Silvia 3

Continuo con la historia con Silvia. ...Quiero que sepas que no me arrepiento de nada de lo que ha pasado. Incluso te diría que quiero mas, siempre he visto algo en ti que me atraía y esta noche se que es deseo.... Gracias por los comentarios que me están ayudando en mis inicios.

SILVIA 3

Si, era mi mujer quien llamaba. No sabia el tiempo que había pasado. Las tres de la mañana marcaba el reloj del móvil, mientras sonaba en aquella habitación apartada de la casa de Silvia.

Silvia no decía nada. Yo tampoco. Por fin me decido a moverme y me bajo a cogerlo.

  • dime -dije tratando de que no se me notara mi disgusto.
  • ¿Aun estas en la avería?
  • dijo mi mujer con fingida preocupación, en realidad estaba molesta y se le notaba.
  • Si, pero ya estoy recogiendo.
  • ¿y vas a ir a trabajar después?
  • Si, seguramente – dije tratando de mostrar malestar.
  • ¡Joder!, tu jefe se pasa. Debería darte al menos medio día libre – ahora si se le notaba su enfado.
  • Ya lo se, pero es lo que hay. De todas formas vamos haber lo que me dice. Después hablamos que tengo esto patas arriba – Dije con voz molesta.
  • Vale vale, nos vemos ahora .

Tire el móvil sobre el pantalón. No me había dado cuenta, pero Silvia se había bajado del improvisado nido donde nos habíamos dado placer. Se abrazo a mi por la espalda.

Gracias, necesitaba ese abrazo. Sentir sus pechos en mi espalda. Su calor.

  • Sera mejor que te vallas ya -dijo ella a mi espalda con voz calmada y suave.

Si, tenia que marcharme. Pero no quería. Me gire evitando que dejara de abrazarme. Nos miramos. Su cara era tranquila, sus ojos le brillaban. Aun tenia restos de mi sangre en su comisura de la boca.

Intente quitársela con mis manos.

  • Perdóname por la mordida, pero no... no pude evitarlo -su voz seguía siendo calmada.
  • No te preocupes, ya me las arreglare. -dije con indiferencia, ya me preocuparía mas tarde de encontrar una “justificación” para la mordedura.

Aunque mas tarde me di cuenta que tenia que justificar la mordedura, los arañazos en mis nalgas y las marcas en mi polla.

  • Ven, aquí hay un pequeño baño para que te puedas limpiar y de paso curarte la herida de la mordedura.

Me cogió de la mano y la seguí nuevamente por aquel laberinto de muebles. Mientras iba detrás de ella pude admirar su espalda, su culo con sus nalgas moviéndose con su caminar y sus muslos. Su culo mostraba los cachetes que le había pegado, rojo y juraría que podía distinguir la marca de mi mano en su piel. Que provocadora era verla caminar así desnuda.

Llegamos al baño, era pequeño. Tenia lo indispensable, un espejo, lavamanos, vasija, toallero, un pequeño plato de ducha y un armarito, donde tenia lo mínimo para curarme. Me sentó y deje que me limpiara y curase. Finalmente no era mucho, ya se sabe, la sangre es escandalosa. Se había mezclado con mi sudor y parecía mas grave.

Mientras me curaba pude disfrutar de su desnudez sentada delante de mi. Sobretodo sus pechos y sus pezones, sobretodo uno de ellos. Se notaba enrojecido, era el que mi boca se había comido. Sobre su abdomen, sus costados, su cuello, se notaban numerosos moretones causados por mi boca mientras me la “comía “ a bocados. La había dejado bien marcada.

Me mire la cara en el espejo, la barba de tres días que tenia estaba llena de los jugos de Silvia ya resecos. Para colmo olía nada mas que a flujos y coño de mujer. Me lave bien la cara y todo lo que podía “incriminarme” en lo que había pasado. Para quitarme el olor cogí jabón de lavar la ropa que suele ser fuerte. Con decir que no había otra cosa para limpiarme en la avería ya tendría algo ganado.

Mire mi polla, el buen apretón que me dio me había dejado una marca en el mismo, el culo me escocia por los arañazos de Silvia. No le di mas vueltas al asunto, no tenia ganas de ello, simplemente me vestí mientras ella hacia lo propio. Ninguno decíamos nada. Cuando termine me cogió de la mano y nuevamente me guio a la salida, apago la luz, cerro la puerta con sus dos cerraduras y volvimos a estar bajo la noche fría. Me abrazo por la cintura, me sonrió y cogidos de la cintura me acompaño al coche. No pensaba en nada, ni siquiera me preocupaba lo que pudiera pasar en cuanto me subiera al coche. La mire, se la veía tranquila, relajada. Llegamos al coche.

Silvia me rodeo el cuello con sus brazos y acerco su cara a la mía y con voz suave y tranquila:

  • Quiero que sepas que no me arrepiento de nada de lo que ha pasado. Incluso te diría que quiero mas, siempre he visto algo en ti que me atraía y esta noche se que es deseo. No pienses que es amor ni nada de eso, quizás con el tiempo pueda, pero solo es sexo, tu forma de tratarme, de tocarme, de hacerme sentir.... a sido muy distinto a como he gozado con otros hombres y que puede que se acerque al amor.... pero no quiero complicar las cosas. Se que estas casado y que lo que hecho es de putas, pero algo de ti me lleva a perder la cabeza por ti.
  • Tu también me haces perder la cabeza, has despertado en mi algo que ya había descartado de mi vida … y quiero más – esto ultimo lo dije con un poco de aprensión por culpa del ultimo vestigio de miedo que me quedaba ante todo aquello y lo que podría venir.

Pero esto iba en serio. Su mirada me lo decía y su beso en mis labios también. Mi correspondencia a su beso se lo confirmaba y también mis manos acariciando sus pechos libres bajo la blusa.

El contrato estaba firmado y sellado.

Nos separamos a regañadientes, yo me subí a mi coche y me fui, por el retrovisor veía que no dejo de mirar mi marcha hasta que finalmente doble una esquina.

Dos calles mas y llegue a un callejón sin salida. ¿No era este el camino?. Tras equivocarme dos veces mas de salida pude regresar a mi casa.

-DIEZ DIAS DESPUES-

¿Seria la suerte del novato?, probablemente. La noche que volví a mi casa tuve la típica discusión en contra de mi jefe, que si esto y que si lo otro, lo de siempre. Ella siguió en la cama y yo me pude bañar y quitarme “los restos” que me quedaba. Durante dos días pude escapar de que mi mujer me viera desnudo. El tercer día mi jefe me da la “agradable” noticia de que a cogido una obra en otra provincia y a pensado en mi para ir a hacerla. Maldita las ganas. Pero me iba a venir bien para “eliminar” mis heridas. Malditas las ganas por que no podría ver a Silvia. Esos días solo pudimos vernos en la oficina o chatear por la noche calentándonos y pajearnos con lo que hicimos o lo que podríamos hacernos.

Ya se imaginaran el panorama en mi casa cuando conté que tenia que estar un tiempo fuera trabajando, pero al final ella sabia que no había mas remedio, los trabajos no estaban para estarlos dejando.

Una semana llevaba trabajando en aquella obra, un complejo de apartamentos a los que había que reformar para darles apertura, entraba cuando quería y salia cuando quería, es lo bueno de tener a tu jefe lejos y hacer a tu antojo. Ademas era zona turística, a pie de playa y todos los días veía culos y tetas de todos los tamaños, formas, colores, unos enseñando mas y otros menos. Si antes de pasar la noche con Silvia solo me recreaba la vista, ahora me recreaba la vista y no me cortaba un pelo en quedarme mirando descaradamente o decirles algún piropo. Era raro el día que no terminaba pegándome mis buenas pajas pensando en aquel culo, en aquellas tetas.... y en Silvia.

Son las seis de la tarde. Tocan en la puerta de mi apartamento. Sera el propietario de los apartamentos. No, no era el, era ella, era Silvia.

Me quede de piedra, no esperaba esa sorpresa.

  • Hola – dijo ella con una sensual sonrisa y un brillo en los ojos que me partía el corazón.

Venia con su pelo recogido en una coleta. Un leve maquillaje. Llevaba un vestido ajustado a media pierna blanco y ajustado al cuerpo. Los hombros los tenia descubierto. Se podía distinguir claramente un tanga bajo la tela. También que no llevaba sujetador. La formas de sus pechos se percibían claramente, ademas de sus pezones, que parece que se pusieron alegres al verme...

El primero en responder a su saludo fue mi polla, se levanto y dijo “¡he! Estoy aquí para lo que tu quieras”. Lo siento, pero de mi boca no salia ni una palabra. Mis ojos solo querían recrearse con su cuerpo divino.

  • Ya veo que te alegras de verme – me dijo a la vez que sonreía y su mirada se dirijia a mi entrepierna.

Mire mi entrepierna y si, estaba alegre de verla.

  • Y bastante – dije riéndome

Nos abrazamos como si lleváramos años sin vernos. Como me encantaba sentirla pegada a mi cuerpo. Nos besamos, sin prisas.

  • Tengo hambre – me dijo separando nuestras bocas.
  • Pues vamos, hay un sitio cerca … . -me interrumpí, Silvia se había puesto de rodillas y me estaba bajando el pantalón corto que llevaba.
  • No te preocupes, me conformo con esto de momento...
  • dijo picara mente.

No hacia falta muchos preliminares, mi estoque ya estaba en el aire en cuanto la vi. Me bajo los pantalones y los calzoncillos y me los quito y tiro para no se donde. Agarro mis huevos con las dos manos como si fuera un asidero y se fue metiendo mi polla en su boca despacio, iba untándola en saliva poco a poco a medida que se la metía. El dolorcillo de los huevos tirando de ellos y la mamada que me estaba dando me estaba dejando sin aire. Hasta que le entro toda, le saco lustre con su boca y su lengua un rato, ¡uf!, una paja no es lo mismo que aquello. Me iba a venir enseguida, la agarre de su coleta, quería follarme su boca y eso hice.

El orgasmo me estaba llegando y ella dejo de moverse para dejar que me follara su boca.... y me corrí... mantuve mi polla dentro de su boca apretando su cabeza a mi miembro. A medida que eyaculaba ella se lo iba tragando, sentir el movimiento de tragar de su boca era una sensación alucinante. Se lo trago todo, soltó mis huevos y me limpio la polla.

Se puso de pie, quería besarla, su comisura estaba toda llena de su saliva y algo mio también, pero no me importaba la bese igualmente.

  • Aun tengo hambre ¿me llevas a ese sitio que me ibas a decir?
  • Por supuesto, me cambio y nos vamos.

Salimos y la lleve a un local pequeño a orillas de la playa, buscamos una mesa alejada y comimos y bebimos tranquilamente. Hablamos de todo un poco y terminamos riéndonos de las anécdotas de la empresa y los compañeros. Como estábamos a orillas de la playa le propuse caminar por la arena y cogidos de la cintura caminamos hasta dejar atrás la avenida.

Ya solo nos rodeaba a un lado el mar rompiendo sus olas, la arena al otro lado. La avenida aun se veía, pero estaba lo suficientemente lejos para no distinguir el bullicio de los locales y la gente. Mire al cielo, estaba negro pero inundado de estrellas. Estaba en la gloria. Estaba a gusto y feliz.

Pronto me avitue a la poca luz que nos rodeaba. Ella me miraba sonriente. Que bonita estaba.

La abrace por la cintura y la bese. Y el beso se alargo con besos largos y apasionados donde nos chupábamos los labios o nos los mordisqueábamos. O solo nos rozábamos los labios y eran nuestras lenguas quienes se besaban. Mis manos acariciaban su cuello, le quite su coletero y su pelo quedo suelto para que mis dedos se enterraran en ellos acariciando su cabeza. La otra paso a recorrer su espalda... su cintura... su culo.... Su tanga era fino y dejaba notar perfectamente la firmeza de su carne, accedí al canal de sus nalgas llegando a su ojete donde le aplique un suave masaje, ella por su parte empino su culito para que mi mano llegase a su sexo y eso hice.

Pase a besarle el cuello. Su respiración ya era agitada por el placer y notaba su piel erizada. Yo, por supuesto estaba con mi miembro bien caliente.

Su vestido me encantaba porque no tenia tiros y dejaba sus hombros a la vista. Mis manos pasaron a otra cosa, tiraron de la parte alta de su vestido, despacio, quería recrearme viendo aparecer sus pechos, cuando aparecieron sus pezones, estos saltaron al ser liberados por la presión del elástico del vestido, estaban grandes y duritos por la excitación.

Su vestido básicamente no callo a la arena porque sus caderas lo impedían.

Me dedique a saborear sus pezones, besándolos con mis labios húmedos, al humedecerlos el frio los atacaba y se ponían mas duros... sus manos acariciaban mi cabeza... y empece a mordisquear sus pezones con mis dientes suavemente, estirándolos, succionandolos abarcando sus aureolas intentando que me dieran leche que no había, sus suspiros se estaban mezclando con leves gemidos de placer... mis manos amasaron sus senos, pellizcando sus pezones, juntaba sus pechos y chupaba sus dos pezones juntos.... como me encanta comerme sus pechos.

Sin soltar sus pechos solté mi lengua cual perro de presa buscando su ombligo, busque entre sus pechos y no estaban, castigue sus pezones con tirones para que me dijera donde estaba su ombligo, seguí bajando por su barriga y aun no lo encontraba, volví a castigar sus pezones otra vez y finalmente lo encontré, mis manos soltaron sus pechos y pasaron por sus costados para detenerse en sus nalgas, mientras mi lengua jugaba con su ombligo.

El vestido ya molestaba, mis manos tiraron de el hasta que finalmente callo al suelo a sus pies, así mis manos podían disfrutar de la carne de sus nalgas, amasándolas, clavando mis dedos, abriendo su culo para que sus dos agujeritos recibieran la brisa del mar.

Deje su ombligo y me baje a su oasis cubierto por su tanga, mi boca entro entre sus piernas mordiendo su vulva, donde sabia que estaba queriendo salir su clítoris. Su olor ya estaba inundando mis sentidos.

Mis manos tiraron de las tiras del tanga desde sus caderas y se las quite, deje que cayeran a sus pies, hice que liberara sus pies del vestido y el tanga, quería que pudiera abrir sus piernas para poder comerle el coñito, pero de pie, quería que se corriera hasta que le fallaran las piernas.

Y a ello me puse. Hice que abriera sus piernas, pase una mano por ellas para que mientras le comía el coño poder introducirle mis dedos en su coñito. Mientras la otra le sobaba el culo. Así podía mirar hacia arriba y podía disfrutar de las vistas de sus pechos con sus pezones erizados.

Mi lengua abrió sus labios y busco su clítoris, enseguida note el sabor de sus líquidos, me encantaba sus sabor. Y comencé a jugar con su clítoris, mi lengua se frotaba con el haciendo que enseguida creciera, sus manos se agarraban a mi pelo haciendo fuerza para que mi lengua hiciera mas contacto, sus caderas se movían adelante y atrás acompañando a mi lengua. Mi mano en medio de su raja, enseguida se mojo, mi dedo pulgar acariciaba la entrada de su vagina y de su ano, hasta que finalmente lo fui introduciendo en su coñito, ¡Buffffffff!, que calentito estaba y que lubricado estaba, saque mi dedo pulgar y metí el indice y el corazón hasta el fondo.

Sus caderas se pararon, mi lengua se comía su clítoris, mis dos dedos entraban y salían despacio pero enterrándolos todo lo que podía.

Notaba las contracciones de su vagina, le estaba viniendo un orgasmo, sus piernas empezaban a temblar, mira para arriba, sus pechos estaban bailando al son de sus convulsiones, su cabeza la tenia inclinada haca atrás y su gemido no salia de su boca, la tenia cerrada, las venas de su cuello se hinchaban, su grito de placer no salio de su boca, lo oí en su garganta y en las contracciones de su vagina, en los líquidos que mis dedos notaban que eyaculaba y que estaban llegando a mi codo.

Finalmente sus piernas ya no aguantaban mas y termino derrumbándose, callo sobre mi. La mano que tenia en su coñito la pudo retener y dejar que cayera a mi pecho, sus pechos pasaron por mi cara llena de sus jugos y sus brazos rodearon mi cuello agarrándose, temiendo caerse.... pero mi mano no soltaba su coñito.

Deje que se recuperara, saque mi mano de entre sus piernas y la abrace, así estuvimos un rato, solo oyendo las olas rompiendo cerca de nosotros y sintiendo la brisa a nuestro alrededor.

  • Bañémonos... -me pidió susurrandomelo al oído.
  • Vale... -sonreí- nunca me he bañado desnudo en la playa y menos de noche.
  • Pues quítate la ropa – y levantándose salio corriendo hacia el agua- ¡mariquita el ultimooo!

Verla correr desnuda... con esas carnes... sus pechos botando...

En un suspiro me quite la ropa, los pezones se me erizaron, la polla que la tenia morcillona se quedo congelada, pero no importo, en cuanto me metí en el agua nos hicimos a ella, estaba buenísima.

Jugamos un rato en el agua, como niños chicos, pero con tanto toqueteo se me levanto el “mástil” y ya pasamos a cosas mas serias.

Nos abrazamos y besamos. Mi polla topaba con su barriga. Se agarro a mi cuello haciendo que le comiera el cuello, abrió sus piernas y con ellas se abrazo a mi cintura. Sus pezones duros y erizados se “clavaban” en mi pecho. No necesitaba sostenerla, flotaba, así que podía dedicar mis manos a acariciarle la espalda, su cintura, sus caderas, sus nalgas.

Ella rozaba su vagina contra mi polla, mis manos abrieron mas sus nalgas y el roce era mas profundo.

  • Métemela... quiero tenerla dentro ya... -dijo con voz placentera.
  • Tenemos que usar condón....
  • tranquilo... hace tiempo que tomo la píldora..

No había mas de que hablar, fui guiando la punta de mi polla por la raja de su coñito y encontré su entrada. La fui metiendo despacio, su interior caliente y húmedo contrastaba con mi polla fría por el agua pero dura. Yo notaba mi polla entrando en el hogar de un horno y ella como entraba una barra fría y dura dentro de su coño. Se abrazo mas a mi y fue moviendo sus caderas haciendo ella el movimiento de mete y saca. Que sensación mas placentera, parecía que su vagina tenia vida propia sentía como cerraba sus músculos vaginales para atrapar mi polla con fuerza.

Se soltó de mi y yo la deje ir, quedo flotando como quien hace el cristo, pero sus piernas no me soltaban, ahora era yo quien hacia el mete y saca, agarrándome de su cintura, a la vez que la mantenía empece a follarme su coñito, pam, pam, pam, pam, pam.... sus manos acariciaban sus pechos, se los estrujaba, se retorcía sus pezones...

Ya me venia, me iba a correr dentro de su chochito...

  • Silvia.... me....voy a correr....

Se volvió a pegar a mi, me volvió a abrazar al cuello...

  • Si.. córrete cariño...déjame follarte... quiero correrme contigo..... -ahora ella marcaba el ritmo-

Volvió a mover sus caderas, ahora a un ritmo mas profundo, haciendo todo lo posible para que entrara lo mas que podía, yo estaba en la gloria, estaba tratando de aguantar la eyaculacion, ya notaba sus contracciones en su vagina, no aguantaba mas, juntamos nuestras bocas y gritamos juntos. ¡Dios mio! Nunca había tenido un orgasmo así, sus piernas se cerraron a mi cintura que pensaba que me la partía, estábamos abrazados con tal fuerza que nos costaba respirar, no pude contar cuantas veces eyacule ¿tres? ¿cuatro? Y fueron largas. Sus temblores me decían que estaba en pleno orgasmo, aparte que notaba en mi polla como se contraía su vagina y como estaban saliendo sus jugos.

Nos quedamos así, abrazados, de pies y manos y de polla y coño. Me deje hundir en el agua dejando solo nuestras cabezas asomando y deje que el agua nos meciera. Ella me acariciaba suavemente la espalda y yo hacia lo propio con ella. No saque mi polla de su coñito. Deje que fuera saliendo el solo a medida que se relajaba.

Cuando finalmente se salio, sus piernas soltaron mi cintura, pero seguíamos abrazados y mecidos por el agua.

Me impulse suavemente para salir un poco del agua y seguidamente la bese a la vez que me dejaba caer y nos hundíamos bajo el agua y nos besábamos. Cuando sacamos nuestras cabezas del agua respiramos el aire que nos faltaba. Estábamos sonrientes, alegres y nuestros ojos brillaban mas que las estrellas que nos iluminaban...

  • ¡Señores, buenas noches!
  • nos dimos un susto al oír aquello.

No venia de la orilla, nos giramos mar adentro, a cinco metros estaba una barca de madera con un señor mayor, con barba... vamos, un marinero. Y ademas acompañado por otro viejo que agarraba los dos remos.

  • Me van a perdonar la parejita, pero es que están justo por donde entran las barcas a la playa para fondearlas en la arena. Y detrás mía vienen dos mas así que ustedes verán lo que hacen .-su sonrisa de pícaro daba a entender que sabia lo que estábamos haciendo y que nos abia visto follando era seguro.
  • Anden, salgan tranquilos que no miraremos, para respetar a la señora.
  • ¡Gracias buen hombre! -

dije sonriente por la buena actitud del viejo, pero tenia claro que no le iban a quitar ojo al cuerpo de Silvia.

Salimos corriendo del agua, nos vestimos mojados y nos fuimos lejos de allí, a nuestras espaldas oíamos las risas de los viejos.

CONTINUARA.