Silvia H. (16) La boda

Con todo, el primero en correrse fue el nuevo. Con el ruego de que no la sacara de su boca hasta haberse vaciado completamente para no mancharle el vestido ni su cara, cosa que, por supuesto, hizo encantado.

Esta tía es desconcertante.

Vale que le he destapado la “caja de los truenos”, que ya ha asumido que es multiorgásmica y muy morbosa, lo que se conoce como una ninfómana, vamos, pero aún me sorprende.

Es lo que tiene venir de familia bien, educación privada, el novio desde casi la primera regla… que sí, que se ha dejado meter mano y algún polvo borracha del que se arrepentía al día siguiente, pero eso de “dale a tu cuerpo alegría Macarena” no lo asimiló hasta aquella gloriosa (o fatídica) noche que nos reencontramos.

Decidí dejarla “descansar” la semana previa a la boda. Después de lo de su despedidas de soltera, la del soltero Pedro y los dos moros… Hmmm ¿no he contado lo de los moros? Me parece que no. Bueno, si acaso algún día, tampoco la reunión de mis colegas con ella y Jessi… Jo. Es que la tía…

Pero va, que me pierdo. Lo dicho: que la dejo una semana para que se recupere el culo y las marcas y el miércoles me llama. A las 22 me llama. Que el capullo de su novio había quedado con algunos familiares (padre, tío, primos…) a correrse una última juerga antes de la boda.

Una quedada de última hora, mandaguebos. Y ella con un calentón de la ostia. Tres días sin catar con solo un “misionero” rápido que hubo de rematar con el satisfayer porque Alberto se le quedó “roque” después.

Se fue al curro arregladita, bien ceñidita y escotada. Los compas, incluido ¿¿Luis??, tirándole los tejos.

Así que me llega a casa más salida que el pico de una mesa, con la intención de devorar al futuro consorte en cuanto asome por la puerta… y el capullo le llama para decirle que sus primos le han liado y...

No me esperaba la llamada. Precisamente había estado toda la tarde con Jessi “preparando” la boda y, claro, entre pitos y flautas acabamos de concierto, jeje… No hacía ni media hora que se había ido. La llamada me pilló con el whiskito en la mano y el mando urgando que peli de Netflix elegir…

Pero uno es todo un caballero y ante la demanda de auxilio de una doncella no puede permanecer impasible… y menos si está chorreando por los bajos como se le adivinaba en la voz.

  • Hola, Carlos. ¿Qué haces? ¿Estás ocupado?

Por hacerlo breve, una hora después estábamos en bolas en un club liberal. Gracias a llevarla de “pase” pillamos rollo con una parejita, él algo mayor que yo pero ella, una chinita que todo lo tenia pequeño, pero flexible…

El tipo se enganchó a Silvia hasta que lo dejó seco… a mi me hubiese gustado seguir ensanchando los agujeritos de Lian, pero el caballero (y su pito) mandan y solo me dio tiempo de hacerle un completo. Quedamos en vernos de nuevo por esos lares. Por pura cortesía porque sin especificar más….

Aún así nos dieron las tantas, me llevé a Silvia al apartado de chicos solos para que eligiera las pollas que le gustaran y acabaron haciéndole un sandwich.

Al volver a casa descubrí al menos 10 wasaps del cornudo, como Silvia estaba sobada le respondí por ella, que se había dormido viendo la tele… buenas noches y emojis de besitos.

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  • NOOO! ¡no puedo ponerme eso!

  • mujer, no seas así. Si te queda como un guante…

  • Está… está… lleno de… muy guarro

  • Es solo leche, tía, recuerdo de tu despedida… bueno la del tío ese…

  • NO. No quiero… no voy a…

  • Sabes que lo harás. No se porqué montas el numerito

  • pero… está… muy sucio. Eso no…

  • Nadie lo va a ver. es un corsé, lo cubre el vestido, anda… ven que te ayudo.

  • No… no, por favor.

  • Venga, no seas tonta

  • Mi marido… lo verá…

  • ¿Esta noche? Lo dudo… con la fiestaca que hay montada y lo que le gusta el “trinqui”

  • ¿Qué… qué vais a…?

  • Dejate llevar guarrilla… si sabes que al final disfrutarás como una perra… no preguntes…

La batalla dialéctica entre Jessy y Silvia parecía darse por acabada cuando, con un par de suaves manotazos, le hizo levantar los brazos para colocarle el corsé

  • No puedo ponerme eso… mi madre vendrá de un momento a otro…

  • Tranquila, Carlos tiene prohibido que entre nadie hasta que estés vestida de novia

  • ¡Pero es mi madre!

  • Ay, chiquilla! ¿A tí te tengo que contar lo persuasivo que es este tipo? Anda, mete un poco la barriga que..

  • No… ésto huele

  • Va, no seas así… es por el tabaco de la fiesta, pero como vas ir tope perfumada un un rato ni te enterarás…

  • Pero mi madre… el coche…

  • No. Tu madre no vendrá con nosotros en el coche…

  • ¿Nosotros? ¿QUIÉN…?

  • Uff!, que pesaica estás. Carlos, por supuesto, es tu chofer, yo como esteticien o como quieras llamarme y el fotógrafo.

  • ¿Fotógrafo? ¿para qué?

  • uy-uy… ya estás comiéndote la cabeza. Alguien tendrá que hacer las fotos de la boda… ¿o lo confías todo a los móviles de los invitados? Carlos ya se ha encargado…

  • ¿carlos?... no-no-no… me huele mal

  • Es el tabaco… Ah, ¿que no es ese olor? jejeje… ¿desde cuando te ha fallado Carlos?

  • No-no-no… hoy no, es mi boda

  • No pongas esa cara de cordero degollao. Es tu boda y va a ser un día inolvidable.

  • Inolv… me da miedo… no-no

  • Tranquilaaa… ya sabes que carlos es de controlarlo todo…

  • Eso es lo que me da miedo.

  • Bueno, esto ya está… ¿te aprieta?

  • Un poco, pero…

  • Que vayas un poco agarradita está bien… mientras puedas respirar, jeje… vamos por el vestido

No. La cara de Silvia no era precisamente la de una ilusionada novia. La que sí parecía disfrutar era Jessy… Incluso de vez en cuando apretaba los mofletes de la novia para animarle a sonreir… y enrojecerselos un poco.

Llamaron a la puerta. Era la madre

  • ¡Estás guapísima!

  • Gracias mamá.

  • Pero… ¿a que huele?

  • Perdone, señora - corto Jessy - Soy yo. Es el vicio del tabaco… hace mucho que me lo quiero dejar, pero… ahora con el perfume se irá.

  • Bueno… ¿en serio no quieres que os acompañe?

  • Yo… - Silvia no sabía que responder, pero su “esteticien” sí

  • En serio, señora, ahora va ser un poco pesado, aún nos quedan cosas…

¿Cosas? ¿qué cosas? La cara de Silvia mudó de repente, ojiplática se giró hacia Jessy que, divertida, seguía exponiendo el plan a la feliz madre.

  • Usted se va ahora con la limusina que la está esperando su consuegro para ver el restaurante y que se vayan conociendo… ¡desde hoy van a ser familia! Después van a recoger al novio. Su marido y consuegra recibirán a Silvia en los aledaños de la iglesia para acompañarla… Bueno, el protocolo ese… va a ser muy bonito… por cierto, usted está también guapísima, ese color le favorece mucho… a ver si su marido se va a poner celoso cuando la vea del brazo de esos dos hombretones, jeje

  • Ay, ay, calla, calla… que eres…

  • Una lianta - tercio Silvia - mirando con los dientes apretados a Jessy

  • Si, si… lianta y aduladora… a mi edad…

  • Ande, mujer! que está usted para romper corazones aún

Carlos abrió la puerta cortando la conversación…

  • Vamos chicas, vamos que se nos echa el tiempo encima… Lourdes el conductor de la limusina ya ha tocado dos veces al telefonillo

  • Voy, voy… que prisas! …si faltan casi dos horas

  • Ya le he dicho que su consuegro le espera en el restaurante para pasar revista - cortó Jessy

  • Deberías ir Carlos que es el que… No se porqué…

  • Yo no soy la madre… venga, va, deje que la novia acabe de arreglarse

En cuanto la madre abandonó la habitación Carlos se volvió hacia Silvia lanzándole un beso.

  • Estás preciosa..

  • Te odio

  • Eso me pone más todavía… Mmmmh… no se si mi corazón aguantará tanta emoción

  • Cabrón

  • Te adoro

  • Hala, parejita a lo vuestro. Carlos, tira pa fuera que voy a maquillar a la victima… digooo a la novia, jejeje

  • Sois unos…

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  • Guapísima

  • A la mierda… ¡Esto da un calor!

  • En la calle lo notarás menos… ¿vamos?

  • ¿Cómo que “vamos”? Si falta aún…

  • Hemos de pasar por el parque a hacer unas fotos

  • ¿Fotos? ¿que fot…? No-no-no-no

Otra vez la cara de susto que tanto me encarga… intentaba recular pero Jessy se lo impedía

  • Una fotos con el traje de novia en el parque, son para el albúm

  • ¡Y una mierda!... No, no quiero fotos… no más fotos no

  • Anda, no seas tonta. Quedarás preciosa

  • No, por favor, vamos a la Iglesia directamente

  • Ay, chiquilla… ¿tú que opinas, Jessy? ¿pasamos de las fotos?

  • Jamás! van a ser muuuuuy sugerentes, digo, bonitas. Es una ocasión única, el día de tu boda, algo inolvidable.

  • Siiii… ya se que no voy a olvidarlo en la vida, pero… mas fotos no…

  • Va, no te hagas la remolona, si sabes que no me puedes negar nada. vamos,q ue el fotógrafo ya lleva bajo un buen rato

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Por supuesto que los temores de Silvia eran absolutamente ciertos.

Durante 15-20 minutos Adrián, el fotógrafo le hizo una serie de fotos estupendas, junto al estanque, acariciando las flores del seto, en un banco modernista, tras el cual una amalgama de tonos resaltaban su vestido blanco inmaculado, un contrapicado donde el sol se colaba por si diadema mostrando unos brillos espectaculares (creo que esto lo logró luego con photoshop, en fín…) Y entre el cesped, extendiendo los fecos del vestido sobre un manteo hábilmente disimulado para que no se le manchara de verde… hasta que:

  • Vale, ahora bájate el escote

  • ¿¿QUÉ???

  • Que te bajes el escote, que saques las tetas por arriba

  • ¡No, no, eso no…!

  • Vamos, vamos - intervine- no empecemos con monsergas que llegaremos tarde a la misa

  • Si lo sabías… si lo sabía, yo ya…

  • Venga, Silvia, ¿quieres que te ayude Jessy?

  • NOOOO…no quiero enseñar las tetas aquí. ¡Estamos en un parque! Puede pasar cualquiera

  • Que no mujer, por este sitio apenas pasa gente y tampoco son horas… vamos, haz caso al fotógrafo, el sabe lo que hace

  • Esto ha sido idea tuya, cabronazo… ¿Y luego qué? ¿Pondréis esas fotos también en el álbum?

  • Ya sabes que no, chica. Es solo para consumo privado. Anda Jess, ayúdala

Toda resistencia es inútil. Las tetas, el coño centrado entre las ligas y…

  • Bufff! Ya no puedo más - Dijo el fotógrafo - Quédate así, agarrada a la rama, y saca un poco más el culo. Toma Carlos, haz tú las fotos

  • ¿Qué? ¿Como que… ? ¿Qué vas a hacer?

  • Pues follarte, claro, no querrás que vaya a hacer las fotos de la boda con este empalme

  • Carlos, no… por favor

  • Es una pequeña comisión que me ha pedido. A cambio nos deja el reportaje a mitad de precio. Venga, no te hagas de rogar, saca culo

  • ¡Que no me va a follar el día de mi boda! - Diciendo esto se bajó el vestido y se dió la vuelta dejando atrás el árbol… y contemplando la polla que ya había liberado Adrian y masajeaba esperando su objetivo

  • Vamos, vamos… déjate llevar, si tu coño ya se ha comido más pollas que años tienes, ¿qué más da otra? - dijo Jessy

  • ¡¡¡Qué es el dia de mi boda!!!

  • Pues mejor, más inolvidable será este polvo ¿O prefieres que se vaya y te deje sin el reportaje de bodas?

  • Sois unos…

Siguió gruñendo pero se dejó guiar por Jessy, quien la fue colocando en posición, Las manos cogiendo la rama baja del árbol, culo en poma, y el vestido levantado hasta la cintura, mostrando sus espléndidas nalgas y las piernas enfundadas en esas medias coronadas por las ligas de encaje.

Puede que la situación hubiera calentado a la “gruñona” pues el “apéndice” de Adrian no encontró la más leve resistencia para avanzar de una hasta que sus muslos chocaron. Después el vaivén, poco a poco incrementado.

  • ¡¡Nos están mirando!!

El rostro de placer de Silvia (¡y no quería la muy puta!) mudó a asombro, quizás miedo, al mirar frente a ella.

Efectivamente. En esa dirección todos descubrimos a un tipo con cara de alucine viendo la escena

  • Hombre, un invitado - comenté para desesperación de Silvia

  • No, Carlos, no

No hubo caso. Olvidándome un poco de la cámara hice señas al tipo para que se acercara. Su vestuario indicaba claramente que estaba haciendo footing cuando se encontró la movida… y las mallas también evidenciaban el empalme que le había producido

Fueron inútiles las quejas, entre jadeos, de Silvia. Ahora Adrian arremetía con más ímpetu contra sus ancas por lo que apenas podía hablar.

  • Nos vienes de perlas, tio ¿te gustaría una mamada?

Ni siquiera respondió, liberó su miembro y se encaminó hacia la novia mientras Jessy la “ayudaba” a descolgarse de la rama y la animó a abrir la boca para aceptar al intruso.

La única advertencia que le dió fue que no tocara su cabeza para que el peinado y la diadema no se descolocaran, lo cual sería un verdadero contratiempo a poco más de media hora para el casorio.

Tampoco era necesario ningún aporte, los golpes de cadera de Adrión hundía una y otra vez la polla del afortunado visitante en la boca de Silvia, y Jessy colaboraba en mantener horizontal el tronco de la novia.

Con todo el primero en correrse fue el nuevo. Con el ruego de que no sacara su polla de la boca hasta haberse vaciado completamente para no manchar el vestido ni su cara, cosa que, por supuesto, hizo encantado.

Silencioso como llegó se fue, subiéndose la malla, y trastabillando un poco, había perdido la agilidad que, seguro, tenía hasta llegar a nuestro encuentro.

Por lo demás, las urgencias. “Entaponamos” el coño de Silvia con unas bragas para evitar que se manchara el vestido al sentarse en el coche.

Lo que no le hizo mucha gracia es descubrir que tenían un sistema de vibración. Claro que eso lo supo cuando estaba delante del cura. En ese mismo momento se giró para dedicarme una mirada asesina.

Pero fui bueno. En ningún momento durante la ceremonia pasé de un nivel medio… Solo hice la travesura de subirlo cuando salieron, entre la lluvia de arroz, los abrazos y tal, se confundieron mejor los gemidos con la emoción del momento.

Y la desagradecida va y me suelta un “te mato” cuando fui a darle los consabidos besos en las mejillas. ¡Ay señor!

Claro que eso no fue nada. Cuando hicieron el pasillo a los novios a la entrada del restaurante el ver tantos “conocidos” invitados por mí, se le aceleró el pulso y nos dedicó sendas miradas de odio a Jessy y a mí.

Por suerte todo acabó bien.. para “casi” todos, jeje.

Pero bueno, eso será en otro capítulo.

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