Silvia 1

La criatura mas dulce de la tierra, quiso yacer conmigo, es la hija de una prima pero lo que paso, paso.

Me desperté inquieto, todo estaba oscuro, más de lo normal, recordé que a Silvia le molesta la luz.

¿Había sido todo un sueño? alargue la mano y ahí estaba la curva de su cadera, se movió un poco, retire la mano para no despertarla pero murmuro.

¿Estas despierto?

Se dio la vuelta, tomo mi cara entre sus manos y comenzó a besarme, antes de subirse encima de mí cuerpo, acariciándome con esa piel de terciopelo que tiene y hacerme el amor como si fuéramos "viejos amantes".

Primero me "arropo" con su cuerpo, para después bajar lamiéndome hasta llegar al ombligo, donde se entretuvo como si tratara de que la lengua entrara en mí, continuo su viaje hasta llegar al vello que se encuentra algo más arriba del premio que ansiaba.

Con una mano me acariciaba los huevos, mientras con la otra sujetaba el tronco, mientras daba ligeros besos en el capullo, hasta que se la metió en la boca hasta hacerla desaparecer.

Cómo fue enroscando la lengua, al tiempo que subía y bajaba la cabeza hasta llevársela al fondo de su garganta, mostraba unas ganas grandes de hacerme gozar, pero todo como a cámara lenta, sin grandes aspavientos, de forma pausada, eso me llevo al limite de mi resistencia, seguía avisándola antes de acabar, a pesar que en ninguna ocasión se retiró.

Cuando lo había tragado todo, se coloco otra vez sobre mí y preguntó.

¿Te ha gustado, ha estado bien?

¡Sabes que sí! le respondí aunque no es necesario que cada vez que te toque, hagas algo así, solo quería asegurarme que no eras un sueño, por eso te he tocado.

Ella me respondió con su calida voz.

Sabes que me encanta verte gozar, sé que esto te gusta tanto como a mí, además no tengo que dar explicaciones a nadie de lo que hagamos.

Todo había empezado solo una semana antes y además ese día podía ser crucial para ambos.

Silvia es una chiquilla maravillosa, es hija de mi prima Alicia, tiene ahora 21 años y siempre nos llevamos muy bien.

Vive en Zaragoza y en varias ocasiones ha venido a Madrid a pasar unos días con nosotros, la ultima vez fue a los 19 después de un desengaño que tuvo con un noviete con el que llevaba desde los 16, hace unos días llamo para decir que necesitaba venir unos días.

Llame a mi prima para recordarle que hacia dos meses, que tengo la sentencia definitiva del divorcio y que como sabia, vivía solo, mi mujer se fue hace casi un año.

Con ella siempre me he llevado muy bien, incluso tuvimos un asunto, entre los 18 y los 20, que duro hasta que comenzó a salir con el que es su marido, poco después dijo que se casaban y pronto nació Silvia.

Lo que me dijo me dejo un poco descolocado.

Si para ti ha de ser un problema, le dices que no puede ir y ya lo arreglaremos de alguna forma.

Y continuó.

Es que la chica ha estado con un verdadero borde, al que sé que le ha aguantado mucho, últimamente incluso sé que en un par de ocasiones, le ha puesto la mano encima, pero ella piensa que es por su culpa, trata de aclararle las ideas.

Cuando le pregunte si ellos le habían hablado al respecto me respondió.

Si Jesús se entera, con la escopeta de caza, espera a ese desgraciado en cualquier esquina y se lo carga, para que queremos más.

¡No! de eso no hemos hablado en casa, puede que contigo se sincere mas, siempre ha tenido en gran estima tus opiniones.

Cuando Silvia me vio en la estación, se me abrazo como a una tabla de salvación, llorando como una Magdalena. Fuimos al coche y por el camino a casa fuimos en silencio, no quería hablar y yo no pensaba obligarla.

Cuando se acomodo en la habitación que ha empleado en otras ocasiones, era casi la hora de comer y le propuse salir a un restaurante que esta muy cerca de casa y que suelo frecuentar.

Pedimos y mientras esperábamos tomamos un vermut, fue cuando comenzó un monologo en que lo contó todo de un tirón.

Cómo, había conocido al chico.

Cómo, la había encandilado con su "madurez".

Cómo, le propuso matrimonio y también.

Cómo, para redondear los ingresos le propuso, como algo natural, " que aceptara las visitas de algunos conocidos suyos ", todos ellos buena gente.

Cómo, cuando se negó a esto último, fue cuando comenzaron los malos rollos, primero de palabra tratándola de inmadura pues según él,

el sexo solo es sexo

.

Después llegaron algunos episodios que me relato como si fuera asunto de otro.

Cómo, le dio la primera paliza que la dejo hecha polvo y la segunda aún peor.

En ese momento por fortuna apareció la camarera que nos trajo la comida. Cambiamos radicalmente de tema y me pregunto que tal estaba yo, ahora que todo se había terminado, con la que había sido, durante más de 18 años mi mujer.

Bien, ahora me siento muy bien, ella esta con quien cree que quiere y yo soy libre otra vez.

Con curiosidad pregunto.

¿Estas con alguien ahora?

Mi respuesta fue rápida.

¡No! de momento no, tengo alguna amiga con la que me veo de vez en cuando, pero nada serio.

Continuó.

Es que no me gustaría, que mi presencia aquí desbaratara tus planes.

Alargué una mano sobre la mesa para tomar la suya y le dije de corazón, pero sin segundas intenciones.

De momento mi único plan eres tú. Jejeje.

Después de comer pregunto si podía tomar "un chupito" pedí dos y aún tomamos otros dos antes de marchar.

Al llegar a casa me pregunto.

¿Que piensas hacer estos días que esté aquí?

Le respondí.

Estar contigo, recuerda que trabajo desde casa, por lo que no tengo horarios y puedo dedicarme a ti en todo momento.

Me senté en el sofá y Silvia lo hizo a mi lado, pronto plegó sus hermosas piernas sobre el asiento, dejando medio muslo al descubierto, se acurruco en mí para quedarse profundamente dormida, llego incluso a soñar.

Parecía que nada bueno, la desperté pues la notaba muy agitada y al verme, se abrazo a mí y me beso pero no como a su "tío" como me llama.

Tengo ya 42 años, los mismos que su madre, más bien como a un hombre, no la rechace, aunque hacia solo dos días que había estado con mi amiga Mónica. Ese beso estaba cargado de sensualidad pero no de lujuria, cuando se aparto un poco solo me dijo.

Gracias, por despertarme, he pasado mucho miedo durante el sueño y también, por no cortarme mientras te besaba, cuando me he dado cuenta, estaba gozando y no como las últimas veces, que no sabía si después del beso, llegaría el guantazo.

Le dije para tranquilizarla.

No te apures por eso, no ha sido para nada desagradable, todo lo contrario.

De momento todo quedo ahí, llego la hora de cenar y comimos alguna de las cosas que había comprado antes de que llegara, platos "precocinados", que es de lo que me alimento de un tiempo a esta parte principalmente.

Nos acostamos, cada uno en nuestra habitación, me dio las buenas noches con un beso en la mejilla y hasta las tres de la madrugada todo bien, entonces me despertó un lamento, llego junto a mi cama con cara de espanto y pregunto si se podía acostar a mi lado, traía puesto un pijama muy gracioso de pantalón corto.

Le hice sitio, duermo en la cama de matrimonio, se acostó a mi lado y en cinco minutos se durmió, yo seguía despierto mirándola y viendo lo guapa que es, pasaron mil ideas por mi cabeza que deseche con prontitud, de súbito me abrazo y en un susurro me dijo.

Abrázame tengo miedo, como si vinieran a por mí.

La abrace y fue cuando comenzó todo, sus duros pezones se clavaron en mi pecho, yo tenia un brazo bajo su cuello y le agarraba un hombro, pego sus labios a los míos y en menos de diez minutos, estaba cabalgándome como a un potro salvaje.

Tuvo una gran eyaculación que me sorprendió gratamente, siguió botando encima de mí hasta que consiguió, provocarme un gran orgasmo y después se tendió sobre mí, cubriéndome sin salirse, durante en un buen rato los dos guardamos silencio.

Después la puse debajo y fui yo, quien se dedico a acariciar cada milímetro de su piel, lamí sus orejas y después el resto del cuerpo, es una mujer muy receptiva, con muy poco se sobreexcita, por lo que hacerla llegar al orgasmo es sencillo, solo precisa que alguien la entienda y se hace entender muy bien.

Solo acariciándola conseguí arrancarle dos largos orgasmos y cuando la penetre me pidió que fuera tierno con ella, algo que no necesitaba decirme, ha sido con diferencia, la vez que más he tardado en llegar a una eyaculación, fue un sexo lento pausado, para nada violento, fue todo ternura, aunque ella se había comportado al principio, como si aquel fuera el ultimo polvo de su vida.

Terminamos los dos sudorosos satisfechos y agotados, eran casi las siete de la madrugada cuando nos dormíamos.

A la mañana siguiente, aún en la cama hablamos de lo sucedido, le dije.

Lo que paso anoche creo que no esta bien. Soy tu tío y en teoría, tengo que cuidar de ti.

Con una candida sonrisa me respondió.

Anoche me cuidaste muy bien, los dos somos ya adultos, tu un poco más que yo y tengo claro que solo es sexo.

¿Espero que no lo tomes como otra cosa, sabes que es solo eso verdad?

Continuara.