Silencioso deseo

Tras masturbarse en la habitacion de su suegra descubrira deseos dormidos en ella que ni siquiera imaginaba.

Silencioso deseo

Estaba muy oscuro, era cerca de medianoche, cuando entre en el dormitorio de Carmen. Mientras me detenía ahí en medio de la oscuridad esperando que mi vista se acostumbrara, sentía la tremenda erección que tenia dentro de mi calzoncillo, sentía mi verga empujar contra la delgada tela de este y humedecerse. Camine hasta su cama, como siempre estaba bien arreglada, una modesta sabana de algodón cubría la cama. En la mesa de noche había un retrato de su hijo de 32 años, dos mayor que yo, apenas visible en la oscuridad, además una lámpara y su Biblia.

Carmen por supuesto, no estaba allí, nunca me habría atrevido a entrar en su cuarto si ella estuviera en el. A fin de cuentas, yo era 28 años menor que ella y vivía en la habitación sobrante de su casa, a unos metros de su habitación. Carmen era realmente muy buena, aun cuando su hija, mi esposa había muerto hacia 8 meses, ella me había permitido permanecer viviendo en su casa, era difícil encontrar un sitio barato donde vivir y el cual poder pagar con mi bajo salario de obrero. Se había comportado muy bien conmigo y yo le estaba muy agradecido.

Desde que mi esposa nos había presentado por primera vez, había notado que era una señora muy agradable y cordial, me entere que se había divorciado de su marido hacia muchos años, que su hijo, hermano de mi esposa vivía en otra ciudad con su esposa e hijos y que ella únicamente vivía con mi esposa en ese momento, por lo que cuando nos casamos insistió en que permaneciéramos viviendo en su casa así no se sentiría tan sola en aquella enorme casa en las afueras del pueblo. Ella iba todos los domingos a la iglesia y asistía a reuniones de grupos de la iglesia durante algunas horas entre semana.

Carmen era una mujer grande en todos los aspectos, a sus 58 años, siempre llevaba una sonrisa en su rostro, aun ahora después de haber sufrido mucho por el trágico accidente en que murió su hija, ella empezaba a sobreponerse. Tenia unos pechos grandes, que se adivinaban a con las flojas blusas que usaba y piernas gruesas, siempre llegaba el cabello impecablemente recogido en un moño, siempre estaba recatada y pulcramente vestida. Era una persona muy agradable, sin llegar a ser precisamente una hermosura.

Desde que mi esposa murió, en algunas ocasiones decidía tomarme algunas cervezas después del trabajo para distraerme, sin embargo en un pequeño pueblo como el que vivía, era difícil encontrar mujeres con las cuales satisfacer sexualmente el instinto que de nuevo empezaba a surgir en mí, tras la muerte de mi esposa. Había pasado mucho tiempo sin sexo desde que mi mujer murió por lo que después de tomar algunas cervezas y mirar algunas mujeres hermosas en la calle junto a sus maridos o novios, llegaba a la casa en un estado total de excitación, muchas veces debido a la excitación mis pelotas llegaron a dolerme de tanto semen acumulado en ellas.

Me sentía tan frustrado sexualmente que muchas veces pensé que mis pelotas estallarían cuando llegaba a casa. Generalmente cuando salía, regresaba a casa cerca de la medianoche, mi suegra ya estaría en su cuarto dormida. En el silencio del lugar, podía escucharla roncar suavemente mientras entraba en mi cuarto. Con el tiempo debido a mi tremenda frustración sexual empecé a pensar en mi suegra de una manera completamente diferente.

Por supuesto estaba loco!, sabia eso, como podía pensar eso de esa vieja mujer, siempre metida en las cosas de la iglesia y que me hacia el favor de permitirme vivir en su casa, aun cuando su hija ya no estaba. Empecé a tener sucios pensamientos sobre mi suegra, cuando caminaba rumbo a mi cuarto por las noches cuando regresaba con mis pelotas llenas de semen, empecé a preguntarme acerca de aquella madura mujer que era mi suegra y si ella ya no pensaría en el sexo, especialmente si ella alguna vez habría pensado en el sexo conmigo. En más de una ocasión imagine que ella venia a mi habitación cuando yo regresaba por las noches y me pedía que la satisficiera, por supuesto ella nunca lo hizo.

Una vez la mire mientras subía las escaleras rumbo a su habitación, esa madura mujer tenia un trasero aun firme y redondo. Había visto su sostén una vez en el cuarto de baño y me asombro el tamaño de sus copas, en mas de una ocasión me imagine mi caliente esperma llenando la raja de mi madura suegra, sin embargo debía conformarme con arrojar mi semen dentro de mi ropa interior, escuchando sus suaves ronquidos en la habitación próxima.

Pero ahora con mi suegra fuera de la ciudad, yo caminaba por su dormitorio mirando su cama vacía, su olor estaba en toda la habitación, me senté en la orilla de la cama, corriendo suavemente las sabanas me metí dentro del lecho.

Hacer eso me excitaba muchísimo mas de lo que hubiera imaginado, estire mi cuerpo en la cama, y rápidamente me quite el calzoncillo permitiendo que mi verga completamente dura entrara en contacto con las sabanas con las que mi suegra frotaba su cuerpo cada noche, imagine sus enormes senos cayendo pesadamente fuera de su camisón mientras frotaba mi verga contra las sabanas, excitándome cada vez mas. Después de algunos minutos potentes chorros de esperma mojaban gran parte de las sabanas con que mi suegra cubriría su cuerpo otras noches.

Cuando Salí de la cama, con cuidado acomode de nuevo las sabanas y volví a mi cuarto. En parte me sentía culpable pero a la vez muy satisfecho por la experiencia.

No pensé mas en el incidente, aun después de que mi suegra regreso a la casa dos días después. Pero una tarde cuando regrese a la casa después del trabajo, vi algo en mi cuarto que me desconcertó y a la vez me aturdió y me avergonzó. Era uno de mis calzoncillos, doblado al pie de mi cama, sabia que yo no lo había puesto allí, trate de pensar como habían llegado ahí, en ese momento me percate de que esos eran los calzoncillos que tenia puestos el día que había entrado en la habitación de mi suegra hacia algunos días antes. Una vez que yo me había metido en su cama me los había quitado y aparentemente, me había olvidado de recogerlos.

Seguramente mi suegra los había encontrado cuando había arreglado su cama, no sabia que hacer, si me hubiese sucedido hace 10 años, hubiera sido menos vergonzoso, pero aquí estaba yo, un hombre de 30 años, atrapado con las manos en la masa. Me sentí completamente avergonzado.

Por supuesto no tenia el valor de mirarla, en los siguientes tres días, evite cualquier tipo de contacto con mi suegra, estaba tan avergonzado. Naturalmente eso no podría durar para siempre y cuando finalmente tuve el suficiente valor, cuando regrese del trabajo esa noche pase por la cocina y salude

"Buenas noches, señora"

"Hola Manuel, quiere comer" pregunto mi suegra

"NO gracias señora, vengo un poco cansado, voy a dormir" dije saliendo rápidamente de la habitación. Por lo menos el hielo había sido roto. Las cosas fueron más fáciles de nuevo, ninguno de los dos menciono nunca más el incidente de mi ropa interior.

Mi suegra acostumbraba tomar largos baños de burbujas y ella leería un libro o revista mientras lo hacia. Generalmente mantenía una reserva de revistas en un cajón junto a la tina. De vez en cuando ojeaba alguna de las revistas que leía mi suegra, casi todas eran revistas de investigación o de la iglesia. Sin embargo en esta ocasión, cuando tome un libro de sobre las revistas y lo saque para darle una ojeada, mi corazón se acelero.

Era uno de esos libros que se disfrazan como algo que no son, en este caso se suponía ser un trabajo serio sobre las causas del incesto, pero en realidad lo que contenía eran numerosas relatos de mujeres teniendo sexo con sus hijos jóvenes, de tías con sobrinos y muchos mas, muchos de los relatos eran hombres jóvenes teniendo sexo con mujeres mucho mayores.

Estaba muy confundido y excitado a la vez, mi suegra no tenia ningún hombre cerca de su vida en ese momento a excepción de mi, su yerno, además ella nunca había leído este tipo de cosas, o por lo menos nunca había dejado ninguno al alcance ce mi vista. Esto era algo nuevo y pensé en su significado.

Mi suegra debe haber deducido perfectamente como mi ropa interior acabo en su cama y quizás a fin de cuentas mi suegra tenia hacia mi sentimientos mas que maternales o familiares. Quizás sentía las mismas necesidades que yo tenia y había decidido buscar una forma de hacérmelas ver.

El viernes siguiente por la noche cuando regresaba del trabajo después de haber bebido algunas cervezas entre encontrándome a mi suegra en el salón, el resto de la casa estaba oscuro, podía escuchar el ruido de los grillos afuera en el patio que rodeaba la casa.

"Oh llega temprano yerno" me dijo. Mi suegra llevaba un camisón con una bata gruesa y larga sobre este, leía un libro y tenia un vaso con vino medio vacío sobre la mesa a su lado.

Reconocí el libro que mi suegra leía, era el mismo que había encontrado la vez anterior en el baño, el saber que mi suegra estaba leyendo aquellas eróticas historias me excito, sin saber como, impulsado por el deseo y el licor que había bebido camine frente a mi suegra y poniéndome frente a al sofá donde estaba sentada, decididamente lleve mis manos hasta el cierre de mi pantalón, deslizando hacia abajo el cierre, baje mi pantalón y mi calzoncillo, mostrando a mi suegra la poderosa erección que tenia.

Mi verga gruesa y larga salto firme contra mi vientre, mientras mi suegra mirando sorprendida lo que hacia, dejaba caer sobre el piso el libro que tenia en sus manos.

Su mirada estaba fija sobre mi verga que mostraba en todo su esplendor su longitud y vigor frente a ella.

Continúa

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