogí a sus ancas y, de un seco golpe de cadera, le encajé la polla que empezó a inundarla de leche...

  • No te coooorrras...

  • Demasiado tarde, tía... a mí también me hubiese gustado disfrutarte un poco más pero...

Me acomodé sobre su grupa y me aferré a sus tetas mientras mi polla palpitaba echando más y más espumarajos en sus entrañas.... si aquel gruñido no era otro orgasmo de Jessi poco le faltaba.

  • Eres un cerdo

  • Y tú una cerdita que le gusta que le den..

.

Se libró de mi presión, escondió sus tetas levantándose los tirantes y antes de bajarse el vestido se agachó a pillar el tanga pero fuí más rápido.

  • No, este es mi recuerdo...

  • Dámelo

Arranqué una ristra de papel higiénico y haciéndole una pelota se lo ofrecí

  • Esto te vendrá mejor, dentro de nada comenzará a chorrear mi leche por tus piernas...

No dijo nada... me miró enfadada, se restregó el coño con el papel, arrancó un trozo más del rollo y bajándose el vestido salió del retrete...

  • ¿Y ya está?, ¿ni un besito de despedida?... -reí mientras Jessi abandonaba el aseo

Fuera tres tipos se habían quedado alucinados con la escena... cuando me miraron sonreí

  • Unas ingratas... les das lo mejor de tí y así te tratan...

Me enfundé la polla tras secarla con papel y salí también del aseo.

Me dejé caer en la silla junto a Sonia que había hecho una pausa entre baile y baile...  me miró extrañada, llené mi copa de champán y brindé con la suya... se quedó mirándome los ojos (supongo que enrojecidos por el esfuerzo) cuando, por detrás de ella, apareció Jessi.

  • ¿Eres su mujer? - dijo enfadada señalándome

Jessi alucinaba

  • Pues es un cerdo!

  • ¿Quién es ésta, Carlos?

  • Es Jessi, una tía que me acabo de follar en el aseo de tíos... y se ve que no le ha gustado

  • Eres un capullo!.. -se volvió hacia Jessi con cara condescendiente- Te comprendo, chica, a mí tampoco me funciona bien últimamente

  • Oye!, qué se ha corrido!- protesté

  • Tú calla... - y perdió la vista en la sala de baile mientras daba un trago a la copa

Jessi abrió los ojos como platos, absolutamente presa de un ataqué de nervios y soltó, antes de dar media vuelta e irse refunfuñando

  • ¡Estáis locos! ¡los dos!

Sin mirarme Sonia me habló

  • Eres un capullo

  • ¿Qué quieres?, ¡la carne es débil!

  • Me debes un baile

  • Ese es mi castigo? No seas tan cruel

  • ...Y un masaje integral cuando volvamos a casa

  • Vale... acepto la penitencia, pero si te piso es culpa tuya. Te lo advierto.

Dos bailes después me libre de ella... o ella de mis torpezas en el baile, prefirió seguir con un chavalote de gimnasio que movía las caderas como yo no podré jamás.

Tanto esfuerzo me había dejado seco, así que me encaminé a la barra, recordando que ahí fue donde empezó la sesión del viernes... pero esta vez Silvia no aparecía por ninguna parte. Su amiga sí... ¿porqué siempre que me ve tiene esa cara de vinagre? Después de verla pegando berridos de gusto en el wc yo creía que ya habíamos hecho las paces.

  • Devuélveme el tanga

  • No quiero

  • Y borra esas fotos

  • Tampoco.... ¿tomas algo?

  • Eres un cerdo

  • Al final me lo voy a creer de tanto repetirlo, ¿tomas algo?

  • Ya tengo

  • Pues yo no... un gin tonic, por favor!

Aún con el enfado estaba genial... ese vestido ceñido (y flexible como había podido comprobar) insinúa sus pezones cuando se les mira tan descaradamente como estaba yo haciendo en esos momentos... y esa correita en el cuello... ¡dios, como me ponen esas correitas!... para mi gusto cambiaría esa piedrecita de bisutería por una anilla donde engancharle una cadenita.

  • ¿Así que tu mujer no dice nada de que vayas follando con otras?

  • Si... después me lo hace pagar. Ya has visto que me ha hecho bailar.

  • Imbécil

  • Vaya! he cambiado de categoría... Ella también tiene sus líos. De vez en cuando vamos a clubs de swingers y siempre triunfa... mil veces más que yo.

  • Claro, los gelipollas es lo que teneis

  • A ver, chica, ya se que tu repertorio de insultos es bastante amplio, pero tampoco me apetece que me lo demuestres... salvo que estuvieras en bolas, jeje

  • Dame el tanga

  • Mira que eres pesada... te lo doy si te vienes a ver las fotos que tengo de Silvia con mis amigos

  • ¿Tus amigos? ¿como TUS amigos?

  • ¿Es que Silvia no te ha contado nada?... bueno, tampoco es de extrañar, tenía los ojos vendados, no pudo ver a nadie

Jessi permanecía mirándome en silencio, mi mirada iba de sus labios a sus pezones, que cada vez destacaban más

  • ¿Qué... quieres que siga? ¿Quieres detalles?

  • No me ha dicho nada, me dijo que no pasó nada. Que perdió el móvil aquí y vino ayer a recogerlo.

  • Es evidente que no la creíste, sino no me hubieses entrado así.

  • No se que creer.

  • Pues que se lo pasó bastante bien, que folló con seis tíos... ¿te gustaría probar a tí?

Silencio, sus ojos me miraron fijamente antes de responder

  • No

  • Tus pechos dicen lo contrario... al final van a rasgarte el vestido

Bajó la cabeza, comprobó la evidencia de lo que decía y cruzó su brazo sobre ellos mientras me miraba completamente sonrojada

  • Pero no los tapes, chica, si ahora están de dulce.

Se giró hacia la barra y apoyó el brazo en ella para disimular, eso le hizo resaltar ese culo respingón que no había podido apreciar tan bien en la estrechez del aseo...

Colé una tarjeta mía en su escote.

  • Espero que me llames o me escribas cuando te animes a probar de nuevo.

Me alejé de ella y su rubor. En la mesa Luis y Ramón estaba muy divertidos

-¿Cual es el chiste?

  • Adivina quién está en el banquete donde ha ido Pedro

Su sonrisa no dejaba muchas dudas

  • Silvia

  • En la misma mesa donde se sienta él... enfrente la tiene a ella y al cuernudo, jeje. Dice que no ha parado en toda la noche de hacerle mimitos para fardar de novia.

  • Eso tengo que oirlo de su boca... -marqué el número y cuando me puse el móvil a la oreja Ramón pegó la suya al auricular

  • ¡Chaval! ¡qué es una conversación privada! ¿donde están tus modales?

  • Va, no seas gelipollas.

  • Tío, ahora te cuento... ¿Pedro? Jeje... me puedes oir? … Cuenta, pendón... ya me han dicho... vale, espero... ¿Ya?. Me han dicho que tienes una amiga íntima en tu mesa, jeje...

Luis y Ramón estaban de los nervios esperando novedades

  • ¿Pero como está? Me alegro... bueno, bueno, disfruta... ya sabes que si se anima nos das un toque... ¡Joder, que manía de insultarme tiene hoy todo el mundo! Adiós, tiparraco.

-¿que? ¿que?

  • Que se la ve estupenda, pero más modosita. Un vestido muy formal, sin escote y de falda larga

  • oooohhh - exclamaron al unisono

  • jeje, que el novio le ha pegado varios morreos en la mesa... y él no podía parar de pensar que en esa boca estuvo su polla el viernes

  • Jajajaja

  • Y que la ha sacado a bailar y se ha empalmado como un tonto cuando ha puesto la mano en su cadera

  • Normal

  • Normal y lógico

  • Que aparte de eso, el novio está todo el rato pegadísimo a ella

  • Normal

  • Normal... yo tampoco me despegaría con una novia así... jeje

La llegada de las chicas acabó nuestra conversación... me hubiese gustado hablarles de Jessi... ¡pero ya habrá ocasión! (espero)