Siguen mis cuernos

Un excelente fin de semana compartiendo su tiempo con su amigo y conmigo.

Viaje a Mazatlán.1

Yo estaba en mi oficina, trabajando en mi "compu", como siempre. Mi mujer se acercó y me dijo: - Tendré que ir a un curso de capacitación a Mazatlán.

No contesté; la miraba y la observaba detenidamente; observaba la manera cómo me veían sus negros ojos, cómo estudiaba mis gestos, la manera cómo golpeteaba mi pluma sobre el escritorio.

¿Cuándo?. Acerté a preguntar

el fin de semana

¿Con quién vas?, le pregunté mientras volvía a poner mi atención en el teclado y la pantalla

Con el Director jefe y su secretaria

Con "tú" chico y su secre vaya, vaya. Pues yo también necesito estar el fin de semana allá, Agustín quiere que lo apoye en ver algunas. Yo tengo que estar el viernes por la mañana allá; probablemente regrese a casa el sábado por la noche o el domingo por la mañana. ¿Cuál es tu plan? - Le pregunté.

El curso comienza el viernes por la tarde, un coctel de bienvenida por la noche y el sábado es todo el día y una cena por la noche. Tal vez me regrese el sábado con alguien que no quiera quedarse a la cena o el domingo por la mañana.

Ojalá te quedes en mi habitación cuando llegues a Mazatlán, sabes que me encantaría; te dejo una copia de la llave en recepción y nos vemos en la noche, yo llegaré algo tarde.

¿Con quién me voy para allá?

Amor, Yo salgo a Mazatlán el viernes como a las 5:30 de la mañana, no creo que puedas o quieras irte conmigo tan temprano. Además, va "tú" jefe ¿qué no?

No seas pesado ¡¡

Amor, ¿a mí por qué me preguntas eso?, tú ve cómo te vas, allá nos vemos

Mamón, repitió mientras me hacía una mueca de disgusto con sus labios.

El jueves por la noche, jugueteando en la recámara, me ofrecí para ayudarla a escoger la ropa que usaría en su curso; me dijo que no la ayudara porque ya se imaginaba que sólo le escogería minifaldas. Aún así, yo podía observar una mirada coqueta, su sonrisa pícara al preguntar, - ¿el viernes cómo a que horas regresarás al hotel?.

  • Tú haz tu agenda, no te preocupes por mi, nos vemos en la noche cuando regreses de tu cóctel de bienvenida.

Y mientras la abrazaba fuertemente le dije:

Ve al cóctel con tu minifalda rosa, tus zapatos altos rosas y una linda tanguita.

Ya empezaste¡¡

El viernes llegue temprano a Mazatlán, antes de salir a las plantaciones me registré en el Hotel Playa; un hotel tranquilo, no muy lujoso pero que es muy lindo por sus jardines, por estar a la orilla de la playa y por el trato amable de su gente (se los recomiendo). Agustín y yo salimos hacia la costa en dónde trabajé en varios ranchos sin tener tiempo de venir a la ciudad a comer. El regreso al hotel fue como a las 7:30 de la noche, al entrar a la habitación del hotel pude observar que mi mujer ya había llegado al puerto, su presencia femenina y ordenada inundaba el ambiente. Mi ropa ya no estaba sobre la cama ni mis zapatos debajo del mueble de la Tele; hasta los papeles que apuradamente dejé sobre la cama, ahora estaban en la mesita de trabajo con sus plumas al lado y la computadora conectada, esperando mi llegada para hacer los reportes.

Revisé todo el cuarto; sus pinturas se hacían presentes en el baño, su ropa en los cajones. Me gustó sentirla; su presencia siempre llena mis espacios.

Me tiré en la cama a ver televisión y tenía la duda de pedir algo para cenar en mi habitación o esperarla para cenar, cuando recordé que ella tendría un cóctel en su curso; de tal forma que salí al restaurante y me senté en una mesa con vista al mar. No sé que me supo más sabroso si el sabor de esas enchiladas mexicanas, verdes por cierto, o las tres cervezas medias, marca Pacífico cual debe ser, que me cayeron como del cielo. Lo cierto es que me levanté "entonado" y para seguir viendo televisión pedí servicio a la habitación; una Modelo en bote y unos cacahuates.

Desperté de repente, eran cerca de las dos de la mañana. No recuerdo en que momento apagué la Tele, mi mujer aún no había llegado; pero, en ese momento, como si mi despertar hubiese sido por un aviso, la oí llegar; que agradable sorpresa, traía puesta la minifalda rosita que tanto me gusta verle y lo mejor de todo, sin "bra", lo que hacía que su figura delgadita se viera más estilizada.

Me levanté de la cama y fui hacia ella, la abracé y besé con mucho deseo; me dio un sabor ligero a vino. Ella también me besó con deseo, paseando su lengua en mi boca.

Vienes tomadita – le dije mientras le besaba el cuello

Sólo un poquito

Ricura me encantas, ¿llevaste tu sombrero de charro para espantarte a los atrevidos?

Pa´qué, luego nadie se me acerca.

¿Bailaste?

Sip

Ricura, ¿y te apretaron así?,- le dije mientras la apretaba a mi pecho y con mis manos sujetaba fuertemente su trasero.

Un poquito – me dijo, separándose y alejándose rumbo al baño; sin dejar de verme con esa sonrisa coqueta que tanto me encanta.

Me acosté de nuevo esperando que saliera del baño, apagué las luces con la esperanza de que tuviésemos un rico encuentro. Cuando salió, se metió entre las sabanas y me dió la espalda. La volteé y empecé a besarla en la boca

¿Cumpliste mi fantasía?- le dije excitadísimo

Movió las manos con esa seña que indica "más o menos"

¿ Qué quieres decir con eso?

Pues eso, que sólo un poquito

Su sonrisa pícara me excitaba demasiado y esa actitud casi infantil de acurrucarse en mis brazos me volvía loco.

  • ¿Qué hiciste mi amor? ¿Me cumpliste mi fantasía?

poquito

¿Cómo fue?, le decía mientras la comía a besos. ¿Te dejaste manosear mientras bailabas?

No, ¿ enfrente de todos?. Soy una señora casada.

¿Pues, qué pasó?

Que al salir del bar, él me ofreció un "raite" y pues......, nomás

¿Qué pasó al salir?, dime

Pues que nos recargamos en su carro y comenzamos a besarnos, él me acariciaba mi pelo, me apretaba de la cintura y acariciaba por toda mi espalda y mis nalgas

Mira como me has puesto. Le dije mientras le hacía tocar mi pene en completa erección.

Como no traía "bra" pues era muy fácil que me acariciara mis pezoncitos, al grado que me subió la blusa y ahí en plena calle me los besó tiernamente.

Si cómo no, solo ha de ser porque no llevabas "bra"

Pues eso lo facilita, ¿o no?

Y tu decencia, ¿qué no dijiste que eres una señora casada?

Amor, a esa hora, con copas en mi sangre y las ganas que le tengo a ese tímido

¿Y qué más hicieron?

Pues, en el carro me levantó la minifalda y me acarició mi "cosita" haciendo a un lado mi tanga; te juro que eso me puso a mil amor, no me pude contener y lo monté para besarlo de frente y que tuviera mis pechos en su cara

¿Te cogió en el carro?

No, sólo nos acariciamos, pero resulta que está hospedado aquí en este mismo hotel y me invitaba a su cuarto

¿Y fuiste?

No, ya era muy tarde, sólo dejé que aquí afuera de nuestra habitación me diera un fajesote

¿Cogiste paradita?

Un poquito, pero es que él ya estaba desesperado, sino lo dejo meterme su "cosita" ahí estuviera en la puerta dando guerra. Yo le decía que no hiciera ruido porque tú deberías de estar acostado

¿Cómo fue que te lo hizo?

Me recargó en la pared y ahí estuvo metiéndola despacito, sabrosito; con la blusa levantada y la falda en la cintura. Así rico, hasta que terminó

¿Te gustó?

Mucho, y recuérdalo, lo hice por ti, para darte gusto, y ya déjame dormir.

Llegue a la conclusión que los ruidos que hicieron afuera de la habitación debieron de ser los que me despertaron. No tuve más remedio que dejarla dormir; el viaje, la comida, el tedio de las pláticas de su curso, el cóctel, Ahhh, y la cogidita, debieron haberla cansado. En un instante estaba dormida y yo a su lado; contemplándola, sabiendo que al día siguiente era muy probable que pasaran más cosas interesantes.