Sigues siendo mia

Fantasía, dominación, lesbianas.

Ya había llegado el verano, ¡por fin tenia vacaciones! Llamé a mi novia y le dije que si quería ir a dar una vuelta, de tiendas, a lo que ella me respondió que sí, muy contenta.

Fui a darme una duchita, me depilé enterita para la ocasión, pues hacia un par de semanas que no podíamos vernos por culpa de mi trabajo. Me ricé el pelo, me maquillé un poquito, un poco de rímel y pintalabios rosa. Me dirigí al armario para ver que me ponía, al final escogí la minifalda vaquera, una camiseta rosa escotada y las sandalias romanas, no me puse ropa interior, pues me encanta ir sin nada.

Preparé mi bolso y la cámara de fotos y fui a coger el coche, en 15 min habíamos quedado y ella vivía a 10 min de mi casa.

Llegué a su casa y le mandé un mensaje “ Cariño ya estoy abajo, ¡baja ya!” Salí del coche a esperarla fuera. A los dos minutos salió de su portal, iba vestida con unos pantalones tejanos y una camisetita lila de tirantes, y  bambas, estaba preciosa, me entraron ganas de hacerle de todo nada más verla. Vino corriendo hacia mí, me abrazó y nos besamos. Entramos en el coche y nos dirigimos al centro de la ciudad, donde estaban todas las tiendas y los bares. Por el camino no paraba de decirme lo guapa que estaba y lo bien que me sentaba el “verano” sin dejar de echar ojo a mi escote y a la minifalda.

Llegamos, aparcamos en mi parking  y salimos a dar una vuelta.

Ambas estábamos muy contentas de vernos por fin, íbamos cogidas de la mano, viendo como algunas personas miraban mucho. Lo primero que hicimos fue ir al bar irlandés a tomar unas cervezas fresquitas para poder charlar un rato. Nos sentamos en la terraza, contándonos como había ido nuestra semana, mientras fumábamos un cigarro y tomábamos la cerveza.

De repente recibí un mensaje al móvil,

-No fumes que es malo!

Miré alrededor pero no le veía -me esta viendo? – o es una casualidad.. debe ser eso, no puede ser que esté aquí, él nunca viene por aquí. Así que decidí ignorarlo.

-Estás preciosa con esa minifalda ;) supongo que sin tanga debajo, verdad?

-¿Dónde estás? ¿Qué quieres?

-Aquí las preguntas las hago yo, quiero ver si aún sigues tan bien enseñada como antes.

-No, no llevo tanga..Ya sabes que me encanta ir sin.

-Demuéstramelo, ve al baño y hazte una foto.

-Si, Amo.

Me levanté de la silla algo nerviosa,

-Cariño voy un momento al baño.

-Te pasa algo? Tienes mala cara

-No, estoy bien, me duele un poco la barriga, ahora vengo.

Le di un beso y me dirigí al baño. Dentro del bar había muchos hombres que me miraban al pasar, le busqué a él, pero no le encontraba, y eso me ponía más de los nervios aún.

Entré en el baño, me subí un poco la falda y me hice la foto que me ordenó y se la mandé.

Estaba asustada pero a la vez me mojaba por momentos.

Me volví a poner bien la falda y salí para fuera. Me senté delante de mi novia y seguí tomándome la cerveza.

A los dos minutos me llegó otro mensaje,

-Sigues siendo una buena perrita, ese coñito es mío. Te dejo tomarte la cervecita con tu novia.

Por fin, pensé. Que angustia, si mi novia se entera de esto, no le haría ninguna gracia. Me relajé y seguí charlando con ella. Íbamos a pasar la noche juntas, pues estaba sola en casa y me moría por follármela.

Nos acabamos las cervezas y nos fuimos a la zona de tiendas, primero entramos a un Foot Locker, pues ella quería comprarse unas bambas nuevas.

Salimos y fuimos a comprar ropa, que a las dos nos hacía falta, empezamos a mirar ropita, cada una con su estilo, completamente distinto. Cuando ya teníamos mucha, nos dirigimos al probador, no nos dejaban ir en el mismo, así que nos pusimos en dos probadores que estaban de lado para poder enseñarnos la ropita.

Me estaba probando la ropa cuando me llegó otro mensaje,

-Vístete y entra al probador de tu novia. Quiero que te la folles para mí, y quiero fotos.

-Si, Amo.

-Ah, y ni se te ocurra correrte.

-De acuerdo, Amo.

Me puse otra vez mi ropa y entré en el probador de mi novia.

-¿Nena, que haces?¡ Que nos pueden pillar!

-Me da igual, quiero follarte, aquí y ahora.

Sin mediar palabra se lanzó a besarme, empezó a meterme mano, mientras yo la quitaba la camiseta, metió la mano entre mis piernas, subiendo hacia mi coño, de golpe se paró, me miro y me dijo,

-¿No llevas bragas?

-Ahá, ¿te disgusta?

-Al contrario, me pone mucho más cachonda.

La cogí del pelo y me senté, haciendo que se arrodillara ante mí,

-Cómeme el coño

-Pero..¿Aquí?.

-Si, venga.

Me subí la falta y tiré de su pelo, acercándola a mi coño. Yo estaba muy mojada, estaba muy cachonda, hacía tiempo que no lo estaba tanto y ella nunca había hecho algo tan atrevido como eso. Empezó  a comerme el coñito solo como ella sabe, con más ganas que nunca.

Yo estaba cardíaca y tuve que retener mis gemidos, porqué sino podrían escucharnos.

Saqué el móvil y le hice algunas fotos, no se veía su cara, solo mi coño y su boca. Esas fotos no tenían precio, era la primera vez que le tiraba fotos así.

Tiré de su pelo y la aparté de mí, hice que se levantara, la besé llenándome de mis propios flujos, relamiendo su boca, sus mejillas..

-Bájate los pantalones, y tócate.

Asintió con la cabeza y lo hizo. Ahí la tenía en el probador de una tienda, de rodillas ante mí, tocándose para mí. Yo no dejaba de pensar en él, en los mensajes, en porqué hacía eso, pero eso aún me ponía más cachonda. Aproveché para hacerle algunas fotos también, donde se me veía a mí también por el espejo.

Ella no dejaba de tocarse, mientras yo no podía evitar tocarme también.

Recordé que no podía correrme, así que paré. Me levanté del asiento, me arrodillé al lado de mi novia, la besé y me acerqué a su oído,

-Córrete, córrete para mi pequeña.

Ella me miró, estaba muy sofocada, notaba que estaba a punto de explotar, así que empecé a besarle el cuello, a acariciarle los pechos y cuando noté que se iba a correr la besé, ahogando su grito, notando como se corría, agarrándola fuerte, diciéndole que respirara.

Cuando recuperó la respiración, nos vestimos, cogimos la ropa que queríamos y fuimos a pagar. Mientras mi novia pagaba la ropa, aproveché para mandarle las fotos a él.

-Aquí las tiene, espero que le gusten.

Al minuto respondió,

-Sigues sorprendiéndome cachorrita, estoy orgulloso de ti.

-Gracias, Amo.

Durante un buen rato no  recibí más mensajes suyos. Así que yo y mi novia seguimos dando un paseo por el centro, disfrutando de ese día soleado. Planeando una escapada a la playa para ese mismo fin de semana, teníamos que aprovechar las vacaciones.

De repente me paró, me besó y me dijo,

-Nena… no me esperaba que hicieras algo así, en un lugar público..

-¿No te ha gustado?

-No no, no es eso… me ha encantado, ha sido.. muy excitante, has estado increíble.

-Tu más pequeña, después miraremos las fotos.

-¡De acuerdo!

Estaba anocheciendo, pronto cerrarían las tiendas, así que empezamos a buscar un sitio bonito para cenar, me apetecía una cenita romántica con ella.

Pasamos por delante de un sex shop nuevo, tenía pinta de ser muy grande. Me hubiera gustado entrar pero a ella le dan un poco de vergüenza estas cosas.

A los 2 min me llegó otro mensaje,

-Retrocede, entra en ese sex shop y cómprale algo bonito a tu perrita, ya me entiendes ;)

-Sí, Amo

Me paré y le dije a mi novia que me esperara, que iba entrar al sex shop, le iba a comparar una sorpresilla. Se quedó un poco asombrada, pero no se opuso.

Entré en el sex shop y busqué cuatro cosillas, un pequeño collar negro, un huevo vibrador rosita  y un vestidito de rejilla. Fui a pagarlo.Salí a buscarla, metí todo en el bolso, dejando a mano el huevo.

Fuimos a cenar a un restaurante italiano que nos gusta mucho. Mi novia se sentó y me acerqué a ella, le besé la mejilla y le dije- toma, ve al baño y póntelo-. Sin mirar siquiera lo que era, se dirigió al baño. Yo la esperé sentada, mientras miraba qué cenaríamos esa noche.

Cuando volvió estaba sonrojada, excitada y nerviosa. La miré y sonreí pícaramente.

Vino el camarero y empezamos a pedir la cena, yo aproveche para jugar un poco y encendí el huevo, ella dio un pequeño bote y yo me reí, en esos momentos debía odiarme.

El camarero hizo como si no hubiera visto nada y  se fue.

Durante la cena seguí jugando con ella a mi antojo, estaba pasándolo en grande, ya estaba yo más relajada y ella también se estaba divirtiendo, aunque sé que le daba vergüenza todo eso.

Cuando estábamos tomando los postres volví a recibir otro mensaje,

-Lo estás haciendo muy bien, ya es tuya. Esta noche cuando lleguéis a casa, dejarás la puerta entreabierta, te estaré viendo, hazme sentir orgulloso cachorrita. Me encantas.

-Si, Amo, así lo haré.

Nos acabamos los postres, pagamos y fuimos a por el coche. Por el camino estábamos las dos muy alteradas, ella cachonda por la situación, y yo por pensar en lo que iba a hacer esa noche, que él me estaría viendo y que no sabía que es lo que pasaría luego.

Cogimos el coche y nos fuimos para casa. Por el camino yo seguía jugando con el huevo, riendo como una niña pequeña al ver a mi novia sufrir de placer.

Cuando llegamos a mi casa, sabía que él no tardaría en llegar, así que dejé la puerta entreabierta y me dirigí a la habitación con mi chica. Abrí el bolso y saqué lo que le había comprado. Le tapé los ojos, no quería que lo viera hasta que lo llevara puesto.

Empecé a quitarle la ropa poco a poco, mientras besaba su piel por casa sitio donde pasaban mis manos. Una vez desnuda le puse el vestido de rejilla, y el collar. Estaba preciosa, aproveché y le eché una foto. Estaba asustada pues no sabía a qué se enfrentaba esa noche.

La abracé por detrás,

-Confía en mi cariño, no te haré daño.

La coloqué delante del espejo y por fin le quité la venda, al verse vestida así, se quedó sin palabras, se acarició el cuerpo cubierto por esa red, tocó el collar, me miró a través del espejo y me sonrió pícaramente. Buena señal, pensé.

La hice sentar y fui a vestirme yo, es noche iba a llevar yo también mi vestido de red. Pero esta vez no sería yo quien llevaría collar.

Volví a la habitación, y encendí unas velitas para crear más ambiente. Ella me miraba inquieta, me seguía con la mirada por toda la habitación, nerviosa, excitada, impaciente.

Sin esperarlo recibí otro mensaje,

-Tan obediente como siempre cachorrita, os estaré viendo. Estoy impaciente por ver qué le has comprado.

-Ya sabe que siempre obedezco, Amo. Disfrute del espectáculo, me encanta sentirle cerca otra vez.

Abrí la puerta de la habitación, para que él pudiera vernos. Volví a vendarle los ojos a mi chica, pues no quería arriesgarme a que le viera espiándonos.

A ella le gustó la idea, pues todos los sentidos se disparan cuando no ves lo que pasa.

Cogí una cadena de tenía en el cajón y se la até al collar,

-¡Arrodíllate! Ven hacia mí.

A cuatro patas la paseé por la habitación, hasta al dar media vuelta, no me había percatado de que él estaba en la puerta mirando, sin mediar palabra, mirándonos a las dos de arriba abajo.

El corazón me dio un vuelco, no podía creer que estuviera allí de verdad y que yo estuviera haciendo esto sin que mi novia supiera nada de esto.

Tiré de la cadena de mi chica, hice que se levantara, la puse contra la cama, con el culo en pompa. Preparé mi fusta y las esposas.

Llevé sus brazos a la espalda, y le puse las esposas, al notar el frio del metal se estremeció.

Empecé a acariciarla por todo el cuerpo, la espalda, el culo, las piernas, su suave coñito, ella también estaba muy mojada. Introduje dos dedos en su coñito y suavemente empecé a masturbarla, acariciando su clítoris con el dedo pulgar. Aumentaba el ritmo cada vez más, notaba como su respiración se aceleraba mucho y empezaba a gemir,

-Nena, vamos a jugar un poco. Demuéstrame lo que puedes aguantar.

-Si!

Cogí la fusta y le acaricié el culo con ella, los muslos, el coño… suavemente para que se hiciera a la idea de qué podía ser.

Primero empecé con pequeños golpecitos, ella reaccionaba bien. Seguí un poco más fuerte, se quejaba un poco más, pero aguantaba. Finalmente empecé a golpearla más seguidamente y mucho más fuerte, a lo que ella no reaccionó tan bien, se quejaba mucho, pero yo no paraba, sabía que podía soportar eso.

Dejé la fusta y seguí con la mano, ya tenía el culo muy rojo y dolorido, La azoté un poco, hasta que se me fue un poco la mano y escuché como empezaba a llorar.

Le miré a él que miraba con los ojos abiertos como platos, me miró a los ojos y me hizo una señal para que parara. Cogió el móvil y me mandó un mensaje, ya que no podíamos hablar.

-Eres sorprendente, lo haces muy bien. Cálmala y deja que se corra, cómele el coño que quiero ver como lo haces. Ah, y nada de correrte, cuando acabe ella a dormir.

Le miré y asentí con la cabeza.  Me acerqué a mi chica, la abracé y la besé,

-Ya esta pequeña, lo has hecho muy bien, has aguantado como una campeona.

-Gracias, lo he hecho por ti.

-Lo sé, gracias.

Le quité las esposas, la tumbé en la cama, sin quitarle la venda de los ojos, la besé, seguí besándola por el cuello, los pechos, lamiéndole los pezones, mientras bajaba mi mano a su entrepierna, y empezaba a acariciarla. Enseguida empezó a gemir, fui bajando, besando su barriga, hasta llegar a su coñito. Lamí las inglés y poco a poco fui acercándome a su coño, notando su calor y su humedad. Empecé a comérselo, jugando con su clítoris, con sus labios, acariciando su cuerpo a la vez. Notaba que iba a correrse, aceleré el ritmo, sin parar, hasta que se corrió en mi boca, paré y entre sus temblores, subí a besarla. Le miré a él en la puerta, temblando, con un enorme bulto en la entrepierna.. Le señalé que se escondiera un poco, que le iba a quitar la venda a ella.

Me puse encima de ella y le quité la venda poco a poco, mirándola a los ojos y sonriendo. Ella tenía el rímel corrido y lágrimas aun por las mejillas, se las lamí,

-Tus lágrimas me pertenecen.

Sonrió y me besó. Me preguntó si yo no iba a correrme, pues le parecía raro y le respondí que no, esa noche era para ella, yo no iba a correrme.

Nos quitamos la ropa, ella duerme desnuda, pero yo me puse mi camiseta rosa de tirantes.

Nos tumbamos en la cama,

-Buenas noches cariño, me ha gustado mucho lo de hoy, me siento más cerca de ti ahora.

-Buenas noches nena, esto es solo el principio, duerme bien.

Ella se durmió enseguida, pues estaba exhausta, yo estaba a punto de caer también, pero estaba nerviosa porque no sabía que es lo que iba a hacer mi Amo.

Cuando estaba medio dormida ya, note que alguien se metía en la cama y se arrimaba a mí, me besaba el cuello, me acariciaba los pechos..

Ese cuerpo, ese olor, esas manos y esos labios...Eran muy conocidos, deseaba volver a tenerlos cerca.

Sin decirme nada, me puso mi collar, no sabía de donde lo había sacado, imagino que yo estaba medio dormida y no me habría enterado.

-Esto es tuyo, ¿o acaso te habías olvidado ya cachorrita?

-No, Amo, no lo había olvidado.

Estaba algo nerviosa, porque mi novia estaba durmiendo a medio metro de nosotros.. y nos podía pillar.

Notaba como él estaba ardiendo, podía notar su polla dura dentro del pantalón.

Me acarició el culo, el coño, las piernas, el pecho. Se bajó los pantalones un poco para sacar la polla, me tapó la boca con una mano, y empezó a follarme en cucharilla, primero poco a poco, notaba como entraba su polla dentro de mí, yo estaba muy mojada, hacía meses que no sentía su polla y eso me ponía perrísima. Empezó a follarme más rápido, más duro, yo era casi incapaz de contener mis gemidos, pero me daba igual todo en ese momento.

Paró en seco y se levantó de la cama, cogió la correa y me la puso,

-Arrodíllate y sígueme. Quiero verte como la perrita que eres.

Yo asentí con la cabeza y hice lo que me dijo, me llevó hasta la habitación de al lado,

-Túmbate en el suelo perrita.

Me tumbé, y él empezó a follarme en el suelo, cual sucia perra. Me cogió del pelo, me hacía daño, y empezó a tirar cada vez más, sin parar de follarme.

Me hizo levantar y me tiró contra la cama,

-Pon el culo en pompa.

Me puse en pompa y segundos después me azotó, noté su mano como nunca, lo hacía con más rabia que nunca, uno detrás de otro no paró de azotarme, hasta que le pedí por favor que parase. Paró y me dijo que ahora venía, que me estuviera quieta.

Volvió al minuto y note un fuerte fustazo en el culo, no pude evitar soltar un fuerte chillido.

Uno detrás de otro, cada vez el dolor era más insoportable, nunca me había pegado así.

Le supliqué,

-Por favor Amo, se lo suplico no puedo más, pare por favor, ¡se lo suplico!

-Ven aquí.

Me acerqué a él, me besó y se puso de pie al lado de la cama, yo me arrodillé en el suelo y empecé a chupársela. Él empezó a follarme la boca más fuerte que nunca, yo babeaba y me venían muchas arcadas, se me escapaban las lágrimas. La sacó de mi boca, yo la abrí y él se corrió dentro de mi boca, llenándomela completamente.

-No te la tragues.

Me esperé en esa posición, con su leche en mi boca, rebosando, y él me hizo un par de fotos.

-Trágatela.

Me cogió del pelo, me levantó y me tiró en la cama. Me puse bocarriba, mirándole.

Él se puso encima, me besó, y me volvió a besar una y otra vez. Bajó con la boca a los pezones, empezó a lamerlos, luego a morderlos. Empecé a gemir.. y con la mano empezó a masturbarme.

Había olvidado sus dedos, siempre me habían hecho estremecer,  no pude aguantar ni un minuto, me corrí, me corrí en sus manos, temblando, todo el cuerpo me temblaba, no podía controlarlo,  intentando respirar, él me cogía las piernas para que no me hiciera daño. Se me quedó mirando un buen rato, sonriendo, como siempre hacía, me acarició la cara, y me besó.

-Sigues siendo mía cachorrita, ahora y siempre, no lo olvides nunca.

-Siempre tuya, Amo.