Siguiendo con raquel
Este relato, aunque independiente, podría ser la continuación del anterior de las becarias, de hecho recurro en este caso a una de las protagonistas.
Este relato, aunque independiente, podría ser la continuación del anterior de las becarias, de hecho recurro en este caso a una de las protagonistas.
Habían pasado varias semanas desde el improvisado trío que nos montamos en el despacho del trabajo las becarias y un servidor, nos comportábamos como si nada hubiese pasado pero lo sucedido estaba en el ambiente ente nosotros por las miraditas que nos echábamos los tres. Tras varios años por fin pude tirarme a María haciéndola incluso experimentar nuevas sensaciones como desvirgarle el culo e incluso sacar su lado lésbico, reconozco que María es mi debilidad pero no se me quitaba del pensamiento la actitud de Raquel aquella inolvidable mañana, toda una sorpresa comportándose a mi modo de ver como la más lasciva de las dos, recordar aquello me ponía muy cachondo y recurría a masturbarme pensando en ella, admito que quería volver a follármela a solas, y lo mejor que no me resultaría tan difícil después de aquel día, debía de tener la guardia baja y estar con ganas de sexo, entre otras cosas el habérmela beneficiado y no tener pareja podía ayudar a ello.
Para los lectores que se incorporen, les recuerdo que Raquel llevaba poco tiempo trabajando entre nosotros, era muy jovencita con tan solo 19 años, no era lo que se dice una mujer despampanante pero no tenía mal cuerpo, tampoco era una belleza pero no era fea más bien atractiva con unas sugerentes gafitas de pastas redondeadas, tenía algo y era mejor de lo que aparentaba, pelirroja muy estilizada con elegantes piernas delgadas aunque no huesudas, de cintura para abajo me resultaba muy sexi, bien proporcionada al menos para mí máxime tras haberla probado, con un buen culo respingón, cortita de tetas pero tentadoras una vez que las ves en acción con unos pezones rosáceos grandes y largos, Ojos marrones claros, y clara de piel aunque por efecto de la playa pasadas las semanas había cogido algo de más color, lo que la hacía más deseable para cogerla.
Deseaba verla cada día, no me estaba enamorando, eso no…, sentía solo un anhelo por estar de nuevo con ella, me supo muy sabrosa cuando me la follé y quería experimentarla de nuevo mucho más tiempo, a solas. La relación entre nosotros se estrechó mucho más desde aquella jornada por lo que solamente esperé que se me brindase la oportunidad. Y esta llegó, ojeando la prensa observamos las carteleras de los cines, fue entonces cuando hizo alusión a una película que quería ver, la miré y le dije como de la misma manera estaba interesado, mintiendo como un bellaco, y si quería podríamos ir a verla juntos el fin de semana. Me miró y con una sonrisa aceptó gustosa. Creo que captó el mensaje.
Llegó el sábado, el día elegido para ir al cine, Raquel se había encargado de reservar las entradas por internet, prefirió la última sesión por lo que quedamos a eso de las nueve de la noche para previamente tomar algo. Al recogerla me llevé una gran sorpresa, aquella no era la chica que veíamos todos los días, me resultó una lindeza, a Raquel se la veía bien sexy y muy elegante con su cuidada melena pelirroja a medio rizar plenamente suelta cayéndole por los hombros, sus labios estaban pintados de un rojo intenso y se cubría con un vestido blanco para lucir bronceado, de mangas cortas estampado con dibujos negros y rojos cuyo escote era generoso y la falda llegaba al medio muslo que junto a los taconazos blancos realzaban sus largas y lindas piernas así como el culo, lo mejor que tenía. Estaba muy apetitosa en aquellos instantes, muy deseable por cualquier hombre, de hecho todos los que pasaban la miraban con deseos carnales. Empecé a sospechar que ella también quería guerra y tenía ganas de polla por como se había vestido pero tampoco le di excesiva importancia pues era una mujer joven que salía una noche de sábado y se había arreglado.
No había muchas personas en el cine, y nuestras butacas se encontraban al final de la sala, al elegir estos sitios mis sospechas se acrecentaron lo que por otra parte me gustaba y me ponía, al sentarse se le subió la faldita dejando ver de frente unas eróticas braguitas blancas que se transparentaban dejando poco a la imaginación siendo al mismo tiempo un espectáculo ver aquellas piernas tan sensuales, reconozco que me vino una mediana erección. La película en sí era un verdadero tostón, al menos la chica era guapa y estaba cañón, hacia la mitad me hizo un comentario sin importancia pero nos quedamos mirando y llevado por ese lenguaje no verbal le agarré una pierna hundiendo mi mano en su carne rompiendo el hielo, dio un suspiro asintiendo con la cabeza, y como una tarántula mi mano avanzó hacía arriba por los muslos interiores hasta llegar a palparle el coño por encima de las bragas, hurgue y hurgue con el dedo corazón pasándolo frecuentemente por la raja estimulándole poco a poco el chochete que se iba calentando y mojando.
Tras un rato agradable acabé por sacar la mano y le llegó el turno a ella, hizo lo propio manoseándome primero el bulto y luego sacándome la polla completamente erecta, era la primera vez que estaba con el nabo al aire en una sala de cine, colocándola mirando al techo la cogió por el tronco e inició mansamente el habitual vaivén con una mano, estaba pletórico una chica me pajeaba despacio casi en público mientras miraba al cañón de actriz que desnuda estaba en la pantalla, disfruté mucho el momento terminando por correrme en su mano sacando un pañuelo de papel para limpiarnos. Hecho esto me la recogí dentro del pantalón cuando observo como Raquel se recuesta lateralmente en su butaca dejándome ver prácticamente su trasero provocándome, lo tomé como una invitación y levantando un poco la falda apartando otro tanto sus finas y suaves braguitas blancas le manosee exteriormente el coñito separando con delicadeza sus labios introduciéndole dos dedos que acogió de buen grado sin oponerse masturbándola a la vez que se retorcía de placer en la butaca por no poder gritar pero respirando aceleradamente en silencio no tardando mucho en correrse a satisfacción en mi mano, aquello era un torrente expulsando líquidos subiéndole un poco el vestido para no mancharlo, había tenido un intenso orgasmo. Uffff, aquello empezaba a ser el comienzo de lo que nos esperaba esa noche, no reconocía a Raquel ni por su apariencia ni por sus actitudes a pesar de haberme dado prueba de lo que era capaz, posiblemente esto pasa por hacerse una idea equivocada de las personas. Es un error propio del ser humano. Antes de finalizar la película abandonamos precipitadamente la sala para dirigirnos a mi domicilio a rematar la faena, ahora era cuando verdaderamente empezaba la noche y para lo que nos habíamos citado aunque ninguno de los dos lo reconociera de antemano.
En mi apartamento comencé por quitarle la ropa interior, dejándole solamente puesto el corto vestido deslizándolo hasta el ombligo para chuparle y amasarle las tetas cubriéndolas con la mano al tiempo que introduzco la otra debajo de la falda para acariciar el chochito y el culito respingón, “…te gusta esto ¿verdad?...te gusta que te lo soben…”, “…mira que pellizquito…¿te ha excitado Raquelita…?”, se estremecía y gemía ligeramente palpándome el paquete, la avivaba mucho este toqueteo, no podía más y me fui al baño a pajearme un poco, cuando regresé del lavabo comprobé como me esperó desnuda sobre la cama reclinando las piernas exhibiendo su sexo como una mercancía que ofrecer, en esta ocasión estaba depilado al completo con solo una delgada hilera de vello rizado muy cuidado en el pubis, ¡cómo me ponen!, todo indicaba que Raquel se había preparado para ser follada esa noche, no era producto de un calentón del momento.
Mientras me contemplaba me desnudé y recosté sobre ella a la vez que estiraba sus piernas, note sus pechos contra mi pecho, nuestras partes se acariciaban percibiendo como se calentaba el coño al sentir el contacto con mi pene erecto, si bien evitábamos de momento la penetración para centrarnos en los preliminares comiéndonos a lametones, besos y morreos en toda la cara, boca con lengua, orejas y cuello bajando hasta el pecho comiéndole aquellas pequeñas tetitas que tenía, me las metía en la boca mientras amasaba la otra, comencé a chuparle, lamerle y mordisquearle hasta la saciedad las aureolas y duros y erectos pezones en punta, esto la avivaba mucho cogiéndome las nalgas empujándome aun más contra ella; finalmente nos volteamos y era yo el que estaba debajo realizándome las mismas caricias con la diferencia que me cogía la polla estirándome el prepucio pero sin pajearme, sentía un gran cosquilleo que incluso llegue a pensar que me iba, terminó de sobarme cuando se incorporó sentándose encima mía y con una mirada de niña mala viciosilla me dijo “…ahora…métemela…fóllame… méteme tu polla…” , ni que decir tiene que lo deseaba desde hace semanas, observé como ella abrió sus piernas y hacía hueco en su húmeda vagina tomando mi polla introduciéndola hasta el fondo emitiendo fuertes gemidos, cuando se la encajó bien quedamos mirándonos y fue el momento en el que di varios embates levantando la pelvis si bien me señalo que esperase comenzando a cabalgarme lentamente como nadie lo ha hecho aun dejándome sin habla, solo jadeaba, movía su culo en redondo hacia la izquierda y las caderas hacia la derecha como una especie de danza exótica a la vez que jadeaba con la misma cadencia con la que me follaba sin perderme la mirada morbosamente, era bastante provocativo y erótico inclusive con la polla en su interior notaba como me empalmaba aun más, acaricié con la punta de mis dedos sus costados excitándola bajando hasta sus nalgas apretándolas mientras admiraba el leve bamboleo de sus pechos, recuerden parecido al de los flanes o natillas, que hicieron sentarme para morderlos, eso la puso a mil y pasado unos minutos comenzó a bombear arriba y abajo acompañándola levantando sus posaderas, estaba riquísima, yo veía como la polla entraba y salía de su coño aumentando la aceleración a medida que me bombeaba desenfrenada como una loca hasta llegar al cenit echando la cabeza para atrás, percibiendo como se venía entrándome también las convulsiones estallando los dos dando grandes gritos si bien continuamos con el polvazo hasta que no alcanzamos más arrojándonos sobre la cama extenuados. Realmente era como lo había fantaseado, Raquel no era una mujer promiscua pero…¡¡¡cómo follaba esta chica!!!.
Pronto se encargó de endurecerla de nuevo, se colocó de espaldas a cuatro patas bajando su cabeza hasta mi entrepierna para lamer primero el capullo y a continuación el tronco de arriba debajo introduciéndosela entera en su boca y chupármela saboreándola con apetito lujurioso, de nuevo tenía su lindo culo ante mis ojos con el palpitante coño abierto queriendo ser explorado, le manoseé los muslos y apreté las nalgas dándole algunas palmadas para finalmente introducirle la lengua tras separarle los labios mayores estimulándole ansiosamente el clítoris a gran velocidad hasta originarle un descomunal orgasmo muy pronto jadeando, gimiendo, retorciéndose, en definitiva poniéndose a dos mil cuando le tocaban el chochete hasta el punto de incentivar con creces su mamada que pasó de ser de suave a frenética hasta que me fui en su boca llenándola de semen manchando igualmente toda su cara por donde resbalaba el viscoso y pegajoso líquido, al tiempo que desde la vagina brotaba gran cantidad de líquidos manchándome, ¡¡¡indescriptible!!!. Aproveché para librarme de su boca y como seguía larga y dura empotrársela a cuatro patas por el coño tomándola por las caderas y las nalgas follándomela a diestro y siniestro dándole fuertes embestidas hasta el fondo de su vagina, no quedó pasiva y trabajó como de costumbre moviendo el culo de adelante hacia atrás y en redondo estando totalmente en pompa facilitando la penetración tras dejarse caer apoyando su rostro y brazos en la cama indicándome que le apretujase, pellizcase y diera cachetes en sus nalgas al tiempo que la metía y la sacaba, sus iniciativas eran lo que hacía que me gustase follar con ella…, hice lo que me pedía dejándole los glúteos como un tomate, estaba sobrexcitada por como gemía y respiraba, con tanta fogosidad supliqué penetrarle el culo tras quedarme la otra vez con las ganas. Estaba buenísima a no se por su escasez de tetas, ¡vaya polvos me estaba brindando!.
A sus diecinueve añitos aun no la habían follado por el culo, se asustó un poco pero al mismo tiempo vio proclive la ocasión, alguna vez tenía que ser la primera y se sentía atraída por el deseo de experimentar algo nuevo, tras pensarlo y un ligero titubeo accedió, “… si, sí… fóllame el culo, por favor… fóllame el culo… pero espera un ratito…” , continuamos follando dócilmente sentándose encima mía bajando el ritmo para guardar energías y no corrernos, “…siii… siii… siii…, así…así…suavito…muy suavito…para que…no te corras…y me riegues llenándome todo el culito…” me decía con voz de niña traviesa mientras su culo y caderas se balanceaban muy, muy, muy sensualmente, por mi parte hacía un gran esfuerzo para no eyacular viendo su retaguardia y su vaivén pensaba en como engañaba físicamente esta “niña”, ella no pudo aguantar y un orgasmo no tardó en llegarle, mientras tanto para relajarme y aguantar me embadurnaba los dedos con sus flujos vaginales metiéndolos por el ojete girándolos en el interior para dilatarlo levantando ella un poquito el precioso culo para ayudar a abrirlo algo más, cuando lo creímos conveniente pasé a penetrarle el culo, Raquel levantó un poco el culo facilitando la entrada, le abrí las nalgas clavando primero la puntita y después el resto muy poco a poco para no hacerla daño hasta pasados unos minutos llegar al fondo, mi polla estaba completamente dentro de su culo, personalmente me producía muchísima satisfacción metérsela por la virginal estrechez de su recto en tanto ella gritaba con sonoros gemidos y sollozos de dolor y placer, una vez encajada en el fondo descansamos un ratito para acto seguido emprender el recorrido bombeando cada vez más rápidamente metiéndola y sacándola, aumentando las embestidas progresivamente, sintiéndose más cómoda movía el culo en redondo estimulándome la tranca un poco más creciendo en su interior, como sabía de su debilidad le pasaba la palma de mi mano derecha por el conejo excitándola a más no poder, “…como te gusta que te toque el coñito…¿verdad que sí?...putita…” le refería cuando el placer para ambos era intenso corriéndonos al unísono llenándole el interior de mucha leche calentita sintiéndola como se deslizaba por el interior de su cuerpo, en ese instante anecdóticamente recordé como imprevistamente había estrenado el culo de las dos becarias.
Todavía echamos un polvo más en la posición del misionero, y tras una intensa conversación acompañada de numerosos besos y toqueteos nos quedamos dormidos, la noche había sido larga y provechosa. Al despertarme Raquel no estaba junto a mí, “¿se habrá marchado sin decir nada?”. No lo creía e incorporándome de la cama caminé desnudo por la casa buscándola, la vi en la cocina de espaldas preparando el desayuno, vestida simplemente con una camisa de color gris plomo que me había cogido del armario, ¡Cuánto erotismo despierta una mujer así vestida!, al verla se me puso como un caballo y colocándome a su espalda situé la tranca entre las nalgas apretándolas al mismo tiempo para a continuación pasar mis brazos por la cintura dándole un beso en el cuello y orejas empujando más mi polla contra su culo, al notar el tamaño duro del miembro entre sus posaderas se acomodó a él empujando hacia atrás, “te gusta, mi putita…como te gusta una polla…”, “no tuviste suficiente ración anoche…” le dije tocándole el coño sabedor que la excitaba poniéndola cachonda como una perra en celo, percibía que anhelaba ser follada por lo húmedo que lo tenía, “¡…cómo te gusta que te soben el coñito…!”, la tomé por las caderas y las nalgas e inclinándola para adelante arqueando la espalda viéndole su culito presto, más espectacular si cabe, comencé a besarle las nalgas, la mantuve así un tiempo jugando con mi pene en los exteriores del excitándola sobremanera para concluir hincándosela por la vagina, solo me dijo que la follara fuerte y bien que estaba muy salida, gemía y jadeaba abundantemente encantada, aceptando con gozo los empujones que le suministraba que gradualmente eran más enérgicos, todo era bastante rico para ambos, ella movía el culo de arriba hacia abajo y de adelante hacia atrás excitándome a más no poder durante la follada, al rato comenzó a correrse rápidamente y al ver que comenzaron mis espasmos solté un potente chorro caliente mezclándose el semen con sus líquidos vaginales. Fue excitante.
Al día siguiente en el trabajo, María nos vio un ligero brillo de complicidad en las miradas que Raquel y yo nos lanzábamos, hasta que nos dijo boquiabierta “ustedes…, ustedes dos… ¡habéis follado!… ¡ustedes habéis follado!...esa salida al cine…uhmmm…”, y volviéndome la mirada me comentó entre bromas “…bueno está bien… ¿Cuándo me toca a mí…?”. No me lo podía creer, con el tiempo con María tuve una cogida más mientras tanto Raquel y yo habíamos convenido quedar esporádicamente para follar a nuestro gusto sin compromiso alguno.